domingo, diciembre 31, 2006

Así fue 2006

Se va 2006 y con él se van tantas historias, tantos momentos, tantos pensamientos, tantos sentimientos... No está todo, pero este 2006 me deja estos recuerdos...
Cuando se escriba sobre este año en los libros de historia, no se entenderá 2006 en España sin la tregua de ETA. Se llegó a más de tres años sin muertos y la explosión en Barajas nos dejó helados a muchos. Había llegado el fin del sueño de paz, casi cuando sonaban las campanadas de Nochevieja.
Bono dejó el Gobierno y Garzón volvió a la Audiencia Nacional. Esperanza Aguirre y Gallardón siguieron a la gresca y Montilla se convirtió en presidente de la Generalitat de Cataluña, el que tendrá que gestionar el nuevo Estatuto, aprobado en referéndum sin que España se haya partido en dos.
Zapatero, mientras tanto, y ante la imposibilidad de entenderse con Rajoy, promovía su Alianza de Civilizaciones, aunque lo de Irak ya no tiene arreglo. Israel bombardeó con saña Líbano, y al mismo tiempo pasó casi desapercibido un brutal atentado en Bombay, parecido al 11-M. Lo de Madrid todavía colea porque hay quien insiste en buscar debajo de las piedras pruebas que vinculen a ETA con aquel triste día.
La corrupción urbanística se apoderó de la política española, sobre todo en el último tramo del año, y Marbella fue el epicentro de la podredumbre de esa política. Porque la crispación sigue presidiendo este ejercicio, que uno no sabe ya si una vez fue noble, y arrastra a la sociedad. Marín expulsó por primera vez a un diputado del Congreso durante un pleno. El ínclito Pujalte se llevó ese honor con burlonas reverencias al presidente de la Cámara.
La inmigración, la lacra sin fin. Cuantas vidas se pierden por el sinsentido de este mundo. Lo mismo pasa con la violencia de género. Casi 70 descerebrados mataron a la mujer que habían amado. Nunca han sabido y nunca sabrán de verdad lo que es amar. Valencia estuvo en nuestro pensamiento por el trágico accidente del Metro y por la visita del Papa. Lágrimas y celebraciones casi de la mano en la capital del Turia. Galicia tuvo nuestra solidaridad por los incendios del verano. Y todos lo pasamos mal con el precio de la vivienda. Porque las OPAs, Endesa y Gas Natural lo que hicieron fue liarnos, lo mismo que los trabajadores del Prat de Barcelona o los impresentables de Air Madrid.
Los fumadores lo tuvieron algo más difícil y los no fumadores respiramos un poco, sólo un poco mejor. Y hay que alegrarse de que más de medio millón de personas haya dejado ese nefasto hábito. Las carreteras segaron cientos de vidas, pero menos que otros años. El carné por puntos ya es una realidad, pero seguimos viendo a locos al volante.
El fin del año implica recordar el fin de algunas personas. Se fueron sin que yo malgastara lágrima alguna en ellos dictadores como Pinochet o Milosevic. Sadam fue ejecutado en las últimas horas de este 2006. Para Castro habrá todavía que esperar, más si no tiene cáncer, como dice ahora un médico-estrella mediática español. Pero se fueron también personas de esas que nunca deberían morir. Cándido ya no nos hará reír más. Glenn Ford nos dejó para siempre la bofetada a Gilda. Paquito Fernández Ochoa su medalla de oro. Telmo Zarra su gol a Inglaterra.
Cuando debió sufrir Zarra viendo el Mundial y la nueva decepción de España. El Mundial nos dejó el cabezazo de uno de los más grandes, Zidane, al que ya nunca veremos deleitarnos en un campo. El Barça ganó su segunda Copa de Europa y a mí la Real me dio el peor año de la historia, con la alegría momentánea en mayo de seguir en Primera División un año más. Pero lo mejor del año no estuvo en el fútbol, qué más quisiera el deporte rey. Ese Fernando Alonso, bicampeón del mundo, y esos dos grandes campeones del mundo de motociclismo, y esa selección de baloncesto que alcanzó lo más alto, y ese Pereiro al que ya le tienen que dar el Tour que mereció celebrar en París, entre otros muchos campeones españoles.
Todo el mundo hablaba del Amo a Laura o del doctor House, y también de un Andrés Montes que nos metió a todos en la cabeza la pregunta de “dónde están las llaves” durante el Mundial, que dio que hablar por la falta de cobertura de la nueva televisión, La Sexta. Y todo ello mientras Televisión Española cumplía 50 años con la mayor reducción de personal de su historia y el Youtube entraba a formar parte de nuestras vidas. La prensa rosa dio para muchos escándalos, pero nada llenó más horas de su programación que la enfermedad y posterior muerte de Rocío Jurado.
Superman y James Bond volvieron a las pantallas, en los Oscar triunfaron Crash y Brokeback mountain. Shyamalan consiguió emocionarme de nuevo con La joven del agua, no me importa que la película no gustase a la crítica, y El código Da Vinci generó una polémica artificial y mucho dinero. Se acabó la trilogía de X-Men, y Scorsese volvió a ser Scorsese con Infiltrados. Almodóvar volvió como siempre, el cine español perdió muchos espectadores a pesar de Alatriste. Tom Cruise, objeto de polémica, vivió la boda del año. Y la anorexia de las modelos saltó a las primeras páginas gracias a la valiente decisión de la Pasarela Cibeles. De las modelos recogepelotas del Masters Series de Madrid apenas se habló ya. Y hasta Plutón dejó de ser un planeta...
Pero no sólo del mundo exterior vive el hombre. 2006 ha sido un año intenso en lo personal. En estos doce meses me acostumbre a que el sueño más bonito que he tenido nunca sea sólo eso, un sueño. Llegó a este mundo mi primera sobrina postiza y fue un año de bodas, de independencias y, sobre todo, el año en que dejé atrás mi primer trabajo. Me llevo de él experiencias a miles, un grupo de gente increíble y el conocimiento de que también hay gente ruin en el mundo, capaz de actuar contra una persona por migajas, gente con años de experiencia y recién llegados a este mundo del periodismo. En este año he pasado por algunos lugares como Salamanca, San Sebastián, Málaga y, sobre todo (y esto sólo lo entenderán unos pocos de mis lectores) Peñaranda de Bracamonte...
Adiós, 2006. Hola, 2007. Dentro de un año te despediremos como te merezcas.

1 comentario:

Unknown dijo...

Buen resumen, sí señor. Enhorabuena por todo lo que has crecido este año... y mucho ánimo para que sigas creciendo en el próximo.