miércoles, diciembre 31, 2008

Así fue 2008

Se acaba 2008, un año en el que han pasado muchas cosas. Como en todos, se podrá decir. Y quizá sea verdad. Pero es que de verdad han pasado muchas cosas. ¿O acaso no es 2008 el año en el que Estados Unidos eligió por primera vez un presidente negro? Obama, el protagonista de este año sin duda alguna, llegó como salvador. Si lo es, lo tendrá que confirmar en 2009, cuando ponga fin a los nefastos ocho años de Bush en la Casa Blanca, noticia que por si sola ya era tremendamente positiva, al margen de quién ocupara su lugar. Obama sólo ha tenido un rival en las páginas y los informativos de los medios: la crisis. Esa economía de la que tan poco sabíamos y de la que ahora todos somos expertos. Hipotecas subprimes, euribor, IPC, inflación y paro ya son términos del día a día. La crisis, la noticia de 2008. Y de 2009. Pero no tanta crisis para algunos, que ya sabemos que siempre hay algunos que se las arreglan para salir de estos desaguisados.

La huelga de los transportistas nos anunció un año económico duro, el precio de la gasolina nos colocó en el peor de los escenarios y luego llegó lo que tenía que llegar. Empezaron a caer bancos por todas partes. En España no. Pero aquí sí se tambalearon las inmobiliarias. De las grandes sólo se hundió Martinsa-Fadesa, pero el agujero es grande. Como el de los pisos sin terminar que pueblan la geografía española. La construcción cae y eso genera paro. Vuelve el alquiler como forma de vida, aunque a pasos muy lentos. El sector del automóvil también cayó y sigue cayendo en picado. Planes de emergencia cuyos resultados no llegan a la gente, a pesar de los famosos 400 euros de Zapatero. Subió el precio del arroz y nos dimos cuenta de que teníamos también un problema en el sistema alimentario mundial. Y nadie de los que mandaban se dieron cuenta de que todo ésto iba a pasar. Eso debe ser malo. Y por eso quisieron hacer algo en Washingtyon esos que forman el G-20. Con Zapatero allí sentado.

Y en España Zapatero ganó otra vez las elecciones generales, y van dos. Rajoy perdió otra vez las elecciones generales, y van dos. Si nada lo remedia, y hay muchas cosas que lo pueden remediar, en 2012 los dos políticos harán su hat trick particular. Para bien o para mal, que de todo hay, el año político fue también el año de la mujer. Zapatero hizo un gobierno con más mujeres que hombres, el primero de la Historia, y si hay alabanzas para Carme Chacón no hay más que crítica para Bibiana Aído. Rajoy, tras su amago de dejarnos y antes de que Esperanza Aguirre proclamara la guerra, le dio poder a Arenas y al PP valenciano y colocó a dos mujeres en la vanguardia popular: María Dolores de Cospedal y Soraya Sáenz de Santarmaría. Si ya lo dejó claro Rajoy cuando sacó a la niña en el debate... Porque hubo debate antes de las elecciones, dos de hecho, y eso ya era noticia.

Será por eso que Zaplana dejó la política y Acebes se convirtió en un pluriempleado diputado raso. ¿Y Pizarro? El abandono más triste fue el de Leopoldo Calvo Sotelo, que se convirtió en el primer presidente de la democracia en morir. Quizá la mayoría pensaba que ese iba a ser Suárez, sobre todo cuando se publicó esa bonita fotografía de su encuentro con el Rey, ambos de espaldas, como dos viejos amigos aunque no sabemos si se reconocieron. Ibarretxe se quedó sin una consulta que él ya sabía que no iba a poder hacer. La Constitución, mientras tanto, cumplió nada menos que 30 años mientras el Congreso se ve más vacío que nunca por mucho que Bono, presidente de la Cámara Baja, lo señale primero y lo intente explicar después. Y el 2 de mayo cumplió 200 años. La Constitución Europea no llegó ni a vivir y su muerte se certificó en Irlanda. Garzón quiso procesar a Franco. Y certificó su muerte, claro. Pero abrió vías y debate.

La crisis lo ocultó casi todo, pero algunos asoman la cabeza porque su miseria no les deja hacer otra cosa. Con la triste llamada de atención a los medios del 31 de diciembre en forma de atentado contra la libertad de expresión e información, ETA puso fin a otro año de inexplicable, incomprensible e irracional violencia en el que asesinó a cuatro personas. ¿Para qué? Ni ellos mismos lo saben. Y por eso cayeron hasta tres cúpulas de la banda terrorista y asesina. Tres números uno. Cada rueda de prensa de Rubacalba es una fiesta. Y habrá más en 2009. De Juana Chaos salió de prisión poniendo fin al circo de sus huelgas de hambre. Está en Irlanda, pero tendrá que volver a España para ser juzgado. Como todos los que opten por la vía terrorista después de haber renunciado a la vía de la palabra.

El milagro se produjo y el AVE, sorteando socavones, retrasos y mil problemas más, llegó a Barcelona. Donde no hubo milagro posible fue en Barajas. El avión de Spainair provocó una tragedia de enomes proporciones. Murieron 154 personas en una jornada de horror. Como murió una niña pequeña, Mari Luz, revelando lo que muchos ya sabían: que la Justicia no va bien. Su padre, sin embargo, dio una lección de concordia difícil de olvidar. En Zaragoza tuvieron su Expo del Agua. Murieron 70 mujeres a manos de sus parejas o ex parejas. Como si hubiera sido solo una. Una ya sería demasiado. La Reina provocó un escándalo con unas declaraciones publicadas en un libro que no sabemos si dijo o no, si eran exactas o inexactas. Y los porteros de discoteca saltaron a la primera página cuando la muerte de un chaval en la puerta de una de ellas nos llevó a leer cómo se saltan la ley a conveniencia. Hubo cayucos, siempre los hay, pero parece que este año fueron menos que el anterior. Y eso ya es bueno.

Kosovo nació como país, aunque todavía muchos no lo han reconocido. La invasión de Irak cumplió cinco años y los atentados que allí se producen ya no son casi ni noticia. Si lo fueron los de Bombay, un cuidado y macabro plan que sembró el terror y dejó casi 200 muertos. Los Juegos de Pekín fueron un oportunista altavoz para muchos que quisieron protestar por la situación del Tibet. De China también nació el escándalo de la leche contaminada que acabó con la vida de varios niños y arruinó las vidas de muchos más. Descubrimos el horror desatado en su propia familia por Josef Fritzl, el monstruo de Amstetten. El ciclón Nargis arrasó Myanmar y unas 140.000 vidas. Descubrimos que en Somalia, además de hambre y miseria, hay piratas. Fidel Castro no ha muerto aún, pero delegó el poder en su hermano. Y Berlusconi volvió a mandar en Italia. Ingrid Betancourt por fin fue liberada y se convirtió en un símbolo. Rusia atacó Chechenia. Israel, Gaza. Y Naciones Unidas sin dar noticias.

Fue el año de la huelga de guionistas, que apresuró el fin de las temporadas de las series y paralizó películas de Hollywood. Fue el año en el que un español, Javier Bardem, ganó un Oscar como mejor actor y en el que No es país para viejos ganó el premio a la mejor película. Pero sobre todo fue un año de lágrimas. Primero se fue Charlton Heston y después murió Paul Newman. ¿Por qué? Porque las leyendas también mueren, pero siempre nos dejarán su imagen en la pantalla grande. Fue el año de El Caballero Oscuro, que sólo se ve superada en taquilla por aquel fenómeno que fue Titanic, y del regreso de Indiana Jones. Se acabó Harry Potter, al menos en los libros. Como los Guiñoles en Canal +. Y el Chikilicuatre, infiltrado de La Sexta en TVE, se presentó en Eurovisión con una triste imagen y un resultado también triste. La TDT llegó para quedarse... o eso creo. ¡Fútbol gratis en La Sexta! ¿Cómo lo pagan ellos? Ni idea. Y Superman cumplió 70 años.

Pero si por algo destacó 2008 fue por el deporte. Los éxitos de los españoles. Nadal, número 1 del mundo, dejó una inolvidable final de Wimbledon con Federer. Y sin Nadal ganamos la Copa Davis. España nos hizo cantar aquello de "campeones" por fin en fútbol, con una Eurocopa que supo a gloria. Contador se convirtió en el primer español en ganar Giro, Tour y Vuelta. Alonso nos recordó al campeón de siempre en un final de temporada enorme. Las chicas de natación sincronizada, Gemma Mengual a la cabeza, nos hicieron soñar otra vez. La selección de baloncesto demostró que sólo con trampas se le puede ganar y Gasol jugó una final de la NBA con los Lakers. La perdió, pero todo llegará. Las 18 medallas olímpicas de los nuestros y miles de éxitos deportivos más a lo largo del año. El mejor, en el fondo, el de Seve Ballesteros, que va ganando el partido de su vida.

La Real sigue en Segunda, sí (por lo que ocurrió sobre el campo, los tristísimos dos minutos en Vitoria, pero también por la ya demostrada compra de partidos que pone sobre la mesa la triste podredumbre que hay bajo las alfombras sin que nadie quiera investigarlo o poner remedio), pero eso se solucionará en 2009. ¿Que Hamilton ganó el Mundial de Fórmula 1 más igualado y emocionante de la historia? Qué le vamos a hacer, con lo de la Real ya tenía claro que 2008 no podía ser pefecto. Por muy lejano que parezca, el Madrid ganó la Liga, y el Manchester la Champions. Rossi fue otra vez campeón de Moto GP. Pero el deporte tenía ya sus héroes en los Juegos. Michael Phelps hizo la bestialidad de ganar ocho medallas de oro, algo que nadie había logrado antes. Usain Bolt destrozó los récords de 100 y 200 dejándonos con la boca abierta. ¡Qué juegos tan hermosos!

Ya se hacen órganos en el laboratorio para ser trasplantados a seres humanos, ya se clonan embriones humanos para en el futuro poder curar enfermedades como el Alzheimer. Se intentó restringir, todavía y afortunadamente sin éxito, la descarga de archivos con los sistemas P2P. La piratería es otra cosa. Facebook se convirtió en parte de las vidas de casi todos. En Marte se descubrió agua helada. ¿Vida? Eso todavía no. Llegó el Blu-Ray, aunque la mayoría todavía no nos hemos enterado. Y, sí, llegó por fin a España el iPhone. El profesor Neira nos enseñó los valores y las consecuencias de ser valiente y de tratar de defender a una mujer maltratada. Y la miseria del ser humano, con las caras de su agresor y de la mujer a quien intentó defender. Un acelerador de partículas nos debía enseñar cómo nació el universo, pero se estropeó.

Esto fue, a grandes rasgos, 2008. Año de ilusiones, de frustraciones, de risas, de lágrimas. Cuántas cosas pasaron en 2008. Y cuántas van a pasar en 2009. Dentro de un año os las recuerdo.

viernes, diciembre 26, 2008

Premio tolkiano

"Symbelmine son aquellas flores que, según Tolkien, crecen sobre las tumbas de los reyes Rohirrin. Flores también conocidas como "no me olvides". La idea es otorgar este premio en agradecimiento a los blogs, premiando su trabajo y como un motivo más para estrechar lazos existentes, para que así, no nos olvidemos de esos blogs que hacen que cada día queramos seguir haciendo lo que hacemos". Y va Mara y me concede este premio, justo este premio... Con el cariño que le tengo yo a El Señor de los Anillos y con lo que disfruté viendo la carga de los Rohirrim en los campos del Pelennor, este premio me sabe a gloria, claro. Muchas gracias, hadita.

Las normas del premio son éstas:
1 - Elegir 7 blogs o sitios de Internet que por su calidad, su afinidad o cualquier razón hayan conseguido establecer un vínculo que desees reforzar y premiar con un premio y enlazarlos en el post escrito.
2 - Escribir un post mostrando el premio, citar el nombre del blog o web que te lo regala y notificar a tus elegidos con un comentario.
3 - Opcional: Exhibir el Premio en tu blog.


Y ahora es cuando escojo yo siete blogs a premiar. Y me resulta complicado hacerlo sin repetirme porque, como dice Noelia cuando también se acuerda de mí al agradecer el premio, es conveniente descubrir lugares nuevos. A Mara y a Noelia también les he dado premios en el pasado, como también a Arual, Bebita, Críptica, C. C. Buxter, El Impenitente, Pablo, Patri, Petrarca, Roi y Victoria. ¿Siete blogs nuevos? Creo que no lo voy a conseguir... En cualquier caso, ahí van mis premiados:

· Certificado de existencia, de Casandra. Una apasionada de la moda que escribe sobre la vida con ilusión y que provoca muchas sonrisas con sus inigualables conversaciones. No sé cómo lo hace (bueno, algo me puedo imaginar, que su blog es muy bueno), pero consigue siempre decenas y decenas de comentarios. E intenta siempre responderlos, que también tiene su mérito...

· Curioseando, de Vanessa. Nos tiene y me tiene algo abandonados, pero su blog vale la pena. Como ella. Periodista de raza por muchas vueltas que le dé la vida, y por tanto una colega a la que aprecio. Dice lo que piensa y también piensa lo que dice, algo digno de elogio. Ojalá escribiera más, pero ya sé que el tiempo es un bien escaso...

· El libro del Reverendo, de Reverendo Pohr. Ácido, irónico y, sobre todo, inteligente blog. No hay tema que le venga grande. Tan pronto te habla de sus experiencias turísticas, de las elecciones americanas, de la huelga de actores o de los premios má espectacularmente increíbles que existen. Y eso sólo por citar sus últimas entradas. Profundizad en su archivo y disfrutadlo.

· El siete blanco, de Rubén. Vamos a darle un toque futbolero a estos premios citando el blog de este madridista de pro que ahora, por desgracia para él, está más ocupado en malas noticias que en los triunfos de su equipo. Buen análisis deportivo que me ha enganchado aunque el Madrid sea el tema casi exclusivo del blog. Y eso ya dice mucho para alguien como yo que sólo puede tener el corazón txuri urdin.

· La vida es asín, de Pilix. Y es que la vida realmente es asín y asín nos la cuenta. Y como el fondo de este blog es la vida real, siempre habrá situaciones que nos recuerden a otras que hemos vivido en primera persona. Y por eso será inevitable que le dejemos un comentario y que pasemos por allí muy amenudo...

· Vestida con una sonrisa, de Bebita. Si sabía yo que no iba a poder evitar repetirme, aunque sólo fuera una vez... Pero es que esta niña tiene algo cuando escribe, cuando elige canciones e imágenes, cuando ríe y cuando sueña. Sí, esta niña es especial. Tanto como la sonrisa que provoca siempre. ¿No me creéis...? Conocedla y veréis como incluso me quedo corto...

· Voleteando, de Leyre. Paisana mía, autora de un blog de entradas normalmente breves y emotivas a partes iguales, materias de lo más personal muchas veces ilustradas con sus propias fotografías. Una delicia de lectura, a medio camino entre la realidad y el cuento, en ese hermoso espacio en el que los sentidos triunfan sobre la razón.

jueves, diciembre 25, 2008

Gestos, palabras y realidades

Soy de los que escucha el discurso del Rey cada Nochebuena. Qué demonios, es el jefe del Estado y no habla tantas veces en serio como para ser tan cargante como algunos políticos. Nunca he entrado en el debate monarquía sí, monarquía no (me aburre un poco, lo admito) y tampoco me produce especial satisfacción entrar en disquisiciones sobre las bondades de una tercera república. Vamos, que lo que intento explicar es que veo el discurso del Rey con interés pero sin la pasión de un fervoroso seguidor monárquico o de un ardiente opositor al réimen establecido en la Constitución. Y hay veces que, a pesar de lo reiterativos que suelen ser los temas que trata (paro, terrorismo, inmigración, los hermanos de América latina, la inmigración...), le encuentro algo de verdadera enjundia. Pocas veces, no vayáis a pensar que me he vuelto loco del todo. Pero siempre hay gestos que estudiar, palabras que analizar y realidades con las que contrastar el discurso.

Este año no sólo no he encontrado nada que rascar, sino que ha habido detalles que me han chirriado bastante. Podríamos entrar en lo absurdo que es que el Rey te hable de "tirar todos del carro" para salir de la actual crisis económica. Que mencione cinco veces el vocablo crisis es el gesto. Que aborde la cuestión durante bastante minutos del discuro forma parte de sus palabras. Pero la realidad, pensada fríamente, es incluso ofensiva. En 2009, la Casa Real recibirá, sin necesidad de justificar ese gasto, 8,9 millones de euros, un 2,7 por ciento más que en 2008. Y en 2008 había recibido 8,6 millones, un 4,5 por ciento más que en 2007. ¿Tirar todos juntos del carro y aportar todos un granito de arena es eso para la Casa Real? ¿Reducir en un 1,8 por ciento el aumento de la asignación?

Dicha asignación ni la decide ni la solicita la Casa Real, sino que es la que Gobierno y Parlamento le dan en los Presupuestos Generales del Estado, y este debate puede caer en cierta demagogia puesto que en realidad el Rey no se ha subido el sueldo, como maliciosamente se cae en el riesgo de decir. Pero también me pregunto: ¿no habría sido mucho más elogiable que el discurso del Rey sirviera para anunciar que la Casa Real prefiere congelar su partida presupuestaria en lugar de aumentarla? ¿Por qué nos conformamos con que el discurso del Jefe del Estado tenga una pequeña recolección de buenos sentimientos y palabras comunes que, en el fondo, no tienen efectos reales? ¿No coloca esta situación al Rey por encima de todos los españoles y, por tanto, muy lejano con respecto a ellos? Yo creo que sí, creo que el monarca debiera dar ejemplo y que ha perdido una gran ocasión para hacerlo.

Pero si hay algo que me ha asombrado del discurso (aparte de esa brutal patada al diccionario que perpertró cuando dijo que había motivos de sobre "pa creer" en la recuperación futura; ¿tanto hubiera costado repetir esa parte del discurso...?) es la foto escogida para figurar junto al monarca. Ni más ni menos que la celebración del Rey cuando la selección española de fútbol ganó la Eurocopa. Analicémoslo fríamente. En plena crisis económica, con multitud de problemas entre los que destaca el paro, con miles de causas que necesitan un empujón... y va el Rey y se pone la foto de un fiestón futbolero. Le doy vueltas y no lo entiendo.

En primer lugar, creo que este año hay gestas deportivas de mucho más calado real (que no social, ya sabemos que el fútbol es al pueblo actual lo que el circo al romano), y no hay más que mirar a Rafa Nadal o a algunos de nuestros medallistas olímpicos para tomar consciencia de ello. Pero en segundo lugar, y mucho más importante, creo de verdad que hay motivos mucho más relevantes para figurar de fondo en un discurso del jefe del Estado, y más teniendo en cuenta que el propio monarca dedicó parte de su intervención a alabar las bondades de la política, a pedir la implicación de los jóvenes y a recordar que la Constitución cumplió 30 años hace apenas unos días. Y encima esocge el fútbol. Mira que yo soy futbolero, pero ¿qué va a aportar que el Rey se coloque esa foto? ¿Va a ayudar a la promoción de ese deporte?

Creo que es puro populismo. Creo es una muestra más de que la foto es más importante que la realidad. Y creo, sinceramente, que sería algo que criticaríamos de cualquier líder mundial en una situación análoga. Que se le ocurra a Sarkozy poner una foto de una selección francesa de algo cuando ganen en un discurso oficial, ya veréis la que le cae encima. Pero los medios españoles lo han tratado de ocurrencia simpática, de anécdota graciosa. A mí me parece triste que eso sea lo mejor que puede encontrar el jefe del Estado para ilustrar su discurso navideño. Aunque, bien pensado, es un reflejo bastante fiel de los momentos históricos que vivimos.

lunes, diciembre 22, 2008

¡Feliz Navidad y feliz 2009!

La primera historia navideña que publiqué en este post fue la certificación periodística de que Papá Noel existe. Como también existen los Reyes Magos y cualquiera que pueda hacer realidad la ilusión de los más pequeños en estas fechas. Me encanta esa historia y me encanta el razonamiento. Hace justo un año, publiqué aquí la felicitación navideña que mandé por mail a mis amigos, con el fin de extender a todo el mundo esos buenos deseos. Sí, ya lo sé, algo friki, como ya reconocía entonces. Pero si no fuera friki, tampoco parecería mía, ¿no? Este año no he optado por ese frikismo, sino por mi otra pasión, la Real Sociedad.

Y es que para 2009 va a ser la Real quien más necesite esos deseos de alegría y felicidad. 2009 es el año de nuestro centenario. Y tiene que ser el año del regreso a Primera División. Con esas dos cosas se me olvidará que tengo un presidente que nadie sabe por qué es presidente y que somos noticia por líos e historias controvertidas más que por los goles que marcan mis jugadores. La Real y los realistas nos lo vamos mereciendo ya después de tantos años de disgustos. Ya que estamos, que también me toque a mí un poco de esas alegrías y felicidad, que digo yo que algo sí me mereceré también, y de paso que os toque algo a todos los que os pasáis por aquí... Que quede todo muy repartido, como se dice de esa Lotería de Navidad que, otro año más, no me ha tocado...

Felices fiestas y que 2009 sea un año fantástico para todos.

miércoles, diciembre 17, 2008

Mi (casi) día de furia

Siempre he tenido cariño por la película Un día de furia, de Joel Schumacher. Detrás de la trama de la película, veo un aroma de denuncia social, sutil pero a la vez impregnado de sinceridad, que me atrapa. Pone al protagonista en unas cuantas situaciones de la vida reales que todos catalogaríamos de injustas, pero ante las que normalmente no hacemos nada. Y hay un escena que me encanta especialmente. Llega el personaje de Michael Douglas a una hamburguesería con intención de desayunar. La dependienta, con mucha amabilidad, le dice que no es posible. "Lo siento, ya no servimos desayunos. Ahora servimos el menú de almuerzo", le explica. Nuestro protagonista, empeñado en desayunar, pide que llamen al encargado, y éste le da un nuevo dato esclarecedor. "Hemos dejado de servir desayunos a las once y media", le dice. Michael Douglas mira su reloj. Son las 11.33. Y entonces saca un arma y siembra el pánico.

Como podéis imaginaros, yo no llevo un arma, así que no he tenido los problemas que acontecían al bueno de Michael Douglas en la película, pero sí he tenido un momento similar hoy. Voy a la biblioteca a devolver un libro. Veo en la puerta un cartel que reza "El próximo día 17 de diciembre, la biblioteca permanecerá cerrada de 13.30 a 16.30. Disculpen las molestias". Vaya, justo hoy. Miro el reloj. Las 13.28. Como nada me lo impide y la puerta está abierta, decido entrar. Llego al mostrador y, como soy un tipo educado, saludo con un "buenas tardes". "Está cerrado", es la repsuesta que encuentro en la amable dependienta. Sin molestarme en explicarle cómo me ha sido posible romper las leyes de la física y penetrar en la biblioteca cerrada, le explico que venía a devolver el libro si fuera posible y lo dejo en el mostrador. Lo coge con cierta incomodidad. "Hasta las cuatro y media no te lo puedo hacer", añade con toda la sequedad que le es posible. Y es entonces cuando me acuerdo de Un día de furia. Pero no, no he tenido una reacción como la de Michael Douglas. Simplemente lo he dejado correr y me he ido.

Nunca he sido capaz de entender a esa gente que trabaja de cara al público y hace de los gestos maleducados y despreciativos una forma de vida. Ojalá alguien les enseñe el poder que tiene una sonrisa a tiempo, un gesto amable, una respuesta comprensiva...

martes, diciembre 16, 2008

Cómo perpetrar delitos

No suelo coincidir con muchos de los artículos de Arturo Pérez-Reverte, pero el último que ha publicado en XLSemanal, titulado Patente de corso, lo podría haber firmado yo mismo, con las consiguientes diferencias en el estilo (no comparto la afición de Pérez-Reverte por el lenguaje directo y las expresiones malsonantes; y que conste que no lo digo como crítica, no se me sientan ofendidos sus seguidores, simplemente como elemento diferenciador entre su escritura y la mía). Los informativos, los periódicos, las ruedas de prensa de cualquier responsable policial o político que dé a conocer operaciones contra cualquier tipo de crimen o criminal, se están convirtiendo en perfectos manuales para aprender a perpetrar delitos. Nos dan todas las claves para convertirnos en pederastas, en violadores, en terroristas o en atracadores. Nos dicen qué ha permitido a la Policía capturarles, ayudando a otros delincuentes a mejorar su trabajo en el futuro.

Pérez-Reverte lo achaca, probablemente con razón, a los exagerados límites de la libertad de prensa que hay en España. Los medios se sienten capacitados y libres para publicarlo todo. No importa cuánto pueda ayudar a un delincuente ni lo morboso o dañino que sea. Lo importante es dar siempre un dato más que el medio rival. El que sea y a cualquier precio. Los políticos y los policías quizá actúan por otros motivos. Quizá temen acusaciones de falta de transparencia o directamente de ocultación de hechos y datos. Lo que está claro es que nadie se para a pensar en las consecuencias de todo lo que se dice y publica. Y entramos así, una vez más, en el terreno de la irresponsabilidad, ese que domina tantas y tantas facetas de la vida. El próximo pederasta se guardará de poner en sus fotos elementos que puedan ayudar a localizarle. El próximo terrorista evitará los cibercafés para enviar mensajes a sus compañeros. El próximo violador ya sabe qué sustancia echar en la copa para drogar a la mujer a la que pretende agredir. El próximo asesino conseguirá dejar menos huellas que las que normalmente habría dejado sin la instrucción adecuada para convertirse en ese asesino. Y todo gracias a la libre información.

Quien explica un delito hasta extremos tan clarificadores seguramente lo hace para satisfacer su ego. Para dejar claro lo brillante que ha sido al deducir los detalles que han llevado a la captura del delincuente. Pero siempre hay otro delincuente dispuesto a aprender de los errores del anterior. Ese nuevo asesino, violador, terrorista o pederasta, aunque acabe capturado, tiene la capacidad de hacer mucho daño, y éste será mayor cuanto más sepa acerca del delito que piensa cometer. Y eso no lo vamos a evitar precisamente dándole claves de cómo evitar su captura, de cómo cometer bien el delito escogido. Eso es lo que se está haciendo. Y ahora me voy a ver algún informativo, a ver si aprendo cómo cometer un nuevo delito...

sábado, diciembre 13, 2008

La sangre es la vida

Cada día en España se salvan las vidas de 75 personas gracias a la sangre que donamos entre todos. Ese es el motivo general por el que la gente debiera animarse a donar sangre. Cada donación individual ayuda a la recuperación de tres personas. Ese es el motivo personal y, si queréis, egoísta para hacerlo. Me gusta más el primero, pero seguro que el segundo ayuda también a convencer a muchas personas de que den ese sencillo paso: el de ir a un hospital o un centro de donación y ceder sangre de forma altruista y desinteresada. ¿Quién sabe si nosotros acabaremos también en una mesa de operaciones necesitando la sangre de otros para seguir viviendo?

Casi cualquier persona puede donar sangre. Sólo hace falta tener entre 18 y 65 años, pesar más de 50 kilos y tener unas buenas condiciones de salud. Se puede donar hasta cuatro veces al año en el caso de los hombres y tres en el de las mujeres. No cuesta absolutamente nada, no duele, no debilita al donante, no tiene riesgo alguno, te informarán puntualmente en caso de que se detecte alguna anomalía en el análisis de tu sangre y te llevará menos de media hora, entre el tiempo de la extracción de la sangre (unos diez minutos) y el que tardes en tomarte el necesario refrigerio para tomar fuerzas. ¿Y qué es media hora frente a la posibilidad de ayudar a tres personas? Es un gesto necesario y sencillo.

Yo doné sangre ayer. ¿Y tú? ¿A qué esperas...?

lunes, diciembre 08, 2008

Que 30 años no son nada...

No sé si 30 años no son nada o si es una vida, pero lo que sí sé es que la Constitución ha cumplido años. 30 nada menos. Vaya, los mismos que un servidor, aunque la Carta Magna sea unos meses menor que yo. Tendré que empezar a considerarla como una hermana pequeña que comparto con mucha gente. Y aunque no estaba allí para ver cómo se gestó la Ley de Leyes que nos rige en este momento histórico, lo cierto es que me da vergüenza ajena trazar comparaciones con la España de hoy. En aquellos convulsos días (convulsos porque había mucho en juego entonces, no convulsos como son ahora, que hay mucho idiota suelto convirtiendo tonterías en problemas) había altura de miras. Claro que habría políticos que pensaban en sus propios intereses personales y partidistas, de eso habrá siempre, pero la conciencia generalizada era que había una tarea importante por realizar.

Y eso contagia siempre al pueblo. La gente que votó la Constitución (o contra ella) lo hizo con sentido de la responsabilidad, con orgullo, con deseos de que su presencia contara para algo. Hoy eso se ha perdido. Ilusiona cuando vas a votar a los 18, pero después esa ilusión se va diluyendo. Hoy la gente no vive la política, no siente que el Congreso de los Diputados (como hablemos del Senado seguro que escucho alguna carcajada de fondo...) sea un lugar en el que suceden cosas importantes, no cree en sus representantes electos y el desánimo es palpable. Los partidos dicen que no, que la gente está mucho más movilizada que todo eso, que se preocupa por la política, que forma una sociedad madura y todos esos tópicos y frases hechas que se dicen con tanta alegría y desconocimiento. Pero no es así. He tenido multitud de conversaciones con personas que me dicen que esto les da igual, que no sienten que su voto sirva para algo, que no encuentran diferencias reales entre uno y otro partido, que no se creen las promesas y que lamentan la falta de consecuencias de los errores. ¿Les importa a los políticos? Me da que no.

Hay un episodio de la Transición que siempre me ha conmovido profundamente y que es un ejemplo perfecto de cómo han cambiado las cosas. El 27 de octubre de 1977, Manuel Fraga se plantó en el Club Siglo XXI para presentar una conferencia de Santiago Carrillo. El primero había formado parte del Gobierno de Franco y fue la cara de la derecha de este país durante la primera etapa de la Transición. El segundo era el secretario general del Partido Comunista de España, había pasado años en el exilio y su partido había sido legalizado apenas seis meses y medio antes de aquella histórica noche en Madrid. Todos sabían que todos tenían que encontrar un hueco en aquella nueva libertad democrática, por doloroso que pudiera ser. Y Fraga presentó a Carrillo. Fraga nunca ha sido precisamente santo de mi devoción, pero aquel acto de generosidad política y personal, aquel gesto de concordia y libertad, siempre ha estado y estará en mi memoria. No todo el mundo lo entendió en su día, ni mucho menos, pero hoy es todo un símbolo del respeto entre diferentes.

Ahora se ven las cosas de otra forma. Ahora la presidente de la Comunidad de Madrid me cercena mi libre derecho a criticar lo que haga en el desempeño de su cargo porque si lo hago soy "mezquino" y "bellaco". Ahora el presidente de la Federación de Municipios y Provincias y alcalde de Getafe por el PSOE dice que el que vota a la derecha es "tonto de los cojones" y lamenta que haya tantos que todavía lo hagan. Ahora un diputado de ERC grita alegremente en un mitin "muerte al Borbón" y no sé yo qué deseará a todo aquel incauto que se declare monárquico. Ahora pasan cosas así. El respeto al diferente no tiene sentido. Y proclamas como esas no tienen importancia alguna en realidad. No son esos los problemas de los ciudadanos, aunque sean los únicos asuntos que mueven a nuestros políticos a pedir dimisiones y la revocación de pactos de gobierno. Son anecdotillas. Pero la degradación de la política es tal que esos son los problemas de hoy, la carnaza en la que caen los medios, las críticas que se lanzan unos y otros (pero sólo al del partido opuesto, claro).

¿Que 30 años no son nada? Pues sí, creo que sí van a ser algo...

sábado, noviembre 29, 2008

No aguanto la Navidad (si dura dos meses)

Ya no aguanto la Navidad. Al menos esta Navidad que nos imponen de dos meses de duración. Hoy es 29 de noviembre. Y en Madrid (y en otras ciudades) ya es Navidad. La capital luce ya desde anoche (Barcelona, por ejemplo, ya lleva un par de días) todo su colorido navideño y sus luces. Me acuerdo cuando era El Corte Inglés el que lanzaba la Navidad. Ya no. Ahora incluso El Corte Inglés se queda corto en su Navidad de mes y medio. Porque la Navidad, por ordenanza municipal, tiene que durar dos meses. Y me cansa, de verdad que me cansa. Porque la Navidad, lo diga quien lo diga, no comienza a mediados de Noviembre. Echo de menos aquellas épocas en las que las vacaciones escolares marcaban la Navidad. Y no podías pensar antes en ello porque estabas de exámanes hasta las cejas, claro.

No sé si serán ciertas las leyendas que dicen que la presencia de motivos navideños impulsan al ciudadano a consumir (y es por eso por lo que las luces se colocan preferentemente en zonas comerciales, no creáis que hay otro motivo...), aunque algo de verdad tendrán, pero lo que tengo claro es que tanta celebración acabará matando al espíritu navideño. Porque no conozco a nadie que pueda estar dos meses celebrando lo mismo de forma ininterrumpida. Sí que conozco gente que sería capaz de estar dos meses seguidos repartiendo alegría, pero hacerlo por el mismo motivo tiene que ser agotador. Y este año, además de no tener tiempo material para disfrutar dos meses de Navidad, tampoco parece haber dinero, así que...

Aunque, bien pensando, lo mismo a los Reyes Magos y a Papá Noel sí les beneficia este largo periodo navideño. Seguro que les vendría bien que en lugar de repartir sus regalos el 6 de enero y el 24 de diciembre se les diera un margen de tres o cuatro días. "Las noches de Reyes, del 3 al 6 de enero", por ejemplo. Y con Baltasar de rostro mediático, que ahora que en Estados Unidos hay un presdiente negro parece lo más adecuado... Sin duda, los camellos y los renos lo agradecerían, que los pobres tienen que estar reventados con las horas extras de su día de trabajo. Pero yo no, la verdad. Qué le vamos a hacer, soy muy tradicional para estas cosas, y la Navidad siempre ha sido el 25 de diciembre, Nochebuena el 24, Nochevieja el 31 y el día de Reyes el 6 de enero. No soy capaz de pensar en la Navidad tal día como hoy, 29 de noviembre, y no me gusta que me impongan una celebración, me guste o no. De todos modos, ya sé que el año que viene me quejaré otra vez por esto.

Y un detallito de estos sin importancia, relacionado con este prlongado sentimiento navideño y a cuenta del debate suscitado por la dichosa decoración de Barceló en la famosa sede de Naciones Unidas. Las luces de Gallardón le han costado al Ayuntamiento de Madrid (o, lo que es lo mismo, a los ciudadanos de Madrid) más de cuatro millones y medio de euros, 600.000 euros más que el año pasado. El aumento es de nada menos que el 15 por ciento, me da que algo por encima de lo que ha crecido IPC en 2008. A ver si de una vez por todas desterramos de la disputa partidista el argumento del despilfarro y su comparación con el actual escenario de crisis económica. Porque derrochadores hay en todas partes, en el PSOE y en el PP, en Madrid y en Cataluña, en vuestra casa y en la mía. Critiquémosles (o alabémosles) a todos y entonces la crítica (o la alabanza) será creíble.

jueves, noviembre 27, 2008

"¡No vale!"

Estaba yo la semana pasada paseando por mi barrio, cuando me topé con un semáforo en rojo. A mi lado, una mujer con su hijo pequeño, pongamos que de unos cinco años. Del otro lado de la calle, casi sin mirar si venía algún coche que pudiera atropellarla, una mujer comienza a correr, saltándose el semáforo en rojo, claro. "¡No vale!", grita el chaval señalando a la mujer. No creo que la infractora escuchara el apasionado grito del crío, pero éste tenía muy claro que la mujer se había saltado las normas.

No suelo saltarme muchos semáforos, a menos que vea muy claro que no hay coches a la vista. Nunca, desde luego, si no tengo buena visibilidad de la carretera. Que hay mucho loco al volante por ahí suelto. Pero nunca ignoro el semáforo en rojo cuando tengo a un crío al lado. Los niños lo cazan todo al vuelo y no me gusta darles argumentos para que se salten a la torera las prohibiciones de sus padres. No me gusta, digamos, ser un mal ejemplo para ellos. A partir de ahora, tendré incluso más cuidado, no vaya a ser que alguno me diga que lo hago "no vale".

Y yo me pregunto... ¿En qué momento dejamos de ser críos y pensamos que tenemos autorización para saltarnos la ley o norma que nos apetezca...? Porque hay muchas más cosas que "no valen", aunque pensemos que no van con nosotros...

lunes, noviembre 24, 2008

"¿Y hacer un mundo mejor?"

Esta es la historia de un joven norteamericano. Al nacer, su madre pensó en ponerle un nombre muy concreto porque pensaba que los nombres nos influyen. Le llamó Prez, diminutivo en inglés de presidente, pues entendía que su futuro pasaba por la Casa Blanca. El niño se convirtió en adolescente, el adolescente en joven. Y cuando alcanzó la mayoría de edad, los 18 años, tenía claro que quería ser presidente de Estados Unidos. Una noche se presenta en su casa, precisamente, el presidente y le dice que sabe que le va a suceder en el cargo. "Ahora voy a darte algunos consejos, para ponértelo más fácil", le dice. "Nada de lo que hagas importa. ¿Sabes por qué no? Porque para la masa de idiotas votantes, mientras ocupes el cargo serás el peor presidente que han tenido jamás, hasta que lo dejes. Entonces será el turno de otro", añade. Y continúa advirtiéndole de que "no puedes marcar una diferencia, no puedes marcar ni una mierda", aunque sí tendrá "un capítulo en los libros de Historia y cada 15 minutos un muñeco mecánico con tu cara saludará con la mano o la cabeza".

Por tanto, el mensaje es claro: "agarra cuanto puedas y exprime hasta la última gota. Es tu momento de gloria. (...) Poder. Lo único que vale la pena. Olvida el dinero. El dinero lo lleva incluído. Olvida a las tías. Si tienes poder las tendrás a patadas". La respuesta del joven Prez es tan contundente como inocente: "¿Señor? ¿Y hacer un mundo mejor?". "Eh, esto... Ahora no te sigo", le replica el presidente. Y el joven trata de explicarse. "Si soy presidente, querré marcar una diferencia. Querré hacer la vida más fácil a la gente, cerrar el abismo entre ricos y pobres, blancos y negros, poseedores y desposeídos. Quiero hacer de América el lugar que soñé que era, de niño. Un lugar que inspire al resto del mundo... Un sueño de libertad, una celebración de la vida, la justicia y la felicidad", le dice el joven al presidente. "Ah... Bueno, tengo que irme. Encantado", es todo lo que le puede decir el presidente.

La historia es de Neil Gaiman, forma parte de esa maravillosa obra que es su Sandman, concretamente es parte (sólo parte de otra pequeña historia) del octavo libro, El fin de los mundos. No es probablemente ni la mejor ni la más celebrada de este magnífico autor en esta serie. Pero es la que ha tocado hoy, la que me ha llevado aquí y ahora a sentarme delante del ordenador y compartirla con vosotros. Porque lo bueno que tiene Gaiman es que, en mejores o peores trabajos, siempre deja un elemento para pensar, un detalle que recordar, un diálogo que redescubrir, una historia que relatar. Y este diálogo me ha parecido una hermosa confrontación entre realidades e ideales, propio de muchos que ya hemos pasado y de otros que tendrán que pasar por la adolescencia y soñarán con ese mundo mejor. ¿Quién no ha pensado en cambiar el mundo? En la historia de Gaiman el mundo cambia. De vez en cuando en la vida real también. ¿En la política? Eso ya es otro cantar...

Afirmo con cierta pesar que no descubrí a Neil Gaiman hasta el año pasado, y a través del cine, por la adaptación de su novela gráfica Stardust y el guión de Beowulf. Leer ahora Sandman, tantos años después de su publicación (entre 1989 y 1996) es simplemente una delicia. Como dice Stephen King en la introducción de este octavo volumen, "éstas son unas grandes historias y tenemos mucha suerte de poder disponer de ellas. Para leer ahora y releer luego, cuando necesitemos lo que sólo una buena historia tiene el poder de hacer: llevarnos hasta mundos que nunca han existido, en compañía de gente que desearíamos poder ser... o que, gracias a Dios, no somos". En la portada de todos los cómics de Sandman aparece la leyenda "Recomendado para lectores adultos". Como dice King en esa misma introducción, y retocando un dicho popular, podría decir "dibujos y bocadillos no quiere decir tonto". Y si esa frase se puede aplicar a buena parte del noveno arte, mucho más a este maravilloso Sandman de Neil Gaiman. Una joya. ¿Qué no la has leído...? Qué envidia me das, qué envidia...

domingo, noviembre 23, 2008

Malos tiempos para la sinceridad

Corren malos tiempos para la sinceridad. Cada día que pasa lo tengo más claro. Aquellas personas que optan por decir la verdad de forma habitual reciben a cambio miradas de recelo, argumentos contrarios, la oferta de caminos hipócritas que ese especimen sincero no querrá seguir. Quienes mienten cuentan, como poco, con la indiferencia de quienes escuchan sus mensajes. Y digo como poco porque a veces les dan incluso su complicidad, su fervor y hasta su adhesión incondicional. Lo vemos en todos los ámbitos de la vida, desde los públicos a los más privados.

Me atrevería incluso a decir que a muchos, quizá incluso a la mayoría, les gusta la hipocresía, la falsedad, la excusa incierta. O como poco la prefieren a la verdad. Se vive más cómodo, supongo. Es más fácil hacer como que las cosas no existen, mucho más que afrontar situaciones de diversa índole. Es preferible vivir en mundos ilusorios a pisar al mundo real. Es conveniente creer aquello de "ojos que no ven, corazón que no siente". El refranero español, aunque siempre ofrezca alternativa para cada afirmación y la contraria, no podía dejar de salir al rescate del mentiroso, claro.

Malos tiempos para la sinceridad, sí. Hasta el punto de que ya da igual que nos mientan descaradamente. Siempre habrá alguien que se crea esas mentiras y que defienda con vehemencia al mentiroso. Tanto da que sea una mentira de alto standing sobre las armas de destrucción masiva o una mentirijilla piadosa sobre por qué has llegado tarde a una cita. ¿Y al sincero? Al sincero le pondremos en duda porque es imposible que alguien diga siempre la verdad. Tanta rectitud en esta sociedad enferma es difícil de digerir.

Y así llegamos a una situación en la que la mentira se ha convertido en algo habitual, necesario y parece que hasta deseable. Miente el político de turno, el deportista al que admiras, el periodista al que lees, el compañero de trabajo en el querías creer, el portero de tu comunidad de vecinos, el blogero ese que te inspira tanta confianza y, en el peor de los casos, hasta el amigo del alma. Nos estamos convirtiendo en yonquis de la mentira, las decimos y las escuchamos como algo imprescindible.

Si topas con alguien que dice ser sincero, duda de él. Que será que no puede ser verdad lo que dice.

jueves, noviembre 20, 2008

20-N

Nacer en democracia supone dar por sentadas muchas cosas. Muchas cosas que, hace no tantos años, eran privilegios que no todo el mundo tenía. Hoy se cumplen 33 años de la fecha oficial en la que murió el último dictador que ha tenido España. En la cama, por cierto. No en la cárcel o en el exilio. Y recuerdo hoy esos aquelarres franquistas que se montaban en esta fecha, vistos con los ojos de un niño pequeño. Los veía por la tele y mi mente infantil le daba vueltas al asunto. Un dictador era malo por definición, era una de esas personas horribles que hacían cosas malas y que no merecían que nadie estuviera a su lado. ¿Cómo podía entonces haber gente que recordara con cariño a un dictador que estaba muerto? No lo entendía. Como tampoco entendía lo de los Reyes Magos o por qué mi entrenador de fútbol sala, en el primer día de entrenamiento, no paraba de señalarme faltas que yo sabía que no eran. Pero es lo malo de estas cosas, que uno acaba creciendo, leyendo, aprendiendo e interesándose por las cosas de verdad importantes.

No deja de ser curioso que el primer 20-N en el que (se supone) no va a haber concentraciones de recuerdo al dictador (eso no ha cambiado, ser un dictador es objetivamente malo aunque algunos se empeñen en encontrar elementos positivos en un régimen dictatorial), al menos en el Valle de los Caídos, sea el que más debate tiene sobre el franquismo y sus secuelas. Llevamos ya unos pocos años polemizando por la apertura de fosas (ímprobo y necesario trabajo, en cuanto que las familias de los enterreados así lo deseen, que no cuenta con apoyo real de las instituciones), por el juicio de la historia y de los tribunales a la dictadura, por la Ley de Memoria Histórica y por tantos y tantos asuntos colaterales de 40 años de la historia de España. Y si saco alguna conclusión de todo ello es que no estamos en absoluto preparados ni dispuestos para debatir sobre estas cosas como personas racionales. Se ha hecho en todas partes del mundo, pero aquí parece imposible. Ya sabéis, Spain is different.

Quizás dejo que hable aquel crío que no entendía las concentraciones del 20-N, pero lo cierto es que hay cuestiones que no soy capaz de procesar, incluso hoy, tanto tiempo y muchas lecturas después. No entiendo por qué hay tanta gente que se quiere dar por aludida o por agredida cuando se habla de la Guerra Civil o del franquismo. No entiendo cómo dejamos que los represaliados por el régimen sientan un desamparo tan enorme por parte de la Justicia. No entiendo cómo la Justicia utiliza este asunto para gloria personal o como una patata caliente que nadie quiere asumir. No entiendo que el franquismo tenga tantos elementos de homenaje presentes en el panorama urbano o en el callejero de las ciudades sin que a nadie le importe. No entiendo tanta ignorancia voluntaria o malintencionada con respecto a lo que pasó en España desde el alzamiento. De verdad, no lo entiendo.

Quizá, insisto, me dejo llevar por la ingenuidad, pero ¿es posible que a tanta gente no le parezca escandaloso que haya tenido que ser en 2008, 33 años después de los hechos, cuando se certificase judicialmente la muerte del dictador para declarar extinguidas las responsabilidades penales? ¿A tanta gente no le inquieta que en España se produjeran crímenes contra la humanidad que todavía pueden ser juzgados y que no están prescritos ni perdonados por la Ley de Amnistía? Y, quizá con mucha más ingenuidad, me pregunto cómo es posible que todavía se afronte este debate desde posiciones ideológicas, por qué tantas gentes de derechas se tengan que sentir ofendidas ante la búsqueda de justicia o ante el juicio de la Historia. La única forma de afrontar este debate es desde un punto de vista humano. A mí la ideología no me importa cuando hablamos de dictaduras. No hay dictores buenos y dictadores malos.

Parece que 33 años de democracia no han sido suficientes en España como para que se hable de estos temas en absoluta libertad y sin que tu interlocutor no se sienta agredido por la defensa de tus propias ideas. No es el franquismo un tema habitual de discusión, de acuerdo, no es en absoluto una de las preocupaciones actuales de los españoles, pero el problema no está en que no lo sea. El problema está en que no puede serlo. Y no puede serlo porque no hay madurez suficiente para acometer este debate, por mucho que se insista en lo contrario. Medios de comunicación, juristas y políticos lo demuestran día tras día. Y en el aniversario de la desaparición de Franco, no estaría de más que algunos pensaran en ello detenidamente.

lunes, noviembre 17, 2008

Lo que implica elegir una flor

- ¿Qué? ¿Quieres enviar flores?
- Sí, sí, creo que sí. Aunque no sé, es complicado, ¿sabes?
- ¿Para quién? ¿Cómo es ella?
- Aún no la conozco muy bien, la verdad.
- Las rosas gustan mucho.
- Sería un poco presuntuoso.
- ¿Qué me dices de las poinsetias?
- Sí, pero unas flores perennes podrían engañar.
- Duran demasiado...
- Sí, bueno, nunca se sabe.
- Vaya, sí que es complicado... ¿Y unas petunias? Son bonitas sin ser presuntuosas. Huelen bien. Al cabo de tres días las tiras y ya está. ¿Es eso lo que buscas?
(Silencio)
Lo siento, no nos quedan petunias.

Medianoche en el jardín del bien y del mal
(Clint Eastwood, 1997)

Ya sabéis, todo tiene su importancia a la hora de escoger la flor que queráis regalarle a una dama. Nunca regaléis una flor sin saber lo que implica. Yo, después de escuchar ese brillante diálogo, seguro que tendré este razonamiento en la cabeza si en el futuro me veo en la tesitura de regalar flores...

viernes, noviembre 14, 2008

¿Crisis en los medios... o algo más?

La crisis parece justificarlo todo y las empresas periodísticas se han subido al carro. Ya resume Mara la situación de las plantillas de muchos medios, poco más se puede añadir a su trabajo. Tengo ya experiencia previa y recuerdo que hace ya unos cuantos años en un diario económico se publicó una noticia sobre mi antigua agencia. Había ganado un 36 por ciento más que el año anterior y la gran mayoría de ese beneficio se debía a reducción de gastos (ya os digo yo cómo, prejubilando a los sueldos más altos y colocando becarios y redactores con sueldos de poco más de 800 euros mensuales).

Estos despidos, claro, afectan siempre a los escalafones más bajos. Al currito. Al redactor. Al que, en realidad, hace que salga el trabajo adelante. Pero eso se desprecia en favor de... ¿De qué realmente? Porque, claro, uno encuentra noticias como la nueva condena a Federico Jiménez Losantos (ya lleva acumuladas indemnizaciones de 259.000 euros, calderilla que probablemente servirá para que algún redactor o locutor de la Cope se quede sin trabajo, claro...) o el dineral que se paga a dos personas perseguidas y juzgadas por apropiarse de dinero público como Luis Roldán y Julián Muñoz (ya existe incluso una plataforma contra ésta entrevista) y asume que capital no falta precisamente.

Pero de quien se prescinde es del periodista de a pie. Sólo de ese, del que se lo curra, del que trabaja, del que echa horas extra como loco, del que permite que los jefazos sigan en sus poltronas. Ese es el que sufre la crisis. Y empiezo a estar harto de la situación. Entiendo que el empresario defienda sus intereses, puesto que para eso pone su dinero con la intención de ganar mucho más. Pero si hacerlo supone únicamente despreciar el trabajo del profesional, y despilfarrar ese dinero que tanto quiere ganar en gastos como poco cuestionables desde un punto de vista periodístico, es que algo se está haciendo mal. Muy mal. Rematadamente mal.

jueves, noviembre 13, 2008

"Yo creo que Franco era bastante socialista"

Esperanza Aguirre, anoche en 59 segundos: "Yo creo que Franco era bastante socialista"

Reescribamos los libros de Historia, queridos amigos, que la autoproclamada lideresa del PP, nos ha informado a todos de nuestro error. Franco ni era fascista, ni dictador, ni totalitario, ni caudillo, ni siquiera generalísimo. "Franco era bastante socialista", dijo anoche Esperanza Aguirre en el programa de TVE 59 segundos. Ni más ni menos. Con un par de bemoles. Uno no sabe muy bien a qué atribuir una afirmación como ésta. ¿Es ignorancia? ¿Desfachatez? ¿Ganas de provocar al periodista que le estaba haciendo preguntas en ese momento, José María Calleja (que bastante enfado mostró y con bastante corrección se mostró para lo que demandaba una sentencia así)? ¿Mala fe? Que cada cual se quede con la explicación que más le guste, yo la mía la tengo clara, pero prefiero no decir nada más, porque la indignación podría llevarme a decorar el texto resultante con algunos epítetos quizá poco apropiados para su lectura.

Lo que sí tengo que decir es que empiezo a estar verdaderamente harto de que las acusaciones a la Ley de Memoria Histórica (esa que dice la derecha que reabre heridas, que divide a los españoles y todo eso; supongo que me lo tengo que creer tan firmemente como cuando nos anunciaban la ruptura de España, su balcanización o la rendición de Navarra a ETA, cuando Miguel Sanz era todavía uno de los buenos) vengan de personas así. No siempre de Aguirre, auqnue le guste estar en todos los fregaos, pero sí de alguien parecido a ella en el pensamiento. Quien se atreve a afirmar en una televisión pública que Franco era "bastante socialista" tiene un grave problema. Supone un desconocimiento tan grande, una perversión tan grande de la Historia, que resulta realmente difícil de creer (yo mismo he tenido que ver el vídeo esta mañana para cerciorarme de que ésto es lo que dijo anoche en TVE). Pero sobre todo es una falta de respeto a tantas y tantas personas que sufrieron la represión de 40 años de dictadura franquista. Está fomentando esas dos Españas, está abriendo esas heridas que dice cerradas y está echando sal sobre ellas. Pero luego le echará la culpa a los demás, claro.

Lo triste de todo es que esta rocambolesca afirmación no es un desliz extraordinario en la carrera de Esperanza Aguirre, ya que son muchas las historietas que nos ha ido dejando en el tiempo. No tuve ocasión hace ya algunas fechas de comentar la más reciente, lo que decía el ex director de ABC, José Antonio Zarzalejos, sobre la presidenta de la Comunidad de Madrid. Para echarse a temblar, porque encaja perfectamente (aunque no quisiera entrar a valorarlas ni siquiera para desmentirlas en 59 segundos). Una más, pensé entonces, de una de las personas que más miedo me dan de entre todas las que se dedican a la política y cuya repetida elección en cargos tan importantes como el que desempeña, el de presidenta del Senado o el de ministra me sigue pareciendo un misterio de solución insondable. Metidos sólo en problemas con la prensa, todos los que tenemos la oportunidad de ver los Informativos de Telemadrid sabemos cómo funcionan y recordamos el cese de Germán Yanke en el canal público madrileño (Aguirre negó su influencia en este asunto), a causa de esta pregunta que no gustó a la presidenta.

Muchas han sido las perlas que ha dejado Esperanza Aguirre para la posteridad, cuya leyenda nació ya siendo ministra de Cultura. Muchas han sido sus broncas con Gallardón (la última, liviana eso sí, la provocó anoche al desvelarnos los pensamientos del alcalde de Madrid, en lo que para muchos ha sido el titular de su intervención en 59 segundos), y unas cuantas las que ha tenido con Rajoy por unas críticas en las que siempre se ha caracterizado por lanzar la piedra y esconder la mano (como con su inexistente candidatura alternativa en el último Congreso del PP). Unos cuantos los problemas que ha tenido por su particular visión de la sanidad pública (vídeo aquí, texto aquí) o por su piquete de oposición al Gobierno central por cualquier tema, incluso la ley anti-tabaco (no hay aventura pequeña para estos nobles y desinteresados fines), convirtiéndose en la presidenta de los madrileños del PP antes que de todos los madrileños. Cargo al que, por cierto, accedió en oscuras circunstancias todavía no muy bien aclaradas, un episodio sospechoso del que seguramente nunca sabremos con certeza la verdad.

Si alguien quier ver el vídeo completo de la entrevista, puede verlo en la web de RTVE. Quien se conforme con escuchar la perla que tanto me indignó anoche, me sigue indignando hoy y me seguirá indignando toda la vida, se puede conformar con el vídeo de abajo, que tiene algunos de los momentos más memorables de la entrevista. Yo seguiré aquí con mi indignación, pensando en la dramática situación de que lo más probable es que en 2011 vuelva a arrasar en las elecciones y la tenga otros cuatro años más de presidenta...

martes, noviembre 11, 2008

Incongruencia periodística

Hace tiempo, cuando me paré a analizar los cinco males del periodismo deportivo, cité como uno de ellos la telepromoción. Tener los derechos de emisión de una prueba concreta, hace que los informativos de esa cadena se inunden de reportajes (muchos de ellos simple relleno), que no noticias en muchas ocasiones, sobre ese evento en cuestión. Uno de los ejemplos que cité entonces fue la Fórmula 1 en Telecinco. La antaño conocida como la cadena amiga no informaba de golf, de motociclismo, de fútbol sala o baloncesto, salvo que fueran auténticos noticiones (a veces ni siquiera en esos casos), y desde luego sin la profundidad que le podían dar a un adelantamiento de Jenson Button a Takuma Sato o a cualquier declaración de Fernando Alonso. Pero ahora la cosa ha cambiado. La próxima temporada, la Fórmula 1 la dará La Sexta.

Todo esto viene a colación de lo que escribe el rostro y la voz de la Fórmula 1 en España, Antonio Lobato, en su blog. Hay que recordar que Lobato se ha pasado a la Sexta, como los derechos de retransmisión, y ha dejado Telecinco después de cinco años allí. Dicho lo cual, voy a lo que ha escrito Lobato, concretamente en su entrada del pasado viernes día 7 de noviembre: "Por último, perdonad por lo de la entrada fantasma anterior. Escribí algo y me arrepentí. Algo que tiene que ver con la pena que me da ver Telecinco y descubrir que ya nunca más van a hablar de Fórmula 1 en los Informativos. El día que Renault anunció la continuidad de Fernando (aún no definitiva) le dedicaron diez segundos en el Informativo 15.00, cerrando el bloque de deportes y ni siquiera nombraron la noticia por la noche. Era más importante decir que Maradona venía a España. Insisto, que pena".

Lobato corrobora con sus palabras que el intéres de las televisiones no está en la importancia de una noticia o en el interés que pueda tener para el espectador. Eso, con ser triste que sea una confirmación de este hecho precisamente por boca de un periodista que trabajaba en una televisión y ahora trabaja en otra, en realidad ya lo sabíamos todos. Pero me parece realmente paradójico leerlo precisamente en el blog de Antonio Lobato, no porque sea Antonio Lobato, sino por su profesión y por el campo en el que trabaja desde hace tanto tiempo. Desconozco si sale de Telecinco con alguna rencilla que le lleve a escribir esto, pero lo que está claro es que su amor por la Fórmula 1 no está detrás de estas palabras. Peca de incongruente y creo que él mismo tiene que saberlo. ¿Por qué lo hace entonces? No tengo ni idea.

Lo que está claro es que en La Sexta, su nueva cadena, no se hablaba de Fórmula 1 antes de tener los derechos de emisión. A comienzos de la temporada sí llegaron a hablar de la GP2 (¿alguien la sigue en España como para merecer espacio en un informativo de 25 minutos?), porque sí tenían esos derechos, pero no de la Fórmula 1. Es más, el espectacular final de temporada de hace no tantos días (ese que nos tuvo a media España pegada al televisor y, por tanto, sí merece atención periodística) apenas contó con esos diez segundos que ahora lamenta Lobato en el informativo de su nueva cadena. Menos incluso de lo que le dedican a los goles de la cuarta jornada del Torneo Clausura de fútbol en Argentina. ¿Le preocupaba entonces a Lobato el interés por la Fórmula 1? Obviamente, no, firmó igual contrato con La Sexta sin reproche alguno.

Pero es que en Telecinco, y Lobato lo sabe porque allí estaba él mucho antes de que Fernando Alonso se sentara en un Fórmula 1, tampoco se hablaba de Fórmula 1 antes de tener los derechos. Como tampoco se hablará en profundidad ahora que vuelve a no tenerlos. Es la vida cotidiana de las televisiones. Para mí es una práctica muy equivocada que atenta contra la esencia del periodismo (lo que es noticia debe salir, con vídeo, con foto o con simple locución; el objetivo debe ser siempre informar), pero es lo que hay y Lobato, con experiencia sobrada en televisión, lo sabe. Por eso me sorprende que mencione este asunto de esta forma incongruente.

sábado, noviembre 08, 2008

¿Y sus señorías...?

Una de esas cosas que no parece cambiar con el paso del tiempo es la imagen del hemiciclo del Congreso de los Diputados literalmente desierto. La casa de todos los españoles, el lugar donde se deciden las leyes que nos afectan a todos, el lugar de trabajo de nuestros supuestos representantes sigue ofreciendo imágenes bochornosas. No importa que la excusa sea la campaña electoral, un partido de la selección española de fútbol o la temprana hora a la que esta legislatura ha puesto José Bono las sesiones de control al Gobierno. El caso es que algunos de sus señorías casi siempre parecen tener algo mejor que hacer.

Hace poco más de una semana, dicha sesión de control estuvo dedicada a la crisis económica, eso que ahora nuestros políticos llaman "los problemas de los ciudadanos". Y lo que se vivió fue realmente descorazonador. Ni la mitad de los diputados llegó a ocupar su asiento en el hemiciclo durante dicha sesión. Hubo incluso momentos en los que no había ni una veintena de diputados escuchando a quien tenía la palabra en aquel momento. Y aunque ya se ha olvidado, un diputado del PP que debía formular una pregunta al vicepresidente económico, Pedro Solbes, ni siquiera estaba allí para hacerla. "Un despiste", dije después Ramón Aguirre, que así se llama este diputado. Pues vale.

La excusa de aquel día para muchos era claramente mediática. No había foto en el Congreso y por eso muchos decidieron quedarse en casa. Aunque no lo puedan decir, claro. El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, no podía acudir a la sesión. Eso provoca que el líder de la oposición, Mariano Rajoy, tampoco vaya. No hay foto. Quienes sólo van a meter ruido y aplaudir a los suyos pensaron que madrugar para nada era tontería. Y para rematar la situación, como tampoco había votación alguna aquel día, sus señorías pensaron mayoritariamente que no merecía la pena cumplir con un horario laboral. Dando ejemplo al resto de los españoles, sin duda. Sobre todo cuando muchos de los que sí fueron tomaron el camino de sus casas a las 12.30 horas.

El diario El Mundo publicó una semana después de esta vergonzosa estampa parlamentaria una curiosa estadística que refleja el grado de no asistencia de los diputados en las votaciones (de las que sí queda registro; por desgracia, sus señorias no fichan en la entrada del Congreso cada día). El reportaje sólo mide las 47 votaciones registradas en el actual periodo de sesiones, que comenzó tras las (largas para nuestros diputados) vacaciones estivales, pero los datos son suficientemente descorazonadores. En cada votación (en el resto de actividad parlamentario da miedo pensar en los datos) faltó una media de más de 25 diputados. El PP se lleva la palma, puesto que aporta 15 de ellos, el 10 por ciento de su Grupo en el Congreso nada menos. Claro que el Gobierno no se libra. Por pleno en el que hay votación faltan unos seis ministros, aunque si prevalece el pensamiento más ingénuo uno puede creer que estarán trabajando en algo en esos momentos.

La cosa, ya de por sí indignante, me indigna aún más cuando leo en El País que sólo 45 de los 350 diputados tienen dedicación exclusiva a su tarea como parlamentarios. Sería muy interesante saber si esos 45 figuran entre los valientes que asisten con habitualidad a los plenos, pero los datos son secretos. El resto tiene alguna otra ocupación en la vida. Me llama poderosamente la atención que 112 de nuestros diputados declaren como actividad profesional al margen de la política ser conferenciantes o tener alguna dedicación literaria o artística. Incluso que 90 colaboren con algún medio de comunicación, contribuyendo a esa cada vez más difusa línea entre la política y el periodismo.

Alguno pensará que, dado que se dice que los parlamentarios españoles están entre los que menos cobran, sus señorías buscan ingresos extraordinarios con los que afrontar la crisis. Pero resulta que la Ley Electoral (en su artículo 157) explica que su mandato "será incompatible con el desempeño, por sí o mediante sustitución, de cualquier otro puesto, profesión o actividad, públicos o privados, por cuenta propia o ajena, retibuidos mediante sueldo, salario, arance, honorarios o cualquier otra forma". Vamos, que no pueden cobrar más que dietas o indemnizaciones para desempeñar esas funciones, que además deben recibir el visto bueno del Congreso.

Al margen de los motivos que tenga cada diputado para ausentarse del trabajo para el que le hemos elegido los españoles, lo cierto es que algunos no suelen pisar mucho el Congreso. Por mucho que esté dentro de la Ley, a mí me sigue pareciendo indignante. Sobre todo cuando escucho propuestas para aumentar el número de diputados en sucesivas legislaturas. ¿Más sillas que ofrecer a los amigos? No, gracias. Para ver esta imagen y para ver alteradas las votaciones en el Congreso (que, en cierto sentido, viola el voto de los españoles, puesto que no hay tantos represantes de cada partido como han sido elegidos), démos a cada portavoz el número de votos correspondiente al reparto por escaños que salga de las elecciones y paguemos un sueldo sólo a quien tenga trabajo en las comisiones. Lo demás sobra. Pero no es que me sobre a mí. Es que parece sobrarle incluso a los diputados.

jueves, noviembre 06, 2008

¿Superbarack o Barackman?

Tantas esperanzas están puestas en Obama, que no se duda incluso en convertirle en un superhéroe... La pregunta es: ¿Superbarack o Barackman? Porque como me ponga en pensar en ese McCain convertido en el Pingüino con Sarah Palin como Catwoman creo que me va a dar algo...


miércoles, noviembre 05, 2008

Día histórico

De un tiempo a esta parte, el adjetivo favorito de muchos periodistas es el de "histórico". Todo les parece "histórico", pero en realidad no es así. Hay pocos días verdaderamente históricos. El de hoy lo es. Barak Obama ya es el presidente electo de Estados Unidos. Hoy la Historia tiene uno de esos giros que aparecerá en los libros que estudiarán algún día nuestros descendientes en el colegio, en el instiuto, en la univerdad. "Yes, we can", decían en campaña. "Yes, we did", dicen ahora. Pero ahí veo un gran error. El objetivo no debe ser la Casa Blanca. El objetivo debe ser ese anunciado cambio. ¿Será capaz Obama de responder a esas expectativas? Difícil de decir. Si cree que ya ha hecho algo con ganar estas elecciones, se equivocará. Un lema o una bandera no resuelven los problemas.

Aunque ideológicamente me puedo sentir mucho más cercano a Obama que a McCain, lo cierto es que mantengo dudas sobre Obama. No acabo de tener claro si va a ser ese ángel que se nos ha presentado. Sigo preguntándome cómo es posible que suscite tanto fervor, tanto emoción y tanta confianza, incluso de gente que no sabe ni siquiera lo que defiende Obama. Me asusta la posibilidad de que pueda ser sólo una fachada mediática y de imagen. Lo bueno de esta escéptica percepción mía es que esa sensación es muy fácilmente superable. Obama con sus actos puede hacer que dentro de unos meses acepte que mis temores eran infundados. Lo que está claro es que el simple cambio de personas en la Casa Blanca es ya una mejora. Es imposible llevar adelante una Presidencia peor que como lo ha hecho George W. Bush. Todavía me sigue pareciendo inconcebible que este hombre fuera reelegido hace cuatro años. Y probablemente McCain podrá pensar que Bush tiene buena parte de la culpa de su derrota.

Me ha gustado la sinceridad de Obama en su discurso: "Sabemos los desafíos que nos esperan: la crisis financiera, las guerras en Irak y Afganistán, las hipotecas, las facturas de los colegios o de los hospitales que tienen que pagar padres y madres. (El cambio) no lo haremos en un año. Pero América, lo haremos, os lo prometo". Es imposible cambiar un país en un día, y Obama ya lo dice abiertamente. Por desgracia, el presidente electo no va a tener cuatro años antes de que la gente, en Estados Unidos y fuera de allí, le pidan resultados. Ese puede ser su principal hándicap. Eso y lo corto que le tengan atado otros círculos de poder norteamericanos. Tengo también mucha curiosidad por saber cómo se van a gestionar los próximos tres meses. Porque que nadie pierda de vista que Obama no será presidente hasta el próximo 20 de enero. Hasta entonces, tendremos a Bush de presidente interino, dirigiendo la lucha contra esos desafíos que apunta Obama. ¿Es compatible el cambio con la pervivencia de Bush en la Casa Blanca durante tres meses más?

McCain, por su parte, me deja un motivo de satisfacción, un elemento para seguir creyendo en la política, uno que hace tiempo que no se ve en España. Ha reconocido abiertamente su derrota, no ha lanzado explicaciones surrealistas y se ha ofrecido para trabajar en los problemas que tienen Estados Unidos y el mundo. "Estados Unidos ha hablado, y ha hablado claro", dijo. Y añadió: "Son tiempos difíciles y, aunque siguen vigentes muchas de nuestras diferencias, yo le ofrezco hacer todo lo que esté en mi mano para ayudarle a afrontar los retos que le esperan". Igualito que aquí. Me imagino que no hará falta recordar cómo se gestionó el resultado de las elecciones de 2004 para que se entienda esa comparación. Quizá esta democracia norteamericana, con todos sus defectos y tan denostada aquí en España en demasiadas ocasiones, todavía tenga lecciones que enseñar a nuestros políticos.

La campaña, por cierto, terminó con un nuevo resquemor periodístico. Estoy cansando de ver cómo se convierte la tontería en noticia y la noticia en simple anécdota. Pero ayer La Sexta remató toda esperanza de que el periodismo pudiera triunfar en esta batalla. La noticia fue una entrevista en exclusiva al peluquero de Obama. Como os lo cuento. Finalizada la noticia, Cristina Saavedra preguntó a las enviadas especiales por alguna curiosidad de última hora. Y Mamen Mendizábal comenzó a hablar del sistema de voto, del reparto de delegados por Estado. La votación era la anécdota y no nos habíamos enterado. Madre mía...

lunes, noviembre 03, 2008

Cuando el perdedor importa más que el ganador

Lo maravilloso y a la vez cruel del deporte es que no siempre es el ganador quien se merece y tiene el respaldo del aficionado. A veces, sólo a veces, uno tiene más respeto y admiración por el perdedor. A veces uno se siente cercano a quien no ha vencido, a quien no figurará en los libros de historia, a quien no quedará en el recuerdo de quienes piensan que ganar es lo único importante. En esas ocasiones, uno no se limita a leer los cuadros de campeones, los fríos resultados. Porque el deporte no es eso, es el sentimiento y la emoción que acompaña a la estadística. Porque uno se acuerda del gol de Zidane más que de quién ganó aquella Champions. Del triple que falló España y quisimos meter todos a minuto y medio del desenlace en la final de baloncesto de los Juegos Olímpicos de Pekín ante la todopoderosa Estados Unidos. De aquel golpe de Sergio García detrás de un árbol en el primer grande que casi gana. De la belleza y la empatía que genera un deportista por encima de su resultado final. De las portentosas exhibiciones de Miguel Induráin.

Y sé que voy contracorriente, pero sigo pensando que Lewis Hamilton no es un gran campeón. No lo es por su forma de ser, no lo es por su forma de pilotar, no lo es por las circunstancias que rodean a su triunfo. Teniendo el mejor coche de la parilla durante el mayor número de carrera (Ferrari dominó algunas, pero muchas menos que McLaren), Lewis Hamilton sólo ha podido ser campeón del mundo a dos curvas del final, adelantando con ese avión que llevaba y bajo la lluvia a un Toyota que tenía neumáticos de seco. Eso, para algunos cronistas, fue un adelantamiento prodigioso. Nada se dice, en cambio, del de Vettel al propio Lewis Hamilton. Nada se dice de la obligada actitud de Glock de portarse casi como si fuera un doblado para no poner en peligro la seguridad de nadie con un coche ingobernable. Si hay gente que quiere ver una maniobra imposible, que la vea. Yo no la vi.

Pero me aventuro a dar una explicación a todo esto. Fernando Alonso no le cae bien a mucha gente. Hace algunos años podría llegar a entenderlo, porque soltó bastante arrogancia (no exenta de razón en algunos casos, por cierto, pero arrogancia en cualquier caso), pero hace tanto tiempo que Alonso se porta con una corrección exquisita que no termino de entender el resquemor que algunos le siguen guardando. Los antialonsistas (que los hay, ya sabemos que vivimos en un mundo frentista, en el que hay siempre que escoger un bando u otro) han elegido a Hamilton como su héroe por el antagonismo que desplegaron el año pasado en McLaren. Y por eso parece que hay que ensalzar al inglés haga lo que haga. Así se llega al extremo de no censurar su peligroso pilotaje en algunas carreras. Los accidentes que ha provocado en pista e incluso en el pit lane. Se olvida que debutó en la Fórmula 1 con el mejor coche. Se olvida que su equipo pasó incluso por encima de su compañero (¿importa de verdad quién fuera?) para concederle sus más pequeños caprichos.

La situación también se da al revés, claro. Los alonsistas más radicales creen que todo lo que hace Lewis Hamilton está mal. Yo no llego a tanto, ni por un extremo ni por el otro, pero sigo convencido de que Lewis Hamilton no es el mejor piloto. Ojalá Kubicka hubiera tenido un buen coche todo el año como para optar de verdad al Mundial. Ojalá Vettel y no Raikonnen hubiera sido piloto de Ferrari. Ojalá Alonso hubiera tenido toda la temporada el coche de las últimas ocho carreras (en las que ha sido el mejor, muy por encima de ese aparente genio que es Lewis Hamilton; eso sí que es prodigioso viendo al Renault de los primeros grandes premios y el premonitorio anuncio de ING). Ojalá Lewis Hamilton hubiera conducido alguna vez en su vida un Minardi. Entonces habríamos sabido si es de verdad tan buen piloto como algunos quieren vender. Hoy seguimos sin saberlo. Tiene un coche impresionante, domina las carreras en las que sale primero y la presión puede con él. Eso es lo que hemos visto. Yo soy alonsista, aunque no radical. Pero eso es lo que veo. Lewis Hamilton no ha ganado a una leyenda de la Fórmula 1. Alonso sí.

Comprendo las lágrimas de Massa. Hay quien piensa, y de eso hablamos después de la carrera, que es una ridiculez llorar por algo como lo de ayer. O también que es absurdo que un aficionado se emocione por los éxitos o los fracasos de un multillonario que no conoce el verdadero significado de la palabra trabajar. Yo comparto mucha más empatía que eso con los deportistas, porque llenan mi tiempo de ocio y algunas de mis ilusiones. Desde mi óptica, por mucho dinero que ganas o por mucho que no conozcas la realidad, tiene que ser muy duro luchar todo un año para ganar el Mundial de Fórmula 1 y que al final te quedes a dos curvas de lograrlo. Tiene que ser muy duro que cruces la línea de meta de la última carrera y que te griten por la radio que eres campeón del mundo para treinta segundos después despertar del sueño y saber que en realidad has sido el primero de los perdedores. Tiene que ser muy duro salir a recoger un premio que no sirve para nada en tu propia casa. Sí, entiendo esas lágrimas, ya lo creo que las entiendo.
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No creo que Massa sea un gran piloto. No creo que sea uno de esos tocados por la magia del deporte, esos que permanecen en la memoria de los aficionados. Pero las circunstancias de este Mundial de Fórmula 1 le dieron opciones de ser campeón. Y esas mismas circunstancias, las que han llevado a Ferrari a perder la categoría que tenía con Michael Schumacher, son las mismas que le condenaron a llorar al final. Aquella manguera que se quedó atascada en su coche y que le privó de algún punto que, al final, habría sido vital. Aquel motor que se rompió sin ser en realidad forzado hasta el límite cuando Massa estaba a tres vueltas de ver una bandera de cuadros que nadie iba a poder alcanzar antes que él. Y, sí, entiendo sus lágrimas. No las he derramado por él, a pesar de la tristeza que me ha dejado este cruel desenlace, pero si en otras situaciones, en otros deportes. Y por eso las entiendo.

Y entiendo la alegría también, la que vivió por un fugaz instante el box de Ferrari. Eso añadió crueldad a este desenlace no deseado. La familia, los amigos, los mecánicos. Todos pensaron por un momento que Massa era campeón del mundo. Todos menos uno. Qué ingrato me pareció el papel de ese mecánico de Ferrari que sí se dio cuenta. Que sí vio a Glock rebasado a dos curvas del final por el McLaren de Lewis Hamilton. Que sí era consciente de que su piloto no era campeón del mundo. Me pongo en su piel y todo me parece aún más cruel. ¡Qué duro tiene que ser decirle a alguien que está demostrando tanta alegría que en realidad ha sucedido justo lo contrario de lo que cree! Qué duro tiene que ser despertar de un sueño que diez minutos antes parecía absolutamente imposible y que había renacido con el agua de lluvia y con el prodigioso (éste sí) adelantamiento de Vettel a Lewis Hamilton.

Con este adelantamiento, el que casi nadie vio en directo. Yo al menos no lo vi, pendiente como estaba de que ese fantástico piloto que es Vettel (que me ha encantado este año y que ojalá tenga suerte y un buen coche en el futuro) aguantara la posición con respecto a Lewis Hamilton. Y pendiente estaba también de esa columna de la izquierda de la pantalla. Todas mis fuerzas estaban en ver ese "6 HAM" que hubiera privado a Lewis Hamilton del Mundial. Cuando encararon la recta de meta Vettel y Lewis Hamilton sin que hubiera aparecido un "4 GLO", ya me di cuenta de que había sucedido justo lo que no quería que sucediera. No sabía cuándo, pero había sucedido. Tuvimos que volver a ver el final de la carrera, grabada previamente, para saber cuándo dejó atrás al Toyota de Glock. A dos curvas del final. Qué cerca. Qué cruel.
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Lewis Hamilton es campeón del mundo. Felicidades. Eso hará que no se pare a pensar en cuánta gente deseaba que no lo fuera. Y, por cierto, este desenlace ya me lo había imaginado, prolongando la maldición de la FIA, por todo lo que ha pasado durante el año. Lo que no esperaba es que fuera tan cruel. A dos curvas del final. Maldita sea...

viernes, octubre 31, 2008

Reflexionando sobre los comentarios

Cuando alguien me deja un comentario inteligente, me hace reflexionar y profundizar en mis ideas. Por eso los agradezco tanto, aunque a veces se me pase hacerlo de forma directa en los comentarios del blog. Este post surge, de hecho, de dos comentarios de una de mis últimas entradas, la de Curso de ética periodística. Concretamente, los de El Impenitente y Al-Duende. El primero me anima a que siga con la labor de denunciar los desmanes de los medios de comunicación, esos que hacen que muchos periodistas nos veamos obligados a criticar a nuestro propio gremio. Sí, yo desde luego pienso seguir, a pesar de lo que me recuerda el segundo (que las críticas parecen aseguradas por parte de aquellos que parecen vivir más cómodos en el corporativismo propio... que para el ajeno ya tendremos críticas, claro), aunque no sea el único palo que toque en este humilde blog. Y si antes me animo a proclamar que continúa mi cruzada, antes encuentro un nuevo caso que comentar.

Telecinco está ya anunciando una entrevista con Julián Muñoz, el ex alcalde de Marbella, que, por supuesto, se hará a cambio del pago de una ingente cantidad de dinero que según algunos han llegado a decir coincide incluso con la fianza que le impuso el juez del caso Malaya. A mí me da igual la cantidad, la verdad, la paga una televisión privada con sus ingresos por publicidad. Si nadie lo viera, no habría publicidad ni tampoco dinero para pagar estas exclusivas Allá cada cual. Y aunque podría cebarme con la calidad de los entrevistados de Telecinco (que en breve recibirá a Luis Roldán y que hace ya tiempo, por ejemplo, invitó a Mario Conde, ya en unas cuantas ocasiones a la mujer del tipo ese que está en la cárcel porque dejó en coma a Neira, y a quien, que nadie lo dude, entrevistarán en cuanto salga de prisión) o la poca ética de costear las fianzas judiciales de tipos así, no es ése el tema que me interesa con respecto a este caso.

Resulta que ayer vi un fragmento de un programa de Antena 3 en el que se critica abiertamente a Telecinco por haber comprado esa entrevista, dudando de su calidad e incluso pidiendo públicamente que se abra un debate sobre los contenidos de los medios de comunicación audiovisuales. Y aunque ya hemos visto muchos, éste es un ejercicio de hipocresía de tal envergadura que no se puede dejar pasar. Si Julián Muñoz va a Telecinco es porque la oferta económica es superior a la Antena 3. En Internet hay decenas de noticias que hablan de una "subasta" por esa entrevista a Julián Muñoz. El clásico quién da más. Y como ha sido Telecinco y Antena 3 no la ha conseguido (insisto, no me parece un mérito periodístico), ahora recurre al pataleo, a la crítica y al desprestigio de la cadena rival. Impresionante.

Esto entronca con el comentario que me dejó el amigo Al-Duende. Resulta que todo el mundo habla de regenerar los medios de comunicación cuando está abajo, pero cuando llega arriba, cuando alcanza los puestos de responsabilidad hace exactamente lo mismo que sus predecesores, esos a los que tanto censuró desde su puesto de base. La pescadilla que se muerte la cola: ¿pide el espectador lo que le damos o le damos lo que pide sin posibilidad de elección? Sigo creyendo que otra televisión, que forme y entretenga, es perfectamente posible, pero con comportamientos así jamás superaremos esta fase. Es más, sin duda empeorará. Ya hemos visto casi de todo en televisión, y la reciente polémica en la BBC inglesa demuestra que encima nos regodeamos con la superación de las cotas de cutrez.

La anécdota que cuenta Al-Duende me ha hecho recordar también aquello que pensaba con cierta inocencia en mis años de estudiante (hasta primero de carrera, que ahí creo que ya desperté del todo). Siempre me preguntaba cómo era posible que los profesores fueran a veces tan injustos y además a propósito al juzgar o evaluar a sus estudiantes. Me preguntaba si ya se habían olvidado de cuando ellos mismos eran estudiantes y sufrían el maltrato de sus propios profesores. Si habían aparcado los buenos deseos que, seguro, habían formulado aquellos días, aquellas promesas de no comportarse igual cuando ellos tuvieran el poder sobre el alumnado que da formar parte del profesorado. Y, por desgracia, es así en demasiados casos de demasiados ámbitos de la vida. Quien llega a jefe, se convierte en un tirano. ¿Por qué? No tengo ni la más remota idea. A mí no me ha pasado. ¿Me pasará? Hoy afirmo que no con rotundidad.

Cómic, cine y televisión 'simpsonizados'

En este inmenso mundo virtual que es Internet, uno puede encontrar casi de todo. Hoy me vais a permitir que os recomiendo un blog muy peculiar, llamado Springfield Punx. La idea de su autor, Dean, es recrear personajes de la televisión, el cine y el cómic como si tuvieran que salir en Los Simpson. La mezcla es muy curiosa, así que os animo a que os déis una vuelta por allí. Para picar vuestra curiosidad, os dejo dos ejemplos: Batman (visto desde la óptica del cómic, la serie de los años 60 y la más reciente Batman begins) y los 4 Fantásticos, dos de mis favoritos en esto del cómic. Pero hay mucho más y se actualiza con muchísima frecuencia.


jueves, octubre 30, 2008

Amores bidimensionales

Noticia bomba (que descubro en castellano aquí y en su original en inglés aquí). Resulta que un japonés se quiere casar con un dibujo animado. Tal cual. Dice que no le atraen las personas de tres dimensiones y que prefiere a las de dos dimensiones. Concretamente, a esta chica nacida de la imaginación de guionistas y dibujantes:


La niña en cuestión se llama Mikuru Asahina y procede del manga La melancolía de Haruhi Suzumiya. Dicen sus biografías en Internet que tiene 18 años, que es la chica más mona del instituto, pese a todo es muy tímida y sus compañeros varones de estudios la consideran (y esto es literal) "una intocable flor en la montaña". Que no se me olvide decir que entre sus habilidades están la de hacer un te formidable y la de viajar en el tiempo (tiene un yo futuro que se deja ver de vez en cuando por la serie), y que por eso la reclutan para un grupo llamado SOS Brigade. Del japonés de carne y hueso que quiere casarse con ella no sabemos nada, sólo que ha colgado en Internet una campaña de recogida de firmas para que se legalice de alguna forma la unión en matrimonio entre un ser humano tridimensional y una persona (así se refiere a ella, supongo que para que no se sienta ofendida y le dé calabazas) bidimensional. Imagino que, ya puestos, el género de los contrayentes no será problema. La cosa parece haber calado, porque hay ya mil personas que le han dado su apoyo y su firma a este japonés con el corazón partido.
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Y, claro, me pongo a pensar en el universo de posibilidades que abriría algo así. Con tantos años que llevo leyendo cómics, hay muchas mujeres que me han llamado la atención en un momento u otro. Lástima que no se me ocurriera pedirles el teléfono según leía sus aventuras... Me acuerdo de Susan Storm, la Mujer Invisible de los 4 Fantásticos, pero resulta que por mucho que utilice su apellido de soltera está casada con Reed Richards, Míster Fantástico, uno de los cerebros más brillantes de la Tierra, y además tiene dos hijos... No, no, nada de comprometidas... Está Supergirl, claro: superpoderosa, responsable, rubia y con minifalda. Pero es que en realidad es una cría, una adolescente... No estaría visto bien, desde luego... ¿Wonder Woman? ¿Y cómo demonios se le dice un piropo a una diosa...? Nada, demasiado complejo... Mary Jane Watson tampoco me vale, porque eso de quitarle la novia a Spiderman me parecería una puñalada tremenda al personaje con más problemas del Universo Marvel. No sería justo desde luego... ¿Catwoman? No sé si me conviene una mujer fatal... Además, ahora que ha tenido una hija la veo muy liada y con poco tiempo libre como para conocernos...
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Vaya, pues no acabo de ver claro eso de buscarme novia en universos de dos dimensiones... En cualquier caso, seguiré atento a las evoluciones de la petición de este desgraciado (sentimentalmente hablando) ciudadano japonés, no vaya a ser que me pueda ser útil en el futuro... Que si Zapatero revoluciona España con el matrimonio gay, lo que podría hacer un dirigente nipón si promete legalizar el matrimonio con un personaje de ficción...