Qué grande es el deporte. Sí, ayer España perdió la final del Eurobasket. En casa. Cuando todo el mundo pensaba que era la favorita y casi la campeona indiscutible. Y sigo pensando que el deporte es grande, no creáis que me voy a derrumbar por un punto de diferencia, por una medalla de oro menos o por lo que digan los demás. Porque hoy ese catastrofismo español tan característico habla de que si somos muy malos, que si nos ha pasado lo de siempre, que vaya desastre ese Gasol que falla la última canasta, que si en realidad nuestros jugadores no son campeones...
En fin, lo de siempre. Cómo nos gusta hacer leña del árbol caído. Ahora las encuestas son sobre si este equipo va a poder ganar de nuevo alguna competición, sobre si se ha acabado un ciclo y todas esas tonterías, cuando si llega a entrar la canasta de Gasol se preguntaría por los puntos de diferencia con los que vamos a ganar el oro olímpico del próximo año.
Anda que no me he visto veces en la misma posición que ayer Gasol, tirado en el suelo y lamentando una derrota. Mi pasión es el fútbol y mi Real Sociedad. Ya he visto a ese equipo perder una Liga y bajar a Segunda División. He visto a la selección española de fútbol perder tantas cosas que esto no es nuevo. De hecho, recuerdo exactamente cada lugar en el que me quedé petrificado tras cada eliminación en un Mundial o en una Eurocopa en la casa del amigo en el que solemos ver estos acontecimientos. Ay, la memoria deportiva... Pero lo mejor del deporte es que suele haber segundas oportunidades, días que harán más llevaderos los malos recuerdos.
Ahora surge todo esto por ese pequeño momento en que el tiro de Pau se sale. Estaba dentro, pero se salió. Sin tiempo para nada más. Ahí entró en juego el factor suerte que tanto influye en el mundo del deporte, nos guste o no. Con Grecia tuvimos esa suerte. Con Rusia no. Hoy esta selección campeona del mundo y subcampeona de Europa se lleva algunos palos, mientras que los elogios se los lleva la selección española de voleibol, que, paradojas de la vida, se proclamó ayer mismo campeona de Europa ganándole a Rusia en su casa. Nadie ha visto un solo partido de ese torneo, pero hoy ellos son los héroes.
No sé mucho de baloncesto, la verdad. No puedo explicar si los 14 puntos, otros tantos rebotes y un par de gorros que puso Gasol fueron o no más determinantes que los ocho tiros libres que falló. No tengo idea de si Pepu se equivocó al sentar a Felipe Reyes o de si Navarro se escondió en el partido. Pero sí sé que me encanta el deporte, y que me engancho con mucha facilidad cuando la gesta es grande. Y me engancho más todavía si la situación es desesperada, si los poderesos están delante, si se encuentran muchas piedras en el camino.
Por eso no me queda más remedio hoy, cuando todo el mundo piensa en las críticas, que estar con toda la selección y especialmente con Pau. ¿Y sabéis por qué? Porque sólo puede fallar el que tira. Coger un balón a falta de dos segundos y jugarte una canasta que puede condenarte a escuchar tantas críticas injustas tiene un valor inmenso. Si la gente prefiere no valorar lo que ha conseguido la selección española en este torneo y en los anteriores, si prefiere vestirse con una coraza de catastrofismo de cara a los Juegos Olímpicos del próximo año, allá ellos. Esto es deporte, y es muy grande.
Me pasa lo mismo con Fernando Alonso. Después del asqueroso tema del espionaje, hoy está de moda publicar que si es antipático, que si es un tramposo, que si es un chivato, que si es un traidor... Pues vale. Que cada cual piense lo que quiera. Yo no conozco lo que hay detrás de todo lo que se publica, y lamento que se publiquen tantas cosas sin saber nada o dando por sentada una versión que tiene desmentidos. Lo único que sé es que en la pista Alonso me encanta. La forma en que recupera la posición ante Hamilton después de la salida me levantó de mi asiento. Entonces me levanté, pero acabé el domingo por la noche sentado en el suelo y con la mirada perdida en la tele. Qué grande es el deporte.
4 comentarios:
No entiendo de deporte y no suelo verlo. Me gusta la selección de baloncesto como a casi todo el mundo últimamente. Infinitamente más que la de fútbol. Puedo entender todos esos sentimientos que te provoca el deporte y creo que, al final, eso es lo importante. Lo que os hace disfrutar y vibrar.
A mí me pasa con otras cosas y por eso soy capaz de entenderlo.
Un abrazo muy grande.
Comparto ese gran sentimiento que despierta el deporte. Es algo más, mucho más, que conocer el resultado final. Al igual que un buen libro o una buena película, uno disfruta más en su desarrollo que en su desenlace, por mucho empeño sociocultural en reducirlo todo a una distinción de vencedores y perdedores.
Lo de anoche es duro. No tanto por perder de un punto a falta de dos segundos. Sinó porque España es mejor selección que Rusia y es mejor que cualquier otra selección europea (que le pregunten a los lituanos como les fue durante su preparación aquí). Demasiada euforia, muchísimas imagenes de cara a la galería porque parecía una victoria segura, mucha presión para un equipo al que le ha resultado al final muy difícil permanecer concentrado. Ayer jugó de un modo horrible, con una anotación por debajo de su nivel. Se desperdició una oportunidad. Pero ¿qué más da?. Hace cuatro días estábamos luchando por el 5ºpuesto y ahora estamos jugando semifinales. Quien seguía el basket cuando se perdió con Angola (92) o China (94) ahora deber estar disfrutando, como un servidor. Y que dure. Un punto no cambia nada si volvemos a estar entre los primeros en Pekin o si seguimos jugando finales en los próximos años. Sino, que pregunten a italianos y ex-yugoslavos si no cambiarían preferirían vivir una final y perderla...
PD: Enorme lo del Voley. Por fin un mito como Rafa Pascual puede, haciendo justicia, levantar un título.
No da igual. No nos gano Rusia. Perdimos nosotros, y no porque fallase Gasol el tiro. Y eso duele más.
Lo grande, o lo curioso, del deporte es que el domingo no pegué ojo, ayer estaba jodido y hoy ya estoy pensando en que si el Atleti o lo que sea. Como hacemos a todo, como tenemos tantos frentes abiertos, siempre estamos entretenidos. Y siempre sufriendo. Es lo nuestro.
A mi si que me gusta eso de vivir el deporte. Me gusta lo que siento cuando gana el barça o lo que sentí cuando perdimos el mundial el año pasado o lo de este domingo... es curioso cómo uno (una, en este caso) se identifica con unos colores no?. Me gusta vivir el deporte.
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