domingo, junio 28, 2009

Vida, muerte y recuerdos

La vida de Michael Jackson no fue, probablemente, ejemplar. Su muerte es de esas que sacará lo peor del ser humano durante un tiempo. Los recuerdos... Los recuerdos son otra cosa. Porque cuando oí la noticia de la muerte de Michael Jackson, me vinieron a la cabeza muchos recuerdos. Los tiempos en que cada uno de sus vídeos musicales eran noticia. Me acordé de Billie Jean. Del vídeo de Bad que le dirigió Martin Scorsese. Del corto en 3-D para los parques Disney que realizó Francis Ford Coppola, Capitán Eo. De Dirty Diana. De sus canciones solidarias, Man in the mirror o Heal the World. De Moonwalker y de su moonwalk. De Smooth Criminal. De Beat It y la presencia de Michael Jackson en el Café de los 80 de Regreso al futuro II. De Black or White y sus impresionantes efectos especiales. Y, sobre todo, de Thriller, una obra maestra, un pedazo imprescindible de la Historia de la música, del videoclip y de la cultura mundial del último cuarto del siglo XX. Todo eso me vino a la cabeza.

Con la muerte de Michael Jackson, parece que el mundo se ha dividido en dos. Por un lado están los que adoraban su música, los que han salido a la calle a llorar su pérdida, los que no han podido evitar una lágrima o un texto de recuerdo, los que se habrán puesto uno o varios de sus discos para demostrarse a sí mismos que no le van a olvidar, los que no quieren que se les recuerde que Michael Jackson era también humano y también tuvo vivencias como poco discutibles. Por el otro lado están quienes olvidan la faceta más brillante de Michael Jackson, los que le tachan de pederasta, los que se recrean en los escándalos o en la inmoralidad de la riqueza multimillonaria que llegó a amasar, los que incluso niegan la importancia de su talento musical porque tiene que pesar mucho más su comportamiento humano, los que recuerdan por encima de todo la imagen de Michael Jackson sosteniendo de forma imprudente con una mano a su hijo fuera de un balcón.

Supongo que Michael Jackson no era ni la persona que defienden sus fans ni la que censuran sus detractores, porque suele ser imposible estar a la altura (por elevada o baja que sea) de la imagen que la gente se hace de una celebridad universal como Michael Jackson. Supongo que había un poco de ambas personas en quien murió esta semana a los 50 años. Pero también supongo que todos tenemos ángeles y demonios en nuestro imaginario popular y eso es lo que nos lleva a trazar una u otra imagen. No es una cuestión de elegir una cosa u otra, pero supongo que tiene que contar para algo que Michael Jackson proporcionara a tanta gente tantos momentos de diversión, de alegría, de sensaciones, de ilusiones. Yo no dejo de pensar en Thriller. Creo que es lo primero que me bajé de Internet en cuanto contraté la conexión en casa. Y eso, con su recuerdo y con la cantidad de veces que he visto y veré ese vídeo, cuenta para algo. Ya lo creo que cuenta.

lunes, junio 22, 2009

El blog y la escritura

Me gusta lo que ha dicho José Saramago sobre los blogs. Bueno, partiendo desde el principio, me gusta que José Saramago utilice una herramienta como el blog. Es fantástico que un escritor de reconocido prestigio, con la cantidad de seguidores que tiene y con el uso del lenguaje que atesora, reconozca la importancia de esta nueva forma de escribir y de las nuevas tecnologías. Estoy de acuerdo con él en que el blog está ayudando a que mucha gente escriba, gente que nunca se había detenido a poner por escrito sus reflexiones, pensamientos e ideas, y eso es algo enriquecedor en muchos sentidos. Pero, por desgracia, también estoy de acuerdo en que el blog está contribuyendo al empobrecimiento del lenguaje. No sólo los blogs, por supuesto, pero no reconocerlo sería esconder un problema más serio de lo que muchos creen.

El blog ofrece libertad a quien lo escribe, pero también prescinde de muchos de los controles necesarios para que el texto sea todo lo correcto que debiera ser. Seguro que entre quienes escriben blogs hay personas que no repasan nunca lo que han escrito o que en alguna ocasión, por la razón que sea, han pensado que no tenían tiempo para revisar su propia escritura. No revelo ningún misterio si digo que, cuando eso sucede, el peligro de que el texto contenga erratas y errores se multiplica. No quiero condenar por ello a quienes escriben un blog ni desanimar a quienes piensen que su lenguaje no es del todo correcto a la hora de escrbir. Ni mucho menos, más bien al contrario. La escritura, como todo, se perfecciona con el uso. En mis blogs es seguro que habrá erratas y errores, así que soy el primero en pensar que mi trabajo es mejorable. Pero es bueno escribir y aprender de lo que no hacemos correctamente.

¿Cuál es el secreto? Lo dice Saramago. "Cuido tanto del texto de un blog como de una página de novela". Y es que así debería ser, pero no es en demasiadas ocasiones. Hay ámbitos de la vida en los que parece que está bien considerado no utilizar el lenguaje de forma correcta, y creo que ahí radica el peligro inicial. Los mensajes de móvil, los apuntes de clase, los e-mails o los blogs son lugares en los que "no pasa nada" por escribir de forma incorrecta, por utilizar abreviaturas que no existen opor no utilizar correctamente los signos de puntuación. Y, por ese pensamiento, el camino equivocado acaba invadiendo los ámbitos en los que sí se supone que hay que escribir bien. Incluso en los medios de comunicación se puede ver este mal, debido al empobrecimiento del lenguaje y a la falta de controles sobre lo que se escribe y publica.

Todos podemos poner un poco de nuestra parte para que el lenguaje mejore o empeore. Intentemos que mejore. En realidad no cuesta tanto.

sábado, junio 20, 2009

Respeto a las víctimas

Hace unas semanas, tras el accidente de avión que viajaba de Brasil a Francia en el que murieron más de 200 personas, encontré un detalle sobre el que no reparó demasiada gente. Ante la línea de cámaras ávidas de morbo que se colocaron en el aeropuerto para ver pasar a los compungidos familiares, hubo una persona que desfiló ante los periodistas repitiendo sin cesar la misma frase: "sois unos sensacionalistas". No mediaron insultos, no hubo intento alguno de agresión. Simplemente les dijo lo que pensaba con una sinceridad abrumadora. Que son unos sensacionalistas. El colmo de la desfachatez es ver esas mismas imágenes emitidas por un medio de comunicación, pero el caso es que las vi en un informativo de televisión. Rápidamente se creó un lazo de empatía entre aquel familiar en duelo y yo. Estoy con él y admiro profundamente su sangre fría y saber estar en unos momentos tan difíciles para dejar claro a quienes buscaban la imagen del dolor anónimo que eso no es periodismo, sino sensacionalismo. Eso no aporta nada a la noticia, eso vende morbo puro y duro.

Ayer ETA volvió a matar, dejando ese regusto de tristeza, rabia e indignación que arrastro desde que soy consciente de lo que supone cada atentado, cada vida segada por no se sabe muy bien qué razones. Y más desde que durante seis años y medio he tenido que escribir sobre ellos, caminando por la frágil frontera entre el periodismo y el sensacionalismo. La mujer del policía asesinado fue una de las primeras personas en llegar al lugar de la explosión que acabó con la vida de su marido. Después se la tuvieron que llevar al hospital por un ataque de ansiedad. Salió de allí destrozada, junto a otras dos mujeres, supongo que amigas o familiares, que no querían dejarla sola en un momento así. Una de ellas no dejaba de gritar la misma frase a alguien que no se veía en el plano: "no saques fotos". Nuevamente, el colmo de la desfachatez es emitir esas imágenes en televisión. Y comprobar que hoy la foto de la viuda compungida está en todos los periódicos. Luego nos llenaremos la boca con el respeto a las víctimas del terrorismo o de cualquier otra tragedia. Yo en este entrada no voy a poner foto alguna, aunque seguro que algún librepensador creerá que estoy censurando la realidad. Yo no quiero contribuir al sensacionalismo, ni mucho menos colgar aquí una fotografía de alguien que no quería ser noticia.

Lo dije hace un par de días, lo digo hoy de nuevo. El periodismo ha muerto, viva el periodismo. Y no hay que decirlo, pero lo digo también: ETA NO.

jueves, junio 18, 2009

Obama y las noticias

Un informativo de televisión, entre la publicidad, los sumarios, el tiempo y los deportes, queda reducido a veinte minutos, quizá algo más dependiendo de cada cadena. La lógica indica que en ese tiempo hay que tener la habilidad de comprimir todas las noticias esenciales para que el espectador se sienta completamente informado, para que tenga una noción realista y auténtica de todo lo que está sucediendo en el mundo y en su entorno. La clave para lograr ese objetivo está, desde mi humilde punto de vista, en un aspecto crucial: la selección. El informativo que sepa elegir con mayor acierto sus temas, aquellos en los que se detendrá por unos instantes con el fin de informar al espectador, es el que triunfará. Es el que permitirá que en las charlas con amigos no salgan temas trascendentes de los que no tengamos noción alguna. Los responsables de ese informativo y de ese acierto podrán irse a sus casas al finalizar el día con la sensación del trabajo bien hecho.

Desde hace algo más de un año, uno de los protagonistas indiscutibles de todos los informativos, no sólo de España sino de todo el mundo, es Barack Obama, mucho más en los últimos seis meses, desde que juró su cargo de presidente de Estados Unidos. En ese tiempo, he visto en informativos televisivos a Obama apareciendo en un cómic, comprando (y pagando de su bolsillo) hamburguesas, de vacaciones en la playa, presentando en sociedad a su perro, dándole un justificante a una niña que fue a uno de sus actos en lugar de al colegio... y la última gran noticia sobre Obama, admito que me encanta, es que durante una entrevista ha matado una mosca con sus propias manos. Todo eso, repito, son NOTICIAS vistas en un informativo televisivo de apenas 20 minutos de duración. Es lo que los mayores responsables periodísticos españoles consideran esencial para la información de los ciudadanos de este país, aquello sin lo que no podemos sentirnos informados.

El periodismo ha muerto, viva el periodismo.

lunes, junio 15, 2009

El dinero de Cristiano

No pretendo convencer a nadie. Quien piense que es una obscenidad inmoral el dinero que se ha gastado Florentino Pérez para que Cristiano Ronaldo juegue en el Real Madrid y lo que cobrará el jugador portugués, lo va a seguir pensando después de leer lo que este humilde servidor pueda decir. Quien entienda que ese dinero se ha tirado a la basura, lo seguirá viendo igual. Pero escucho, leo y veo, y no puedo dejar de darle vueltas a este asunto porque las posturas parecen en demasiados casos poco coherentes con otros aspectos de la vida y poco consecuentes con lo que se aplica a este caso en concreto y no a otros que, de alguna manera, podrían considerarse análogos. Ya sé que noventaytantos millones es un dineral. Pero también sé que se los gasta una entidad privada que puede hacer con su dinero lo que le venga en gana mientras no quebrante ley alguna. Y eso parece que se nos olvida.

Lo primero es dejar las cosas claras, sin cortinas de humo que nublen la visión. Los más de 90 millones de euros que se va a gastar el Real Madrid en fichar a Cristiano no se han sacado de fondo alguno para combatir la pobreza en el mundo. Es más, creo que no me arriesgo mucho si digo que la alternativa no era fichar al ex jugador del Manchester o destinar ese dinero a causas humanitarias o zanjar la crisis económica mundial (siquiera la de España). ¿A que me lleva esto? A decir con claridad que me parece algo hipócrita y muy demagógico vincular el fichaje de un jugador de fútbol con la situación de cuatro millones de parados. Nada tienen que ver de forma directa. Nada.

Apurando la ecuación económica hasta el final, resulta que el fichaje que ha acometido Florentino Pérez es justo lo contrario de lo que se le acusa. Sería bueno que algún economista serio o algún medio de comunicación riguroso (vale, estos ya no existen, que sea un economista...) explicara los beneficios que tiene un fichaje como el de Cristiano para la economía en general y diferentes mercados en particular. En primer lugar, inyecta dinero en un sector como es el deportivo que pasa por horas bajas. Este verano nadie iba a hacer grandes fichajes porque no hay dinero y sí muchas deudas (reconocidas y ocultas). Ahora, con más de 90 millones de euros en circulación, muchos equipos van a recibir tajada. Y un caso muy concreto para explicar mi razonamiento. De esos millones, puede que alguno caiga en la Real Sociedad, un equipo que está en proceso concursal y que tiene previsto acometer un ERE en septiembre. A lo mejor ese dinero salva algún puesto de trabajo.

No acaban ahí los beneficios económicos de esta operación, puesto que ese dinero llegará al mundo audiovisual (más dinero por las retransmisión televisivas), a la prensa escrita (más periódicos vendidos; incluso en Barcelona), a la industria textil (más camisetas con el nombre del jugador)... y si queremos frivolizar, hasta al sector del ocio, gracias a las noches de juerga más caras que va a tener Cristiano Ronaldo en Madrid. Los bares ganarán más porque la gente se irá a ver los partidos allí, las pizzerías venderán más pizzas para quienes prefieran quedarse en su casa. Va a moverse mucho dinero gracias a este fichaje. ¿No decían que uno de los problemas de la crisis era la caída del consumo? Pues este fichaje va a dinamizar lo suyo el movimiento de capitales.

De vez en cuando siempre sale alguien que dice que los jugadores de fútbol ganan mucho. Y me rebelo ante ese argumento por dos motivos. En primer lugar, porque creo que el futbolista, por mucho que trabaje una hora al día, dos cuando tiene partido, se lo gana. No hay muchos espectáculos capaces de congregar 100.000 personas en un estadio y doce millones (de españoles) delante del televisor, y el fútbol es uno de ellos. Si son los futbolistas quienes generan esos ingresos (seamos serios, la gente no paga una entrada de fútbol para ver a los árbitros), ¿por qué no van a tener derecho a su parte? Los jugadores no están robando, están cumpliendo un contrato laboral como cualquier otra persona y es el mercado el que dicta la cuantía de lo que deben ganar. El problema no está en los que ganan mucho, sino en los que ganan poco, pero nadie se solivianta al leer que un periodista con título universitario y seis años de experiencia cobra 850 euros mensuales. Eso sí es obsceno.

En segundo lugar, rechazo eso de que ganen mucho porque la gente no suele preguntarse lo mismo cuando hablamos de otros profesionales. ¿A alguien le preocupa cuánto cobra una modelo? ¿Un jugador de golf? ¿Un presentador de televisión? ¿Un actor de cine? ¿Alguien deja de ver un programa televisivo o una película porque le parezca obsceno lo que cobra su protagonista? ¿Alguien recibe con recelo o animadversión el anuncio de cosméticos de la top model de turno? Si es la cantidad de dinero lo obsceno, o aplicamos ese baremo a todos o a ninguno. Pero da la sensación de que lo obsceno para muchos es el propio fútbol. Y eso no me parece mal, hay libertad de opinión y de pensamiento, así que allá cada cual. ¿No le gusta el fútbol a quien hace estas críticas? Me parece tan estupendo como que sí les guste el fútbol, es lo bueno de que cada cual pueda elegir con qué se entretiene y con qué no. Pero eso no tiene porqué degenerar en argumentos demagógicos.

Vertiente política, que parece que en todos los fregados se tiene que meter algún político, y además está relacionada con lo anterior. ICV (la Izquierda Unida catalana, vaya) ha llevado este asunto al Congreso de los Diputados. Nada menos. Porque será que el Congreso de los Diputados no tiene nada mejor en lo que emplear el tiempo, claro. El caso es que esta formación catalana (cuánto malpensado hay por el mundo que ya ha relacionado eso con el Barça... ¿o no?) quiere que el Gobierno limite el salario de los deportistas de élite. Vale. ¿Están los miembros de este partido político dispuestos a que los ciudadanos soliciten un limite para el sueldo de los políticos? Porque es posible que, si salimos a preguntar a la calle, encontremos más gente que piensa que son los políticos y no los futbolistas los que no se ganan el sueldo que perciben (salvo que sus equipos pierdan, que eso es otro cantar...).

Si queremos hacer algo así, hagámoslo en serio. ¿Pero quién pone el límite salarial? ¿En base a qué? ¿En qué actividades se debe colocar un tope salarial y en cuáles no? ¿Y por qué parece que no tenemos el mismo derecho a formular nuestras dudas quienes pensamos que es una barbaridad que un eurodiputado pueda ganar 90.000 euros anuales que quienes piensan lo mismo de que un jugador del Real Madrid gane cien veces más? Lo que hay que hacer es vigilar las deudas de los clubes, el dinero negro que puedan mover, y eso no se hace, porque no les deben interesar. ¡Si hasta la Iglesia critica lo de Cristiano Ronaldo! ¿Con razón? Yo creo que no, pero las opiniones son libres.

martes, junio 09, 2009

"¿Quiénes son ustedes?"

“De ahora en adelante, las películas se dividen para mí en dos categorías: las que tienen cárceles y las que no. Sólo quiero ver las de la segunda categoría. Con sólo 34 días, quedé podrido de cárceles. Agoté el tema, como quien dice. Eso sí, para que ustedes [¿quiénes son ustedes?] no se hagan ilusiones pensando que soy un joven revolucionario, o un rebelde con causa, o cualquiera de esas categorías insignes, quiero aclarar que yo no caí por razones políticas sino por boludo”.

Mario Benedetti, La vecina orilla (Con y son nostalgia)

Todavía le ando dando vueltas a esa sorprendente y maravillosa apelación al lector en la mitad de este párrafo, perteneciente a un pequeño relato de Benedetti. "¿Quiénes son ustedes?", dice. El protagonista y narrador de la historia es un joven que ha pasado por la cárcel y que ahora intenta sobrevivir en Buenos Aires. Y se pregunta quién está leyendo lo que él está escribiendo a modo de diario. "¿Quiénes son ustedes?". Esa pregunta, aparentemente perdida en el relato, dice mucho. Implica que no sabe quién va a leer lo que está escribiendo, y eso obliga a realizar un importante ejercicio de imaginación para saber si ese desconocimiento le permite abrirse y ser más sincero o, por el contrario, encerrarse y pretender dar una apariencia más amable.

Supongo que todo el que escribe se pregunta quién puede leer las palabras que salen de su cabeza. Supongo que le pasará a los escritores de fama mundial y también a quienes, como yo, empleamos parte de nuestro tiempo en colgar nuestros pensamientos, de forma mucho más modesta, en algún rinconcito de Internet como éste. Escribir de forma pública tiene ese componente de misterio, porque lo que uno escribe, una vez se aleja del autor, puede acabar en manos (o ante miradas) muy diversas. Algunas de ellas las conoces, pero otras muchas no. Y ese desconocimiento puede conllevar sorpresas, porque al otro lado puede haber gente que jamás imaginarías que dedica su tiempo en leer las palabras que uno junta para que sean leídas por quien quiera hacerlo.

Reconozco que más de una vez le he dado vueltas a este tema. Y si Bendetti camufla su inquietud en el parlamento de uno de sus personajes, yo me pregunto abiertamente quiénes sois vosotros. Y no sólo eso. También me pregunto qué motivos os llevan a deteneros en este rincón o ante cualquier cosa que haya escrito alguna vez en mi vida. En algunos casos, supongo que una minoría de ellos, conozco la respuesta a mis preguntas. O la imagino, que muchas veces la realidad cambia por completo lo que creemos saber. Pero en otros muchos no tengo idea de quiénes sois y qué puedo ofreceros. Quizá eso sea parte del encanto de escribir.

domingo, junio 07, 2009

Y pese a todo, he votado

Sí, he votado. Como he hecho en todas y cada una de las elecciones desde que cumplí los 18 años y, por tanto, adquirí ese derecho. ¿Por qué voto? Por eso, por ejercer un derecho que durante tanto tiempo no fue tal. Porque es una conquista política y social de primera magnitud que ahora parece que la gente no aprecia tanto como en los primeros años de la Transición. Porque, en el fondo, me gusta eso de acercarme al colegio electoral un domingo por la mañana y respirar el ambiente de unas elecciones. Porque disfruto viendo como padres y abuelos llevan consigo a los más pequeños para enseñarles, ya desde el principio, lo que supone vivir en democracia. Porque creo que es necesario.

Sí, he votado, pero también tengo que reconocer que ha sido la vez que más me ha costado defender ante mí mismo la obligatoriedad de ir a votar que tengo autoimpuesta. Porque estoy cansado de la política y los políticos que tenemos. Porque cada vez que alguno abre la boca el primer pensamiento que me viene a la cabeza es "a ver qué chorrada dice éste ahora". Porque sus campañas electorales (quizá habría que cambiar el nombre por campañas difamatorias) suponen un despilfarro de dinero, absurdo en los tiempos que corren, al servicio de una carencia absoluta de contenido. Porque me importan un bledo el Falcon, los guardaespaldas de Aznar y los vídeos que unos y otros han publicitado en estas dos semanas. Porque, me digan lo que me digan, hoy no he ido a votar ni a Zapatero ni a Rajoy, tampoco a Camps, no estoy decidiendo un adelanto electoral ni el cambio de líder en el PP, porque no son unas elecciones generales.

Me aburren. Cada día más. Pero voto. El ciudadano político que soy cada día está más confuso. Y mucho me temo que esa confusión va a ir en aumento. Ya se encargarán ellos de que así sea...