El engaño, en realidad un secreto a voces, se ha confirmado de la forma más inverosímil posible. Todo el mundo sabía que no se contaban o abiertamente se engañaba sobre muchas cosas que estaban pasando en torno a la negociación con ETA. No sobre muchas de las que se han dicho (y creo que la esencial es Navarra, que estoy seguro que nunca estuvo sobre la mesa, y menos de la forma en que algunos alarmistas lo decían), aunque sí sobre otros (se podrían citar con poco temor a equivocarse los casos de De Juana Chaos y ANV) Pero lo curioso es que ha sido el propio presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, quien lo ha confirmado. Y lo inverosímil es que lo ha hecho en una entrevista concedida al director de El Mundo, Pedro J. Ramírez, que es quien más cera le ha dado a su Gobierno por este engaño estéril y estúpido.
Estas revelaciones tienen mucho que analizar, aunque para mí lo fundamental sigue estando en un terreno, el de la comunicación. Yo tengo muy claro que la negociación con ETA no fue un error, sino un legítimo intento de acabar con este severo problema que arrastramos. Todos los presidentes del Gobierno anteriores tuvieron ese derecho y todos los que vengan en el futuro lo tendrán, decidan ejercerlo o no, opten por esta o por otra estrategia. Pero la comunicación sobre este asunto ha sido nefasta. Lo más sensato hubiera sido decir que no se iba a comentar absolutamente nada sobre la negociación mientras estuviera en curso. Nadie hubiera podido acusar al Gobierno de mentir o engañar sobre este tema y se hubiera podido amparar en las consabidas razones de "seguridad del Estado". El PP no habría tenido tanto que reprochar sobre este asunto.
Pero no. Demasiada gente ha querido tener protagonismo, demasiada gente hablaba, demasiada gente metía la pata y quien salía a arreglarlo lo complicaba aún más. Zapatero mismo se equivocó en demasiadas ocasiones (insisto, a la hora de comunicar lo que estaba pasando, no lo que estaba haciendo), y pasará a la historia más triste de su mandato su versión optimista horas antes de la explosión de la T4 de Barajas. Y creo que también se equivoca ahora, porque quiere decir cosas pero deja demasiado espacio a la ambigüedad. No sabemos lo que pasó en estas negociaciones con ETA, como tampoco sabemos lo que pasó en Argel o en Zurich. Tampoco creo que sea bueno saberlo con todo lujo de detalles. A menos, claro está, que queramos seguir tirándonos los trastos a la cabeza por este tema. Yo no lo quiero, así que no voy a seguir por ese camino.
En el resto de la entrevista, Zapatero enseña dos caras. Por un lado, el político que tanto me convenció antes de las elecciones generales de 2004, el que se empeñaba en dialogar sobre todo sin imponer nada, en buscar acuerdos con todo el mundo por difíciles que fueran (desde la oposición firmó tres con Aznar, así que casi todo es posible...), el de las buenas formas, el del estilo democrático, el del talante (¿os acordáis de todo lo que se reía la gente con esto del talante...?). Por otro, está el presidente del Gobierno que, ejerciendo como tal y para dar una visión demasiado optimista, se aleja un poco de la realidad (sobre todo en cuanto a la economía). El que presenta escenarios muy buenos cuando no lo son tanto, el que trata de contentar a demasiada gente al mismo tiempo y por eso al final se queda corto en su acción de gobierno (política lingüística, letra del himno, ley de banderas).
Muchas veces uno no sabe si pensar que estas entrevistas, al final, sirven para algo, porque se da la impresión de que en ellas hoy se dice una cosa y mañana se puede decir la contraria. Pero como soy periodista, aunque muy crítico con el periodismo actual, tendré que seguir creyendo en el poder de los medios de comunicación para contar la VERDAD.
1 comentario:
Me había propuesto no llevarte mucho la contraria este año... Pero creo que no va a poder ser. XD
En este caso la contraria es que el Zapatero que a ti te gusta a mí me disgusta y el que a ti te disgusta a mí me es indiferente. Empezando por la indiferencia: lo de vivir en una realidad aparte durante periodo electoral es algo inherente al cargo, así que ni fu ni fa. Y los disgustos:
-El que se empeñaba en dialogar sobre todo sin imponer nada...
(Ni aceptar nada = diálogo de besugos.)
-en buscar acuerdos con todo el mundo por difíciles que fueran...
(Y en romperlos cuando habían sido positivos: ley de partidos)
-El de las buenas formas, el del estilo democrático, el del talante...
(Este es el Zapatero que peor me cae. Decir que uno tiene talante es como decir que uno tiene disposición. ¿Buena o mala? Pues parece que no importa. Y lo de las buenas formas y el estilo democrático está bien para la alianza de civilizaciones: vacío sobre vacío.)
Sobre la negociación con ETA, sin entrar en las diferencias con las anteriores, es un fracaso se mire por donde se mire. Conocemos la historia y la repetimos. Sabemos qué es lo que funciona y lo rechazamos. Hacer de ETA un interlocutor es darle legitimidad y razón de ser. ¿Por qué en Francia no actúan? Porque saben que no van a conseguir absolutamente nada. Pero claro, aquí tienen al PNV que es la mayor tragedia de todas.
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