miércoles, febrero 07, 2007

La política en España: Ver, oír y callar...

Bienvenidos a la política española, esa en la que uno no sabe ya si debe seguir involucrado como ciudadano (también como periodista) o donde es preferible optar por la actitud de los monos de la foto. Es decir, ver, oír y callar... ¿Que porqué digo esto? Porque cada vez da más miedo abrir las páginas de un periódico, entrar en una web de información o ver un informativo en televisión. Siempre estarán allí nuestros adorados políticos para hacernos ver que lo que hemos visto hasta ahora no es nada, que tienen la innata capacidad de seguir sorprendiéndonos.

Ejemplo número 1. La movida en el Tribunal Constitucional. Espero que nadie se lleve a engaño sobre este asunto, que no es más que la lucha de los dos grandes partidos, PSOE y PP, por controlar el Alto Tribunal. A nadie le importa que el recurso por el Estatuto catalán salga adelante o no, que estos jueces impartan Justicia o que velen por la constitucionalidad de las normas que deben regir nuestra vida. Es sólo el poder por el poder. Y si teniendo ese poder conseguimos paralizar el Estatuto, todos los Estatutos o cualquier otra norma del Estado, pues mejor que mejor. Es más, ya que hemos abierto la veda, recusemos a todos los magistrados del Constitucional. Supongo que todos ellos habrán hablado alguna vez, aunque sea en su casa con su familia, sobre los asuntos que van a juzgar. Pues recursados, hala... Asqueroso.

Ejemplo número 2. Leo en El País que la Asamblea de Madrid tendrá nueve diputados más en la próxima legislatura, después de las elecciones de mayo, debido al aumento de la población. Eso quiere decir que es posible que, si hay empate (60 diputados del PP y otros 60 entre PSOE e IU), nos veamos abocados a la repetición de las elecciones. Si no se deshace el empate en tercera votación en la Cámara autonómica para la elección del nuevo presidente, esa es la solución que da el Estatuto de Autonomía. Tanto negar la reforma de los Estatutos, y ahora encontramos algo que tendría que haberse modificado hace tiempo para eviar que se produzca un nuevo despilfarro de los fondos públicos como el que se produjo después del caso Tamayo. Todos tranquilos, que el portavoz del PP en la Asamblea de Madrid, Antonio Beteta, tiene la solución: "Es un supuesto implanteable, porque va a ganar el PP por mayoría absoluta". No sabe usted lo tranquilo que me ha dejado, señor Beteta...

Ejemplo número 3. Hoy, miércoles 7 de febrero de 2007, se ha reanudado el curso político. Ha tenido lugar la primera sesión de control al Gobierno. No está mal el periodo de vacaciones que se han cogido sus señorías, porque el último pleno de control debió ser a finales de noviembre, si no me falla la memoria. Y dentro de nada llega el verano. Yo, de mayo, quiero ser senador, que parece que en la Cámara Alta se trabaja menos que en la Baja. O mejor, europarlamentario, que las dietas son más elevadas y me pagan los billetes de avión para poder asistir al Parlamento Europeo y visitar mundo...

Ejemplo número 4. Las constantes barbaridades que tenemos que oír a nuestros políticos. Y no hablo sólo de esos ataques desmedidos a todas luces, esas comparaciones históricas que darían risa a cualquier historiador (Stalin y Hitler son nombres que se oyen de vez en cuando a nuestros políticos cuando quieren comparar la actual situación de España con otros momentos de la historia). No, me refiero a esas ideas brillantes que les circulan por la cabeza y que sienten la necesidad de soltar en un momento dado. La última, la de Joan Saura, conseller de Interior de la Generalitat de Cataluña y líder de ICV, que ha propuesta legalizar todas las drogas para acabar con el narcotráfico. Eso sí, también me tranquiliza que piense que "las drogas no se deben tomar".

Lo dicho. Ver, oír y callar. Y votar, claro, que lo de los derechos y obligaciones de los ciudadanos nos lo sabemos de fábula. Pero yo me pregunto: ¿Sabrán los políticos que ellos también tienen obligaciones? Lo mismo algún día hay que hacer algo para que se enteren...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Además de lo que dices:
"Yo, de mayor, quiero ser senador, que parece que en la Cámara Alta se trabaja menos que en la Baja"
En cualquiera de las dos Cámaras, si no vas (según parece) no pasa nada, aunque no se defiendan tus propuestas "no de ley" (véase Sr. Del Burgo)
¡Cosas de nuestra clase política!
Así que: aprovecha y disfruta, que en un par de legislaturas te has ganado la pensión vitalicia...