Hace tiempo dije que me estaba oliendo que el PP cerraría en falso su congreso y en falso lo ha cerrado. ¿Qué queda de esta esperadísima cita política? La frialdad del saludo de Aznar a Rajoy y el pasotismo absoluto del ex presidente del Gobierno hacia todo lo que montó su partido enValencia. Que Esperanza Aguirre se considere "un verso suelto". La eliminación de la ejecutiva de todo aquel que haya criticado a Rajoy. El nombramiento directo como candidato a la Presidencia del Gobierno del presidente del partido. El triunfo, o eso dicen, de Arenas y Gallardón. Vamos, luchas por el poder y noticias propias de la prensa del corazón. Relevancia política, cero.
Luego, ¿para qué ha servido todo esto que ha tenido a tantos periodistas (y espectadores, no lo neguemos) en vilo durante estos meses? No ha habido debate de ideas, ese que Aguirre decía defender, no sin cierta hipocresía, cuando empezó a criticar a Rajoy. Lo que ha habido es una lucha por el poder y malestar entre los que no lo han conseguido. Aznar sigue a lo suyo: llega tarde a los actos, no escucha a los dirigentes de su partido porque no le da la gana y se comporta como un divo al que hay que reverenciar a cada paso que da. Y nadie se atreve a censurarle en público. No existe la unión ni la integración que dice Rajoy que sí hay, porque todos los críticos se han quedado fuera de su ejecutiva. No hay una renovación de ideas porque nadie ha hablado sobre qué ideas salen de este Congreso. Acebes y Aznar alertaron contra un cambio de rumbo y Rajoy dijo que no hay tal. Y punto. Vamos, lo mismo de los útlimos meses.
Lo único relevante que deja este congreso está, precisamente, en los nombramientos, concretamente en uno, el de Maria Dolores de Cospedal como secretaria general del partido. Hasta ahora siempre ha estado lejos de la primera línea (incluso algo enterrada como sustituta de Suárez Illana en Castilla-La Mancha, lo que en su día muchos vieron como un ostracismo poco voluntario) y, por tanto, todo lo que se pueda decir de ella ahora entre en el terreno de las conjeturas. A mí su nombramiento me abre una cierta esperanza porque creo que tiene capacidad para situarse en las antípodas de lo que ha hecho Ángel Acebes, al menos en las formas. No sé si tiene la categoría suficiente para dirigir un partido con diez millones de votantes, pero si marca distancias con lo vivido en la pasada legislatura ya me habrá despertado aprecio y simpatía.
De momento, todo lo malo que he oído sobre ella es que es una madre soltera (¿y qué relevancia política tiene eso? ¿Por qué algunos medios de comunicación han destacado ese dato por encima de su trayectoria política?) y que algunos tacharon su nombre en la papeleta del Congreso del PP (como desconozco los motivos, y no quiero pensar mal, tampoco tiene mucha relevancia). Por eso tiene el beneficio de la duda. Eso sí, me cansa que sigan hablando de "la primera mujer que". Esas frases me parece que destilan aún más machismo que destacar su maternidad desde la soltería. Es la secretaria general y punto. Que trabaje y sobre eso la valoraremos.
1 comentario:
¿Madre soltera? Lapidenla...
En serio, me hace gracia que todavía esperes debates de ideas en un sarao de estos.
Aquí realmente lo que se oficiaba era una merienda de negros en la que el que el misionero (Rajoy) que se servía como primer plato ha demostrado tener la piel más dura de lo esperado.
Impacientes Saludos.
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