El último Debate sobre el estado de la Nación de la presente legislatura ha dejado, seguramente, el más duro enfrentamiento que han tenido Zapatero y Rajoy en el Congreso de los Diputados. Con todos los matices del mundo, creo que este Debate marca el día en el que el presidente del Gobierno se ha cansado de las mentiras, las insidias, las acusaciones sin fundamento y ha pasado al ataque. Y también marca el día en que el líder de la oposición ha dejado claro que no es una alternativa fiable. Si el PP quiere volver al poder, lo más probable, y desde luego lo mejor para España, es que lo haga con otro líder.
Me explico. Zapatero ha comenzado con un discurso como el de cualquier presidente del Gobierno en un Debate sobre el estado de la Nación. Triunfalista por encima de todo, y admito que eso me gusta cada vez menos. Aquello del "España va bien" que acuñó Aznar pero ahora ajustado a los intereses del líder socialista. Mucho dato macroeconómico, mucha gran cifra de crecimiento, pero poco sobre la economía doméstica, los problemas del españolito de a pie. Hasta el final, que es cuando ha bajado a la tierra y ha prometido los 2.500 euros por cada nacimiento. Con eso, y algún detalle más en esta línea, de esos que luego no salen en los informativos de televisión, engatusados con la lucha en el barro por encima de todo, ha mejorado al final su intervención.
La intervención de Rajoy ha estado, una vez más, marcada por dos aspectos. Ha sido catastrofista en materia económica (cuando en el mejor de los casos para el líder de la oposición, insisto, en el mejor, se le puede achacar a este Gobierno lo mismo que se le podía achacar al anterior: grandes cifras y escasa atención a la economía doméstica) y se ha centrado casi exclusivamente en ETA. Las acusaciones de siempre han tomado un tono incluso más duro que en ocasiones precedentes, lo que ha provocado que Zapatero se haya mostrado más harto de que de costumbre en sus respuestas. Y me parece normal, comprensible, aunque lo peor sin duda de esta legislatura es que todos nos hayamos dejado arrastrar por esa corriente demagógica del líder del PP. Sin tanta tontería, sin tanta polémica artificial, sin tanto discurso hueco, se podrían haber hecho más cosas. Eso queda en el debe tanto del Gobierno como del PP.
Hace mucho tiempo que bastantes votantes del PSOE pedían a Zapatero respuestas duras y contundentes a tanta insida del PP. Yo no, porque siempre he pensado que la política debe ser algo más que un reproche continuo entre Gobierno y oposición. Ese papel es de analistas y periodistas, aunque no siempre lo hagan bien. Pero ya está bien de dejar que Rajoy hable de las medidas de seguridad de los militares como "una vergüenza" cuando su Gobierno mandó a Irak a soldados españoles con menor protección. Ya está bien de exigir un pacto UPN-PSN en Navarra como muestra del constitucionalismo de los socialistas cuando el PP lleva años vilipendiando a esos mismos con los que ahora quiere pactar. Ya está bien de escuchar sobre los pactos que cerró el Gobierno con ETA utilizando los mismos argumentos de una banda terrorista. Ya está de discursos semánticos sobre "paz" o "guerra" cuando el PP utilizaba esos términos en el Gobierno con el sentido contrario al que lo hace ahora. Basta ya de hablar de una ETA debilitada cuando el PP gobernaba y de insinuar que está detrás del 11-M, porque ambas cosas no pueden ser. Basta ya.
Y es que los argumentos de Rajoy se diluian como azucarillos (Zapatero sacó mucho partido de no tener sus intervenciones limitadas por el reloj de Manuel Marín), y por eso en sus réplicas el líder popular sólo sabía hablar de ETA. Desde luego resulta sintomático que a estas alturas Rajoy tratara de explicar aquella gloriosa expresión de "hilillos de plastilina" que utilizó en su dia para hablar del fuel que salía del Prestige. Por si alguien no lo ha escuchado, ha culpado a un técnico. Tela marinera. Ni una propuesta, ni una idea seria. Los datos económicos con los que subió a la tribuna de oradores en su primera intervención se quedaron allí, toda vez que Zapatero los replicó con contundencia. Sólo populismo. Sólo ETA. Ese es todo el ideario que es capaz de ofrecer Rajoy.
Cuando Aznar nombró a Rajoy como su sucesor al frente del PP muchos pensamos sinceramente que esta legislatura iba a ser diferente. Hoy Zapatero se lo ha dicho a Rajoy. Y creo que tiene razón. Todo viene por un rencor mal entendido que se ha enquistado en el PP por perder las últimas elecciones generales. Mal entendido y todavía muy presente. Como es el último debate de esta naturaleza en la legislatura y aunque ésta (mal que le pese a Rajoy y compañía) no ha terminado todavía, me apunto a lo de hacer balance. Mantengo el aprobado para Zapatero. Le doy un rotundo suspenso al PP, cuyo líder ha tirado la legislatura confiando demasiados en los errores que podría haber cometido el Gobierno. Por el bien de los populares y de los españoles en general, ojalá Rato vuelva a España con ganas de volver a la política.
4 comentarios:
Sólo hacer un comentario a tu deseo sobre Rato. Cuidadín porque Rato, si vuelve, tendrá que comer la arena que pisa Aznar, y si no a la calle. El lo sabe, por eso no creo que vuelva.
Se me ha olvidado una cosa. La foto, buenísima
Llevo días oyendo hablar de la opción Rato.
Rajoy no sólo ha perdido el crédito de los españoles sino de su propio partido.
En fin... ojalá Rato se busque otro puestazo porque mientras Rajoy permanezca ahí, los de izquierdas podemos estar tranquilos.
En un partido político hay codazos en los puestos intermedios. Eso hace suponer que en los cuadros dirigentes debe haber auténticos guantazos. ¿Van a hacer sitio en el PP para que aterrice Rato plácidamente, cuando hay tantos dirigentes con mayorías absolutas en sus pueblos?.
Creo que se le está concediendo demasiada importancia.
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