El sitio en el que se celebra el Masters no me acaba de gustar. El Telefónica Arena ya lo conocí el año pasado, en un partido de la selección española de baloncesto y no me entusiasmo. De hecho, para el Masters de 2009 se anuncia ya una reforma del recinto. Antes de saltar a la cancha principal, hay un recinto montado con los stands de los patrocinadores y alguna que otra actividad (imprescindible jugar al tenis en la Wii...). Lo peor, que sólo te dejaban pasar una hora antes del comienzo del primer partido, con lo que en realidad no da tiempo a ver todo lo que hay, ver la cancha secundaria (estaba jugándose un partido de dobles; esta cancha tiene una grada mínima y encima está junto a otras dos canchas de entrenamiento) y visitar el bar para tomar un refrigerio antes del tenis.
Estando allí uno descubre que la puntualidad no es el fuerte de los españoles. Media hora después de empezar el primer partido, todavía seguía entrando gente, en especial todo el personal que acudía por el morro a los palcos privados, claro. Menos mal que el tenis es un deporte civilizado y, para no molestar a los jugadores, no se permite entrar a la gente a sus asientos hasta que el juego está detenido. Luego, claro, está el eterno problema de los móviles, y alguno que otro sonó durante el partido.
Tampoco acabo de ver clara la organización. La verdad es que es un poco triste ver cómo más de la mitad del aforo se marcha después del partido estrella, en este caso el de Federer, y deja las gradas semidesiertas para ver el segundo partido del horario de noche, ayer lunes el que enfrentó a Chela (un fiasco; jugaba realmente muy atrasado y cedió fácilmente el partido) y a Murray (dio bastantes buenos golpes, aunque se le vio un poco cansado en el segundo set y fallando golpes facilísimos). Y es una pena que no sea un acontecimiento más barato y que pueda llenar mejor las gradas. La verdad es que esto desluce un poco el torneo.
Este es el amigo Federer. Número uno del mundo, por si alguien hay por ahí algún despistado que no lo sabe. Aunque tiendo a disfrutar de la resistencia que se le opone en los deportes a los más grandes (me gusta animar a los pequeños en busca de grandes hazañas deportivas, qué se le va a hacer...), no queda más remedio que admitir que el tipo tiene una clase extraordinaria. Jugando a medio gas, nos dejó una cuantas jugadas maravillosas. Es elegante hasta para quejarse cuando sabe que no le ha dado bien a una bola (sí, sí, alguna hubo; Federer también es humano aunque a veces parezca que no...). A ver si aquí en Madrid también toca una final Nadal-Federer y sale uno de esos partidos que da gusto ver y que enganchan a este deporte. Iré con Nadal, claro, aunque eso no quita para reconocer que Federer es hoy por hoy más tenista que el mallorquín.
Este es Ginepri. La verdad es que en el primer set le opuso bastante resistencia a Federer e hizo unos cuantos juegos muy notables. Pero después de perder el primer set en el tie break bajó bastante. No sé si le pesó el haber jugado otro partido, y además de tres sets, el día anterior o sólo ir por debajo ante el número uno del mundo, pero empezó a fallar bolas realmente fáciles. Y si se falla eso con Federer, no hay absolutamente nada que hacer... Pero este tenista me dejó buena impresión (a pesar de que el típico listo desde la grada le gritó algo así como que "a España se viene a luchar"). Se llevó una cerrada ovación, bien merecida además, que Ginepri respondió con amabilidad.
Y no es por insistir, pero, claro, si uno va al partido estrella de la jornada del Masters Series de Madrid, uno tiene que referirse a las modelos recogepelotas... Después de haber visto a estas chicas en acción en el Federer-Ginepri y los chavales que después estuvieron en el Chela-Murray, lo tengo aún más claro. Los chavales hacen este trabajo mucho mejor y, además, me parece mucho más positivo darle la ilusión a un crío de estar en un partido con Federer que la estúpida moda de ceder al márketing y a la imagen.
5 comentarios:
Viendo la fácilmente que pierde la concentración un jugador de tenis o de golf, que piden un respeto y un silencio enorme para poder jugar, me asombra y me admira la enorme capacidad de los gimnastas, que siempre tienen que hacer coincidir sus ejercicios con otros y que han de mantener su concentración en medio de gritos y aplausos. Y lo que hacen los gimnastas no es moco de pavo.
Que envidia me das al poder ir a ese tipo de eventos.
Por cierto que me ha hecho gracia tu comentario sobre los móviles, así que te voy a contar una anecdota.
Estaba viendo un partido del último Conde de Godó ( me parece que era la final o semifinales ) y las cámaras tenian enfocados a la infanta Cristina que estaba hablando por teléfono y luego le comentaba algo al Urdargarin. Puesto que la prensa llevaba varios días acuartelada esperando el nacimiento de la hija de los principes, pensé: 'Mira la Leti ya ha parido'. Y no me equivoqué, porque a los cinco minutos ya estaban anunciando la noticia.
Saludos,
Edurne
Aunque no me apasione el deporte verlo en directo, aunque fuera un partido de fútbol, me gustaría mucho, debe ser una chulada.
Muy buena la reflexión final sobre las recogepelotas...
Un beso.
Isa.
Estoy ansioso porque cuelgues tu entrada sobre el final del mundial de fórmula uno.
Qué observadora Edurne. Es cierto que Madrid tiene muchos eventos, pero, por ejemplo, yo me muero de envidia todos los años por no poder ir al Festival de Cine de Donosti...
Isabel, te aseguro que ver un deporte en directo engancha. Algún día tendré que invitarte...
Je, je, je, ya la tienes, Zar, ya la tienes... Y tienes toda la razón en lo que dices. Los gimnastas parecen hechos de otra pasta...
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