En los últimos tiempos he tenido un par de conversaciones sobre el poder de la maquinaria de la derecha y de la izquierda. Ante mi sorpresa, mis dos contertulios, por separado, se mostraron convencidos de que la izquierda tiene mucho más poder propagandístico que la derecha. Y el caso es que recientes acontecimientos me han vuelto a traer este asunto a la cabeza y me han convencido, todavía más, de que el poder de la derecha es claramente superior.
Acepto, como me decía uno de estos contertulios, que el mayor grupo de comunicación español es de la izquierda. Es decir, Prisa. Pero las ideas de la derecha calan con mucha más facilidad sin prueba alguna. La supuesta independencia de Navarra, la destrucción del Estado español a raíz del Estatuto catalán y la nunca probada relación entre ETA y el 11-M apenas son tres ejemplos de lo que digo. Estos tres asuntos forman parte del ideario de la derecha sin que hayan aportado una sola prueba física de su certeza. No ha hecho falta para que muchos ciudadanos lo crean.
Cuando la izquierda ha puesto en marcha sus campañas propagandísticas contra la derecha, lo hace sobre hechos más o menos probados e importantes. El Prestige sucedió. La guerra de Irak sucedió. Las mentiras sobre el 11-M sucedieron. Después se podrán magnificar o incluso exagerar. Pero la base es real. A la derecha no le hace falta que suceda algo para que el mensaje cale en la gente. Y a la inversa. Aunque algo suceda con la derecha, consigue hacer creer que nada ha sucedido.
Hay otra vertiente interesante de este asunto. ¿Qué tendrá la derecha que no le surgen traidores? Porque en la izquierda hay muchos. Me acuerdo ahora del juez Garzón, que inició su cruzada contra el Gobierno de Felipe González después de salir de las filas socialistas. Me acuerdo de aquel ínclito y olvidado Tamayo, el que robó la presidencia de la Comunidad de Madrid a Rafael Simancas hace cuatro años. ¿Qué decir de Rosa Díez? Y tenemos ahora de pura actualidad a Manuel Conthe, ex presidente de la CNMV, que ahora se dedica a dar ruedas de prensa quincenales para denunciar corrupción en el Gobierno socialista. Conste que no prejuzgo si es cierto o no lo que denuncia, sólo la denuncia en sí misma.
Es obvio que a la derecha no le pasa nada parecido, incluso aunque haya que sacrificar al personal. Porque no se recuerda que quien presidiera la CNMV en tiempos de Aznar fuera después hablando de casos como el de Gescartera. O que Alfredo Urdaci, después de pasar la vergüenza de ser el primer director de informativos de TVE condenado por manipulación, apuntara más arriba. O que Juan Carlos Aparicio o Pío Cabanillas, los dos ministros sentenciados por el absurdo decretazo contra el que hace poco se ha pronunciado el Constitucional, se hayan puesto a rajar como locos. O que Agustín Díaz de Mera se desdiga de su descabellada denuncia ante el juez de la relación de ETA con el 11-M. O que quien realmente escuchara las lamentables órdenes tras el desastre del Prestige haya contado la verdad. Y podríamos seguir...
No encuentro nada elogiable en todo este asunto, desde luego. Es deprimente tener que leer El País para conocer los casos de corrupción de la derecha y El Mundo para tener noticias de los casos de la izquierda. Es deprimente que las personas que nos dirigen, desde cualquier institución, vendan su silencio o sus palabras, ya sea por lo que les ofrecen los de sus propias filas o las del enemigo. El silencio cómplice no es mejor que la traición, se mire como se mire. La aplicación en esta situación de la famosa frase "Roma no paga a traidores" abre tantas incógnitas como motivos para estar asqueado de la política española...
3 comentarios:
Hola Juan. Yo no estoi en absoluto de acuerdo, la cuestión es que la propaganda de la derecha está asumida cotidianamente y no suele realizar ni necesitar campañas por que diaria, rutinaria y machaconamente pregona sus principios (sean razonables o no) ya sea en la tv, prensa, iglesias, oficinas, bares. Es como recitar el padre nuestro, de tanto oirlo te sale solo y ni tan siquiera tienes que pensar que significa lo que dices.
Traidores hay en todas partes, solo que en la derecha se les paga y entonces no hablan. Roma no paga traidores pero la derecha si.
Hombre, "traidores" (no me gusta aplicar esta palabra a personas que, simplemente, pueden haber cambiado de opinión o haber dicho basta al abuso de los suyos) se pueden encontrar en todos sitios, incluida la derecha. Casos los hay, desde Herrero de Miñón a Jorge Verstrynge (que es el campeón de los tránsfugas: del PP al PSOE, del PSOE a IU), pasando por el ex ministro Manuel Pimentel. Y estos sí han hablado...
Pienso igual que vosotros en gran medida. Hay un detalle no habéis mencionado, y es que lo que cala una noticia en la sociedad también depende de la credulidad de sus miembros. Pensamos que por el hecho de salir en prensa o televisión una noticia o argumento ya es "verdad de la buena" y nos comemos con patatas todo lo que nos dicen. Luego además hay gente tan cerrada en sus propias ideas que absolutamente todo lo que dicen los de su color es abrumadoramente cierto y lo que dicen "los otros" es mentira cochina. Falta un poco de criterio propio y análisis de la información que recibimos.
Un saludo
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