El intento del PP de judicializar la vida política dentro de su política frentista del no a todo (tener a Forges para ilustrar esa política es un lujo), lleva un camino abocado al fracaso desde hace mucho tiempo. Son incontables los recursos que ha presentado el PP y los asuntos que ha intentado que no llegaran a los tribunales. No lo está consiguiendo, no. Presenta a bombo y platillo recursos y querellas, sus dirigentes se hacen fotos sonrientes junto a la Audiencia Nacional o el Tribunal Constitucional, dan por seguro que la Justicia les va a dar la razón porque sólo ellos pueden tenerla... y luego se tienen que esforzar en ocultar el revés judicial, claro. Que algunas decisiones de los jueces se conozcan precisamente ahora, tan cerca del 9 de marzo, evidencia el fallo en el cálculo electoralista que hicieron los actuales dirigentes populares cuando se lanzaron a esta carrera desaforada.
Ayer el Tribunal Constitucional desestimó el recurso que presentó el PP contra la paridad en las listas electorales que refleja la Ley de Igualdad. Sobre aquel tema hubo declaraciones en contra de la Ley, tachándola alegremente de inconstitucional, y manifestaciones públicas. Me imagino que ahora habrá silencio administrativo, el mismo que pesa sobre todo aquel asunto que no gusta a los populares. Hace un par de días se conoció la sentencia final sobre el caso del Hospital Severo Ochoa, que tampoco dejaba en muy buen lugar la actuación de la dirección nacional del partido y del Gobierno de la Comunidad de Madrid que presidía entonces y sigue presidiendo Esperanza Aguirre. Ésta, por cierto, ahora se niega a hablar del tema ante los medios con malos modos, ignorando la responsabilidad de su cargo y la información que le debe a los madrileños.
Pero no son los únicos reveses judiciales que ha vivido el PP a lo largo de la legislatura, que va, ha tenido muchos más... Hace también muy poquito la Justicia decidió seguir investigando el accidente del Yak-42 y la vergonzosa gestión de los detalles de este asunto que hizo el Ministerio de Defensa que dirigía Federico Trillo. Y quién puede olvidar la tan defendida teoría de la conspiración sobre el 11-M que dirigentes populares y su corte mediática han defendido con tanta vehemencia. La Justicia tumbó también ese bulo con una rotunidad aplastante, a pesar de que medios afines insisten en que ETA tuvo algo que ver seguro.
Queda un revés judicial que, de producirse, debiera ser definitivo para las aspiraciones del PP en los tribunales: el Estatuto catalán. Si los populares no consiguen ganar ese recurso (y si no ganan las elecciones, obviamente, que el poder quita muchas penas...), su ya dudosa (por utilizar un eufemismo y no decir directamente nula) credibilidad quedará tan arrastrada que será difícil recuperarla a menos que afronten una renovación total después del 9 de marzo. Ayer decía Rajoy que "las denuncias no se tienen por qué ganar siempre". Eso es cierto. Pero el PP se está acostumbrando a denunciar tanto y ganar tan poco que habría que cuestionarse la ética y los resultados de este procedimiento para ganar electores.
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