martes, julio 15, 2008

"¿Cómo terminará esto?"

"¿Cómo terminará esto? Eso mismo me preguntaba yo..."

El show de Truman (Peter Weir, 1998)

Dicen que la realidad supera a la ficción. La ficción de El show de Truman (algún día no muy lejano me detendré en este peliculón, una de las mejores y más visionarias de los años 90, en mi blog de cine) es muy difícil de superar. Una corporación adopta a un niño recién nacido y le convierte, sin que él lo sepa, en la estrella de un programa de televisión. Todo a su alrededor es ficción. Sus amigos, su mujer, sus compañeros de trabajo, sus vecinos... Todos son actores y hacen un papel (la gente pasa por nuestras vidas de una forma tan peculiar que quién no ha pensado que algunos podrían ser en verdad actores...). Su pueblo es el plató de televisión más grande del planeta. Su vida, en resumen, una farsa televisiva, un guión preconcebido en sus líneas básicas.

Truman es un ingenuo que se lo traga todo durante 30 años, claro, pero también un buen tipo al que la vida (su vida ficticia) no le sonríe demasiado. Lo justo para conformarse, pero también para no alcanzar la felicidad real. Se echa la culpa de que su padre muriera en el mar, navegando con él y por él en un pequeño velero, y está casado con una mujer de la que, en realidad, no está enamorado. Pero es un buen tipo. Educado, cortés, trabajador... y soñador. Sueña con salir de su pueblo, con ver el mundo. Con ser feliz. Y por eso la pregunta resuena durante toda la película. ¿Cómo terminará esto? Buena pregunta... Quizá saberlo arruine el camino, pero seguro que todos querríamos saber, en algún momento de nuestras vidas, cómo va terminar algo de lo que nos ha tocado vivir...

5 comentarios:

Reverendo Pohr dijo...

¿No es ésta la gran pregunta que se hace uno cuando está leyendo un libro? Deseoso por conocer el desenlace, por cerrar el círculo abierto, por concluir lo comenzado. Pero, una vez llega el fin, surge otra pregunta: ¿Y ahora qué? (como en la película "El candidato").

No sé si será el eterno retorno.Lees una novela y otra y otra. Incluso llegas olvidarte de algunos finales. Sin embargo, la satisfacción de leer, esa espera emocionante ante la proximidad de un desenlace, el gozo de los buenos diálogos y los chispazos de genialidad... y las sensaciones que te genera todo ello. Para eso, es necesario no dejarse llevar por la impaciencia y la ansiedad, algo difícil por momentos pero que, una vez habituado a controlarlas, todo resulta más llevadero.

Greetings

PD: Se te nota algo melancólico últimamente. ¿Es la llegada del verano en general y de la belleza que se vislumbra en particular?

Anónimo dijo...

Yo cada vez estoy más convencido de que la vida es una partida de ajedrez donde la voluntad de las piezas está supeditada a la propia partida.

Está bien pararse de vez en cuando a pensar un poco en el sentido de todo esto. El principio y el fin. Eternas preguntas.

Y mientras de vez en cuando nos detenemos a meditar, mientras el primer mundo galopa raudo y veloz en busca de estrés, de metas económicas, de divertimentos cada vez más sofisticados.

Un mundo "de moda" y "de modas", donde a veces sólo saco en claro una cosa: me encanta un "calippo" de lima limón mientras contemplo cómo se pone el sol.

...como cuando era pequeño y esperaba ansiosamente el final del "patapalo", por si aparecían las mágicas letras: "miko premio".

Hoy sigo buscando igual que ese rubiales de 8 añitos, sólo que el "miko premio" se llama "euromillones" o "primitiva".

Y primitiva es la idea, precisamente.

De paso... muevo las dos torres en dirección opuesta, para abrirme camino entre los cuadrados negros y blancos, esquivando el cartel de Ferrovial-Agroman.

En el fondo la vida es un calippo cuyas gotas verdes se esparcen por encima del tablero de madera rancia, de fácil pasto para las termitas.

Menos mal que hoy es el día de Marte... el Señor de la Guerra.

Y de fondo... "LOS PLANETAS", de Gustav Holst. Sublime. Sólo por escuchar cosas así mereció la pena subirse al tablero donde sólo hay dos tipos de figuras (Napoleón dixit): reyes y peones. Que no nos engañen.

Un saludo,

DAVID "S".

SpiderDeivid dijo...

Acabo de recordar mi contraseña.

:)

Vuelvo a tener identidad. Qué feliz soy.

d
a
v
i
d

"S"

Patricia dijo...

Yo me he hecho esa misma pregunta alguna que otra vez...¿pero sabes qué? que en el fondo no me gustaría saber cómo terminará, le restaría emoción, chispa, factor sorpresa.
Estoy pensando.. que en algún momento he deseado ser Truman, y darme cuenta de que todo era ficción, y salir del plató y colgar el cartel "The end" a la película, y comenzar de nuevo a vivir, en una vida real... Pero me parece a mi que ésta es la real, la única que hay hoy.

Uy.. que me enredo jajajaj

En fin, que yo sólo pasaba por aquí :P

Buenas tardes

Juan Rodríguez Millán dijo...

Reverendo, la pregunta "¿y ahora qué?" también aparece en 'Truman' y también tiene un valor esencial, sí... ¿Melancólico? No sé, algo habrá, pero ha sido la casualidad de ver en días muy cercanos aquel episodio de 'Luz de luna' y 'El show de Truman'.

David, eso lo explica todo... Nunca fui un buen jugador de ajedrez. Sé cómo se mueven las piezas, pero la estrategia... ¡Ah, la estrategia...! Eso es otro cantar...

Sonrisa, me parece a mí que no, que no vamos a salir nunca del plató... Me alegra que pases por aquí, je, je...