Por más vueltas que le doy, no soy capaz de entender todo lo que está sucediendo en torno a la antorcha olímpica. Dicen quienes han provocado que se llegue a apagar el fuego sagrado que sus protestas son contra China. Contra la represión en el Tibet, contra la pena de muerte en el país asiático, contra la falta de libertades allí... Pero el ataque, su ataque, no es a China. Es al movimiento olímpico, a su emblema más preciado, a todo un símbolo de libertad y de unión entre pueblos. Lo que se ha apagado es la llama olímpica, no la política china. Lo que están haciendo los manifestantes más radicales y violentos es utilizar el fuego para luchar contra el fuego, añadir más ira, violencia y crispación a problemas enquistados cuya solución no tiene nada que ver con el fuego olímpico.
Soy un entusiasta de los Juegos Olímpicos. Siempre he pensado que es la mayor fiesta de la diversidad que se produce en todo el mundo. No hay otro evento que suscite tanto interés y respeto entre los pueblos del mundo. En los Juegos no hay enemigos, hay rivales deportivos. No hay desigualdad, hay competición. No hay odio, hay ilusión. Pero los Juegos de este año cuentan con una oposición desmedida. Se habla incluso de boicot (lo ha hecho Sarkozy) o de adoptar alguna iniciativa en la ceremonia de inauguración del mayor evento deportivo del mundo, sólo porque se va a celebrar en Pekín. Se quiere hacer de los Juegos Olímpicos un punto de confrontación en todo el mundo. Y, por momentos, por duro que sea decirlo, están triunfando en esta triste tarea.
Suele suceder que las causas más justas se defienden de la forma más irracional. Apagar la llama olímpica no va a conseguir más adeptos a la lucha contra China por los derechos humanos. Si acaso, conseguirá que defensores de todas las buenas causas se sientan molestos por la forma escogida para pelear. Para luchar contra el fuego se utiliza agua. No hemos aprendido todavía, a pesar de que tanto la historia como la actualidad son tozudas, que la violencia sólo engrenda violencia, que el odio y el rechazo se multiplican exponencialmente cuando se utilizan, por muy justa que sea la causa que dicen defender. Y si ya es duro ver este tipo de protestas con motivo de citas políticas, más duro se hace contemplarlas como respuesta a algo tan integrador como son unos Juegos Olímpicos.
Me preocupa la situación del Tibet tanto como otras muchísimas actuaciones de otros muchos países en otras circunstancias. Lo que me duele es que sin Juegos u otros acontecimientos equivalentes de por medio, las protestas no suelen ser tan valientes ni continuadas en el tiempo. Lo que me duele de lo del Tibet es que parece una moda. La preocupación social y mediática por este conflicto cesará en gran medida en cuanto pasen los Juegos Olímpicos de Pekín, no tengo la más mínima duda sobre ello. Así de duro y así de triste. Porque se habrá acabado el escaparate de muchos para posicionarse en este asunto. No importará que esté resuelta la situación del Tibet, ni mucho menos, para poner fin a las protestas. Y eso es lo verdaderamente preocupante de estos días.
No comparto los métodos con los que se está protestando contra China porque me parecen cargados de hipocresía. Y se está cayendo en el clásico error de ser más papista que el Papa. No creo que haya una persona más preocupada por la situación del Tibet que el Dalai Lama. Pues bien, éste ha mostrado en repetidas ocasiones su respeto a los Juegos Olímpicos y ha dicho que China merece acogerlos, una posición de respeto que extendió al paso de la antorcha por todo el mundo. Quienes protestan frente al fuego olímpico son más papistas que el Papa. Defienden una causa como no la defendería el principal afectado por la represión china. De mí no conseguirán simpatía por su causa de esta forma, sólo tristeza.
Hoy, cuando se habla tanto del boicot a estos Juegos (que parece que finalmente no se producirá por parte de ningún país), se olvida un pequeño detalle. Dos citas olímpicas ya se celebraron bajo la sombra del rechazo de una potencia a acudir. En Moscú 1980 fue Estados Unidos quien no participó. En Los Ángeles 1984 fueron los países comunistas los llamados a boicotear los Juegos. Pero hubo una excepción roja a ese boicot. Fue China la que decidió anteponer el movimiento olímpico a la política sectaria. El equipo chino recibió una de las mayores ovaciones del estadio olímpico de Los Ángeles en aquella ceremonia de inauguración. Es lo que suele suceder cuando aparecen en la pista las delegaciones de los países más castigados por la situación social y política, se celebren donde se celebren los Juegos. Porque los Juegos son solidarios e integradores por encima de todo.
La llama olímpica se volverá a encender. Si acaso, se modificará o acortará el recorrido o se acabará eliminando para futuras citas olímpicas esta maravillosa tradición de pasear la antorcha por todo el mundo antes de los Juegos. Pero los Juegos pervivirán por encima de las protestas oportunistas y equivocadas en las formas. Ese mes de agosto de integración, respeto, paz y deporte no nos lo va a quitar nadie. Jamás.
8 comentarios:
Es alucinante lo que está sucediendo, yo no soy fanática de los Juegos Olímpicos, pero está claro que emocionan y que la gente los quiere vivir como una fiesta de la diversidad y la competición. Que dejen en paz las tradiciones, y aunque los Juegos no se pierdan, me parece fatal que se pierda la tradición de la antorcha, porque no hace daño a nadie, más que nada.
Un besito Juan.
Creo que hay opiniones para todo y respeto en demasía la tuya.
En mi humilde y modesta opinión creo que es una forma de mostrarse al mundo. El Tibet debe ser libre y China nos está vendiendo una imagen que no corresponde con su realidad políca y social. Puede que tú lo sepas pero otros muchos millones de habitante no tienen esa suerte.
Espero, ante todo, que se celebren unos juegos olímpicos libres, en democracia y aboslutamente en paz.
Es que eres un romántico, Juan. Los Juegos Olímpicos dejaron de serlo cuando salieron de Olimpia. Hoy en día tienen un 1% de espíritu olímpico y un 99% de negocio. Pero sí, merece la pena luchar por ese 1%. Aunque sólo sea dejando de hacerlo por un momentín. Como los griegos.
Acabo de leer en el periódico que lo de la antorcha lo inventaron los nazis para sus olimpiadas. Otra cosa no, pero la propaganda se les daba genial.
Petrarca, los Juegos de Berlín, en 1936, son precisamente un ejemplo perfecto de lo que pienso. El triunfador de aquella fue cita fue un negro. Jesse Owens, negro para más señas, conseguía una medalla tras otra bajo la atenta y furiosa mirada de Hitler. El deporte venció a la política, la competición al odio. Si Estados Unidos hubiera boicoteado los Juegos, no habríamos visto a Jesse Owens. Y, sí, soy un romántico...
Nadym, ojalá tengas razón, aunque las cosas pintan mal. No es sólo que la tradición de la antorcha no haga mal a nadie, es que ilusiona a muchos. Acordáos hace cuatro años de la cantidad de gente que salió a la calle en Madrid como apoyo a los Juegos de 2012 que al final no nos dieron. Eso es una gozada.
Vanessa, acepto sin dudas la protesta pro-tibetana y que utilicen el escaparate de la antorcha. No veo daño alguno en los tipos que se han subido al Golden Gate de San Francisco para colgar sus carteles. ¿Pero apagar la antorcha? ¿Quién ha decidido que su protesta tiene más derecho que la tradición olímpica? Esa es mi protesta, pero quien ha apagado la antorcha no recibe tan incondicionalmente la mía como yo la suya. Ese es el problema que veo.
Yo creo que nunca deberían celebrarse unos juegos olímpicos en un país en el que hay una dictadura. Y si eso pasa, como es este caso, hay que aprovechar el escaparate mundial para denunciar los abusos y la ausencia de derechos humanos. Es verdad que algo como el olimpismo no debería verse implicado en cosas así, pero ellos mismos (el COI) se lo han buscado, eligiendo Pekín. Los milagros de la globalización, la pena es que en China no se están enterando de nada de todo esto.
Bss.
Coincido plenamente con Silvia. Beso fuerte Juan.
Yo estoy hasta las narices de este asunto. Debe de ser porque me toca publicarlo todos los días xro ya me tiene...harta
Me parece fatal que mezclen una cosa con la otra. Y hoy mas de lo mismo, ahora piden un boicot en el Parlamento Europeo. Parece que el tema va para largo y va a seguir dando coletazos hasta que se celebren los juegos. Luego todo volverá a la normalidad. Seguro.
Besiños!
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