
No sé si serán ciertas las leyendas que dicen que la presencia de motivos navideños impulsan al ciudadano a consumir (y es por eso por lo que las luces se colocan preferentemente en zonas comerciales, no creáis que hay otro motivo...), aunque algo de verdad tendrán, pero lo que tengo claro es que tanta celebración acabará matando al espíritu navideño. Porque no conozco a nadie que pueda estar dos meses celebrando lo mismo de forma ininterrumpida. Sí que conozco gente que sería capaz de estar dos meses seguidos repartiendo alegría, pero hacerlo por el mismo motivo tiene que ser agotador. Y este año, además de no tener tiempo material para disfrutar dos meses de Navidad, tampoco parece haber dinero, así que...
Aunque, bien pensando, lo mismo a los Reyes Magos y a Papá Noel sí les beneficia este largo periodo navideño. Seguro que les vendría bien que en lugar de repartir sus regalos el 6 de enero y el 24 de diciembre se les diera un margen de tres o cuatro días. "Las noches de Reyes, del 3 al 6 de enero", por ejemplo. Y con Baltasar de rostro mediático, que ahora que en Estados Unidos hay un presdiente negro parece lo más adecuado... Sin duda, los camellos y los renos lo agradecerían, que los pobres tienen que estar reventados con las horas extras de su día de trabajo. Pero yo no, la verdad. Qué le vamos a hacer, soy muy tradicional para estas cosas, y la Navidad siempre ha sido el 25 de diciembre, Nochebuena el 24, Nochevieja el 31 y el día de Reyes el 6 de enero. No soy capaz de pensar en la Navidad tal día como hoy, 29 de noviembre, y no me gusta que me impongan una celebración, me guste o no. De todos modos, ya sé que el año que viene me quejaré otra vez por esto.
Y un detallito de estos sin importancia, relacionado con este prlongado sentimiento navideño y a cuenta del debate suscitado por la dichosa decoración de Barceló en la famosa sede de Naciones Unidas. Las luces de Gallardón le han costado al Ayuntamiento de Madrid (o, lo que es lo mismo, a los ciudadanos de Madrid) más de cuatro millones y medio de euros, 600.000 euros más que el año pasado. El aumento es de nada menos que el 15 por ciento, me da que algo por encima de lo que ha crecido IPC en 2008. A ver si de una vez por todas desterramos de la disputa partidista el argumento del despilfarro y su comparación con el actual escenario de crisis económica. Porque derrochadores hay en todas partes, en el PSOE y en el PP, en Madrid y en Cataluña, en vuestra casa y en la mía. Critiquémosles (o alabémosles) a todos y entonces la crítica (o la alabanza) será creíble.