Veo esta primera página y, podéis pensar de nuevo que soy un ingenuo, me asalta la tristeza. Desde el punto de vista periodístico, esto es justo lo que tendrían que enseñar en las universidades a los estudiantes de periodismo para que aprendieran. Pero no como modelo. Esto es justo lo que no hay que hacer. No es relevante para un trabajo periodístico digno que un medio de comunicación tenga una línea editorial o una ideología. Eso no hace daño a nadie. Lo que sí hace daño es tergiversar, manipular, orientar de una forma tan desacarada el pensamiento de los lectores (de los que se dejen, por supuesto) con informaciones sesgadas intencionadamente, con manipulaciones emocionales de cualquier tipo, con la cuidada selección de datos y fotografía siempre para respaldar un pensamiento único y, por tanto, irreal. Tristemente, es lógico y razonable que la del periodista sea una de las profesiones menos valoradas entre los ciudadanos. Es la consecuencia lógica de primeras páginas como ésta, final de un larguísimo proceso que nadie ha querido detener o denunciar en serio. Es el efecto de haber convertido el periodismo en altavoz de los nuestros. Y, sí, eso es triste. Y como la prensa no cumple su papel, convocantes y afectados pueden dar las cifras de seguimiento que quieran. Yo no me creo ninguna.
Ha dicho Mariano Rajoy, presidente del Gobierno para más señas, que hay absoluta normalidad. Lo ha dicho a su llegada al Congreso de los Diputados esta mañana. Más tarde que cuando en la anterior huelga general que sufrió un Gobierno del PP fue Pío Cabanillas lo de la normalidad. Supongo que en el paro convocado con el PSOE en el poder alguien saldría a decir lo mismo. No entiendo por qué hay que decir semejante estupidez sólo por estar en el Gobierno. Un día de huelga general no es un día de normalidad. Será un paro más o menos seguido, pero normalidad no hay cuando un número importante de personas, sea mucho o sea poco, insisto, decide ausentarse de su trabajo para protestar. Y protestan con razón o al menos con sus razones, pues el propio Rajoy ya dijo que sus medidas provocarían esta huelga general y su Gobierno ha anunciado que esas medidas no crean empleo por sí solas (para mí es justo lo contrario, crearán desempleo) y que en 2012 el paro va a aumentar. Un poco de respeto a las decisiones de los ciudadanos tampoco estaría de más. Vale, sí, de nuevo podéis llamarme ingenuo.
Como decía antes lo de los frentismos, cada vez que hay una huelga me pasa lo mismo. Ya se han anunciado 58 detenciones. Supongo que de gente que intentaba evitar que otros vayan a trabajar, es lo típico de una jornada como la de hoy. Y no me entra en la cabeza. Tanto derecho tienen los que quieren hacer huelga como los que quieren trabajar. Y los que intentan evitar lo segundo por medios ilegales, con ser pocos, una minoría, hacen tanto ruido que contaminan los mensajes que hay en la huelga. Me parece absurdo, tanto en el plano personal, no sé qué pretende conseguir alguien agrediendo (verbal o físicamente) a otras personas y haciéndose detener por ello, como en el general, manchando la imagen de la propia huelga. Los manifestantes se quejan de la amplia presencia policial hoy en todas partes, pero luego hay unos cuantos incontrolados que se dedican a hacer la vida imposible a quien quiere trabajar. Un equilibrio imposible. Desde luego, una jornada de huelga nunca es una jornada de respeto, se mire desde el prisma que se mire. Abro la prensa, veo los informativos y lo único que hay son enfrentamientos. Y luego veo a estudiantes gritando en la playa "¡viva la huelga general!" y no me queda más remedio que reír. ¿Eso es una huelga? Sí, a día de hoy, sí.