jueves, julio 03, 2008

El tiempo irrecuperable

En 1987, Marvel publicó una historia de Spiderman que se me quedó grabada nada más leerla. La última cacería de Kraven parte de un punto de partida tan duro como macabro, tan desgarrador como humano, tan fantástico como realista. Kraven captura a Spiderman, le droga y le entierra en vida dentro de un ataúd durante dos semanas. Y en ese tiempo se pone su traje con la intención de convertirse en él, en la araña, desatando toda la violencia que necesita para completar su repugnante tarea.

La historia la dibujó con maestría Mike Zeck y la escribió un J. M. DeMatteis tocado por la genialidad. En buena parte de la misma, es Spiderman el que narra los hechos, con una voz en off tan propia de los cómics como del cine negro. Son palabras que me impactaron y se me quedaron grabadas (la traducción es de Cristina Macía, del original que publicó Cómics Fórum en 1988), palabras que expresan muy bien lo que supone perder tanto tiempo.

" ¡¿Dos semanas?! ¡¡Dos semanas!! ¡En la tierra! ¡En la tumba! ¡Muerto! ¡¡Dos semanas!! Y mientras yacía ahí, atrapado , tú has estado fuera, Kraven... ¡Usando mi traje! ¡Usando mi nombre! ¡¡Usurpando mi vida!! ¡¡Dos semanas!! (...) Mientras yo me pudría ahí, ¿qué pensaba mi familia? Tía May... Mary Jane... Mary Jane... Mi esposa... Mi esposa... ¡Mi vida! ¡Dos semanas! Creo que voy a vomitar. (...) Dos semanas, Mary Jane. Dos semanas de mi vida... Nuestra vida... Nuestra nueva vida juntos. Nos la han robado. Ensuciado. Violado. Te quiero, Mary Jane. Más de lo que creía!.

Esto es ficción, y me acordaba de esta historia a causa de un caso muy real. Y ya sabemos, porque lo hemos vivido muchas veces (desde el 11-S al 11-M, pasando por el monstruo de Amsteten o cualquier otra desgracia que podáis recordar), que la realidad supera a la ficción. Lo de Ingrib Betancourt es realidad. No han sido dos semanas de su vida. Han sido seis años. Seis años. Otros de los secuestrados que han sido liberados con ella llevaban diez años privados de su libertad, de su vida, de su amor, de sus sueños, de un tiempo irrecuperable, que ya se ha perdido y que nunca volverá. Hasta de sus almas.

¿Cómo se recupera uno de la pérdida de seis años de su vida? ¿Cómo se reencuentra uno con personas a las que no le han dejado ver en seis años? ¿Cómo se reengacha a la vida de unos hijos que han cambiado tanto? ¿Y cómo se paga haber privado a una persona de tantos momentos de amor, de sueños, de risas y llantos, de ilusiones, de conversaciones, de sentimientos y de sensaciones? ¿Cómo? ¿Por qué sigue habiendo gente en el mundo que sigue creyendo que un ideal, sea el que sea, le da el poder para hacerle tanto daño a una persona? ¿Cómo puede seguir alguien pensando que su causa le otorga el derecho moral de robarle tanto a otros?

Nunca entenderé las causas de quienes se convierten en algo peor que aquello contra lo que dicen luchar. Nunca las defenderé. Nunca las excusaré. Nunca.

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