Hace ya nada menos que 30 años que se instaló en San Sebastián El Peine del Viento, la obra realizada por Eduardo Chillida (para quien no lo sepa, un detalle futbolístico: Chillida llegó a ser portero de la Real Sociedad pero una lesión de rodilla truncó su carrera deportiva y le volcó en la escultura). Quien me conoce sabe que este pequeño rincón de Donosti es uno de los lugares que no puedo dejar de visitar cuando voy para allá. Puedo pasarme largos ratos allí sentado, escuchando las olas, comprobando cómo los turistas no dejan de hacerse fotos o de pasar por allí para comprobar la belleza de esta maravilla, viendo que los mismos donostiarras saben que este lugar es una joya y acuden a él de paseo con la familia, a diario o en fin de semana.
Aunque mucha gente lo llama de otra forma equivocadamente, el nombre oficial del conjunto es El Peine del Viento. Según recordaba estos días en alguna entrevista el hijo del escultor y director del Museo Chillida-Leku, Luis Chillida, el nombre viene porque el artista "quería que el viento del noroeste, el que viene de Galicia, entrara peinando la ciudad". La conmemoración del 30 aniversario servirá también, por curioso que resulte, para inaugurar el monumento, ya que en 1977 no se realizó acto alguno. Toda obra artística genera polémica durante sus primeros pasos, y en aquella época no todo el mundo entendió la importancia del Peine.
Este jueves se abren los actos de conmemoración con un concierto que ofrecerán Txetxo Bengoetxea, Mikel Erentxun, Amaia Montero y Alex Ubago, y en el que sonará una canción que Diego Vasallo (ex Duncan Dhu) ha compuesto en homenaje al Peine. Hasta el día 16, que es el día que se hará la celebración oficial, habrá conferencias, talleres para niños y otras actividades de homenaje (de entre las que destaco la labor de 30 establecimientos de crear un pintxo inspirándose en este motivo). No se sabe con certeza la fecha de apertura al público de la escultura allá por 1977, pero se sabe que el día 3 de septiembre se colocó la última pieza sobre la roca y se calcula que en torno al 16 se habrían terminado de retirar los raíles con los que se instaló.
Luis Chillida dice que el Peine era el lugar favorito de su padre. No sólo de Eduardo Chillida, también es el mío. Feliz aniversario.
No sé ya cuántas veces habré estado en San Sebastián y junto al Peine. Pero nunca había podido fotografiar la escultura sin que hubiera alguna persona en el encuadre. En mi última visita, hace apenas diez días, por fin lo conseguí. La foto que acompaña a esta entrada es esa imagen que tanto me ha costado captar.
2 comentarios:
Recorrer paseando de noche toda la bahía llegando hata el Peine es uno de los mayores placeres que existen.
yo he ido solo una vez a San Sebastian y me encantó la ciudad, pero el Peine de los vientos me gustó más todavía. Yo me pasaría horas y horas allí sentada (o paseando).
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