domingo, enero 11, 2009

El fundamento del periodismo... y el de la política

Me despierto hoy leyendo una entrevista magnífica y preciosa en El País. Leo el titular y ya me ha capturad, no me queda más remedio que seguir leyendo con enorme interés. "El fundamento del periodismo es buscar la verdad y contarla", dice Ben Bradlee, director del The Washingont Post que publicó las famosas informaciones del caso Watergate. Me apunto el nombre de este insigne periodista para buscar y devorar sus libros. Me pregunto cómo es posible que nadie en toda la carrera mencionara su nombre, pero me recuerdo a mí mismo lo que me dijeron el primer día que trabajé de periodista en un medio: "¿Sabes todo lo que has aprendido en la facultad? Pues ahora te vas a olvidar de casi todo y vas a aprender a ser periodista?".

Me acuerdo de todo esto cuando paso al siguiente periódico. El Mundo. En su información sobre las consecuencias de la nevada y el temporal de esta semana, el diario que dirige Pedro J. Ramírez incluye un recuadro titulado La 'explicación' de Álvarez. Se trata de entrecomillados, frases de la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez. No encuentro enlace en su web, así que cogo el diario en papel y transcribo exactamente lo que dice. El primer párrafo sólo. Porque continúa mucho más en el mismo estilo. "Cuando pasa un incdidente de este tipo, de esta naturaleza o de esta magnitud, normalmente no hay un fallo, hay muchos fallos, y por lo tanto, eeeh, podemos analizar, pues, una larga cadena, desde, eeeh, en qué momento se conoce cuál es la previsión meteorológica cierta, eeeh, hasta, eeeh, cuál es todas las... aquellos aspectos que se tuvieron en cuenta, si se han podido tener en este sentido".

¿"Eeeh"? ¿Cómo que "eeeh"? Ahora volvemos a eso de la esencia del periodismo. Para publicar una noticia, no hay periodista en el mundo (el planeta, que no el diario por lo visto) que no retoque lo que dice el sujeto de la información. Por supuesto, no se cambian sus frases, ni el sentido ni las palabras, pero se omiten las interjecciones, las pausas, los latiguillos. Se le da coherencia a las frases y, por ejemplo, no se transcribe el comienzo de una frase si a medio camino quien la pronuncia comienza otra más acertada. No se publican frases en las que haya un sujeto en singular y un verbo en prlural por mucho que lo haya pronunciado el sujeto en cuestión. En definitiva, se hace todo legible para el lector. Y para ello no hay mejor herramiento que el sentido común, no hacen falta normas escritas a las que atenerse.

Lo que El Mundo con estos entrecomillados de la ministra hace no es periodismo. Es una burla hacia su persona. Y, para mí, una vergüenza. Es comparable a esa estupidez que pronunció ayer Monserrat Nebrera, dirigente del PP catalán, que lo que le achacó a Álvarez es "que tiene un acento que parece un chiste". "Tiene un problema de comunicación, que se aturulla y se hace un lío", añade. ¿Que quieren burlarse de la ministra? Estupendo. Pero en el caso de El Mundo me lo hacen pasar por información cuando no lo es. ¿O acaso a dirigentes del PP les transcriben sus frases tal y como las pronuncian. Sin ir más lejos, ayer, escuchando a ese nuevo genio de los monólogos que es Mariano Rajoy (provocando risas en su auditorio cuando hablaba de este caos... Insólito), le escuché pronunciar el nombre de la ministra erróneamente. Dijo "Madalena" en lugar de "Magdalena", sin que en El Mundo hayan tenido en cuenta ese pequeño error. Y eso sin tener en cuenta los constantes "eh" con los que habla Rajoy. Viendo la oposición de Pedro J. al líder de la oposición, lo mismo me acepta la sugerencia y todo y comienza a ridiculizar también a Rajoy... En el caso de la política catalana, me lo hace pasar como una legítima respuesta de oposición cuando no es más que un triste ataque personal que desacredita por completo a la persona que la pronuncia de esta forma.

Y al hilo de esta estupidez de Nebrera, conviene enlazar este vergonzoso dislate periodístico, que atenta contra el fundamento de la profesión del que habla Bradlee, con lo que sucedió en el panorama político a cuenta del caos por las nevadas. Porque la gente habla con demasiada ligereza de las cosas y a veces es bueno saber más antes de hablar (me incluyo, por supuesto). No tengo ni idea de qué porcentaje de culpa tiene la ministra (y por extensión su Ministerio, el de Fomento) del caos que provocó la nevada. Pero creo que todos podemos estar de acuerdo en que Fomento no es el único organismo público que tuvo parte en la prevención y solución de los problemas derivados de la nevada. Si hablamos de Madrid, Comunidad y Ayuntamiento también tendrán su parcela de responsabilidad.

Me acuerdo de una anécdota que viví en una ocasión en mi ambulatorio. Ante el continuo retraso que sufren las consultas, había una mujer mayor despotricando contra Zapatero. La sanidad es una competencia transferida, así que el objeto de su queja debió ser Esperanza Aguirre. Pero se fue a lo fácil, a lo que se ajustaba a su creencia ideológica y política, a lo que dicen sus medios afines, a lo que se comenta en sus entornos, sin duda de derechas. Creo que en este caso ha pasado más o menos lo mismo. ¿Eres de derechas? A por Magdalena Álvarez, que además hay experiencia. ¿Eres de izquierdas? A defender a Magdalena Álvarez y a buscar otros culpables. Espe, te las ganado, que Gallardón tuvo la gran ocurrencia de no cobrar el estacionamiento regulado en la capital ni el viernes ni el sábado y con eso se ha adelantado a las hipotéticas críticas desde la izquierda...

Si miramos en lo más profundo de la política, lo sucedido es de chiste. Mientras miles de ciudadanos tenían problemas, un representante del PP ya había registrado a media mañana la petición de comparecencia de la ministra, recordándome a aquel prodigioso ministro portavoz del Gobierno que a las ocho y media de la mañana ya aseguraba sin rubor que una huelga general había sido un fracaso. Importa más el linchamiento al rival político que la solución de las calamidades que sufre el españolito de a pie. Todos desvían ahora las responsabilidades, con lo que los problemas no se resolverán y cuando se produzca otra nevada como la de esta semana habrá otro caos exactamente igual al que hemos vivido. Claro que hay responsables de los fallos, pero nadie los va a buscar porque es más cómodo, en público, echar la culpa al oponente político y, en privado, no trabajar con responsabilidad. El tipo que está esperando en Barajas no quiero escuchar las explicaciones de la ministra dentro de dos semanas, quiere embarcar en el avión que necesita coger. El tipo que se pasó toda la mañana del viernes en un atasco quería llegar a su trabajo, no oír chorradas de los políticos.

El fundamento de la política no debe ser otro que solucionar los problemas de la gente y este caso, como tantos otros, demuestra que en España el fundamento no tiene nada que ver ya con la política. En otros países europeos, en los que los temporales son más frecuentes, se cierran aeropuertos y autopistas por cuestiones de seguridad y nadie monta los guirigays que se montan en España. ¿Por qué? ¿Acaso tienen el sentido político más desarrollado que nosotros? ¿Será que viven menos crispados? Pues no lo sé, pero tengo claro que aquí fallan demasiadas cosas. En el periodismo y en la política. Y ambas me producen vergüenza e indignación a partes iguales.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

A mi tampoco me gusta la crítica fácil y menos el desprestigio contínuo de alguien simplemente porque no opina como nosotros.
Es como el chiste grosero...no tiene gracia.
Sigo pensando que las cosas se pueden hacer mejor pero hace falta un poco de humildad en los errores y responsabilidad en las decisiones.Eso sería el primer paso.

Reverendo Pohr dijo...

Debo decir que escuchar a la Ministra Álvarez me daba un poco de vergüenza ajena. Es evidente que no ocupa el cargo por sus brillantes dotes de oradora y que seguramente tendrá otras virtudes que la hagan competente para el cargo. Lo mismo pensaba, en su día, de Celia Villalobos, de Cristóbal Montoro (otro al que le gusta mucho reirse de los demás, a pesar de ser denominado en sus tiempos de ministro como "Montonto") o incluso de Esperanza Aguirre, también víctimas de los nervios que suscitan las ruedas de prensa y la insuficiente preparación para afrontarlas. También había mofa con Rosa Conde o Fernando Morán en épocas anteriores. Criticar es fácil cuando eres un espectador. Pero se supone que, como periodista, no te pagan por ello. Se supone que te remuneran por algo más.

Sobre situaciones en las que pareces ridículo, digamos que recuerdo unas cuantas de quién fue mi profesora de Derecho Constitucional, Montse Nebrera.

alaluzdeunaluciernagaazul dijo...

Eeeeeeeeeeeeh?? como que eeeeh??


jejeje eso m ha gustado :D

El Impenitente dijo...

El tema de la verdad es muy complejo y muy relativo.

Mucha demagogia se ha hecho con la nevada en Madrid, donde cae una nevada cada diez años. Más demagogia se haría si se gastasen un porrón de euros para tener preparada Madrid y su aeropuerto ante un posible colapso por la nieve, dinero que sería un despilfarro.

Pero a la Magdalena Álvarez no hay por donde cogerla. Ofende a la inteligencia, al sentido común, a la vergüenza y al decoro. Para un ministerio tan técnico como el de Fomento hace falta un técnico, nunca un político que además se gane el puesto por su condición de mujer y como pago de la cuota andaluza en el gobierno. Y así nos va.

Juan Rodríguez Millán dijo...

Inés, totalmente de acuerdo. En ambas cosas. La burla no ayuda. No reconocer los errores y los problemas, tampoco.

Reverendo, también de acuerdo. Y por eso mi malestar. Porque el periodismo es algo más que la tertulia de bar. No seré yo un defensor de esta ministra, sin duda. Y me encantaría escuchar ese anecdotario de quien con tanta facilidad se burla de los demás...

Bebita, pues aveces no me queda más que desear que Pedro J. se dedicara a las corbatas, aunque creo que su mujer le pondría pegas a que le hiciera la competencia en el mundo de la moda...

Luciérnaga, puedo prometer y prometo que eso es justo lo que hice al leer el periódico, je, je, je...

Impenitente, también estoy plenamente de acuerdo contigo en las dos cosas. Una nevada en Madrid es un caso muy excepcional. Preparar medidas como si viviéramos en Alaska es una tontería y un despilfarro. Y Fomento necesita un técnico, cierto. Y si tiene un político, que sea uno mejor que Magdalena Álvarez. Eso argumentado y sin burlas hace ganar mucho al que habla...

Reverendo Pohr dijo...

No seré malo. Después de todo me permitió aprovar Constitucional a la primera a pesar de cepillarse (en sentido figurado) a media clase.

...aunque como siga con esta actitud (la prepotencia no le era ajena hace 10 años), tendré que dedicarle un bonito post rememorando el día que homenajeó a "Pimpinela" simplemente porque una chica hablaba en clase.

C.C.Buxter dijo...

Me has recordado a una cosa que escribió una vez Victor Hugo, aunque no te lo puedo decir literalmente. En "Los miserables", aparece en escena un personaje que es tartamudo, y Hugo dice que no va a hacer como otros escritores (se refiere a Balzac) y, en aras del realismo, transcribir su "aturullada" forma de hablar, porque puesta por escrito, eso sólo contribuye a mofarse y ridiculizar a esa persona. Vale que Magdalena Álvarez no es tartamuda, pero transcribir literalmente su forma de habar tiene idéntico objetivo.

Por lo demás, nos sorprenderíamos si leyésemos nuestras conversaciones habladas. ¿Quién no ha leído en el periódico una conversación interceptada por la policía y pensado: "cómo se puede hablar así"?