miércoles, mayo 28, 2008

¿Hacia dónde vas, Ibarretxe...?

Si algún día la vida me diera la oportunidad de hablar con el lehendakari, Juan José Ibarretxe, creo que esa es la primera pregunta que le haría: "¿Hacia dónde va?". O quizá la pregunta sería algo distinta. "¿Hacia dónde cree que va?" parece una formulación más adecuada. Lo que más me apena es que seguramente ni él mismo sería capaz de darme una respuesta coherente. Acabaría haciéndole más preguntas sobre su respuesta y no llegaríamos a ninguna conclusión razonable. Cada vez tengo más claro que lo suyo es una simple huida hacia adelante, sin rumbo conocido, sin pararse a pensar en las consecuencias, sin importar lo que él mismo hubiera dicho antes.

Ya conocemos qué quiere preguntar a los vascos. De una propuesta para el encaje de Euskadi en España que sólo sería votada en ausencia de violencia, como el mismo lehendakari dijo en su día, pasa a incluir el fin de ETA en una de las preguntas de su famoso e imposible referéndum. De no dialogar con nadie para formular aquel texto conocido como Plan Ibarretxe, y apoyarse para aprobarlo en los votos que dijo que no iba a aceptar, los de la izquierda abertzale (Batasuna en su día, Partido Comunista de las Tierras Vascas ahora), ahora pide el respaldo de los vascos a un diálogo entre todos los partidos para "alcanzar un acuerdo democrático sobre el ejercicio del derecho a decidir". De negociar directamente con Zapatero ahora quiere hablar con los partidos. De puro incoherente es delirante.

No soy nacionalista. Ni mucho menos independentista. Tampoco centralista. Pero no me da miedo ninguno debatir con cualquiera propuestas de este estilo. Con alguien que sepa defender lo que dice y escuchar lo que yo digo. Me atrevo a proclamarlo porque he tenido conversaciones así con amigos vascos. No están de acuerdo conmigo, ni yo con ellos, pero nos escuchamos. Y escuchando a los demás se puede llegar a acuerdos. ¿Quiere hablar? Hablemos, pero con las normas que tenemos todos, no como al lehendakari se le antoje. Ibarretxe ha demostrado sobradamente que no sabe lo que es hablar de igual a igual. En realidad, no quiere hablar con nadie. Creo que pocos dudan, ni siquiera los nacionalistas, que si tuviera mayoría absoluta no se andaría con tantos rodeos. Convocaría el referéndum y listo. Se movería. Pero no puede hacerlo porque necesita votos que no tiene. Y si no los tiene es precisamente porque los vascos no se los han dado.

Desde que nació el Plan Ibarretxe, el PNV no ha hecho más que perder votos en las sucesivas elecciones que se han celebrado. Eso es un hecho. El lehendakari no se ha parado a pensar en los motivos de ese hartazgo de los ciudadanos, y ese es su primer gran error. Ibarretxe puede convertirse en el lehendakari que protagonice el histórico día en que el nacionalismo deje de gobernar en Euskadi. Y eso es una página muy importante de la historia reciente. El segundo gran error de Ibarretxe es vincular constantemente su proyecto con lo que hace o deja de hacer ETA, y siempre a conveniencia propia. Yo no soy partidario de paralizar el mundo por una banda terrorista o dejar que unos asesinos marquen la agenda política, de qué o de qué no se puede hablar. Pero Ibarretxe lo vincula sólo por su interés, y eso es lo doloroso.

Desde que Ibarretxe anunció por primera vez sus planes para convocar un referéndum, estoy totalmente seguro de que no lo va a celebrar nunca. No puede hacerlo. Va en contra de la Ley. Si el lehedakari, el PNV, sus votantes, el pueblo vasco o quien sea quiere un nuevo modelo político, sabe los mecanismos que tiene que seguir. Ibarretxe sabe que estos no son los caminos adecuados. Aún así, se tira de cabeza. Sabe que no hay agua en la piscina, pero no le preocupa cuántos más puedan caer al vacío. Y se ampara en que los demás no quieren escuchar al pueblo vasco. Excusas de mal perdedor. Todos los ciudadanos tienen cauces para manifestarse, y esas elecciones en las que el PNV está perdiendo votos son el mejor camino para hacerlo.

Ibarretxe es el peor enemigo del nacionalismo vasco. Está consiguiendo que mucha gente fuera de Euskadi muestre sentimientos muy negativos (por utilizar un eufemismo) no sólo contra los nacionalistas sino contra los vascos en general, y eso es muy doloroso. Porque estoy convencido de que Ibarretxe lo sabe. Pero no le importa. O le importan más otras cosas. ¿Cuáles? No tengo ni idea. De lo que sí estoy seguro es de que la historia será muy severa con él, por ser un dirigente que no sabe dónde va y al que no le importe qué y quiénes se queden en el camino.

martes, mayo 27, 2008

Soy un 17,2827173 % friki

El pasado fin de semana, en una cena con amigos, salió la típica conversación sobre el frikismo. Por supuesto, y para cumplir al cien por cien con el tópico, las dos mujeres que había en la mesa nos acusaron a los tres hombres de ser frikis. Con razón, por cierto... Y entonces me acordé del Frikitest. Hace algunos años, me enviaron el enlace al correo electrónico y lo hice. Creo recordar que saqué algo así como un 13 por ciento. Han pasado los años y, a raíz de esa charla de fin de semana, me he vuelto a someter al Frikitest. Y, oh, sorpresa... soy más friki que hace unos años. En concreto, soy un 17,2827173 por ciento friki, lo que el Frikitest considera friki, simplemente, por encima de tener tendencias frikis y por debajo de ser un friki total.

Pues nada, si soy friki, habrá que estar orgulloso de serlo. Pero vamos a analizar friamente los motivos por los que soy friki, que viene bien por aquello de conocerse uno mismo... El test contiene 20 partes y una ronda extra (amablemente incorpora una advertencia hacia la mitad: "Aproveche ahora para ir al baño..."; no me ha hecho falta, el test es un poco largo, pero no tanto...). Pero sólo destaco en uno de esos apartados, el que está encabezado con "He visto al menos dos veces...". Soy friki por mi pasión cinéfila, eso está claro. Si no hubiera visto ninguna de esas películas al menos dos veces en mi vida, mi nivel de frikismo se habría quedado en un 13,0869131 por ciento.

¿Pero qué es ser friki? Alguno podrá quejarse de que se le pueda catalogar de friki por llevar gafas, por ver la televisión pública (¡!), por tener una enciclopedia en papel (¡¡!!) o por ver el Debate sobre el estado de la nación entero y enterándote (¡¡¡!!!). Pero el Frikitest es el Frikitest. Quien quiera saber cuánto hay de friki en él, ya sabe, que se someta al veredicto del Frikitest... y que me cuente sus conclusiones, claro...

domingo, mayo 25, 2008

Preguntas populares

La crisis del PP avanza. Cada día se abren nuevos frentes, se conocen nuevos datos, se recopilan nuevas declaraciones... y el final se ve más lejano y más difícil. Tan compleja se está volviendo la situación, que genera muchas preguntas. Algunas tienen una respuesta fácil. Otras dependerán del cristal con el que se mire. Pero hay preguntas, muchas preguntas, que merece la pena hacer. Los diferentes medios de comunicación no las van a hacer a menos que convenga a su posición prefijada, pro-Rajoy o anti-Rajoy. La duda ahora es quién tiene las respuestas. Yo no las doy porque no las tengo, pero sí ofrezco datos e impresiones para quien quiere pensar en esas respuestas.


¿Por qué Esperanza Aguirre insiste en que defiende un debate de ideas si el pasado viernes sólo se habían presentado 186 enmiendas a las ponencias del congreso? ¿Cuántas de esas enmiendas proceden de la presidenta de la Comunidad de Madrid y su entorno? En el cónclave de hace tres años, se presentaron 1.400. El debate de ideas en un congreso se hace en las ponencias, lo demás son discursos y aclamaciones.
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¿Por qué ningún dirigente popular se ha atrevido todavía a presentar una candidatura alternativa a la de Mariano Rajoy? Que si las cosas se están haciendo muy mal, que si falta liderazgo, que si se están cometiendo errores muy importante, que si hay preocupación entre destacados ex dirigentes... Y con ese panorama tan catastrófico, ¿no hay nadie con valor y categoría política para capitanear el rumbo del PP?
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¿Se tornarán las críticas otra vez en respaldo rocoso e incuestionable si Mariano Rajoy es elegido presidente del PP en junio? ¿Qué tono tendrán las declaraciones a partir del cónclave de destacados nombres populares como Aguirre, Mayor Oreja, Gustavo de Arístegui, Juan Costa y otros muchos? ¿Cuándo estarán diciendo la verdad, ahora que atacan a Rajoy o antes de las elecciones y quizá después del congreso cuando le alaben?
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¿Cuáles son las razones de quienes están haciendo esas manifestaciones en contra de Rajoy para no plantear esa candidatura alternativa? Porque todavía nadie ha explicado por qué o por qué no está dispuesto a presentar candidatura. Nombres suenan muchos, pero nadie da el paso. ¿Cuando el río suena, agua lleva?
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¿De dónde sacó Alberto Ruiz-Gallardón los 875.571 votos que le permitieron ser reelegido como alcalde de Madrid hace sólo un año con una aplastante mayoría absoluta (el 55 por ciento de los votos, un cuatro por ciento más que en la anterior cita con las urnas)? Si los votantes del PP, al menos los que más ruido hacen, le consideran un traidor, ¿quién demonios le votó hace sólo un año...?
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¿Qué lleva a un militante o simpatizante del PP (que hace sólo dos meses le dio su respaldo incondicional, fervoroso y tremendamente crítico con el PSOE a Mariano Rajoy) a manifestarse esta semana bajo la lluvia y entre semana contra el presidente del partido al que votó? ¿Qué ha cambiado en el PP para que el respaldo pétreo e iracundo de los últimos cuatro años se cambie por la manifestación que hasta hace poco tenía como blanco de sus iras y sus insultos a José Luis Rodríguez Zapatero?
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¿Por qué María San Gil está encontrando este apoyo tan inmenso entre las bases del PP, un apoyo que no tuvieron otros dirigentes populares cuando fueron apartados de la dirección del partido en Euskadi? Los resultados electorales del PP vasco con San Gil al frente no han sido buenos, a veces, analizados fríamente, ni siquiera admisibles para un partido con vocación de gobierno. Pero Mayor Oreja o Carlos Iturgáiz no tuvieron este fervor popular, a pesar de que también eran objetivos de ETA y defendieron principios similares.
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¿Sigue Rosa Díez considerándose socialista después de haber ofrecido su nuevo partido a todo aquel que se marche del PP por su descontento con Rajoy? Lo del PP se nos presenta como una lucha entre los sectores más conservadores contra la (supuesta y todavía por demostrar) moderación de Rajoy. Son los primeros los que Rosa Díez quiere en su partido. Díez fue candidata en Euskadi del PSE y hoy quiere acoger en su lista a miembros de las listas del PP vasco, rival entonces. No parece que la ideología pinte mucho. Y si es así, ¿entonces qué es lo que importa para compartir un partido político?
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¿Por qué la renovación que debiera ser normal en un partido que pierde unas elecciones se está convirtiendo en el PP en la mayor lucha por el poder que se ha visto en una formación política desde los tiempos de la desintegración de la UCD? El PP ya vivió este relevo cuando Aznar llegó al poder. La vieja guardia cayó y se rodeó de sus hombres de confianza. ¿Qué tiene de distinto el actual proceso?
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¿Por qué parece que algún periodista o sucedáneo de periodista tiene mucho más que decir sobre el futuro del PP que su propia militancia? Apenas un escasísimo cuatro por ciento de los afiliados del PP (unos 28.000 en toda España) ha participado en la elección de los compromisarios del congreso, que son quienes tendrán que respaldar a Rajoy como presidente del partido, optar por una candidatura alternativa o, si no la hay, mostrar su descontento con el actual presidente de alguna manera. Y, sin embargo, este tema acapara la atención mediática, sobre todo de los mal llamados líderes de opinión... ¿Qué tienen ellos que ganar en este proceso?
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¿Qué llevó a Mariano Rajoy a no realizar este proceso de renovación hace cuatro años? ¿Por qué entonces no se puso a trabajar con su gente de confianza ("mi equipo", como dijo él) y decidió seguir adelante con la difícil herencia de Aznar después de haber perdido sus primeras elecciones? Si esta renovación se hubiera producido hace cuatro años, hubiera sido más complicado vivir este ambiente crispado. Pero cuatro años de una política determinada han provocado que se enquiste, que muchos en el PP (dirigentes, simpatizantes y votantes) lo vean como el único camino posible a seguir. ¿Lo es?
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¿Por qué cuando en el anterior congreso, después de la primera victoria de Zapatero, se lapidó a Ruiz-Gallardón por decir "algo habremos hecho mal" y ahora todos los que entonces le criticaron sí pueden mantener ese discurso? ¿De verdad importan las ideas o será que es más importante quien lanza esas ideas?
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¿Por qué seguimos permitiendo los ciudadanos que la vida interna de los partidos paraliza el trabajo de la política en este país? Hasta que el PP no tenga un referente asegurado para los próximos tres años, no habrá reunión en La Moncloa entre el presidente del Gobierno y el líder de la oposición o no se podrán dar pasos en los anunciados acuerdos de Estado (será que, por ejemplo, la Justicia ha mejorado mucho desde el caso de Mari Luz o desde la huelga de los funcionarios). El poder en un partido está por encima de los intereses de los ciudadanos.
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¿Llegará Mariano Rajoy al congreso de junio? ¿Llegará al congreso de 2001? ¿Será el candidato del PP en las elecciones generales previstas para 2012? Esta pregunta sí que tiene hoy difícil respuesta...

jueves, mayo 22, 2008

Sabía que Anelka iba a fallar...

Lo sabía. Sabía que Anelka iba a fallar el penalti y dar al Manchester United su tercera Copa de Europa. De verdad que lo sabía, no me miréis con esa cara... Después de que fallara Terry el quinto lanzamiento del Chelsea y me devolviera la esperanza de ganar la final de la Champions (ya he dicho alguna vez que desde que vi al gran Eric Cantona, soy hincha del Manchester), tenía claro que quien iba a fallar era Anelka. Cuando vi a Kalou ir a tirar el sexto, pensé que lo iba a meter. "Yo veo a Anelka fallando, pero no se me decide el Chelsea a ponerle en el punto de penalti", dije. Kalou marcó. El grandísimo Ryan Giggs, historia viva del fútbol, puso en ventaja otra vez al United.

Y llegó Anelka. Iba hacia el punto de penalti como si nada. Como si no estuviera a punto de decidir una Champions. Y falló. Lo venía venir, ya lo había dicho yo... Me acordé entonces de un partido de hace un par de temporadas, la eliminatoria de Champions que el Barça jugó contra el Chelsea cuando los culés acabaron consiguiendo su segunda Copa de Europa. Uno de los goles que marcó el Barça en el campo del Chelsea no es que lo viera venir, es que era yo quien iba dando las órdenes dos segundos antes de que los jugadores blaugranas las ejecutaran. "Toca en corto, abre a la banda, centra al segundo palo, entra, de cabeza... ¡¡¡gooooool!!!". Quienes me veían el partido conmigo se me quedaron mirando alucinados. Mi bola de cristal había funcionado aquel día y funcionó ayer. Pero no siempre es así, claro.

Porque de Anelka también tengo historia, con un afortunado fallo en mis predicciones. Nunca fue un futbolista que me entusiasmara. Me acuerdo de cuando el Madrid le fichó por un dineral y se dijo que era un auténtico jugadorazo. Nunca entenderá por qué Toshack, que tanto acierto tuvo siempre en la Real Sociedad, se encaprichó tanto con él. Yo le veía jugar y alucinaba. ¿Ese es el jugadorazo que me habían dicho? Y, además, no era capaz de marcar goles. Como se suele decir, fallaba más que una escopeta de feria. Entonces me monté mi propia leyenda para Anelka. No sabía entonces por qué, pero empezó a rondarme la seguridad de que su primer gol se lo marcaría a la Real... nada menos que en la jornada 12 de Liga.

Llegó el día y Anelka no había marcado todavía ningún gol en las once jornadas anteriores. Increíble para un delantero del Madrid. Encima la Real tenía de entrenador a Clemente, lo que hacía aún más posible mi leyenda. Le marcaba a la Real fijo. Si no me falla mucho la memoria, creo que sólo tuvo un tiro a puerta en todo el partido y fue en la primera parte. Le dio mordida y salió muy lejos de la portería que defendía Alberto. Cuando le vi armar la pierna, temblé, vi la profecía hecha realidad. Cuando vi el disparo, me relajé. Ese no le marca a la Real, pensé entonces. Y no le marcó. Lo curioso es que su primer gol con la camiseta del Real Madrid se lo marcó al Barça...

Lo que cada vez está más claro es que cada victoria del Manchester United en la Copa de Europa deja una leyenda más. Todavía me acuerdo de la anterior. En el minuto 89, el Bayern de Munich ganaba 1-0. En el minuto 92, perdía 1-2. Todavía tengo al único árbitro que se ha ganado mi respeto de verdad, Collina, tratando de levantar del suelo a unos jugadores alemanes que estaban sinceramente destrozados. Tenían la gloria al alcance de la mano y se les escapó entre los dedos. Ni se dieron en cuenta. Pasaron de verse con la Copa a volverse a casa derrotados. Durísimo de ver. Pero, en el deporte, para que uno gane otro tiene que perder.

Ayer le pasó lo mismo a Terry. Es un pedazo de central. Un poco marrullero para mi gusto, pero de esos que sabes que valen un montón y que siempre quieres tener en tu equipo. Ayer tuvo que lanzar el quinto penalti del Chelsea. Iban empate a cuatro. Si marcaba, la Champions era suya. Y se resbaló. El balón se fue fuera. Cuando Van der Sar paró el de Anelka, Terry se echó a llorar. No es para menos. Él tuvo la Copa de Europa y se le fue entre los dedos. Y él lo sabe. Como me pasó con los alemanes hace ya unos años, cuando se me pasó la euforia de ver ganar al Manchester me puse en el lugar de Terry. Pobre hombre. Qué duro es a veces esto del deporte. Pero qué grande es, precisamente por eso.

miércoles, mayo 21, 2008

En ocasiones veo preestrenos

Pues sí, en ocasiones veo preestrenos y ayer tocó disfrutar con el de Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal. Aquí a la derecha, podéis ver la invitación (me disculparéis por el flash de la cámara digital, pero no dispongo de escáner...). El texto dice lo siguiente: "Universal Pictures Internacional Spain tiene el placer de invitarte al pase exclusivo de Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal que tendrá lugar el próximo martes 20 de mayo en Kinépolis Madrid (acceso por el Espacio Lumière). Apertura de puertas 19.00 h. Cierre de puertas 20.10 h. Inicio de la proyección 20.30 h. Por motivos de seguridad, y para no retrasar el inicio de la proyección, no se permitirá el acceso a partir de las 20.10 h."

Sobra decir que ni abierton las puertas a las 19.00 horas, ni las cerraron a las 20.10, ni la película empezó a las 20.30. Ni seguridad, ni puntualidad, ni nada de nada... En realidad, entramos en el cine a eso de las siete y cuarto, no cerraron las puertas hasta las nueve menos veinte y no empezamos a disfrutar con Indy hasta menos cuarto o menos diez. Bienvenidos a España. Different, ya lo dicen por ahí... El caso es que ponen esas advertencias para acojonar, pero luego no las cumplen... Claro, que más acojonaba el resto de la invitación, un perfecto compendio del engorro que supone un preestreno o un pase de prensa, la criminalización de cualquiera de sus asistentes y el motivo por el que, a veces, compensa más hablar de estos pormenores que de la propia película. A saber:

"La proyección tendrá lugar bajo unas estrictas medidas de seguridad. Antes de su inicio, se comprobará que no lleve ningún dispositivo de grabación. Los asistentes deberán pasar bajo un arco metálico y dejar sus móviles y cámaras en consigna. La asistencia al pase presupone su consentimiento para realizar un registro físico de sus pertenencias y su persona. Si intenta introducir un dispositivo de grabación, se le denegará la entrada. En caso de grabación no autorizada, se tomarán las medidas legales pertinentes, pudiendo el autor de dicha grabación llegar a incurrir en responsabilidad penal y civil. En caso de estar en contra de estas medidas de seguridad, le rogamos que se abstenga de acudir a la proyección. Muchas gracias por su paciencia y colaboración".

Y como somos unos valientes, allí que fuimos a pensar de todo, dando, por lo visto, nuestro "consentimiento" para pasar por el dichoso arco y que nos registraran de arriba a abajo. ¿Íbamos al cine o en busca del arca perdida? Uno acaba perdiendo la noción de las cosas, desde luego... El caso es que uno llega allí y se dispone a colocarse en la fila para pasar por el arco. Me quito el reloj, saco las llaves. "¿La cartera también?" le digo al segurata, por aquello de las monedas. Me mira, duda y me dice que sí, que por si acaso la deje. "¿Y las gafas?", le añado, casi también por tocar un poco las narices y darle un punto de ironía a la situación. Más dudas. "Eso creo que no hará falta". Menos mal. Si me van a hacer un "registro físico de mis pertenencias y mi persona" por lo menos quiero verlo bien... Paso y el arco no pita. Casi me decepciona y todo. Uno de mis acompañantes veo que incluso se quita el cinturón. El mío pasa sin incidencia. Será que la hebilla es de metal malo.

Llegamos a la entrada de la sala 25. Dos amables señoritas están tomando nota del nombre de todos los asistentes. Me imagino que para tomar "las medidas legales pertinentes" si nos pillan haciendo algo malo, porque si fuera para ligar me habrían pedido el teléfono... Cuando nos preguntan por la empresa a la que pertenecemos ya me mosqueo algo más y pienso en esa hispánica respuesta de "¿a ti qué te importa?", pero, como responde mi acompañante y como todavía me queda educación y algo de la paciencia que me habían pedido en la invitación, no digo nada... Entramos por fin a la sala. Miro el reloj. 19.21. Nos queda más de una hora sentados en esa butaca sin poder hacer nada más que elucubrar sobre lo divertido, esta vez sí, que sería que sonora un móvil durante la proyección. ¿Es esto un secuestro? Lo parece, lo parece, así que buscamos resquicios, una escapatoria. No la hay a simple vista. Salir implica volver a someterse a la fila, al arco, al registro y a todo lo demás.

Pero nace un nuevo objetivo, ir al baño antes de las dos horas de la película. Casi me siento como Humphrey Bogart en Casablanca, tenemos un salvoconducto: nuestra invitación. Salir de la sala sin ella es la condena a no poder entrar de nuevo. Y como no tenemos móvil (que antes que entregarlo en la consigna, y para evitar el tumulto a la salida, decidimos dejarlo en la guantera del coche), nunca podremos llamar a nuestro acompañante para que acuda a nuestro rescate si no tenemos el dichoso papelito, que, eso sí, hoy satisface mis ansias cinematográfico-coleccionistas. Sales de la sala con la invitación por delante, pero antes incluso de que la puedas enseñar ya tienes a un segurata preguntando destino y motivo de la salida de la sala. "¿Los servicios...?", preguntas casi con miedo. Por allí, detrás de la cortina. "Y para volver a entrar, ¿también por aquí?", le digo, a ver si cuela. Nones. Otra vez a hacer toda la fila. Me apunta un "1" en la invitación. Ya estoy marcado. Me pregunto qué tendría que hacer si me da por volver a salir al baño, sí sólo se permite una salida por invitación o si mi acompañante también podrá hacer este viaje si lo desea...

Para hacer el recorrido hacia el baño y volver a mi asiento en la sala tuve que enseñar cuatro veces la invitación. Al salir de la cortina, al entrar de la cortina, a la de la consigna y a la que tomaba los nombres en la puerta. A la cuarta ya iba con la invitación por delante. Pero misión cumplida. En el regreso, descubrimos el punto débil de la seguridad: las palomitas. Esos cubos inmensos de palomitas que se venden ahora en los cines son el escondite perfecto para los móviles... porque, además, no pasan bajo el arco. Les hemos pillado. Lástima no ser un pirata, que si no ya tendríamos una copia ilegal de Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal... ¿Qué...? ¿Que ya está en el Emule...? Vaya, con lo bien que habían montado las medidas de seguridad...

¿Y qué pasaba mientras en la sala? Un bucle. En la pantalla se veía constantemente un bucle compuesto por los dos trailers de la película que íbamos a ver (ya podían haber aprovechado para hacer publicidad de otras, que a Indy ya le íbamos a ver de todos modos...) y tres pequeños documentales del rodaje. En más de una hora que estuvimos ahí sentados, pudimos verlos diez o doce veces tranquilamente. Un poco cansino, pero era el precio a pagar por ver a Indy de los primeros. Bueno, eso y mi hígado, que es el peaje que me puso quien me dio la invitación, claro...

lunes, mayo 19, 2008

El mito nacido de la incompetencia



Rafa Guerrero es un mito del fútbol moderno. El vídeo que encabeza esta entrada es el nacimiento de ese mito. Y no deja de resultar curioso que sea un mito nacido de una acción incompetente, de un error no de apreciación sino de interpretación. Quizá sea una metáfora deportiva de la mediocridad que triunfa en la sociedad actual. O quizá sólo un golpe de suerte. ¿De suerte? Sí, para Rafa Guerrero. De su error se hizo el mito y hoy se publican noticias sobre su retirada (¿alguien conoce algún otro linier en cualquier parte del mundo que merezca tales honores?), e incluso ha sido protagonista de campañas publicitarias. Lo mismo alguien le echa de menos. Yo no.

Repasemos el vídeo para calibrar la magnitud del error en aquel histórico día. Él ve "penalti y expulsión" (unos compañeros míos en la facultad editaron un fanzine sobre fútbol que llevaba precisamente ese nombre) por un leve manotazo y la caída exagerada de Couto. Vale. Perfecto. Nada que objetar. Si lo ha visto, que lo pite. Pero, al escucharle, uno comprende que no lo ha visto por mucho que insista en que lo ha visto "claramente". Primero no ve la patadita que le suelta Couto a Aguado. Después dice que ha sido "el 6" ("para mí, el 6", dice después con más dudas). El 6 era Aguado y se fue a la calle. El manotazo es de Solana, el número 3. Es gracioso que Rafa Guerrero siempre hable de "el 6" y de "Couto". Qué fácil es saltar a un campo sin conocer a los jugadores del equipo pequeño, por lo visto.

Aún mejora la cosa. Cuando llama la atención del árbitro y le dice lo que (cree que) ha visto, le dice que consulte con el otro linier por si ha visto algo. Primero, es una muestra de inseguridad absoluta y ya se sabe que en el fútbol no se debe pitar algo si no se está seguro de haberlo visto. Rafa no estaba seguro. Intuyó algo y se montó la película. Segundo, es un error brutal. ¿Cómo va a consultar a un linier que está en el centro del campo, a más de 50 metros de la jugada? Y para colmo, duda, junto con el árbitro, Mejuto González, sobre si el balón está en juego y es penalti. ¡Si el balón siempre está en juego en la jugada! Nunca sale por la línea de fondo, la recoge el portero y saca. Luego, ¿cómo pueden debatir si el balón está en juego?

Creo que aquel lejano 29 de septiembre de 1996 fue cuando de verdad empecé a dudar de la capacidad de los árbitros para dirigir encuentros de fútbol al más alto nivel. El diálogo capatado por las cámaras de Canal +, que retransmitió aquel partido en directo (y que recuerdo perfectamente haber visto), forma ya parte de la historia del fútbol español. El error siempre será aceptable (aunque me sigue pareciendo inconcebible que no aprovechemos todas las posiblidades técnicas para reducirlo al mínimo y dejar que los deportistas decidan con su esfuerzo quién merece ganar cualquier competición, sin interferencias ajenas), en el arbitraje como en cualquier otra profesión. Pero lo de Rafa Guerrero no fue un error. Lo dicho, un mito nacido de la incompetencia.

El Zaragoza, que si no recuerdo mal iba por delante en el marcador en aquel momento, acabó perdiendo el partido por 3-5. Aquel era un gran Zaragoza, que poco antes nos había hecho vibrar a todos con su Recopa y aquel glorioso golazo de Nayim ante el Arsenal en la final. Era el Zaragoza de los Esnaider, Higuera, Juanmi, Belsue o Poyet. Vaya, por cierto, mi solidaridad con este equipo por el descenso que se consumó esta jornada. Ayer me vi reflejado en las caras de los aficionados maños y recordé lo que viví hace poco menos de un año con mi Real. Me duele ver a un histórico descender, salir de la élite de esa forma. Ánimo y suerte para la próxima temporada.

viernes, mayo 16, 2008

Sin oponente, no puedes jugar

El PP nos está demostrando que sin oponente no se puede jugar a esto de la política. A Mariano Rajoy parece que le están creciendo esos oponentes debajo de todas y cada una de las piedras que hay en el camino a Génova. La última, María San Gil. Dice la presidenta del PP vasco que no se fía ya de Rajoy, que puede cambiar principios básicos de la política del partido y que eso a ella no le gusta. Por eso dejó la ponencia política del próximo congreso y por eso convocó una rueda de prensa para explicar su posición apenas unas horas después de que Rajoy pidiera a todo el mundo que guardara silencio para no complicar las cosas. "Que os calléis", dijo Rajoy. "No me da la gana", le respondieron San Gil y otros. Oponentes claros.

Pero resulta que María San Gil no ha representado en este movimiento al PP vasco, que hay muchos populares en Euskadi que no entienden a que ha venido la espantada de San Gil (no el ínclito Jaime Mayor Oreja, por supuesto, que ha anunciado "batalla" frente a Rajoy). Más oponentes entre sí. Y, claro, eso recuerda a la situación del PP en otras comunidades autónomas. Pensar en la relación entre Aguirre y Ruiz-Gallardón en Madrid es casi supérfluo. Esos son oponentes natos. Pero me viene también a la mente la Comunidad Valenciana, donde Francisco Camps (que ya logró cargarse en su día a Zaplana) decía hablar en nombre de todos los suyos al respaldar a Rajoy, pero le están saliendo ovejas negras como Álvarez-Cascos o el hasta ahora protegido Fabra. Oponentes incluso para los oponentes.

Se va Zaplana y aparecen multitud de dirigentes alabándole. Se va Acebes y sucede tres cuartos de lo mismo. Súmenle a eso las noticias que hablan del descontento de antiguos pesos pesados del partido y de valores que se suponía iban a tener un papel esencial en esta legislatura y andan sentados en la quinta fila del Congreso (Pizarro o Costa). Todo el mundo anda a la caza de un oponente para poder seguir jugando. El oponente, esta vez, no está ni en el Gobierno ni en Ferraz, sino en la propia casa de los jugadores. Eso no deja de ser un arma de doble filo, ya que el congreso de junio puede cerrar heridas o disimularlas. Lo segundo, con tres elecciones de difícil victoria para el PP (gallegas, vascas y europeas) en el horizonte antes de las generales, puede provocar un nuevo cisma, como tarde, dentro de tres años.

Ahora me viene a la memoria aquella definición que hizo Rajoy de su partido antes de las elecciones: previsible y unido. Que levante la mano quien sea capaz de prever qué puede pasar en el PP (hay informaciones que apuntan que, ante la falta de candidato alternativo, puede haber mucho voto en blanco contra Rajoy) y quien vea un partido unido. Vale que después de perder unas elecciones siempre surgen problemas, pero cada día es una nueva aventura en la calle Génova...

Y me sigue quedando una pregunta en el aire... ¿Por qué no consigo sacudirme la sensación de que hay una mano conocida detrás de todos estos movimientos...? ¿Que cierto ex presidente del Gobierno sabe más de lo que cuenta y que sigue siendo un político por mucho que se empeñe en negarlo...? ¿Que no es descartable su actuación en cualquier momento de este juego...?

jueves, mayo 15, 2008

¿Qué habéis conseguido?

¿Qué habéis conseguido asesinando a un guardia civil? ¿Qué habéis conseguido después de 40 años de asesinatos sin sentido? ¿Por qué matáis? ¿Por qué amenazáis? ¿Por qué destrozáis las vidas de personas que no os han hecho nada? ¿Cómo es posible que tengáis la sangre fría de segar una vida por motivos que ni siquiera seríais capaces de defender en una conversación? Os lo digo. No habéis conseguido nada, y no vais a conseguir nada en el futuro. Pensadlo fríamente y estaréis de acuerdo conmigo en so. Sólo habéis logrado sufrimiento. El de las víctimas y el vuestro propio, porque, además de matar a otras personas, habréis arruinado vuestro futuro con estas acciones criminales. Pasaréis décadas en la cárcel por lo que habéis hecho y habréis desperdiciado la oportunidad de vivir que negáis con tanta facilidad a otras personas.

Decidme por qué habéis matado ayer a un hombre en un pueblo alavés que como único pecado tenía vestir un uniforme. Decidme por qué, en vuestro delirio, llegásteis a la conclusión de que debíais matarle. Decidme qué motivo podíais tener para poner en peligro las vidas de varias decenas de personas más, de niños incluso. Decidme en qué habéis avanzado después de esta muerte. Decídmelo. Decídselo a la gente. Decídselo a los quinceañeros que hoy, en sus delirios juveniles, creen que ETA puede tener su parte de razón en esta historia. Decídselo a aquellos ignorantes que siguen pensando que la patria tiene más valor que la vida.

¿Sois capaces de decir algo? ¿Tenéis la fortaleza de defender vuestras posiciones sin pistolas y sin bombas? En realidad no hace falta que digáis nada, todos sabemos ya la respuesta a esas preguntas. Nosotros sabemos que no se puede decidir quién vive y quién muere con tanta arbitrariedad, con tanta cobardía, con tanta irresponsabilidad, con tanto desprecio hacia la vida (insisto, la ajena y la vuestra propia). 40 años de violencia y no habéis conseguido nada. Qué triste es desperdiciar la vida de una forma tan absurda.

martes, mayo 13, 2008

Los cinco males del periodismo deportivo

Mal número 1: ¿Por qué lo llaman deporte cuando quieren decir fútbol? Es impresionante la cantidad de eventos de primera magnitud de los que no se informa (o se informa infravalorándolo) sólo porque no juegan once contra once con el objetivo de introducir una pelota en una portería. El interés (en unos casos primordial, en otros exclusivo) está sólo en el fútbol. ¿Alguien se había enterado, por ejemplo, de que el Ciudad Real ganó el pasado fin de semana su segunda Champions de balonmano...?

Mal número 2: La telepromoción. O lo que es lo mismo, informar más y mejor sólo de los eventos de los que se tienen los derechos de emisión o el patrocinio. En La Sexta hoy no existe la Fórmula 1 (el año que viene la tendremos hasta en la sopa en esa cadena), pero sí la GP2. En Telecinco existían las Superbikes, pero no Moto GP. En TVE existe, por encima de todo, el motociclismo. Y en Antena 3, sólo la Champions de fútbol. Es inaudito que un Grand Slam de Tenis o un gran premio de Fórmula 1, por citar un par de ejemplos conocidos y reconocidos, no formen parte de la información deportiva.

Mal número 3: La impunidad con la que se publican noticias no veraces. El Madrid ya tiene fichados para el año que viene a 16 nuevos jugadores. El Barça ya ha despedido a 17. Todos sabemos quién ha pagado primas a terceros y lo decimos como si estuviéramos viendo las pruebas en ese mismo momento. ¿Son informaciones contrastadas? ¿Son simples rumores? ¿Son directamente invenciones? Qué más da, se publica y punto. Porque hay tanta impunidad como nula responsabilidad a la hora de decidir qué se puede publicar y qué no. ¿Nadie se para a pensar en las causas de la violencia en el deporte? Porque esto figura para mí en un puesto destacado... Este mal, por cierto, no es propio del periodismo deportivo, es general a toda la profesión.

Mal número 4: Es necesario ser del Madrid o del Barça, de Pedrosa o de Lorenzo, de Alonso o de Hamilton, de Federer o de Nadal. Estar con uno y en contra del otro es absolutamente imprescindible. Si no, no se puede informar en condiciones. Esto demuestra que el frentismo no es exclusivo de la política, no. En el deporte parece la única forma de informar. Para defender a uno hay que criticar ineludiblemente al contrario, y con cuanta más saña mejor. Por supuesto que hay que ser libre para criticar o alabar a todos, los corsés aquí son tan malos como en la vida en general. Pero yo sigo preguntándome por qué será tan difícil disfrutar, aunque sólo sea en un deporte, con dos oponentes en una hermosa batalla deportiva...

Mal número 5: El desinterés por lo que se cuenta. Si caes en la información deportiva y no te toca seguir a tu equipo del alma, se produce el desinterés más absoluto del profesional (no siempre, pero sí en demasiadas ocasiones). Retransmites un partido de fútbol entre el Madrid y otro. ¿Para qué aprenderte los nombres de los jugadores del otro equipo? Retransmites un partido de baloncesto. "Ojo, que el Estudiantes ya pierde 5-0", he llegado a oír, una frase que demuestra el espeluznante conocimiento del desarrollo de un encuentro de ese deporte. Hablas de los Juegos Olímpicos y de la influencia que puede tener el último gran terremoto en China. ¿Para qué informarte de dónde se van a celebrar las pruebas olímpicas si ya hemos oído "China" y damos por sentado que es un obstáculo más para los Juegos? Y así, ejemplos mil...

viernes, mayo 09, 2008

Como lágrimas en la lluvia

¿Donde está la frontera entre la realidad y la ficción? A veces no existe. Hoy he vuelto a ver ese formidable y poético final de Blade Runner. Bajo una intensa lluvia, Roy Batty lanza ese prodigioso monólogo sobre la vida y dice una de esas frases que dejan huella para siempre: "Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia". En la pantalla llovía. Y en la ventana que hay detrás de la pantalla también llovía. Realidad y ficción mezclados en un espectáculo precioso, simétrico, sobrecogedor, inigualable. Lágrimas en la lluvia. Qué hermosa imagen. La magia del cine y del mundo real unidas para siempre en un instante que ya no volverá, que se ha perdido para siempre. Y como en la película, ahora, mientras escribo estas líneas, luce el sol.

No, no voy a seguir hablado de esa maravilla que es Blade Runner. Ya lo hice hace tiempo en mi blog de cine y lo hizo también Arual hace poco en el suyo. Afortunadamente, joyas así nunca se perderán como lágrimas en la lluvia. Otras muchas cosas sí. Recuerdos, sueños, vivencias, instantes únicos sí se perderán. Pero el cine nunca.

jueves, mayo 08, 2008

¿Noticias relevantes...?

Llevar el periodismo en el corazón y no sufrir viendo lo que hoy es noticia es prácticamente imposible. Sabido es que tengo una opinión muy crítica del periodismo actual. Pero es que día tras día me cargo de más razones para denostarlo. ¿Ejemplos? Ni se sabe cuántos. Pero me voy a quedar en dos y en una reflexión final.

El primer ejemplo es el pasillo del Barcelona al Real Madrid. Llevo oyendo hablar en la prensa del maldito pasillo desde hace dos meses. Ayer se lo hicieron. ¿Relevancia? Pues en realidad ninguna. Hombre, a los aficionados del Madrid les habrá encantado verlo y a los del Barcelona más bien no. Pero los medios de comunicación llevan semanas cebándose en algo que no pasa de ser un gesto de deportividad de un equipo hacia otro, un reconocimiento hacia un conjunto que ha sido campeón de algo. Apenas unos segundos, una imagen dentro de una competición que dura meses.

Y aquí tenemos la paradoja informativa. Hoy se da más importancia al pasillo que al triunfo 4-1 del Madrid sobre el Barça. Ayer se daba más importancia al pasillo que al título de Liga. Hace dos meses se daba más importancia al pasillo que al alirón. Así se pierde la perspectiva, la imparcialidad y el interés en la noticia. ¿Qué es lo relevante? El periodismo pierde este partido porque se centra precisamente en lo que no es importante. Todavía me acuerdo cuando le preguntaron a Javier Irureta, entonces entrenador del Deportivo, qué tal se llevaba con Diego Tristán, uno de sus jugadores. "Salsa Rosa", respondió el técnico. Cuánta razón tenía...

Segunda noticia supuestamente relevante que copa los espacios informativos de estos días. Ahora resulta que España (se supone que Franco) compró el Festival de Eurovisión que ganó Massiel con el inconfundible La, la la para mejorar la imagen de nuestro país más allá de nuestras fronteras. Mira que en la facultad nos contaban a los aspirantes a periodista y demás estudiantes (que no hay tantos en la carrera que de verdad sean o quieran ser periodistas) que la inmediatez era un criterio definitorio de la noticia. Pues ojo al dato, estamos informando de la compra del Festival de Eurovisión... de 1968. Como si hubiera sucedido ayer o la semana pasada ¡Y han pasado 40 años nada menos!
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Aquí hay más que aclarar. No estoy en contra de la divulgación del dato, obviamente, pero hay que saber dónde corresponde darlo. El documental que esta noche emite La Sexta, el que ha levantado todo el revuelo, es un lugar ideal. O en un libro sobre la historia del festival, por citar otro ejemplo. ¿En un informativo? No lo creo. No tiene valor de noticia, entre otras cosas porque no hay novedad, es algo que casi todos sabíamos, si no de este caso concreto, sí del funcionamiento general de concursos, festivales y demás adjudicaciones. ¿O es que el ganador del festival de 1969 no trabajó detrás del escenario para asegurarse votos? ¿O, ya que estamos, no es así como se decide la elección de una sede para unos Juegos Olímpicos? Desconozco los intereses para hacer de todo esto una noticia, pero no los entiendo, de verdad que no...
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Y acabo con la prometida reflexión. Vivimos unos días en que los medios de comunicación lanzan durísimas y justificadas críticas contra la Junta militar que gobierna en Myanmar, antigua Birmania. Esto se debe al huracán que ha destrozado el país y la negativa a dejar entrar la ayuda internacional para que no vean el estado en que se encuentra el país. Claro que me parece necesario censurar lo que hacen dirigentes mediocres y dictadores de medio pelo, pero me duele que se haga por modas. ¿O es que el Tibet ya es libre y China es un país absolutamente democrático? ¿Quién se acuerda ya de las protestas al paso de la antorcha olímpica? ¿O quién sabe qué esta pasando ahora en Venezuela, ya que Chávez ha dejado de meterse con el Rey?
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Modas. Aunque puedan volver en el futuro, todas pasarán. La de Myanmar pasará, como pasó la de China o la de Venezuela. No importa lo que suceda de verdad en esos países. Importa llenar una escaleta televisiva o radiofónica o las páginas asignadas de un diario. Encontraremos otra moda en unos días, todos tranquilos. El informativo siempre durará lo establecido y el periódico siempre llenará sus páginas. The show must go on, que decía Queen...

martes, mayo 06, 2008

Yo tampoco le voy a olvidar

Dice Ángel Acebes que ya le ha comunicado a Mariano Rajoy que no quiere seguir siendo secretario general del PP tras el Congreso de junio. Habría que interpretar algo así como "me voy antes de que me eches". Y en un movimiento que, todo hay que decirlo, honra a Rajoy, le ha dejado despedirse de esta forma. Me he sentido tentado de remitirme a lo que escribí hace unos días para comentar el adiós de Ángel Acebes a la primera línea política, porque los sentimientos son parecidos. Pero el propio Rajoy me ha puesto en bandeja otra forma de aproximarme a esta despedida.

El líder del PP aseguró, tras hacerse pública la noticia, que nunca iba a olvidar a Acebes, ni como persona ni como político. Yo tampoco. Al menos como político, ya que no le conozco personalmente. Parece obvio que Rajoy y yo no compartimos los motivos por los que no vamos a olvidar jamás a Acebes, pero al menos coincidimos en que ocupará para siempre un rincón en nuestra memoria. En la mía será para siempre y por encima de todo el ministro del Interior del 11-M, el que puso la cara para el engaño.

También se le recordará como el último gran protagonista de la era Aznar, salvedad hecha del propio Rajoy, que dice adiós. Y como el final del Gobierno Aznar es una etapa bastante nefasta por tantos motivos (el decretazo y la única condena de la historia por manipulación a los informativos de TVE, los "hilillos" del Prestige, el "viento de poniente" (¿o era de Levante?) de Perejil, la misión "humanitaria" en Irak y el "créanme, hay armas de destrucción masiva", el rodillo parlamentario y, como colofón, el "ha sido ETA" del 11-M). Que se cierre ya esa parte de la historia de España era algo necesario. Pero digo lo mismo que cuando Zaplana anunció su marcha. Rajoy debió acometer esta reforma en su partido hace cuatro años.

Por descontado, creo que Rajoy hace muy bien librándose de tanta gente que le había venido impuesta con su nombramiento digital (del dedo de Aznar, se entiende). Pero ahora empiezo a tener una duda. Veréis, hace menos de dos meses, el PP se presentó a las elecciones generales. Rajoy era su candidato a la Presidencia del Gobierno. Hoy la situación es radicalmente distinta. Su secretario general se va. Su portavoz en el Congreso ya se ha ido. El elegido para ser ministro de Economía (aunque nunca se llegó a decir públicamente que ése sería su puesto) y quien nos iba a salvar de la crisis que nos azota no tiene cargo alguno, ni en el partido ni en los grupos parlamentarios. Tampoco tiene ocupasción alguna el coordinador del programa electoral.

Y ahí surge la pregunta. Si Ángel Acebes, Eduardo Zaplana, Manuel Pizarro y Juan Costa, entre otros muchos, eran el equipo con el que Rajoy parecía que quería gobernar y ahora parece que le sobran, ¿no fue toda la campaña electoral del PP un engaño al votante? Lo dije hace no muchas fechas del PSOE con la candidatura de Miguel Sebastián para el Ayuntamiento de Madrid. Al nombrarle ministro, confirmó que nos había engañado en aquellas elecciones municipales y que su retirada de la polémica fue una pantomima. Sebastián sacrificó su cabeza ante una derrota más que segura, según pensaba pero nunca dijo el PSOE, a cambio de una cartera. Lo de Rajoy no es exactamente lo mismo, pero tiene tintes similares.

En todo caso, en el PP siguen asomando voces que piden cambios de ruta a Rajoy (y queda por hablar un Aznar que, dicen, está sorprendido ante lo que está haciendo su sucesor designado). Que anuncie ya el equipo, que convoque primarias. Al mismo tiempo, se multiplican las voces en los medios de comunicación afines a la derecha que no le ven como candidato en las generales de 2012. Y lo gracioso es que son los mismos que el 8 de marzo estaban todavía pidiendo el voto para él como la única forma de salvar España. Decía también Rajoy en las celebraciones del 2 de mayo (esas que Esperanza Aguirre convirtió en fiesta nacional y chiringuito de su partido) que el PP está ahora mejor que hace quince días. Madre mía, quién recordara cómo estaba hace sólo dos semanas... y quién pudiera imaginar cómo estará dentro de unos meses.

domingo, mayo 04, 2008

El adiós de un ex presidente

Ha muerto el primer ex presidente del Gobierno de la democracia española, Lepoldo Calvo-Sotelo. Creo que poca gente joven sabe realmente quién fue y qué hizo Calvo-Sotelo en la Historia de España (no creo que sepan de Suárez, como para saber del presidente más efímero de la Transición; habrá excepciones, por supuesto, estoy haciendo una de esas falibles generalizaciones). Y me incluyo, porque Calvo-Sotelo ejerció siendo yo un niño pequeño y todo lo que sé de él lo he tenido que leer yo por mi cuenta. Su mandato, y la moderna historia de este país en general, no suele formar parte de los programas educativos. Y si llega a formar parte, es imposible llegar a temas tan avanzados antes de que acabe el curso. Esté o no esté, las consecuencias son las mismas.
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Estuvo algo menos de dos años en la Presidencia, relevando a Adolfo Suárez, y fue el único no elegido en las urnas. El ingreso de España en la OTAN, la Ley del Divorcio, el establecimiento más o menos cerrado del actual plano autonómico y el juicio contra los responsables del golpe de Estado del 23-F son los asuntos que le harán pasar a la Historia. Y el modélico traspaso de poderes a un PSOE liderado por Felipe González, uno de los pasos más fundamentales de la Transición. Fue casi un presidente por accidente, alguien que veía la política como un hobby y no como una profesión y que sólo empezó a tener puestos de responsabilidad tras la muerte de Franco. Cuando iba a ser nombrado presidente, vivió en sus carnes el golpe del 23-F. Pese a las presiones, insistió en que fueran tribunales civiles los que juzgaran a los responsables. Y ya como presidente tuvo que frenar una segunda intentona de acabar con la democracia. Eso le da mucho valor como personaje histórico.
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Siempre he pensado que en España hay muy poco respeto y reconocimiento a la figura de un ex presidente del Gobierno. Adolfo Suárez y Leopoldo Calvo-Sotelo se enfrentan al desconocimiento actual que hay sobre su trabajo, a la poca memoria que hay en este país para las labores de Estado, al nulo reconocimiento que solemos otorgar en vida a las personalidades más importantes. Felipe González y José María Aznar tienen la antipatía de la mitad de esta fragmentada España política. Y así perdemos el valor real de una figura que podría enseñar mucho a los políticos actuales y, por qué no, también a la ciudadanía. Pero no. Nos gusta menospreciarlo todo. Desde la cerrazón, desde la ignorancia, desde el interés o simplemente desde el olvido.
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No me considero ideológicamente cercano a Calvo-Sotelo, del que hoy he leído la anécdota de que formó parte de las protestas por el estreno cinematográfico de la entonces escandalosa Gilda o sobre su apoyo reciente a las manifestaciones del PP contra la política antiterrorista del Gobierno socialista. Pero eso no me impide valorar lo que hizo en una época complicadísima, en la que la amenaza antidemocrática era real, en la que España no estaba lo suficientemente consolidada como para no pensar en una vuelta atrás. Él contribuyó a que las cosas avanzaran, aún pagando el precio de la desparición de su propio partido, la UCD.
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Se ha ido el primer ex presidente de la democracia casi sin que nos diéramos cuenta. Descanse en paz.

sábado, mayo 03, 2008

Mentiras

"Existen dos tipos de mentiras: las que se elaboran en beneficio propio y las que se inventan para complacer a los demás. Y ambas (...) son gestos de pura generosidad. No hay por qué extrañarse de que así sea, al fin y al cabo, la Verdad, con mayúsculas, no suele interesarle a nadie".

(La Bella Otero, Carmen Posadas)

Hace algunos años, en una charla de amigos, alguno que otro se reía de mí porque yo sentenciaba con rotundidad que yo no miento. Me argumentaban que eso no es posible, que todo el mundo miente. No sé si seguirán pensando lo mismo o si se habrán dado cuenta ya de que aquel día dije la verdad. Yo no miento. Si hay algo que no quiero decir, no lo diré, pero no me inventaré una versión fantaseada que no dejará de ser una mentira. No me gusta la mentira. No veo la parte positiva de engañar a alguien sabiendo que no se está siendo honesto. Ni por beneficio propio ni para complacer a los demás. No me gusta el círculo vicioso de la mentira. La bola de nieve que suele generar una mentira. Ni me gusta ni cabe en mi comprensión.

Pero es cierto, y eso es lo que más sorprende, que la Verdad no interesa demasiado. Demasiada gente suele esquivar el arte de la Verdad y se centra en el arte de la Mentira. Y normalmente, no nos engañemos, es por beneficio propio y no por complacer a los demás. La mejor forma de saber que esto es así es comprobar el frívolo uso actual del adjetivo "mentiroso". Se usa demasiado (¿a quién le importa, por lo visto, si con razón o sin ella?) y sus consecuencias son nulas. Y el periodismo da ejemplos perfectos día tras día. A veces son mentiras conscientes. A veces son producto de la desinformación o la no comprobación de los hechos. Pero son mentiras. La política da muchos más ejemplos. Entrar a enumerarlos daría para muchas entradas como ésta. Y mucho más largas.

Hay demasiada gente que miente más que habla. Yo no. ¿Que no se lo quiere creer la gente que me escucha? Allá ellos. Porque estoy diciendo la verdad.