Dice Ernesto Valverde, entrenador del Espanyol, que de tener que perder una final prefiere que sea como la que perdió ayer su equipo. Entiendo lo que quiere decir, quiere destacar que sus jugadores lucharon hasta el final, lo indecible, en inferioridad, para ganar el partido. Resucitaron dos veces, sobre todo la segunda cuando ya nadie lo esperaba. Y eso me hizo apoyar al Espanyol durante el partido, un partido en el que le vi superior al Sevilla (felicidades al campeón, sobre todo a Palop, un porterazo ninguneado durante muchos años que tiene ahora el reconocimiento que siempre ha merecido) mientras ambos equipos mantuvieron once jugadores en el campo. Qué le voy a hacer, me van las causas perdidas (por si alguien no lo ha visto todavía, soy aficionado de la Real Sociedad, así que algo sé del sufrimiento futbolístico; mirad la clasificación de la Liga y lo entenderéis...).
Pero discrepo de Valverde. Yo no querría perder así. No querría perder después de haber rozado una gloria que parecía imposible ya después de que el Sevilla marcara el 2-1. Lo de anoche me pareció cruel. La típica crueldad que tiene el fútbol. El Espanyol perdió la final de la Copa de la UEFA, la segunda a la que llegaba en su historia, de la misma forma que perdió la primera. La tanda de penaltis decidió el campeón. Y allí los periquitos volvieron a perder. Fue cruel. Más que por los jugadores (aunque la mayoría seguramente no volverán a disputar otra final europea), que también, por los aficionados que se pegaron la paliza de ir a Glasgow, que pidieron un día libre en el trabajo, que se dejaron un dineral en el viaje y en la entrada. Y sobre todo por los aficionados que vivieron las dos finales, la de hace 19 años y la de anoche.
Y es que el fútbol, ese deporte que tantas alegrías, satisfacciones y momentos de gozo nos da a sus aficionados, puede ser a veces realmente cruel. Anoche lo fue con el Espanyol y con sus aficionados. Pero lo grande que tiene este deporte es que casi siempre hay una siguiente oportunidad.
2 comentarios:
Yo conozco a varios seguidores del Español y te aseguro que prefieren haber perdido de esta forma que no como lo hicieron la otra vez, dejándose remontar un 3 a 0 que traían de la ida.
Perder no es del agrado de nadie; pero cuando pasan la calentura del momento, al menos valoras que tu equipo se haya esforzado al máximo para conseguirlo. Que se lo digan a los culés tras lo de Getafe...
Pues yo prefiero morir como el Espanyol... el honor está por encima de la crueldad.
Me hubiera gustado que ganara el Espanyol porque soy catalana pero sobre todo porque jugó mejor hasta la expulsión... fue eso lo que empujó al Sevilla.
Palop es un gran portero y un ejemplo de lo que muchos eternos segundones deberían hacer: marcharse a otro club. Más vale ser cabeza de ratón que cola de león. Cañizares lo hizo y le ha ido bien.
Bueno, que me enrollo... que visca l'Espanyol sempre.
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