lunes, diciembre 03, 2007

Sevilla tiene un color especial

Pues sí, fin de semana en Sevilla con excusa futbolística (de la que mejor no hablar aquí, que quiero mantener el tono entretenido de este texto...). Y qué lujo de tiempo me ha hecho... Veintitantos grados durante el día que permitieron casi ir de manga corta como si estuviéramos en pleno verano... Un lujo al que en Madrid no estamos acostumbrados, desde luego... En menos de 30 horas dio tiempo a recorrer a pie casi toda Sevilla, una ciudad preciosa, desde sus monumentos más conocidos a sus pequeñas calles laberínticas. Como dice la canción, tiene un color especial, de eso no hay duda.
-
La estampa típica de la Giralda sigue siendo tan bonita como siempre. Los turistas (¡cuánto japonés!) la rodean a todas horas y los coches de caballos le dan ese toque tan especial. Pero, incluso habiendo peatonalizado todos sus alrededores (gran acierto, no tanto ese tranvía del que hablaré un poco más abajo), ese no es mi rincón favorito de Sevilla, no. Ese honor le corresponde a la Plaza de España. Han sido pocas hasta ahora mis visitas a la Ciudad Hispalense, pero el único lugar por el que me he obligado y me obligaré a pasar siempre es la Plaza de España. Me encanta pasear por sus galerías, subir a sus balcones, fotografiar las dos torres. Esta vez sí me pude hacer la foto en los azulejos que representan la provincia de Guipúzcoa, ya que en mi anterior visita estaban en obras.
Y en un sitio tan bonito es donde más puede darse uno cuenta de la cantidad de cafres que hay sueltos por el mundo. No revisé los azulejos de todas las provincias, pero el paso por el de Madrid, además del de Guipúzcoa, era obligado. Como se puede ver en la foto de abajo, hay cafres que se dedican a inmortalizar el nombre de sus pueblos en los mapas. Esta es la demostración científica de que hay indocumentados en pueblos como Leganés, Rivas, Los Molinos o Villaviciosa de Odón que han pasado recientemente por Sevilla. Seguro que en sus casas no se dedican a pintar con sus rotuladores, no...
Menos mal que el gracejo andaluz hace que esta lamentable anécdota sea lo de menos en Sevilla... Sólo a los sevillanos se les puede ocurrar comparar con un paso de Semana Santa el nuevo tranvía que tienen en la zona céntrica (une la universidad con la catedral, un recorrido minúsculo que hace que no esté siendo precisamente un éxito; y encima les han puesto una publicidad estridente, que envuelve todos los vagones y que tendrán que retirar precisamente para cumplir una ordenanza municipal sobre publicidad en el centro de la ciudad). Sólo en Sevilla se puede encontrar la salida de un parking justo en un paso de peatones. Sólo allí se puede ir de tapas y encontrarte con que una de ellas le habría saltado las lágrimas al mismísimo ex ministro Trillo, pues se llama "Islote Peregil" (una montaña creo que de atún con tomate coronada por una bandera española). Por cierto, no hay errata en el nombre, es que el local se llamaba, si no recuerdo mal, Antonio Peregil. Pero a eso vuelvo luego.
-
Si algo llama la atención de Sevilla, sobre todo a un habitante de Madrid, es la calma y el silencio que preside la ciudad. Vale que era domingo por la mañana y todo lo que queráis. Pero no hay color. En Madrid se oyen cientos de miles de ruidos distintos en cualquier punto de la ciudad y a cualquier hora. En Sevilla no. La tranquilidad es directamente proporcional al número de iglesias que pueblan la ciudad. De los 72 monumentos que señalan en el mapa turístico no exagero si digo que 40 son iglesias (aunque el mapa, como le había prometido, se lo quedó mi anfitriona y no lo puedo corroborar mientras escribo esto).
-
Y ahora sí vuelvo al lugar de la tapa del "Islote Peregil". Acabamos allí por consejo de mis anfitriones en este viaje, un sevillano y una semisevillana (ella vive en Madrid, pero oír la palabra "Sevilla" le basta para sumarse a la aventura... Y bien que me alegré de que me acompañara, ya que el plan inicial que tanto me apetecía de encontrarme con una bloggera se frustró al final; otra vez será... espero) que me enseñaron lo mejor de la ciudad. Porque entre lo mejor siempre tiene que estar un buen sitio de tapeo donde comer bacalao con salmorejo (¡qué envidia le habría dado a un buen amigo mío de haber visto esa tapa, y cómo tuve que resistirme para no mandarle una foto al móvil...!) y un buen plato de migas. Lo que no recordaba de Sevilla es lo realmente barato que es para comer tan bien. Por lo que pagamos los tres sería imposible comer uno en Madrid en zonas céntricas...

Estos somos los tres que nos pateamos Sevilla durante parte del sábado y todo el domingo, en una foto convenientemente autorizada para su publicación, en un rincón precioso desde el que hay unas vistas preciosas de la Giralda. Para los observadores que vayan a visitar Sevilla próximamente, el local que os decía del bacalao con salmorejo está a espaldas del tipo que nos sacó la foto. No os lo perdáis, que merece la pena... Por cierto, buscábamos a alguien que nos hiciera la foto y se lo pedimos al tipo con más aspecto de sevillano que encontramos. Pues era guiri. Qué sorpresas te da la vida...
-
Bueno, sorpresas hubo más. La mejor en el tren en el que fui. Como mi amiga y yo sacamos los billetes por separado y con días de distancia, no estábamos en el mismo vagón. La solución era obvia, pedir a mi compañero/a de asiento o al suyo que nos hicieran el favor. Junto a mí se sentó una chica joven, de estas con aspecto alternativo pero que seguro que tienen el Mercedes de papi. "Uf, no sé", me dice de primeras. "Es que yo he pedido expresamente este asiento para ir así (se supone que mirando en la misma dirección que avanzando el tren). Bueno, si eso ya lo vemos cuando arranque el tren", añade. Y se va fuera del vagón a fumar sabe Dios qué pero tabaco no, eso puedo asegurarlo. Así que me voy al vagón de mi amiga y antes de que le dijéramos nada, su acompañante, un hombre de unos 50 años, se ofreció a cambiarnos el sitio. Siempre ha habido clases, desde luego.
-
Habrá que volver, como dice un amigo mío, porque es verdad que Sevilla tiene un color especial.

6 comentarios:

*V* dijo...

O_O
¿merche?....coño! merche!Mirala que guapa ella ^_^
Bueno, que chulo esto de leer lo bonito que es Sevilla y además encontrarte con tanta gente conocida!!! Espero que lo pasarais estupendamente y,si, creo que te llevaste a una guia ideal y encantadora! :D

Silvia dijo...

Pues yo no voy a Sevilla desde que tenía 14 años, así que ha llovido un poco desde entonces. Sí recuerdo que me gustó, sobre todo el parque de Maria Luisa, aunque a mí me sacó un poco de quicio el calor, fui en Mayo, y ya había no sé cuantos grados.

Bss.

Juan Rodríguez Millán dijo...

Qué pequeño es el mundo, V, que compartimos amistades, je, je... Estoy de acuerdo, es una guía ideal y encantadora.

Silvia, ya he decidido que esta es la mejor época del año para visitar Sevilla. Mi anterior viaje fue un septiembre, a finales, y casi muero de calor...

Mara dijo...

ains... si yo hubiera estao!

merche dijo...

Que fuerte, V, que conozcas a Juanito... el mundo es cada vez mas pequeño...
Me alegro de verte por aqui. Besitos guapa

*V* dijo...

Y yo me alegro de haberte visto!! (y a ver cuando te dejas ver en persona!;D)
Besos guapa!