viernes, noviembre 27, 2009

No sé de qué hablar

Supongo que a muchos de vosotros os habrá pasado alguna vez. Tener ganas de hablar de muchas cosas, que se desborden las ideas, que las frases vayan cobrando forma en tu cabeza... y que ese ánimo vaya diluyéndose poco a poco hasta que al final no sientes la misma necesidad de escribirlo. Pues bien, así estoy yo. Veo los informativos, leo la prensa, salgo a la calle y encuentro mil cosas de las que hablar... pero luego me enfrento a la pantalla en blanco y me doy cuenta de que no encuentro las palabras necesarias, no alcanzo un motivo real para decir lo que pienso o pienso que lo que voy a decir es tan radical y políticamente incorrecto que no lo va a entender nadie.

Aunque con el suceder de los acontecimientos me apatecía hablar sobre el Alakrana, ya dije que al final no quería hacerlo. Y no quiero hablar porque si hablo tengo que empezar diciendo que todo esto nace de una irresponsabilidad de los marineros que se fueron a pescar lejos de la protección militar que habían solicitado, y me duele que no se esté diciendo. Como no se está diciendo que hay trece barcos secuestrados. O tendría que decir que rechazo por completo el pago de rescate a piratas porque de esta forma envalentonamos a cualquier criminal (o terrorista, ya que estamos...) a pedirnos dinero por cualquier animalada. O que me sorprende que algunos sepan tanto ahora de tareas diplomáticas o tácticas militares. O que me parece descorazonador que el Gobierno tenga una política de comunicación tan horrible.

Y entonces me sale el editorial conjunto de doce periódicos catalanes. Y me muero de ganas por decir lo que pienso, pero al final caigo en el desánimo, devorado por la situación actual y pierdo el interés. Porque tendría que decir que los editoriales son un signo distintivo de cada medio y precisamente por eso no entiendo que haya una unanimidad tan grande en este tema entre esos doce periódicos. Como tampoco entiendo que los medios tengan tanta arrogancia como para hablar en nombre de todo (¿todo?) un pueblo. O que se extienda a "todo el pueblo catalán" la defensa de un Estatuto respaldado en una votación que contó con tan poca participación. O que el respaldo, respeto o presión a los jueces por parte de políticos y periodistas sea siempre a conveniencia. O que la Justicia no para de asombrarme. Muchas cosas que me cansan, vaya...

Pero, claro, ¿cómo no hablar de la reforma de la Ley del Aborto que estudia el Congreso de los Diputados? No, lo dejo, porque entonces piso arenas movedizas. No tengo una posición clara y tajante, y eso me convierte en enemigo de ambos bandos (¿hay dos bandos?). Tendría que recordar la contradicción que nadie quiere tocar y que se manifiesta, por ejemplo, en que una menor de 16 años se pueda poner silicona en los pechos, casarse o tener hijos sin consentimiento de sus padres pero no abortar. O poner el grito en el cielo las presiones inmorales de algunos grupos y personas antiabortistas que se dedican a mandar cartas a los domicilios personales de los políticos

También podría hablar de una variante de este asunto, la manipuladora amenaza de la Iglesia de negar la comunión al político que no se oponga a esa ley. Porque por lo visto no les vale ya con la confesión para purgar el pecado, sino que además tienen que decir públicamente que se arrepienten de ese voto. Y, claro, me hace gracia teniendo en cuenta que el clero tiene el privilegio del secreto de confesión. Y me hace más gracia todavía cuando leo casos como el de Irlanda, en el que la Iglesia, con la connivencia del Estado, ocultó no sé cuántos casos de violaciones de menores a manos de curas. Y ante semejante incongruencia y falta de vergüenza, renuncio también a hablar de esto...

Pienso entonces en hablar de algo ligerito, del Barça-Madrid. ¿Cómo no voy a hablar del Barça-Madrid si todo el mundo habla del partido en cuestión? Pero, claro, resulta que ni soy del Barça ni soy del Madrid, así que en este fanatizado mundo (¿sólo del deporte?) en el que vivimos lo más normal es que los fanáticos me digan que les deje en paz y me vaya a ver a mi equipo. Pues nada, eso haré, que ya que me juega la Real en Madrid, en el campo del Rayo, no vamos a perder la ocasión. Lo mismo después de eso recupero las ganas de hablar de algo. ¿O ya lo he hecho sin darme cuenta...? Vaya, es que cómo son las cosas del lenguaje, que uno empieza a divargar y resulta que dice más de lo que le gustaría...

lunes, noviembre 23, 2009

La honestidad y el meme

La encantadora Simone, del blog Ni Prada ni Manahattan, me dio un premio hace unos días, un premio de esos que vienen acompañados de un meme. El premio es a la honestidad (gracias, Simone) y el meme obliga a contar diez cosas sobre mí... y hacerlo con honestidad, claro. Dado que, aunque mis amigos se rían de mí por ello, presumo de contar siempre la verdad, no parece una tarea difícil que sea honesto en esta entrada. Lo que sí me es complejo es encontrar diez cosas que contaros que susciten comentarios del tipo "qué interesante", "qué gracioso", "a mí me pasa lo mismo/lo contrario" o "anda, eso no lo sabía yo". De hecho, en el momento de escribir estas líneas, no tengo decididas las diez cuestiones que vais a leer a continuación, así que desde ya os anuncio que esto procede de la más absoluta improvisación.

1. Creo que desde siempre tuve claro que quería ser periodista. Desde luego, cuando entré al instituto con 14 años era un objetivo claramente definido, y eso me distinguía de las dudas que tenía el 99,9 por ciento de mis compañeros, muchos de los cuales ni siquiera habían decidido si querían hacer letras o ciencias. Y todo para que el mayor logro que conseguí en la carrera fuera el título de la liga interna de fútbol sala...

2. Me saca de mis casillas que el argumento de la gente en una conversación sea la descalificación personal de lo que yo digo, lo que yo pienso o lo que yo soy. Me tengo por una persona tolerante ante las ideas del otro, incluso aunque sean radicalmente contrarias a las mías. Pero jamás entenderé que la gente no sepa defender precisamente eso, lo que dice, piensa o es y tenga que limitarse a rechazar a su oponente de una forma tan absurda.

3. Viendo un partido de fútbol soy... digámoslo así... muy expresivo. Soy de los que gritan, saltan, se acuerdan de la familia del árbitro y alcanzan la más absoluta felicidad cuando los suyos marcan un gol. Por eso me gusta ver los partidos en la televisión de mi casa. Con compañía más o menos extraña me corto más y no llevo bien lo de ver fútbol en un bar. En la grada de un estadio, depende. Si veo que mi integridad corre peligro, sé morderme la lengua. Si no, como si estuviera en el salón de mi casa.

4. No bebo alcohol, no fumo y no conduzco. No bebo alcohol porque no me gusta, no aguanto ni su sabor ni su olor y no le encuentro encanto alguno a la borrachera. No fumo porque creo que es una forma absurda de envenenarme, tanto a largo plazo como a corto (no soy capaz de dormir en condiciones después de una noche en un bar lleno de humo). Y no conduzco porque no me siento cómodo en un coche y no quiero tener la responsabilidad de tener un volante entre mis manos. Estas tres negaciones de mi vida han llevado a unos amigos míos a referirse a mí con frecuencia como al tipo que dice "yo nunca" para todo. Es falso, porque no tengo más negaciones vitales, pero si ellos son felices...

5. Odio los compromisos y todo ritual social que se haga para quedar bien. Me parece absurdo que alguien se sienta obligado a invitarme a su casa, a su cumpleaños o a su boda sólo por quedar bien no sé muy bien con quién ni para qué. Si alguien quiere de corazón que esté en uno o muchos momentos de su vida, estaré o al menos haré lo imposible por estar. El resto, por favor, que se lo ahorren, por su bien y por el mío...

6. Me encanta aplicar frases de cine a la vida real. Al final las pienso más que decirlas, pero ya he perdido la cuenta de la cantidad de veces que he podido decir o pensar "que la Fuerza te acompañe", "y Gondor responderá", "necesitamos un barco más grande", "siempre nos quedará París" (y eso que no la conozco), "su carencia de fe resulta molesta", "alégrame el día", "yo no bebo... vino", "he visto cosas que vosotros no imaginaríais", "nadie es perfecto", "voy a hacerle una oferta que no podrá rechazar", "me encanta el olor del napalm por la mañana", "¿me estás hablando a mí?", "cada vez que escucho a Wagner me entran ganas de invadir Polonia", y otras muchas más.

7. Hace ya unos cuantos años, una amiga y compañera de trabajo me dijo que por qué no le hacía un periódico de su boda. Se lo hice. Se llamó La Sinrazón, pero escrito con la tipografía de El País. Desde entonces, todas las bodas de amigos en las que he estado han tenido su propio periódico. He hecho uno incluso de una boda en la que no pude estar, con fotos y relatos de gente que sí estuvo. Y no sólo me limito a las bodas, ya que casi desde el principio amplié horizontes y utilicé este particular periódico para despedidas de compañeros, nacimientos de sobrinos postizos e incluso algún viaje. Ya me han dicho que debería hacerme una web y venderlo a todo el que quiera uno, pero sin cariño no tiene la misma gracia, ¿no...?

8. Suelo viajar solo. Primero, porque normalmente hago coincidir mis viajes por España con partidos de fútbol de la Real y ahí no suelo encontrar compañía (y cuando voy a San Sebastián, destino preferente por encima de todos, la compañía me espera por allí). Segundo, porque disfruto enormemente pateando las ciudades de arriba a abajo, sacrificando bastante la vida nocturna en el destino escogido a cambio de madrugones y satisfactorias palizas turísticas... y ahí no suelo encontrar compañía. No me van las vacaciones contemplativas de sol y playa.

9. Me considero un envidioso atípico. Envidioso, sí. Me da envidia que un amigo esté felizmente casado o emparejado porque yo no he tenido la suerte de encontrar a esa pareja y que ella me encuentre a mí al mismo tiempo. Me da envidia ver a amigos que tienen críos, porque me encantaría ser padre y sin la necesaria voluntaria lo tengo complicado. Me da envidia ver a quien puede hacer el viaje de sus sueños (o de los míos) cuando a mí no me queda más remedio que quedarme en tierra. Pero envidioso atípico, porque lejos de quedarme en la envidia o de generar rencor hacia mis amigos, el sentimiento que acompaña a esa envidia es la felicidad. Felicidad por el otro, porque si es mi amigo me alegro de corazón de que las cosas le vayan bien, incluso aunque a mí no me vayan igual de bien.

10. ¿Y qué cuento yo para finalizar este repaso...? Pues creo que lo voy a terminar donde empece, pero de otra forma. Antes de ser periodista, ya había salido en televisión. Más de una vez, pero sobre todo una vez. ¿Dónde? Casi me atrevería a decir que en el programa que menos os podéis imaginar, pero eso sí que no lo voy a confesar yo mismo, aunque hay gente que lo sabe y que lo mismo es tan malvada de dejarlo en los comentarios para que sea de dominio público. No porque me avergüence (no, no fue en un programa de Leticia Sabater), sino porque algo de incógnita tendré que dejar entre tanta honestida. Vamos, digo yo...

Se supone que ahora tengo que pasarle el meme a otras diez personas, pero no voy a poner en el compromiso a nadie. Y si alguien necesita el compromiso para lanzarse a hacerlo, es fácil que daros por aludidos. Los blogs que frecuento desde hace tiempo están en la columna de la derecha. Y espero que todos sepáis ya de sobra que, aunque no os pongo en el aprieto de tener que hacerlo o rechazarlo, me gustaría (me gusta) leer cosas sobre vosotros. Porque la verdad es que está fenomenal esto de ir conociendo un poquito más a la gente de este maravilloso mundo de los blogs, ¿no...?

jueves, noviembre 19, 2009

El peligro de ser irresponsable

Siempre he pensado que la irresponsabilidad es mucho más grave que la incompetencia. Esto, hoy en día, me sitúa a contracorriente. La tendencia normal (y lógica) es culpar de lo que sucede al Gobierno. Evidente, son ellos quienes toman las decisiones y quienes tienen la capacidad de cambiar las cosas. Y con todo lo mal que se puedan estar haciendo o haber hecho algunas cosas (ya lo creo que hay ejemplos), la mayoría las achaco a la incompetencia y no a la irresponsabilidad. No es algo bueno, evidentemente. Pero no es el peor de los escenarios. Y es que, por contra, la labor de la oposición está siendo irresponsable. Reconozco que eso sí me da miedo porque es imposible de solucionar. Miedo porque está demostrado que no tiene consecuencias negativas actuar de esta forma. Miedo porque esos mismos irresponsables son quienes aspiran a gobernar el país en el futuro. Miedo porque sus tácticas me parecen desleales, deshonestas y sencillamente vergonzosas.

Forges, como siempre, da con la explicación a todo esto. El PP, que durante tanto tiempo ha acusado al Gobierno de crear cortinas de humo para que no se hablara de ciertas cosas (desde el Estatuto catalán a la crisis económica, pasando por la negociación con ETA), se ha convertido en todo un experto en la materia. Con un máster acelerado, ha conseguido la perfección (cosa que no se llevará mi aplauso porque desprecio esa forma de actuar). En este país se habla de lo que quiere el PP y con el punto de vista que quiere el PP. Quien habla de lo que ellos no quieren o lo hace en términos críticos hacia ellos es porque les persigue y busca, lisa y llanamente, su aniquilación. Me preocupa que cale esta realidad alternativa que nada tiene que ver con lo que yo veo. Porque o tengo un problema yo o lo tiene demasiada gente. Tengo ejemplos de sobra, ahí van tres.

Desde que María Dolores de Cospedal lanzó esa irresponsable (porque se hizo sin pruebas y poniendo en tela de juicio este Estado de Derecho que tanto dicen defender) acusación de que el Gobierno espiaba al PP de forma ilegal, se ha difundido la idea de que el Ejecutivo socialista estaba persiguiendo a los populares, que utilizaba a los jueces y fiscales para esa tarea. La gente se lo ha creído en buena medida. O no ha creído conveniente rebatirlo. Qué malos eran los socialistas. Que delincuentes. Que deshonestos. Sale ayer el Fiscal General del Estado, Cándido Conde-Pumpido, y revela que de las 730 causas que tiene abiertas la Justicia para investigar corrupción política 264 son contra miembros del PSOE y 200 contra el PP. Pues vaya birria de persecución al PP. Como dicen los periodistas que están arruinado esta profesión, no hay que dejar que la realidad estropee un buen titular.

Y así seguimos, como lo demuestra el segundo ejemplo. Resulta que el PP compró durante los últimos tiempos de su mandato en Moncloa un sistema de escuchas policiales que se conoce como Sitel. Como el PP sabe que no tiene fundamento alguno (de lo contrario, ya habríamos visto las pruebas) en sus acusaciones de espionaje, ahora arremete contra ese sistema, al que ha llegado a calificar de ilegal (¿por qué demonios lo compraron entonces?). Esta irresponsable postura ha encontrado rápido eco en procesos de importancia. El considerado como máximo capo de la mafia rusa en España ha pedido que se anulen las escuchas que se le practicaron con este sistema... siguiendo los argumentos del PP. Es tranquilizador que frases y políticas irresponsables se conviertan en argumento para delincuentes. O piratas (pero del Alakrana mejor no hablo porque estoy seguro de que soltaría posiciones demasiado incorrectas políticamente hablando).

Llegamos al tercer caso. ¿Recordáis todo lo que se dijo de la famosa asignatura de Educación para la ciudadanía? De "catecismo socialista" llegó a tacharla Mariano Rajoy desde la tribuna de oradores del Congreso de los Diputados, nada menos. Y resulta que quienes no tienen reparo alguno en manipular a los niños son otros. Ana Botella, que además de ser concejal en el Ayuntamiento de Madrid es la esposa de un ex presidente del Gobierno, ya nos deleitó hace años con sus explicaciones políticas y sociales aplicadas a cuentos infantiles. Ahora vuelve con la segunda parte. Y sus apostillas no tienen precio. Bueno, sí, tienen el precio de ponerte de una mala leche increíble ante el ejercicio de adoctrinamiento que suponen y ante el recuerdo de las acusaciones que se lanzaron en su momento por la implantación de una asignatura que, mejor o peor, se imparte en toda Europa.

Sigo aspirando a que este país este gobernado por gente honesta y capaz. Pero como por lo visto lo que toca es elegir entre incompetencia e irresponsabilidad, prefiero quedarme con la incompetencia. A quien no sabe se le puede enseñar. Contra quien quiere emponzoñarlo todo sólo cabe el recurso del pataleo. Y con escasísimas posibilidades de éxito. Ya sabéis, digama que algo queda. Y mejor si puedes hacerlo sin dar explicaciones, pruebas o alternativas. Eso lleva a La Moncloa. Fijo.

domingo, noviembre 15, 2009

Sarkozy y sus cosas

No soporto a Nicolas Sarkozy. Tampoco a Silvio Berlusconi, pero creo que sobre el dirigente italiano hay cierta unanimidad en tener una opinión negativa y, en cambio, sobre el político francés parece haber división de opiniones. Ya he perdido la cuenta de los escándalos, polémicas y absurdeces en que se ha metido este hombre (y ni siquiera cuento entre ellas que se haya casado con una cantante y modelo, lo que ha banalizado bastante su labor político o, al menos, la visión que de ella dan los medios de comunicación).

La última ha sido su prodigiosa relevación de que él (menos mal que no sólo él) derribó el Muro de Berlín. En Francia se lo están pasando pipa con esta afirmación, y los fotomontajes del dirigente galo en acontecimientos históricos (se le ve siendo miembro de los Beatles o recogiendo la copa del Mundial de fútbol que Francia ganó en 1998) se propagan a la velocidad del ADSL. Hay que tener un ego del tamaño del Gran Cañón del Colorado para hacer algo así. No es que Sarkozy sea único en ese terreno, claro, pero sorprende la torpeza de decir algo que tan fácilmente se puede demostrar como falso.

Todavía está fresco su intento de lanzar la carrera política de su hijo de 23 años antes incluso de que finalice su carrera universitaria (¿qué se habría dicho por estos lares si Zapatero hubiera hecho algo parecido?). Y me acuerdo de cuando se le retocaron digitalmente los michelines, como si fuera una modelo, en las fotos de unas vacaciones. O cuando se hizo público que en su visita a no recuerdo qué empresa se seleccionó a los trabajadores que iban a salir con él en las fotos en función de su altura, para que ninguno sobresaliera por encima de Sarkozy.

O de comentarios tan oportunos como cuando dudó de la inteligencia de Zapatero o califico de "gentuza" a los jóvenes que protagonizaron disturbios en 2005. ¿Y qué decir de aquella rueda de prensa que dio con aspecto de estar borracho tras una reunión del G-8? ¿O cuando se levantó de una entrevista en el programa 60 minutos de la CBS llamando "imbécil" a la periodista que le hacía las preguntas porque no le había gustado una de esas cuestiones?

Ah, lo que ha perdido España por que Sarkozy naciera en Francia...

lunes, noviembre 09, 2009

Escribo, luego existo

A estas alturas de la película, supongo que no asombraré a nadie si proclamo lo muchísimo que me gusta escribir. "Claro, idiota, tienes no sé cuántos blogs", estaréis pensando algunos. El caso es que escribo estos blogs, sí, pero no sólo escribo aquí. Aunque todos esos espacios tienen un enlace en la columna que tenéis a vuestra derecha, seguro que muchos no los conocéis. Por eso, me voy a tomar la libertad de introduciros a dos de los lugares en los que dejo de vez en cuando palabras juntadas por mí, por si os apatece daros una vueltecita por allí.


¿Qué es El Infrecuente? La primera definición que uno encuentra al entrar es "sobre las combinaciones no aleatorias de letras manchando papel". Suena bien, suena original, suena diferente. La segunda definición, si uno navega un poquito por entre sus páginas, es que se trata de un lugar que propone "alternativas de lectura". Yo creo que es un lugar en el que personas que adoran leer os van a contar lo que han sentido leyendo. Y no se me ocurre nada más bonito después de leer un buen libro que compartir esas sensaciones, esas emociones, esos recuerdos. Mi contribución, por ahora, se ha centrado en el mundo del cómic, pero poco a poco espero enriquecer ese precioso sueño que es El Infrecuente.

No he tenido nada que ver en la creación de esta web, pero me hace una ilusión tremenda escribir en ella. ¿Por qué? Además de por la simple ilusión que me genera siempre escribir, por la persona que me lo propuso. Porque es alguien que ama la literatura y porque valoro mucho sus opiniones en éste y en otros muchos terrenos. Y cuando alguien así cree que puedo aportar algo a una web así, más me vale estar a la altura. En este extraño mundo que es el del periodismo, en el que parece que para sobrevivir es necesario clavar puñaladas en la espalda, conspirar contra quienes te rodean y despuntar más que nadie, que alguien te proponga sumar tus letras a las suyas y a las del resto de sus compañeros es algo que me llena de alegría.

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Suite 101 es una historia totalmente diferente. Aquí puede apuntarse cualquiera que supere la selección que hacen en la web (si alguno se anima, espero que me avise para poder leerle). Aquí la libertad temática es absoluta, se puede escribir de todo y con cualquier enfoque. Por ahora he escrito mucho de fútbol, bastante de cine y de cómic, y algo de otras cosas como sociedad y música. Espero ir ampliando temas poco a poco. Por descontado, acepto sugerencias de todo tipo, porque al fin y al cabo lo que uno quiere cuando escribe es que la gente se interese por lo que se escribe.
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En un mes, y con 24 artículos publicados (aquí los tenéis todos; cuatro de ellos han conseguido la distinción de Los favoritos de la redacción), he conseguido más de 1.600 visitas. ¿Pocas? Valoro muchísimo cada una de ellas, siempre hace ilusión que alguien se detenga en lo que uno escribe. Y si os gusta lo que habéis leído podéis dejar vuestras impresiones en los comentarios. Pero con leerlo vale. Cualquiera de las dos formas es bienvenida.
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Y llegamos a los blogs. No me va mucho esto de conmemorar efemérides propias, pero el mes pasado cumplí tres años en este maravilloso mundo de los blogs. En ese tiempo (además de encontrar a personas increíbles, algunas a las que he conocido en persona y otras a través del mail), he escrito más de 1.400 entradas en los cuatro que tengo abiertos aunque casi tendría que decir tres, porque el último lo tengo abandonadísimo. En el que más lo he hecho es en Corazón Txuri Urdin. He conseguido, en total, casi 140.000 visitas. En número vence el mismo blog, pero de media por entrada gana éste, Un Mundo Peculiar. Mi tope diario está en las 299 personas que entraron aquí una vez. Seguramente esas cifras no son nada relevantes en este mundo de Internet en el que vivimos, pues hay incontables páginas y blogs que reciben más tráfico que el mío.
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Pero como yo no escribo para ser más que nadie, eso no me importa y valoro cada una de esas visitas, cada persona que gasta parte de su tiempo en entrar aquí y ver qué he escrito. No me importa que me visite sólo gente que esté plenamente de acuerdo conmigo y me haga la pelota, ni mucho menos. Y tampoco me quita el sueño tener el blog visualmente más espectacular. Veréis que, dado que no soy ningún genio de la informática, estos blogs son bastante simples y no cuentan con demasiados adornos. Lo que quiero es que quien pase por aquí se sienta cómodo, interesado por lo que escribo y dispuesto a aportar su valioso punto de vista. Por eso, aunque no me voy a hacer millonario ni con El Infrecuente, ni con Suite 101, ni con estos blogs, sigo escribiendo. Luego existo.

jueves, noviembre 05, 2009

Esto es periodismo y lo demás son tonterías

Sin más preámbulos, tres claros ejemplos del estado en que se encuentra el periodismo en España.


Así nos explicó Marca el acuerdo parlamentario para equiparar los impuestos que pagarán a partir del 1 de enero los futbolistas que vengan del extranjero con los que efectivamente ya pagan los futbolistas españoles. Es decir, que estemos a favor o en contra de la medida, lo que supone es eliminar a España de la lista de paraísos fiscales para los deportistas de élite. Mira que he leído titulares partidistas, tendenciosos, surrealistas y sencillamente falsos, pero éste me impresionó. Y seguro que no me impresionó sólo a mí. Al poco tiempo de publicarse semejante noticia, la web de Marca decidió rectificar el titular, sin tocar una sola coma de la información. ¿Llamó alguien para pedir la retirada de dicho titular? ¿Se publicó acaso sin la autorización de los mandamases del periódico, que se tiraron de los pelos al verlo? Todos los que hemos pasado por una, ya sabemos que hay cuestiones que, o las vives en primera persona, o se quedan para siempre en una redacción...

El subconsciente es malísimo a la hora de escribir noticias. Por eso es importante que se las revise alguien antes de ser publicadas, porque a uno se le pueden escapar cosas al escribir y no ver semejantes barbaridades al repasar lo escrito. Que motes ponemos todos a mucha gente y hay veces que no nos damos cuenta de que los hemos soltado en público. Y es que, con la que ha caído en el PP, ver que la web de Telemadrid (como todo el mundo sabe, emisora bajo el control del Gobierno autonómico de Esperanza Aguirre) se refiere al futuro presidente de Caja Madrid como "Podrido Rato" tiene su aquel. Telemadrid ya ha rectificado la nota de prensa en la que se cometió el ¿error? mencionado. La noticia la vi en 20 minutos por la mañana. Lo curioso es que este periódico cambió la explicación inicial de Telemadrid. Antes venía a decir algo así como que la cadena le quitó importancia y dijo que se le habría colado a alguien. Ay, esos teclados traicioneros, esas llamadas cruzadas para pedir rectificaciones y esos secretos inconfesables de fondo...

Mi preferida para el final. Todavía no he superado el shock de ver cómo una radio de Prisa le ha dado un Ondas a Jorge Javier Vázquez, destacando además la frescura que ha traído a "un género polémico" como es la crónica rosa. El shock viene por el reconocimiento a lo que el común de los mortales llama "telebasura", porque venga de quien tantas veces se ha jactado de no abordar ese tipo de prensa y por el sujeto en cuestión al que se ha querido premiar. Al recogerlo, el presentador en su día de Aquí hay tomate y en la actualidad de Sálvame, declaró lo siguiente: "sólo me falta presentar un Telediario; de aquí a tres años quiero hacerlo y además el de las nueve de la noche". Eso lo dice el mismo que el viernes pasado, el día 30 de octubre, le dijo lo siguiente a una invitada: "A mí no me importa que sea verdad lo que me cuentan aquí". Visto lo visto, da la sensación de que pensar en los términos en los que se expresó Jorge Javier Vázquez es un buen requisito para presentar un telediario...
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Ya lo he dicho muchas veces, pero no me canso de repetirlo: el periodismo ha muerto, ¡viva el periodismo!

lunes, noviembre 02, 2009

Conversación

Salía yo a la calle esta mañana con un doble propósito, probar funciones de mi cámara hasta ahora desconocidas para mí y acercarme a la biblioteca en busca de alguna lectura interesante y algún DVD para ver. Al llegar a la biblioteca, y viendo que la luz solar era propicia, ambos intereses confluyeron y decidí sacar algunas fotos al edificio en cuestión. Estaba yo revisando las imágenes tomadas cuando una mujer sale de la biblioteca y da comienzo la siguiente conversación.

- ¿Por qué le haces fotos a la biblioteca?
(Ni "hola", ni "buenos días", ni "perdona, me gustaría hacerte una pregunta. La conversación comenzó literalmente así)
- Por nada especial, estoy probando la cámara.
- Es que es un edificio muy famoso.
(Lo cual es entonces una respuesta muy probable para la pregunta que me formuló, ¿no...?)
- ¿Ah, sí?
(La mujer prosigue su camino sin despedirse y sin dar signos visibles de que la conversación ha terminado. Cuando está dos pasos por detrás de mí, se da la vuelta de nuevo y la reanuda como si nada)
- ¿Eres arquitecto?
(Me giro, claro, que hablar de espaldas me resulta algo incómodo. Raro que soy, ya véis...)
- No, soy periodista.
(Se da la vuelta y sigue andando. Dos pasos más y, sí, habéis acertado, se da la vuelta de nuevo)
- Es que tengo prisa y no me puedo parar a contarte cosas de este edificio. Pero que sepas que es famoso.
- ¿Ah, sí?
(Sí, me repito, pero como no me sé la historia y ella no me la contaba, mis respuestas estaban bastante limitadas)
- Sí, muy famoso.
- Bueno, pues investigaré.
(Una vez más, sin despedida alguna, la mujer reanuda su plan original... y como no podía ser de otra forma, retoma la conversación contra todo pronóstico una vez más)
- Ya me gustaría saber qué investigas.

Y ante esa afirmación, me quedé sin respuestas posibles. Lamento decir que no investigo nada en concreto, que las fotos que le saqué a mi biblioteca no forman parte de un elaborado estudio sobre la arquitectura municipal madrileña y que, como le dije a esta buena señora al comienzo de esta surrealista conversación (¿existió de verdad o fue un sueño extraño...?), sólo estaba probando mi cámara.