Después de llenar páginas y páginas con el juicio y todo lo que ha rodeado esta historia, por fin se conoce la condena para el etarra José Ignacio de Juana Chaos. Han sido doce años y siete meses. Yo sí vi amenazas en sus famosos artículos en 'Gara' y, ante el pasado y seguramente presente terrorista del procesado, estoy totalmente de acuerdo con la condena. Lo más probable es que De Juana Chaos no pueda salir de prisión antes de cinco años, cuando de no haberse iniciado este proceso (lo hizo esa misma Fiscalía que dirige Cándido Cónde-Pumpido, la que después se ha llevado muchos palos) llevaría ya meses en la calle.
Mucho se ha hablado de este caso y no sé si todo el mundo lo ha hecho de buena fe. Yo sólo puedo exponer mi opinión sobre todos esos aspectos. Por partes. En primer lugar, creo que la Fiscalía no ha actuado bien. Primero por pedir 96 años de prisión (me parece una barbaridad comparado con otros casos; hace pocos días a un mosso d'Esquadra se le ha condenado a 40 años de prisión por matar a su mujer y su suegra, nada menos que dos asesinatos; no parece del todo razonable la comparación), después por reducir la petición a 13 años (mucho más adecuado) dando la sensación de que era concesión a ETA (no sé si lo ha sido y, por mucho que me tachen de ingenuo, prefiero pensar que no lo ha sido). A pesar de que muchos han visto en esa posición de la Fiscalía una concesión a la banda terrorista, hay que hacer notar que el juez no ha satisfecho íntegramente la segunda petición del Ministerio Fiscal, que era de 13 años.
Segundo. Las declaraciones del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, sobre este asunto no están siendo de lo más afortunado. Primero cuando dijo que De Juana era de los partidarios de la tregua, ahora diciendo que esta y otras decisiones judiciales contra el entorno etarra van a presentar dificultades en el proceso de paz. Claro que va a presentar dificultades. Sólo faltaba que a ETA le sentara bien que le cayeran años y años de cárcel a sus militantes... Pero Zapatero, al decirlo, provoca críticas. Y las críticas son el ruido mediático que va en contra de la discreción que él mismo pide para este proceso. Lo que hace falta es trabajo de cocina, no comentarios públicos sobre decisiones judiciales que, por otra parte, se suele decir desde los partidos políticos que no se comentan.
Tercero, la famosa huelga de hambre. ¿Que quiere dejar de comer? Está en su derecho. Si cree que esa es la forma de reaccionar a una condena, pues que lo haga. Si tiene que volver a ser ingresado, que se le ingrese y ya está. De esto lo que más molesta es el tratamiento que se ha dado a este asunto en los medios. Hay algún que otro periodista que habla de "huelga de hambre a base de pan bimbo y jamón york", haciendo alusión a la comida que supuestamente le pasaron las visitas que recibió el etarra. Pues nada, habrá que seguir aguantando esto, pero me parece una forma muy burda de utilizar este caso para arremeter contra el Gobierno. Bueno, en realidad se utiliza todo lo que tiene que ver con el proceso de paz, pero no queda más remedio que apechugar. Por eso Zapatero tendría que ser más discreto con este caso. Ojalá que lo sea a partir de ahora.
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