Hoy se ha publicado un nuevo estudio del Centro de Investigaciones Sociológicas sobre la intención de voto de los españoles y nuestra valoración de las actuaciones de los políticos. Qué mejor ocasión para proclamar mi absoluta desconfianza hacia las encuestas en este país, que se demuestran casi siempre interesadas o poco representativas. A las del CIS siempre se les ha presupuesto una mayor calidad por aquello de contar con la maquinaria del Estado, pero desde la última legislatura del PP en el Gobierno, el CIS perdió una credibilidad que ahora mismo no ha recuperado, ni aún cuando da malas noticias al Ejecutivo de turno, ahora el socialista, como es el caso de este último sondeo. El CIS es uno de esos organismos que necesita del acuerdo de todos los partidos (y al decir esto, me refiero casi en exclusiva a PSOE y PP, que son los que tienen hoy en día posibilidad de gobernar y, en consecuencia, de manipular los datos de este Centro) para que los ciudadanos nos creamos sus encuestas.
Tras esta proclama escéptica, hay que decir que la encuesta del CIS deja datos interesantes. El fundamental, el recorte de la distancia entre socialistas y populares, que se queda en un 1,4 por ciento a favor de los primeros. Estos datos pueden corresponder sin problema a la realidad, pero me surgen más dudas con respecto a los resultados que pronostica para otros partidos. CiU baja una décima y ERC pierde nada menos que siete décimas. Estos datos van en dirección opuesta a lo que votaron los catalanes hace apenas veinte días, el 1 día de este mes de noviembre. Asombroso, máxime teniendo en cuenta que el trabajo de campo del CIS se hizo entre el 18 y el 25 de octubre, ya en plena campaña electoral catalana.
El principal elemento de desgaste que está utilizando el PP es el terrorismo, pero no se puede explicar por ese lado la bajada de la valoración del Gobierno. El terrorismo es el cuarto problema de los españoles, por detrás de la inmigración (que sí parece haber hecho daño al Ejecutivo en estos meses de verano cargados de pateras y cayucos), el paro y la vivienda.
Lo que no se entiende (con perdón para los votantes del PP, lo digo sin animadversión alguna) es el ascenso de la intención de voto de los populares, habida cuenta de otras respuestas del sondeo. Rajoy es mucho menos valorado que Zapatero (y que Llamazares, y no es la primera vez que se le cuela el líder de IU)
Y si me quedo con alguna conclusión es con el desánimo absoluto de los españoles. No hay más que mirar a algunas respuestas, curiosamente las que no suelen interesar a los medios de comunicación y las que probablemente no aparezcan mañana en las páginas de los periódicos, que sólo hablarán de la intención de voto. Por ejemplo, los españoles creemos que los bancos tienen más poder que el Gobierno, y casi lo mismo opinamos de las grandes empresas en general. A mí me parece preocupante, aunque ya sé que a nuestros políticos no. Sólo las ONGs consiguen el aprobado de la gente cuando se les pregunta por su confianza en diferentes colectivos. Ni los medios de comunicación (¡qué más quisieran a estas alturas!), ni los partidos, ni las empresas, ni los sindicatos, ni tampoco la Iglesia llegan a esa valoración. Las instituciones gozan de algo más de confianza, pero la que más concita, la Policía, sólo llega a un 5,76 de nota. El interés que tenemos por el debate político parece nulo, porque sólo el 11,1 por ciento dice conocer la Constitución que tanto mencionan nuestros dirigientes para tirársela a la cabeza. Y tenemos muy claro que las decisiones en el Parlamento se toman por lo que ordena el líder de un partido político, no por los votantes, no por los electores de su formación, ni mucho menos por la opinión pública en general.
El desinterés por la política es salvaje, hasta el punto de que el 72,1 por ciento de los españoles no sabe quién es el presidente del Congreso o dice otro nombre que no es el de Manuel Marín y ese porcentaje asciende nada menos que al 92,4 por ciento en el caso del Senado y Javier Rojo. Tampoco extraña que suspendan todos los líderes políticos, pero es que, por poner un ejemplo, a Carod-Rovira dice que no le conoce el 18,4 por ciento (y qué decir del presidente del PNV, Josu Jon Imaz, al que no conoce casi la mitad de los encuestados). Si eso no es desinterés por la política... Pero no pasa nada, que Gobierno, oposición y minoritarios seguirán pensando que todo marcha de maravilla, que en la encuesta hay datos que les benefician y que el futuro es maravilloso. Como dicen los (malos) periodistas, no dejes que la realidad te estropee un buen titular.
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