
Ayer, Caiga quien caiga (no es el mítico Caiga quien caiga, pero de vez en cuando acierta mucho en sus contenidos) emitió un reportaje sobre Camps. Decían que lleva más de un año sin someterse a una rueda de prensa, limitando así la libertad de los medios de comunicación y privando a los ciudadanos valencianos de las necesarias y obligatorias explicaciones de su presidente. No quiere hablar de sus relaciones con Zaplana, no quería hablar del accidente del Metro y de la comisión parlamentaria que lo investigaba, no quiere hablar de los miles de chavales valencianos que estudian en barracones... Eso es un desprecio a los medios y también a los ciudadanos.
En su día aplaudí el compromiso formal de Zapatero de someterse al menos a una rueda de prensa abierta a cualquier cuestión cada seis meses. Me pareció insuficiente, pero un paso en la buena dirección. Ojalá todos los presidentes autonómicos hicieran lo mismo para avanzar en ese camino positivo. A mí me parece gravísimo que un presidente de una comunidad autónoma sólo hable a los medios de comunicación cuando le interesa políticamente y que evite sus preguntas cuando no tiene interés en responderlas. Pero los valencianos sabrán, que para eso le han dado una mayoría absoluta hace menos de un año.
Voy a por el segundo personaje. Hace un par de noches, Luis Aragonés montó el enésimo escándalo público. Fue en Onda Cero, donde se enfrentó de forma descarnada con el periodista Alfonso Azuara. El seleccionador se puso a pegar gritos a Azuara y a llamarle "mentiroso" y "cobarde" a grito pelado cuando éste le pidió que dijera los verdaderos motivos por los que no convoca a Raúl. Qué forma de perder los papeles... Hace no tanto tiempo, Luis aseguró que no iba a contestar a los profesionales de la información y que iba a suspender todas sus ruedas de prensa.
Ésta en Onda Cero es la enésima polémica de un hombre que no merece el puesto de seleccionador, tanto por su comportamiento fuera del campo como por sus resultados deportivos. Estoy cansado de que la selección española sea la mejor siempre en años impares, cuando no se juegan competiciones, sólo clasificaciones frente a Letonia, Malta, Chipre y Luxemburgo. Y estoy cansado de un entrenador que no cumple su palabra (prometió dimitir tras el Mundial si España no pasaba de cuartos, como así fue) y que aprovecha cualquier ocasión para arremeter contra el mensajero.
Y en este post, toca hablar de un tercer personaje: Miguel Ángel Rodríguez, quien fuera el primer portavoz del Gobierno Aznar y es hoy colaborador habitual de numerosas tertulias.

-
Yo no daba crédito. Pensaba incluso que le estaba entendiendo mal. Pero no, estaba llamando "nazi" a Montes con un odio en la cara que era como para verlo. Cuando Ana Pastor, presentadora y subdirectora del programa, le exigió que no lanzara insultos contra personas que no estaban en el plató y, por tanto, no se pueden defender, aseguró que "nazi" no es un insulto, sino "un adjetivo descriptivo".
-
Y, claro, uno se pone a reflexionar. Ya me parece bastante perverso que Miguel Ángel Rodríguez actúe como periodista con todo el bagaje político que tiene a sus espaldas y que se permita el lujo de entrevistar a gente como Eduardo Zaplana, ex miembro del mismo Gobierno del que él formó parte, queriendo dar a veces una falsa pretensión de ecuanimidad. Pero que encima quiera dar lecciones de moralidad después de haber llamado a alguien "nazi" me parece sencillamente vergonzoso.
-
Sinceramente, creo que TVE y 59 segundos debieran replantearse la presencia de Miguel Ángel Rodríguez en el programa. No por ser de derechas, no. No por defender al PP, no, que seguro que es lo que él pensaría. Ayer estuvieron otros dos periodistas que defendían a Rajoy y compañía. Pero lo hicieron con corrección y educación, sin insultar a nadie. Miguel Ángel Rodríguez sobra en cualquier tertulia porque no muestra respeto. Y sin respeto, es imposible debatir.