jueves, junio 26, 2008

Los avatares de Bibiana Aído

No me gustó la idea de tener un Ministerio de Igualdad, y lo dije en su momento. Le di todo el beneficio de la duda a la ministra más joven de la democracia española, porque la juventud nunca puede ser un impedimento para hacer un trabajo y porque no la conocía. Pero han pasado ya unos meses desde que tomó posesión de su cargo y el balance de Bibiana Aído es bastante descorazonador por la cantidad de avatares de diversa índole que ya ha vivido la ministra. No sólo no ha conseguido justificar en ningún momento la creación de esta nueva cartera, sino que además se mete en más fregados de los que debería. Y los lingüísticos están a la cabeza.

Lo de las "miembras" fue una frivolidad imperdonable en alguien que, además, sabe que va a ser mirada con lupa en cada una de sus acciones, por ministra, por joven y seguramente también por mujer desde algunos espectros de la sociedad. Provocó chistes y burlas, pero no consiguió que nadie tomara en serio su propuesta de incluir esa palabra en el diccionario de la Real Academia. Menos mal, por cierto. De momento su cruzada contra los genéricos masculinos no tiene éxito, por fortuna no hay ningún hombre por ahí suelto que quiera ser llamado "persono" y gracias a todo lo que haya que agradecer no ha arremetido aún contra los neutros (¿querrá la ministra luchar para evitar las "crisas" de las mujeres en vez de sus "crisis"?).

Ayer se inventó otra palabra más. Habló de culturas "inferiorizadas". La soltó en un discurso preparado, lo que hace que sea más intolerable aún. Me pregunto si ésto será una muestra más del desprecio cada vez más acusado que la gente en general, y en concreto la juventud, siente por ese noble arte cada vez más en desuso de saber escribir y leer con corrección. Me pregunto si habrá sido un desliz suyo o de algún asesor (en ese caso, también sería suyo porque debiera revisar lo que le escriben, dado que es ella la que se expone a la crítica pública). No lo sé y no me voy a aventurar, pero el suspenso a las dotes lingüísticas de la ministra está más que merecido con estas dos pinceladas.

En ese mismo discurso, el de las culturas "inferiorizadas", arremetió contra las costumbres musulmanas por imponer a la mujer vestimentas que tapen su cuerpo por completo. Por descontado, estoy en contra de estas prácticas impuestas, pero las palabras de la ministra, no me cabe la menor duda, serán interpretadas por destacados miembros de esas culturas como un ataque injustificado. Creo que hay formas mejores de decirlo y creo que es mucho más importante trabajar por la igualdad que ir criticando a todo el que se ponga por delante. Analicémoslo y nos daremos cuenta de que esa declaración no ayuda en nada a la igualdad de las mujeres musulmanas. Un charco en el que no hacía falta meterse, sin duda. No porque no haya un problema en este sentido, sino porque, desde mi punto de vista, Aído equivoca las formas. No hay que callar, pero tampoco se puede hablar sin actuar.

Cuando no incurre en faltas lingüísticas o polémicas varias, lo cierto es que la ministra no termina de explicar con claridad algunas de sus iniciativas. Habló del teléfono de la masculinidad en su comparecencia ante el Congreso de los Diputados. Y la gente se burló de ella, incluso dentro de su propio partido (ya ha tenido polémica con Alfonso Guerra), porque no se entendió lo que proponía. Se habló incluso de que quería lanzar un teléfono para maltratadores, toda una barbaridad. El caso es que la propuesta de Aído ya funciona con bastante éxito en países como Noruega. Pero ni siquiera con una buena idea consiguió la ministra eludir críticas y problemas. Desde luego, es un síntoma muy negativo.

Y hay otra cosa más que le hemos oído estos días a la ministra: la iniciativa de la biblioteca para mujeres. Reconozco que no me ha quedado nada clara la idea. ¿Pretende abrir un centro en el que sólo podrán entrar las mujeres a consultar libros de escritoras? Si es así, creo que me iré pensando acudir un día y, cuando no me dejen pasar, pedir los datos de quien manda por allí para presentar una queja al Defensor del Pueblo y, de paso, un recurso ante el Tribunal Constitucional. ¿Igualdad? Si no me dejan pasar y a una mujer sí, ¿cómo va a haber igualdad? Otra cosa sería una biblioteca sólo con los libros de mujeres. Ahí no habría ofensa alguna pero, ¿de verdad alguien lo ve útil? Si los libros de mujeres ya están en las bibliotecas, ¿para qué una biblioteca sólo de libros escritos por ellas?

Esto último da una idea de lo que hasta ahora es el Ministerio de la Igualdad. Algo que todavía no sabemos muy bien para qué sirve, que no parece dar pasos reales para conseguir lo que propugna y que se centra en iniciativas quizá necesarias pero poco profundas. Y me da la sensación de que lo que Bibiana Aído haga en el futuro no va a cambiar mucho mi opinión. Ojalá lo consiga, me encantaría poder elogiar a esta ministra, de verdad, pero no creo que vaya a convencerme, no...

2 comentarios:

Silvia dijo...

Totalmente de acuerdo contigo. Por ahora, esta mujer ponerse a hablar y meter la pata es todo uno... Lo de las miembras fue una gilipollez como un piano, y lo que más me fastidió, fue que al día siguiente, después de todo el barullo que se armó, todavía se ponía "chulita". En "La ventana" dijo que si la academia había aceptado palabras como "fistro" (cosa que no es cierta) y no sé que otra palabra, que por que no iba a aceptar miembras... En fín, no tengo palabras. Y luego ya empezó a desbarrar con que si hay pocas mujeres en la academia y no sé que historias más, que digo yo que habrá las mujeres que se merecen estar y punto.
Bueno, no sigo, que me enciendo, jejeje.

Bss.

El Impenitente dijo...

A mi lo que me da miedo es que esa mujer tiene que trabajar, mínimo, cuarenta horas a la semana. Y, como personaje público, ha de salir en prensa y manifestarse. La catarata de majaderíos, memezas, estulticios, estupidezas y gilipollezos que puede salir por esa boquita van a ser infinitas. Y, ella, creciéndose ante la polvareda que levanta. Como dice mi madre, ese es el tonto al que vistieron de obispo. U obispa.