viernes, mayo 14, 2010

Una noche en el tenis (2)

Dos años y medio después de la primera vez, de nuevo en el tenis. Y casi todo ha cambiado. Ya no es el Masters Series de Madrid, sino el Madrid Open. Ya no se juega en superficie sintética, sino en tierra batida (aunque la pista estaba mucho más rápida de lo que esperaba, igual porque la lluvia había obligado a cerrar la cubierta). Ya no se disputa en el Telefónica Arena, sino en la Caja Mágica. Ya no se celebra en octubre, sino en mayo. Lo que no cambia es el atraco sistemático al que se somete al espectador. Y no me refiero al precio de las entradas, que eso va al margen, sino de la inaceptable (pero socialmente aceptada) costumbre de impedir a la gente introducir comida o bebida en un recinto sólo para que tengan que comprarse las viandas precisas en los establecimientos interiores.

¿Qué significa eso? Que si quieres una Coca-Cola, pagas religiosamente tres euros. Que si quieres un triste sandwich de esos de máquina, van a ser cinco euros. ¿Un café con leche? 2,50. Por un paquete de M&M, te soplan tres eurazos también. Y como te apetezca un bocadillo, lo llevas claro: siete euritos. Puestos hay muchísimos, todos con los mismos precios. Vergüenza ajena daba ver a un guardia de seguridad impedir a una mujer la entrada porque llevaba... ¡una bolsa de quicos! ¿Hasta cuándo aguantaremos estos atropellos? Quién sabe. Por el momento, por entrar el baño no te cobran, no, y a lo mejor ahí está la frontera del pasotismo. Pero como quieras darle al crío (si vas con uno) el capricho de la pelota gigante, que sepas que te cuesta diez euros. Al menos hay varios escenarios para hartarte de ver tenis.

Partido estrella de la noche en la pista central, Roger Federer contra Stanislas Wawrinka (aunque se oían más gritos de ánimo y buen ambiente en las pistas en las que estaban jugando David Ferrer y Feliciano López). Dos suizos, pero sin color alguno. El número 1 del mundo (al que también vi hace dos años y medio. Es lo que tiene no escoger personalmente el día o la hora de las entradas, que todavía no he podido ver en directo a Nadal) no tuvo problema alguno para ganar el partido a su compatriota. Wawrinka empezó con fuerza rompiendo el primer saque de Federer, pero en cuanto éste le devolvió la rotura de saque en el siguiente juego se acabó el partido. Una pena, porque ver un partido de tenis resuelto casi desde el principio, y ya sin la emoción del resultado, limita el disfrute a los buenos puntos que quieran ofrecer los dos jugadores. Alguno hubo, pero para mí estuvo demasiado descafeinado todo.

La salsa de este torneo hace años la puso Manolo Santana, su director, al tomar la decisión de que modelos actuaran como recogepelotas. Con la que se montó hace unos años y ahora ya nadie habla de ello. Qué fácil es que nos acostumbremos a todo, incluso a aquello con lo que no estamos de acuerdo. Con no hacer caso a las críticas y capear el temporal durante un tiempo, uno puede hacer lo que quiera en este país (¿en todos?). A mí me sigue pareciendo absurdo que se le robe la oportunidad a un chaval apasionado del tenis de compartir un partido con sus ídolos por hacer que mande la imagen y el marketing. A las chicas se les nota mucho la falta de habilidad para manejar una pelota de tenis con las manos. Para compensar, en el torneo femenino hay modelos masculinos. ¡Viva la igualdad! Y una duda existencial... Mirad la primera foto. Las dos modelos que están junto a la red están en cuclillas. Cuando cambió su vestuario en el último set y llevaban una sudadera en lugar de tirantes, estaban de pie. Todo eso está entrenado, claro. ¿Acierto si pienso mal...?

Antes del Federer-Wawrinca, la pista central del torneo (llamada Manolo Santana; hay que fastidiarse con las casualidades de la vida, sin restar un ápice de importancia a ese nombre en la historia del tenis español) acogió un encuentro del torneo femenino, la española Anabel Medina contra la serbia Jelena Jankovic. Tampoco hubo color. El partido duró un par de minutos más que el masculino, poco más de una hora, pero aquí la española tuvo menos opciones todavía de ganar que Wawrinca. La verdad es que no veo al tenis femenino en un buen momento. Prima la fuerza sobre la técnica. Con un buen saque, están ganado casi todos los puntos. Y con buenos músculos se ganan más que con buena técnica. Jankovic es la número cuatro del mundo y tampoco es que me entusiasmara. Algún malpensado seguro que me dice que tuve mala suerte de que Jankovic eliminara en la ronda previa a Anna Ivanovic. ¿Al tenis no se iba a ver tenis...? Lo único que tengo claro es que no se puede ir con quicos...

9 comentarios:

Lola dijo...

Sabes que no me había dado cuenta de que que hay chicas recogepelotas? Veo todos los dias los partidos pues el tenis me apasiona y ya casi acaba en Madrid y estoy esperando el Roland Garrós.
Tienes la suerte de verlo en vivo y directo y eso te convierte en un privilegiado aunque eso suponga que no puedas entrar ni con kikos y que una cocacola te cueste un riñón. Es verdad todo eso? menuda cara tienen.
Un abrazo Lola

Jo Grass dijo...

A mí también me hubiera gustado ver estos partidos en directo. Lo que cuentas del atraco a mano armada con los bares y demás siempre es así. Un día Gonzaéz Macho, que abrió cines Renoir en Barcelona ( cerca de mi casa y en VO) me dijo que se había resistido durante mucho tiempo a poner palomitas en el cine ( él que proyectaba esclusivamente cine de minorías ( independiente, europeo, iraní...) Hasta que tuvo que sucumbir al darse cuenta que el negocio no lo hacía con las pelis sino con las palomitas, y hasta en esto alguna concesión a la comercialidad tenía que hacer.
En el deporte y los conciertos y cualquier otro espectaculo es así. Lástima!
Yo también quiero ver a Nadal algún día sobre la pista.
Besos

Angelillo dijo...

Pasa igual en los parques de atracciones, donde te obligan a comer su comida, a precio de oro y calidad ínfima.
Un saludo!

Casandra dijo...

¡¡Qué caro, pero qué chulo es verlo en directo, aissss!!

Muchas gracias por tu comment. He decidido no borrar el blog, sólo dejarlo en stand-by, gracias a vuestros comentarios. Sus quiero!! Snif!! MUA!!!!

Claire dijo...

Yo nunca he visto un partido de tenis en directo pero tiene que ser muy emocionante. Sobre lo ladrones que son con respecto a bebidas, bocadillos y demás, es alucinante. Como no nos sacan ya suficiente dinerito con las entradas...En el futbol por lo menos sí que dejan entrar los bocadillos...
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Viendo las pistas llenas de gente comiendo,bebiendo y gastándose la pasta en chocolatinas a millón creo que le voy a dar la razón a Zapatero ¡en españa no hay problemas, es todo un montaje!
Digo...

El Impenitente dijo...

Mal está el tenis femenino. Y el masculino. Cada vez hay más pegadores de raquetazos y menos tenistas. Todo es más físico. Como el deporte en general. Pero todavía hay hueco para el talento y por eso estamos aquí, disfrutando con el deporte.

Anónimo dijo...

Nunca he tenido la oportunidad de asistir a ver un partido de tenis, tal vez porque no sea el puntal de mi afición....pero lo de los precios "abusivo"...en tantos sitios has de pagar lo que no vale....
Recibe un saludo y disfruta a pesar de los inconvenientes.

Juan Rodríguez Millán dijo...

Lola, es que en televisión se ve menos a las recogepelotas... Todo verdad. A ver qué tal Roland Garros...

Jo, yo es que sigo convencido de que es posible explotar un negocio sin necesidad de que la gente sienta que le están robando... Ingenuo que es uno, oye...

Angelillo, muy cierto, ese es otro de los sitios donde se produce un atraco igual de escandaloso. No es ya que te prohiban entrar comida, es el precio abusivo de la única posibilidad que te dan. Me parece indecente.

Casandra, es chulo, sí, ya lo creo, je, je, je... Bueno, pasaré de vez en cuando a ver si te has animado a volver...

Claire, yo creo que si algún lumbreras decidiera prohibir la entrada del bocadillo en el fútbol, se arma en España una revuelta nacional... Lástima que en otros sitios traguemos con tanto abuso.

Inés, qué cosas dice Zapatero... Montaje no, pero sí que cuesta ver esa crisis en algunos sitios, sí...

Impenitente, y con esperanza de seguir haciéndolo pese a todo...

Anna, sí, hay que disfrutar pese a los inconvenientes, pero esos inconvenientes hay que hacerlos públicos. Si no, ¿cómo se va a mejorar...?