Cuando habla un ex presidente del Gobierno, hay que escucharle. He trabajado durante años con esa máxima y ahora empiezo a abandonarla. Se lo tengo que agradecer al señor José María Aznar. Pueden gustarnos más o menos, pero Adolfo Suárez (mientras su trágica enfermedad se lo permitió), Leopoldo Calvo Sotelo e incluso Felipe González supieron, en mayor o menor medida, ejercer ese papel que corresponde a quien ha ejercido la jefatura del Estado.
Pero Aznar, desde que salió de La Moncloa, no ha hecho más que tratar de derribar al Gobierno legítimo (sí, legítimo, le votamos nosotros, los ciudadanos, quienes tenemos ese poder) de este país. Lo ha hecho, sobre todo, desde tribunas en el extranjero, ya sea mítines, clases, discursos o entrevistas a medios de comunicación. Hoy hemos amanecido con otro ejemplo. Como el propio Aznar rechaza la existencia de las coincidencias, hago notar que la última entrevista se la ha concedido al diario 'Jyllands-Posten', el mismo que publicó las caricaturas de Mahoma que hace meses generaron tanta controversia. Dice Aznar muchas cosas, pero la que más llama la atención es la insistencia en la vieja teoría de la conspiración en torno al 11-M.
"La idea, los objetivos y los recursos vinieron de fuentes en España. Gente del sistema judicial ha dicho que el propósito de los terroristas era el cambio de gobierno. Lo lograron, y luego el gobierno socialista ha iniciado las negociaciones con ETA. No se pueden separar el atentado y sus consecuencias, pero esperemos a que salgan todos los detalles para sacar conclusiones". Esto es lo que dice Aznar, sembrando una vez más la duda sobre la investigación de los atentados de Madrid. No se atreve a decir abiertamente lo que sí dijo Ángel Acebes como ministro del Interior, que ETA era la autora de los atentados, pero lo deja caer.
¿Puede un ex presidente del Gobierno dedicarse a insinuar que hubo intereses oscuros en un atentado en el que murieron casi 200 personas? ¿Es eso legítimo? ¿No hay en marcha una investigación judicial que es la que debe esclarecer todo lo que pasó? ¿Es normal que un ex presidente del Gobierno, el mismo que habla de la desaparición del Estado en Cataluña o Euskadi, se permita el lujo de poner en duda a dos de los poderes del Estado (el ejecutivo y el judicial, aunque tiemblo pensando en el día que hable del legislativo)? ¿Por qué esa obsesión en repetir en cada ocasión que ETA tiene algo que ver con el 11-M cuando en la Audiencia Nacional no se maneja ni una sola pista que permita vincular a la banda terrorista con aquella jornada?
La respuesta obvia duele. Puro electoralismo. El sentido de Estado es algo que ya no podemos esperar de ningún político actual. Hay materias con las que no se puede jugar, aquellas en las que el punto principal es el sufrimiento de la gente. El 11-M fue una jornada durísima incluso para quienes no tuvimos a un familiar o un amigo en aquellos trenes. El dolor pobló España. Incluso aquellas comunidades autónomas en las que según Aznar el Estado español ya no tiene presencia.
Recibí con ilusión la noticia de que Aznar entraba en el Consejo de Estado, creo que es un lugar en el que los ex presidentes del Gobierno tienen mucho que aportar. Fue una desilusión comprobar que sólo entró para desacreditar la reforma de la Constitución en cuatro puntos muy concretos que pretende hacer el Ejecutivo que preside José Luis Rodríguez Zapatero. Y me alegré el día que anunció su salida de ese Consejo de Estado.
Señor Aznar, España no está en riesgo de "balcanización" (y si lo estuviera le ruego que me diga plazos, porque lleva más de un año utilizando el término y no veo cambios en la sociedad española que me hagan pensar en ello). Si la negociación con ETA es "un grave error", dígame porqué accedió usted a reunirse con la banda (y no vale aquello de que fueron para exigir su rendición, eso es un tecnicismo en el que un ex jefe de Estado no puede apoyarse, y más después de calificar en público a ETA como Movimiento de Liberación Nacional Vasco).
Nunca creí que llegaría a pensar que un ex presidente del Gobierno está mejor con la boca cerrada, pero el señor Aznar me ha hecho cambiar de opinión.
1 comentario:
"El sentido de Estado es algo que ya no podemos esperar de ningún político actual."
Exacto. Esta es una de las razones prácticas por las que yo, aun sin ser alguien de principios monárquicos, creo que la figura del rey es útil en España: contar con alguien que personifique el Estado y esté fuera del juego de los partidos políticos, alguien en quien puedan verse representados la mayoría de los españoles.
Ciertamente, creo que ningún (o digamos casi ningún...) político español sabría (o le dejarían) desempeñar ese papel como presidente de la República (véase el caso del maltratado Peces Barba en un puesto políticamente neutro como el alto comisionado de las víctimas del terrorismo).
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