sábado, junio 01, 2013

Mou

La mirada de Mou mientras le preguntan.
En unas horas, Jose Mourinho será ya pasado en el fútbol español en general y en el Real Madrid en particular. Yo lo celebro. Me alegra perderle de vista. No voy a echar de  menos nada que tenga que ver con él. Y eso que no soy seguidor del Real Madrid. En sus tres años aquí, he tenido dos experiencias personales con él. La pasada temporada, le vi en la sala de prensa del Santiago Bernabéu después de jugar contra la Real (la foto de aquí al lado es de esa comparecencia). Sin la excusa de manipular sus respuestas o de no conocer las preguntas que se le hacen, en vivo no me gustó su tono, no me gustó su actitud, no me gustaron sus respuestas. Aquel día coronó su actuación, porque es un actor interpretando un desagradable personaje, que nadie se olvide eso, respondiendo en inglés a una pregunta de un redactor de Real Madrid TV que le cuestionó por las facilidades que dio aquel la Real (¡muchísimas!). Le dijo que igual no merecía trabajar allí por hacerle esa pregunta. De eso no hubo difusión alguna, yo me quedé alucinado. La segunda experiencia, del pasado sábado en Anoeta, su huida para no atender a los medios. Y no sólo eso, sino que dejaron que fuera un empleado de la Real el que lo anunciara. Nadie del Madrid salió a dar la cara. Señorío de ese del que hablan, poco. Respeto al trabajo de los demás, ninguno.

Llevo tres años pensando en escribir sobre Mourinho y si no lo he hecho creo que es por mis amigos madridistas. Veréis, alguno de esos amigos vive su madridismo con la misma intensidad que yo mi realismo txuri urdin. Puede que incluso más en algún momento en el que no aguanta el final de un partido tenso y se encierra en el baño, o en el que una derrota le lleva directamente a la cama sin probar bocado. Y en el fondo me da rabia soltar todo lo que se merece el entrenador de su equipo. Ellos ya saben que no es antimadridismo, porque yo tengo pocos antis en la vida, pero es tan fácil malinterpretar lo que uno escribe cuando hay voluntad de hacerlo que siempre acabo pensando que lo mejor es no escribir sobre él y hablar de otra cosa. Esa, la de no hablar de un personaje nefasto para el fútbol por cariño hacia un amigo, es una actitud que se puede permitir un aficionado de a pie, un tertuliano de bar, uno de los 40 millones de seleccionadores que hay en un país. Lo triste es que sea también la forma de trabajar de un medio de comunicación. Sí, ya sé, soy un ingenuo que sigue pensando que la prensa deportiva debería informar. Iluso de mí.

Las primeras de Marca y As.
El caso es que hoy Marca y As (un periódico que lleva ya unas cuantas semanas utilizando la primera persona del plural en sus titulares referidos al Real Madrid) sacan hoy unas primeras planas curiosas. Hablan de lo que han callado. Censuran lo que han jaleado. Es triste pensar que informando en lugar de escribiendo con la bufanda blanca al cuello, muchas de las cosas que ahora lamentan no se habrían producido. No hablaron cuando Mourinho despreció públicamente al primero de sus jugadores, y no lo hicieron porque era Pedro León y no una vaca sagrada. No pidieron una sanción ejemplar cuando le metió el dedo en el ojo a Tito Vilanova cuando éste era segundo entrenador de Guardiola en el Barça, ni se rasgaron las vestiduras cuando su patética sanción de dos partidos, inconcebible en cualquier otro país por escasa, desapareció por un indulto y jamás tuvo que cumplirla. Tampoco levantaron la voz cuando criticó el trabajo de Manolo Preciado por la alineación que sacó en un partido contra el Barcelona. No criticaron todo lo criticable de Mourinho, que es interminable, porque era el Real Madrid. Eso se llama forofismo, no periodismo.

Pero es que ni siquiera el corporativismo, que otras veces sí ha servido para movilizarse, ha motivado una respuesta justa y contundente hacia Mourinho. Tras un leve intento de boicot (del que el propio Mourinho acabó riéndose en la cara de sus protagonistas), asumieron sin rechistar que les mandara cuando le apetecía a un segundo entrenador para cumplir con las ruedas de prensa semanales (algo que en Champions no puede hacer por reglamento), cuando lo que tenía que haber hecho todo el gremio era no cubrir esos simulacros y dejar claro al Real Madrid que el entrenador es el portavoz al que se quiere escuchar (un inciso, yo ya tenía decidido levantarme e irme si en la sala de prensa de Anoeta aparecía Karanka, aunque sé que hubiera sido sólo yo el que lo hiciera). Mourinho es lo que es porque se le ha consentido todo y más. Porque es una persona que sólo sabe manejarse con el poder absoluto, y eso es lo que pretendió conseguir en el Real Madrid, poniendo su figura por encima de un club que ha ganado nueve Copas de Europa y una treintena de Ligas antes de que él pisara el césped del Santiago Bernabéu.

Nunca me ha gustado la forma de ser del Mourinho entrenador. No comulgo con los entrenadores que están más ocupados en el show que en el fútbol. Tampoco he entendido la devoción que algunos sienten hacia él, porque no hay más que ver el nombre, la historia, el presupuesto, los jugadores y la importancia de los equipos (y los arbitrajes, ojo, que las hemerotecas y Youtube hablan mucho...) que ha entrenado para comprobar que no es tan excepcional que gane títulos. Mourinho no haría campeón a un equipo medio, no daría grandeza a uno pequeño, pues ya dijo que él no entrenaría al Málaga, supongo que porque se siente demasiado importante para eso. Mourinho gana con los grandes. Y eso, siento decirlo, es algo esperable. Pero resulta que en el Madrid ha ganado menos que nunca. Menos que en todas sus etapas anteriores. Menos que los demás entrenadores que han estado tanto tiempo como él en el Real Madrid. Y menos de lo que cabe esperar con la colección de estrellas que tiene. ¿El principio del fin de Mourinho y su fama de gran entrenador? Así lo deseo. Es curioso que Guardiola y Pellegrini sean dos de los entrenadores que tendrán la llave la próxima temporada para ir enterrando a un entrenador del que siempre se recuerdan más sus líos que sus logros deportivos. Y eso, después de los números del Madrid la pasada Liga, sí que tiene mérito.

4 comentarios:

Doctora dijo...

El primer recuerdo que tengo de Mourinho fue esta ruda de prensa y la verdad es que me hizo gracia.

Me gusta que dentro del fútbol haya gente distinta, porque si todo el mundo fuese como Del Bosque o Guardiola sería aburridísimo. Lo malo es que la gente que se sale de lo común en este aspecto siempre es por sus broncas, como Schuster, Luis Aragonés, Lopera o Gil. Molaría que hubiese más tíos como Javier Aguirre, pero se ve que es difícil, los entrenadores suelen estar en los extremos, o ser un soso educado o un borde malencarado. Pensaba que Mourinho estaría en el punto medio, pero no, estos años ha demostrado que es un tío prepotente y despota.

Todos sabíamos que se iría mal del Madrid y que los que le aplaudían despotricarían de él. Mucha gente en los medios lo estaba deseando, pero se ve que han tenido que esperarse a que no ganase ningún título para dar rienda suelta a lo que les pedía el cuerpo.

El Impenitente dijo...

De acuerdo con Doctora. Mientras ganaba le reían las gracias. Cuando no ha ganado, a por él. Mourinho ha sido el mismo siempre. Al final se trata de ganar. Y de acuerdo también en que siempre es bienvenido alguien que diga algo distinto, pero bien dicho. A mí me encanta el sentido común y cómo lo manifietan, cada uno en su estilo, de Pepe Mel o de Paco Jémez.

Por otra parte, pienso que los únicos que lo van a echar de menos va a ser la prensa culé. Igual que "contra Franco vivíamos mejor" algunos encontraron el sentido de su vida en el antimourinhismo que, además, les ha hecho ganar bastante dinero. Ahora tendrá, que buscar un nuevo Satán.

El Impenitente dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Juan Rodríguez Millán dijo...

Doctora, ahí estamos de acuerdo, pero para mí gente distinta es un Del Bosque y un Preciado, y un Simeone. Mou siempre ha sobrepasado todos los límites, no me caía especialmente bien el Barça, y ya desde su época en el Chelsea, cuando le conocí de verdad, me parece un tipo dañino para el fútbol. Ojalá fracase en el Chelsea y su estrella se apague para siempre.

Impenitente, eso está claro, a estos niveles las gracias sólo se ríen con resultados. Por eso detesto tanto el resultadismo. Pepe Mel y Paco han sido mis ídolos esta temporada, con mucha diferencia. El frentismo es lo que tiene, hay que buscar enemigos. Triste.