martes, enero 20, 2009

Ese es el camino, el de la ilusión

Eso es lo que parece que le está diciendo Obama a Bush en esta foto. Ese es el camino, lárgate y no vuelvas. Bueno, vale, es lo que a mí me hubiera gustado que alguien le dijera al ya, por fin, ex presidente de Estados Unidos. Ya nos hemos librado para él. Ya no tendrá botones rojos a su alcance, ya no podrá generar más odio en el mundo, ya no jugará con algunos países como si estuviera en un tablero de Risk. Ya no. Se ha acabado el mandato más nefasto de la historia norteamericana más reciente. Este es uno de los tres hechos significativos que deja todo el revuelo que se ha levantado en Washington. El más evidente es la toma de posesión del primer presidente negro de Estados Unidos. Y el tercero es la presencia en las calles de Washington de más de dos millones de personas para ver la ceremonia.

Ayer pensaba que el más importante iba a ser que George W. Bush ya no es presidente norteamericano, por todo lo que eso supone. Por el fin de la foto de las Azores, por la salida del presidente que ha creado Guantánamo y que se inventó la guerra contra Irak, olvidando asuntos más seris y trascedentes que ahora nos han sumido al resto del mundo en una gran crisis financiera. Pero sólo unas horas me veo en la obligación de rectificar. Lo más relevante de hoy es que más de dos millones de personas han querido vivir en primera persona el evento en la capital norteamericana. Ellos podrán decir "yo estuve allí". Pero lo relevante no es la cifra. Lo relevante es la ilusión. Sí, habrá muchos que hayan ido para hacer una foto, pero otros muchos han ido porque de verdad sienten ilusión ante este momento de la Historia.

Hasta ahora me he mostrado escéptico con Obama. Uno escucha sus discursos y, sí, son buenos. Alentadores. Prometedores. ¿Pero cuántos políicos han pronunciado palabras similares que no han cumplido? Demasiados. La política desencanta con facilidad y dirigentes como Bush suponen una estocada directa al corazón. Pero Obama tiene otro efecto en la gente, gente que está honestamente ilusionada con su llegada a la Casa Blanca, gente que hoy se ha acercado a Washington para coger sitio cuando todavía era de noche y había temperaturas de diez grados bajo cero. Había lágrimas sinceras en los ojos de muchos asistentes cuando Obama ha jurado el cargo. Si eso no es ilusión, ya me diréis qué lo es.

Y aunque sólo sea por todo esto, quizá por última vez, a lo mejor merece la pena tener ilusión. Porque, en el fondo, todos sabemos que el camino a seguir es el que marca la ilusión. El que parece marcar Obama, el que en realidad todos deseamos que marque el nuevo presidente norteamericano, el que no ha marcado Bush en absoluto. Lo malo es cuando la vida (y la política, que lo empapa todo) se empeña en dinamitar ese sentimiento de ilusión y da paso a frustraciones, decepciones, engaños y repetición de los mismos errores que nos han llevado hasta aquí.

Obama, es tu turno. Aprovéchalo. Tus palabras suenan bien. Ilusiónanos ahora con tus hechos, porque eso es lo que cuenta. Tienes cuatro años.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

La ilusión mueve montañas y los dos millones que han querido ver a su primer presidente negro pueden mover hasta coordilleras.¿Que Dios le ayude! que buena falta nos hace

Unknown dijo...

También había lágrimas lágrimas en los ojos de otras personas que no estaban allí. Quizá se encontraban frente al ordenador del trabajo con un no sé qué en el estómago, pensando en esa semillita que Obama ha plantado... Eran lágrimas de ilusión!! :)
Un besazo!

Anónimo dijo...

Yo al principio no tenía escepticismo. Nada. Ahora cada vez más, y no sé por qué. Es una sensación... de desencanto generalizado que no se puede borrar por el hecho de que salga un hijo de puta de la Casa Blanca o porque haya un presidente negro. Ojalá me equivoque.

Anónimo dijo...

Como decían ayer en una tertulia de la radio, ojalá tarde mucho tiempo en decepcionarnos. De momento es el tiempo de la ilusión. Con este hombre me parece estar viviendo en una película de Capra, el hombre que viene de la nada y es capaz de idear un proyecto que ilusiona a todo el mundo. Lo que pasa es que esto no es una película, es la vida real. De entrada ya me gusta la primera que piensa tomar: cargarse esa ignominia absoluta llamada Guantánamo. Ya veremos a ver qué es capaz de hacer con la economía y con la patata caliente del tema de Israel. Y con un asunto que ayer todo el mundo, quizá llevado por la euforia del momento, pasaba por alto y que a mí me parece prioritario y que tiene tintes dramáticos y alarmantes: la lucha contra el cambio climático.

PAblo dijo...

Pues a mí me da bastante miedo tanto entusiasmo idolatrador ante la figura de Obama. La ilusión está muy bien pero los problemas a los que se enfrenta - como el mismo señaló en su discurso- son muchos y variados.

Habrá que darle los cien días de rigor pero espero que se baje pronto de la nube y empiece a trabajar cuanto antes.

Impacientes Saludos.

(A propósito creo que Bush ya está el hombre en su ranchito jugando al cow boy. Hagamos como Ford en "Centauros del desierto" un fundido en negro y olvidemoslo).

C.C.Buxter dijo...

Ahora mismo estoy viendo los capítulos de la cuarta temporada de "El ala oeste de la Casa Blanca", y hay algo que me recuerda a Obama. El candidato republicano que se presenta contra Bartlett no es gran cosa, y sus asesores intentan hacerse valer, precisamente, de la falta de expectativas como algo favorable: a poco que haga bien el debate, la gente dejará de creer que es un lerdo y le valorará mejor.

Digo que me recuerda a Obama por aquello de las expectativas, aunque sería más bien al revés: se tienen tantas expectativas con él que es casi imposible que la mayoría de la gente no acabe decepcionada. Algunos seguro que creen que es un super-héroe de verdad :-)

Por cierto, y ya que aludes a Bush, he de decir que ya me gustaría que en España los ex presidentes tuviesen la misma elegancia y cortesía que él ha tenido al abandonar su cargo; la misma elegancia y cortesía que Obama ha tenido para con él. Es algo que ya se comentó cuando McCain perdió las elecciones y dijo que, a partir de ese momento, Obama era su presidente. Y es que, al fin y al cabo, la democracia no es sólo votar cada cuatro años, sino una forma de entender la vida y la política (ni que sea sólo de cara a la galería, vamos).

C.C.Buxter dijo...

¡Se me olvidaba! Hoy me he enterado de que ayer La 2 estrenó "W", la película de Oliver Stone sobre Bush, a la que hiciste referencia en tu blog de cine. según parece, en EE.UU. ha sido un fracaso de público y aquí ni siquiera se va a estrenar.

Casandra dijo...

Juan, no quiero ser ceniza pero yo sigo en el punto en el que tú estabas antes: soy escéptica. Creo que le han dejado las cosas demasiado mal. ¿Sabrá solucionar este tinglao? No sé.

De todos modos me viene bien tu dosis de optimismo!! ;o)

UN BESAZO!! ^_^

Juan Rodríguez Millán dijo...

Ines, falta nos hace, tienes razón... Que cuente con toda la ayuda necesaria, divina o humana.

Bebita, esas lágrimas de ilusión son las que de verdad pueden mover el mundo. Ojalá le ayuden a Obama.

S. Dedalus, estoy convencido de que el desencanto generalizado no se puede borrar por un hecho tan puntual. Con la labor de Obama, si es buena, seguro que sí. Pero para eso hay que dejar pasar tiempo.

Dexter, tienes razón, parece una película de Capra. Eso es lo bonito hoy. Dentro de cuatro años veremos. Tiempo tendrá para tratar todas las cuestiones, incluso las que no menciona en su primer discurso.

Pablo, eso es justo lo que me asusta a mí también. Pero, para empezar, siempre es mejor la ilusión que la desesperación. Fundido en negro para Bush, sí...

C.C.Buxter, nobleza obliga, hay que reconocer que la salida de Bush fue ejemplar y tienes razón en que nos queda mucho por aprender. Vi 'W.', y ya está comentado en mi blog de cine, claro, je, je...

Casandra, el escepticismo me parece en estos casos tan necesario como la ilusión. Si sabe responder a quienes se sienten de ambas formas, seguro que a Obama le irán bien las cosas. Pero hace falta tiempo, claro...