jueves, noviembre 27, 2008

"¡No vale!"

Estaba yo la semana pasada paseando por mi barrio, cuando me topé con un semáforo en rojo. A mi lado, una mujer con su hijo pequeño, pongamos que de unos cinco años. Del otro lado de la calle, casi sin mirar si venía algún coche que pudiera atropellarla, una mujer comienza a correr, saltándose el semáforo en rojo, claro. "¡No vale!", grita el chaval señalando a la mujer. No creo que la infractora escuchara el apasionado grito del crío, pero éste tenía muy claro que la mujer se había saltado las normas.

No suelo saltarme muchos semáforos, a menos que vea muy claro que no hay coches a la vista. Nunca, desde luego, si no tengo buena visibilidad de la carretera. Que hay mucho loco al volante por ahí suelto. Pero nunca ignoro el semáforo en rojo cuando tengo a un crío al lado. Los niños lo cazan todo al vuelo y no me gusta darles argumentos para que se salten a la torera las prohibiciones de sus padres. No me gusta, digamos, ser un mal ejemplo para ellos. A partir de ahora, tendré incluso más cuidado, no vaya a ser que alguno me diga que lo hago "no vale".

Y yo me pregunto... ¿En qué momento dejamos de ser críos y pensamos que tenemos autorización para saltarnos la ley o norma que nos apetezca...? Porque hay muchas más cosas que "no valen", aunque pensemos que no van con nosotros...

9 comentarios:

Camilo dijo...

Yo cuando hay un niño cerca me lo pienso dos veces antes de cruzar en rojo, aunque casi siempre cruzo. Son cosas de la mentalidad sureña pero comparados con el Sur de Italia creo que aquí salimos ganando. En Alemania y por ahí ya pueden estar desiertas las calles que nadie las cruzará en rojo. Igual pasa con las cacas de perro y variantes. Aquí nos falta lo que los predicadores antiguos llamaban "corrección fraterna", es decir, que alguien te diga lo que has hecho mal y te pida que lo corrijas. Sólo los polis... Y gracias.

Anónimo dijo...

Cuánta razón.

:-(

Yo por desgracia no soy ningun ejemplo, supongo que ser madre me cambiará un poco la vida, por lo menos para tener un par de dedos de frente. Jajaja, parece que estoy en un confesionario.

Lo que quiero decir es que soy una suicida. Como vea que me da tiempo........¡Zas!.


Muy mal, muy mal.

Anónimo dijo...

Oye se dice confesionario ¿no?. Ay ama... estoy fatal.No sé allí pero aquí el frío ya sabes, cogela neuronas.

Casandra dijo...

Ay, pobre nano, es verdad, se quedaría flipado. Si su madre le dice que eso "no vale" y luego ve a la gente haciéndolo... :o( Vaya tela!!!

UN BESITO y BUEN VIERNES!!!

Anónimo dijo...

Yo miro y si puedo cruzo. Si no puedo no cruzo. Pero esperar algunos semaforos puede resultar terriblemente pesado. Claro que cuando niño hacia lo mismo (y cosas peores) y me acabo pillando un coche por cruzar por donde no debía...

(Lo que no hay que hacer es dejar a los niños sueltos a la hora de cruzar las carreteras).

Impacientes Saludos.

Anónimo dijo...

Ná yo tengo que reñir a mi madre... imagínate. Besos, Juan.

Mara dijo...

Uf, yo no sé cuando empecé yo a cruzar por el medio de la carretera (por poner un ejemplo) pero seguramente lo haría porque vería a personas mayores hacerlo... Somos TODOS muy mal ejemplo!! He dicho!

El Impenitente dijo...

Bueno, hay que cruzar cuando no viene nadie y sin correr riesgos, independientemente de dónde esté el paso de cebra y del color que pinte el semáforo.

Todo ello, claro está, mientras no vaya con mis críos. Ellos no me dejan cruzar mal. Yo les enseño y ellos me obligan a cumplir las normas.

Juan Rodríguez Millán dijo...

Petrarca, pues ya sabes, a predicar con el ejemplo...

Leyre, controla esos impulsos suicidas, je, je...

Casandra, es que tiene que ser difícil ir averiguando que lo que te dicen que es bueno no es lo que suele hacer la gente...

Pablo, tú lo has dicho, lo importante es controlar a los pequeñajos, ya lo comprobarás dentro de poco en tus propias carnes, ¿no?, je, je...

Críptica, a mí me pasa lo mismo con la mía de vez en cuando, je, je...

Mara, ¡pues rebelémonos contra los malos ejemplos!

Impenitente, así me gusta, que tus críos no te dejen hacer las cosas mal... Yo me acuerdo que era inflexible con el tabaco... hasta el punto de que echaba a los fumadores a la terraza de mi casa.