El miedo es lo que ha provocado que el Rally Lisboa-Dakar haya sido suspendido. Los organizadores tienen miedo de las amenazas de Al Qaeda, porque los terroristas habían asegurado que atentarían contra los franceses que pisaran suelo de Mauritania.
El miedo es lo que hace que una mujer maltratada no denuncie a su pareja. Miedo por lo que pueda suceder a partir de ese momento, miedo a morir a manos de la persona que tanto quiso, al menos una vez, miedo a sufrir. Más todavía.
El miedo es lo que hace que miremos con recelo a un extranjero por las calles. Miedo a que nos robe, a que nos asalte, a que nos golpee, para llevarnos unos pocos euros que sólo le permitan sobrevivir de mala manera durante un breve instante.
El miedo está detrás de la decisión de no vestir la camiseta de tu equipo de fútbol en un partido por mucho que te guste lucir sus colores con orgullo, Es un miedo a que se te cruce un hooligan energúmeno que no entienda que esto es un deporte. A que te agredan sólo por ser de un equipo de fútbol.
El miedo es lo que lleva a una chica joven a pedir a sus amigos que la acompañen al coche o a su casa después de una noche de fiesta. El miedo a ser atracada o violada. Miedo a lo que pueda surgir de la oscuridad de cualquier rincón, por muy conocido que sea.
El miedo es lo que nos hace ocultar cosas de vez en cuando. Miedo a cómo van a reaccionar las personas que nos rodean, miedo a quedarnos solos, a no encontrar los apoyos que queremos. Miedo a que no entiendan cómo somos de verdad.
El miedo es lo que mueve a muchos homosexuales y lesbianas a ocultar su condición, es un temor a ser rechazados, a tener que empezar desde cero porque la vida que tenían hasta ese momento no pueda sobrevivir a ese cambio.
El miedo es lo que provoca que demasiadas personas vivan injusticias en su trabajo o que no estén a gusto en ese trabajo. El miedo a quedarse en el paro, a no cobrar un sueldo, a no poder llegar a fin de mes, a no ser capaces de sobrellevar las leoninas hipotecas que lastran nuestras vidas.
El miedo es lo que ha llevado a tanta gente a huir de su tierra para escapar de una amenaza terrorista. Miedo a que un día alguien cumpla la macabra advertencia que supone ver una bala en tu buzón. Miedo a que un ser querido pague por tu valentía.
Hay muchos más comportamientos movidos por el miedo. Muchísimos. Porque tenemos mucho miedo. Tenemos tanto miedo que normalmente ni siquiera nos atrevemos a reconocer que tenemos miedo. ¿Y quién nos protege de nuestros propios miedos?
4 comentarios:
El miedo forma parte de la vida, y siempre continuará caminando a lado de los hombres. No estamos protegidos de nuestros propios miedos, aunque sí podemos intentar superarlos enfrentándonos a ellos, aunque enfrentarnos ya nos provoque miedo.
Yo espero que todos los lectores del blog, si pierden algo en esta vida que sea precisamente eso, el miedo.
Besos sinceros.
De nuestros miedos nos protegemos nosotros mismos, Juan, analizándolos con calma para ver si son algo más que un instinto de protección, si son racionales o no, si a pesar de ese miedo merece la pena arriesgarse a hacer lo que tememos o cuyas consecuencias nos aterra.
Un besillo
Creo que lo único aterrador en esta vida es malgastarla, vivirla a escondidas por lo que pueda pasar si hago esto o lo otro, rodearme de una coraza tan potente que me aisle de cualquier sufrimiento con el precio de alejarme a su vez de los placeres que están tan ligados a él. Vivir atrapado en mi cada vez más reducido círculo por temor a equivocarme si doy un paso fuera de él y dejar que mis propias barreras mentales acaben secuestrándome. Es decir, el único miedo con mayúsculas que se me ocurre es: NO VIVIR.
Creo que el miedo es la enfermedad de nuestra sociedad. Nos lleva a no hablar con nuestro vecino, a aislarnos en nuestra burbuja
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