sábado, abril 05, 2008

Pues yo no los veo por ahí...

Hoy El País, diario que leo desde hace más años de los que me acuerdo, me ha sorprendido (negativamente, se entiende), por una cuestión que seguro que ha encontrado muchas simpatías sobre todo entre las lectoras pero que yo no acabo de entender. Abre sus páginas de sociedad con un reportaje de dos páginas que analiza, como dice el titular, "los tics sexistas en la política". Y, según confirma en la entradilla, "el trato a Soraya Sáez de Santarmía confirma el trato paternalista que sufren las mujeres en el poder". El punto de partida lo comparto. Es obvio que la presencia de la mujer en la política (y en otros muchos ámbitos) está todavía por debajo de lo que debiera ser normal y por debajo de los méritos de ellas. Eso es indiscutible. En lo que me sorprende El País es sus motivos de análisis y en sus conclusiones. Y es que no veo yo por ahí los tics sexistas que destaca.
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"¿Por qué al presidente del Congreso de los Diputados se le llama Bono y la nueva portavoz del Partido Popular es Soraya? ¿Por qué se ha escrito de ella que es "curva, muelle y blandita"? Por sexismo. Por la misma razón que una mujer es siempre mujer antes que profesional en el ámbito público y se utiliza para denominarla su nombre de pila", comienza el reportaje del citado periódico. Y yo por ahí no veo sexismo, por muchas vueltas que le doy al tema... No porque esos comentarios específicos sobre la nueva portavoz del PP en el Congreso de los Diputados no sean sexistas (que sí lo son sobre todo en el segundo caso), sino porque no es un fenómeno exclusivo, ni siquiera que se ajuste del todo a la realidad.
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Vamos por partes. Primero lo del nombre. Según el razonamiento antes expuesto, llamar Soraya a Soraya Sáez de Santamaría es sexista. ¿Y llamar Felipe a Felipe González no lo es? Démosle la vuelta al argumento. ¿A qué ministra del Gobierno actual se refiere la prensa con su nombre de pila? ¿Cristina Narbona es Cristina para los medios? ¿Carme Chacón es Carme en la prensa? Yo a María Teresa Fernández de la Vega me refiero como De la Vega y no como María Teresa. Y, llevado por mi ingenuidad en estos casos, me pregunto: ¿no se utilizará Soraya en lugar de Saez de Santamaría porque, además de identificar claramente a la mujer en cuestión, es mucho más adecuado periodísticamente por razones de espacio y, sencillamente, porque queda mejor escribir en un titular "Soraya hace tal" que "Sáez de Santamaría hace cual"? El artículo concluye que no, que estoy equivocado.
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Ahora vamos con la imagen. Desde luego, quien del nombramiento de Soraya (lo siento, la voy a llamar así porque me suena mejor y más adecuado, de la misma forma que me gusta hablar de Felipe cuando me refiero al ex presidente del Gobierno) sólo haya sabido decir que es "curva, muelle y blandita" probablemente sí haya actuado con sexismo. Pero la imagen es tirana con todos. ¿No se centraron muchas críticas a Rajoy después del primer debate electoral en que la chaqueta del traje le estaba pequeña o en que se le iba la mirada al hablar, buscando el reloj con el tiempo que le quedaba? ¿No se suele criticar a Zapatero el movimiento de sus brazos? ¿No se ha destacado siempre la forma de sus cejas, hasta el punto de que ya es su nombre en el lenguaje de signos? Imagen. Pero afecta a hombres y a mujeres.
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Sin negar una realidad en la que la plena igualdad es todavía un sueño lejano (en la política y en otros muchos terrenos), lo cierto es que me ronda la cabeza la idea de que hay demasiado victimismo en este asunto. Es fácil achacar toda crítica o valoración negativa al sexismo o al machismo. Y eso lleva a verlos donde, en realidad, no están presentes. Estamos llegando a un punto en el que cualquier crítica a una mujer se entiende como un ataque sexista. Muchas se escudan en ello. Y sólo hay dos opciones. O se engañan o nos engañan. Siempre he creído que no hay un género superior o inferior. Yo no creo en los hombres o en las mujeres, yo creo en las personas. Y si critico a alguien, no será nunca por ser mujer o por ser hombre, mérito, que en todo caso, nos viene ya dado al nacer.
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En el reportaje se habla también del paternalismo con el que se trata a la mujer en política y de la relación que se establece siempre entre una mujer que llega al poder con su padre o con su marido. De lo primero, no creo que se recibiera con paternalismo a la vicepresidenta De la Vega, por citar un ejemplo (quizá aquí la edad sea un grado y el paternalismo se dé con las mujeres jóvenes, pero, por desgracia, no hay demasiadas veinteañeras o treintañeras en puestos políticos relevantes). Y con respecto a la relación familiar, es que Hillary Clinton es la esposa de Bill Clinton, de la misma forma que George W. Bush es hijo de George Bush. O, por citar un caso masculino más cercano, Suárez Illana siempre será en las referencias periodísticas el hijo de Adolfo Suárez. Eso no es paternalismo, es la realidad. Más paternalista puede ser la comparación que se ha hecho de Soraya con "la niña" que Rajoy empleó en los debates, pero no creo que pase de ser una gracieta y no creo que suponga un menosprecio de la portavoz popular.
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Ver sexismo en la denominación de Soraya o en cuestiones de esta índole supone confundir el enemigo. El sexismo es otra cosa. Lo vemos, por ejemplo, cuando los propios partidos políticos no son capaces de cumplir con el espíritu de la Ley de Igualdad. Tras las primeras elecciones con esa Ley en vigor, resulta que hay menos mujeres en el Congreso de los Diputados de las que había en la pasada legislatura. ¿Por qué? Porque los partidos han cumplido los porcentajes legales en las listas, pero han relegado a las mujeres a los puestos inferiores de esas candidaturas, los que no tienen opciones de lograr un acta de diputado. Eso sí es sexismo, porque no me puedo creer que en los partidos políticos haya tan abrumadora mayoría de hombres mejor cualificados que las mujeres para desempeñar un cargo político de relevancia.
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Toda esta reflexión desemboca en un problema. Al final, muchos optan por colocar a mujeres por cuestión de imagen. No importa su preparación, importa que sea una mujer. Y entonces llegan las críticas, que, indudablemente, serán rebatidas en algún momento como sexistas. Así comienza un círculo vicioso realmente sorprendente que tiene muchas consecuencias. ¿La más triste de todas? Que las mujeres que realmente valen (no me cabe la menor duda de que las hay y de que son muchas) no tienen las mismas oportunidades de ascender en el mundo de la política. Eso es lo peligroso. No que se llame Soraya a la portavoz del PP. No nos equivoquemos de enemigo.

13 comentarios:

Camilo dijo...

¿Alguien cree que si Rajoy hubiese hablado de un niño y no de una niña se habría hablado tanto del asunto? Y todo esto es por la manía de diferenciar. Las vascas ya no son vascos y las médicas ya no son médicos. Lo neutro se diluye y la discriminación positiva acaba siendo más discriminatoria que positiva. Y lo de El País va por ahí: una información que pretende hablar de igualdad y que se convierte en más sexista que aquello que dice denunciar.

Hoy en mi pueblo he visto una enorme pintada frente a la estación:

Ni reyes/as ni amos/as
Nación de Naciones


With a pair.

Anónimo dijo...

Quizá Soraya sea "muelle, curva y blandita" y no tenga nada que ver ni se relacione con el hecho de ser mujer. En todo caso creo que se encargará de demostrar si es así o no.
Con respecto al periódico y los tics que destaca creo que se ha colado. Saca fundamentos y cuestiones donde no los hay, supongo que intentando criticar al pp por elegir a una mujer que represente al partido, con un sentido ejemplificador de paridad y que no se le da en el fondo la importancia que merece. No lo creo.
El sexismo existe y existe desde una perspectiva seria, desde una mente ordenada, objetiva y sin excusas victimistas que pueden esconder falta de capacidad. También existe esta actitud.

No creo que la discriminación positiva sea inútil. Puede que al principio esté siendo un intento de quedar bien socialmente, de modernidad que, puede reconocerse, sea un arancel cerrado para hombres con mucha capacidad. Lo justo es demostrar eso, capacidad, compromiso y muchas otras actitudes y aptitudes. Pero desgraciadamente no suele ocurrir. En el camino a puestos de responsabilidad y poder existe un filtro discriminatorio por género. Eso es una realidad aún demasiado general. Supongo que estas leyes no harán falta cuando la mujer demuestre que es válida y no sorprenda por el hecho de ser mujer. A veces estas leyes tipo "shock" son necesarias por un tiempo, para romper clichés.

Desde luego lo que El País pretende transmitir no tiene ni pies ni cabeza, tú mismo has nombrado mujeres políticas que se les identifica por el nombre y apellido y también el caso de Felipe, sólo con el nombre de pila. Supongo que el llamarla Soraya es una cuestión de cercanía. No lo sé. Pensar otra cosa es buscarle los tres pies al gato. Es igual con el tema de los nombres neutros, nos paramos a pesar en una cualidad del lenguaje que identificamos como discrminación en vez de centrarnos en otros factores más importantes que realmente desigualan. Qué tontería.

Me encanta esta frase que utilizas Juan: "Yo no creo en los hombres o en las mujeres, yo creo en las personas"

"Estamos llegando a un punto en el que cualquier crítica a una mujer se entiende como un ataque sexista. Muchas se escudan en ello"
Curiosamente las que llegan y dan ejemplo de valía no son estas últimas.

Me ha gustado mucho Juan. Es una cuestión social, pasional y de ideas. Un besazo.

Unknown dijo...

Estoy totalmente de acuerdo contigo, Juan. Qué tal si probásemos a empezar a hablar con normalidad de hombres y mujeres sin que el punto de partida fuese la discriminación que, es verdad, aún existe en muchos ámbitos? Quizá así consiguiésemos hablar y tratar siempre desde la igualdad.
Por otra parte, hay un anuncio en televisión, horroroso. Son tres amigas que babean ante la presencia de un mayordomo guapísimo. Qué hubiera pasado si se hubiese hecho al contrario? No hubiera durado ni tres días, seguro!
Un besito!!

Camilo dijo...

"Por otra parte, hay un anuncio en televisión, horroroso. Son tres amigas que babean ante la presencia de un mayordomo guapísimo. Qué hubiera pasado si se hubiese hecho al contrario? No hubiera durado ni tres días, seguro!"

Hay cientos de anuncios de chicos babeando ante chicas y no pasa nada. Eso no es sexista. Es una apelación a la naturaleza humana y a sus instintos primarios.

Anónimo dijo...

Qué cierto es todo esto, creo que lo has puntualizado todo correctamente. Muy bueno.

Unknown dijo...

Vale, Petrarca, pero quizá en esos a los que tú te refieres la chica en cuestión no está limpiando la casa... Creo que hay diferencia... El caso es que el anuncio está hecho al contrario, son ellas las que babean mientras él limpia. Sólo intuyo que, al revés, ya no estaría en pantalla, aunque quizá me equivoque...

Camilo dijo...

La igualdad verdadera sería que los dos tipos de anuncios pudieran salir con total normalidad. Las limpiadoras sexys con sus falditas cortas, sus encajes en las mangas y sus plumeros son un referente cultural de primer orden (y no sólo del landismo). Y lo mismo se puede decir del gremio de los bomberos con sus músculos y sus mangueras. Lo ideal sería que bomberas y mayordomos se apuntasen a la fantasía global ;)

Unknown dijo...

Eso digo yo!! :)

Reverendo Pohr dijo...

Ley de acción y reacción: Haz hincapié en el sexismo y obtendrás una respuesta sexista de igual fuerza. ¿quién es más sexista: el que actúa o el que interpreta la actuación?. Coincido con Petrarca,algo poco corriente, en ese aspecto. Pero, en fin, no seamos severos. Aunque la importancia sea muy relativa, hay que sacarle la punta a las cosas para esplayarse escribiendo. Sobretodo para quién disfruta escribiendo.

Silvia dijo...

Pues a mí lo de Soraya, me chirría bastante, que quieres que te diga, es una forma de menosprecio, y a lo mejor no tanto por ser mujer, sino por ser una recien llegada para algunas personas, creo yo.

Juan Rodríguez Millán dijo...

Qué gran debate el que habéis montado entre todos, de verdad... Un placer leer vuestras opiniones, las que coinciden conmigo, las que introducen matices y las que no están de acuerdo con mi entrada. Gracias a todos.

Anónimo dijo...

un placer, como siempre, leerte y compartir tus opiniones tan bien escritas. tanto en esta entrada como la de la antorcha...
enhorabuena. me encanta este blog.
Isa.

Arual dijo...

He de felicitarte por tu post, realmente es coherente y sólo logro imaginar que el artículo en cuestión lo habrá escrito alguna feminista desaforada, que ya son ganas de rizar el rizo.