jueves, septiembre 18, 2008

Mis diez cómics favoritos

Llevo años defendiendo que el cómic es un medio para todos los públicos, aunque todavía muchos siguen creyendo que sus dibujos y sus héroes fantásticos son sólo para niños. De vez en cuando me gusta incluir aquí alguna referencia al noveno arte, y más concretamente al género de superhéroes, para ver si a alguien le pica la curiosidad. Los diez cómics que detallo a continuación no serán los mejores de la historia, si es que esas listas pueden ser realizadas con rotundidad. O a lo mejor sí lo son, por lo menos en algún caso. Lo que sí son es mis favoritos. Son aquellos a los que vuelvo cada cierto tiempo porque me tienen atrapado, porque en su día me emocionaron tanto que no se han marchado de mi memoria, diez historias que, juntas, conforman una pequeña historia del cómic de los últimos 35 años. Y no hace falta un análisis muy extenso para darse cuenta de que mi personaje predilecto es Batman...

· The Amazing Spider-Man 121-122 (1973)
Si hay un cómic capaz de conmover a un lector, es éste. Gerry Conway en el guión y Gil Kane en el dibujo hicieron Historia al asesinar a la novia de Peter Parker, a Gwen Stacy. Y apenas 24 páginas más tarde, muere su asesino, Norman Osborn, el Duende Verde, el mayor enemigo de Spider-Man. Y el héroe se siente culpable, tan culpable que está dispuesto a ser él mismo quien asesine al verdugo de la mujer que amaba. Los autores de la historia, junto con el mítico Stan Lee y Roy Thomas, decidieron matar a Gwen porque no sabían qué más contar sobre ella sin alterar el espíritu juvenil de Spider-Man. Era matarla o hacer evolucionar al héroe. Y todavía no estaba preparado para dar ese salto. La muerte de Gwen, una tragedia más en el mundo de Spider-Man, fue un shock para el mundo del cómic, la demostración de que se daba un salto a temas más adultos y complejos. Hacia una nueva era del cómic.


· Los 4 Fantásticos de John Byrne (1981-1986)

No es muy habitual que un autor comprenda a un personaje (o un grupo de personajes) con la misma sencillez y perfección con la que John Byrne entendió a los 4 Fantásticos. Después de la época originaria de Stan Lee y Jack Kirby, no ha habido ninguna que desbordara tanta imaginación, tanto talento y tanta excelencia como la de Byrne. Trazó brillantes relatos de Mister Fantástico, de la Chica Invisible (a la que convirtió en Mujer con historias serias y adultas), de la Antorcha Humana (antológico el número en el que, después de conocer que un chaval se ha quemado el cuerpo porque quería ser como él, descubre lo que supone ser un héroe) y la Cosa. Y aunque es la Cosa el alma eterna de este grupo, Byrne supo suplirle durante un buen tiempo por Hulka sin que las aventuras se resintieran. Un enorme trabajo que, si tiene un sucesor, hay que buscarlo en la etapa de Mark Waid y Mike Wieringo.


· V de Vendetta (1982-1988)
Alan Moore ideó la Inglaterra del futuro, gobernada por un gobierno totalitario que se encuentra con un singular enemigo, un anarquista que se hace llamar V y que lleva una máscara de Guy Fawkes para ocultar su identidad. La obra comenzó a publicarse en 1982, pero el magazine en el que se incluyó fue cancelado después del quinto número, la mitad de la historia. DC Comics reunió años después a Moore y al dibujante David Lloyd para completar la obra. Ambos crearon un explosivo cóctel en el que mezclaron las más variopintas influencias, desde las tendencias vigilantes de Batman hasta la visión apocalíptica del 1984 de George Orwell, pasando por la opresión de Fahrenheit 451 o la violencia del Juez Dredd. Una historia fascinante, un salto a la madurez del cómic y presagio de lo que vendría en los años siguientes, con un trasfondo político inquietante y con una inevitable sensación de pesimismo.


· Watchmen (1986-1987)
Después de reinventar el medio con V de Vendetta, Alan Moore prosiguió su avance con la obra definitiva sobre superhéroes, sin usar para ellos personajes ya conocidos. Watchmen destroza la percepción pétrea del héroe con poderes, convierte a estas figuras en personas con problemas y debilidades muy humanos. Vemos a unos superhéroes retirados, en decadencia, sin el apoyo que una vez tuvieron de la opinión pública. Pero el asesinato de uno de ellos lo cambiará todo. El mundo imaginario de Moore, que se encuentra el borde de una guerra nuclear entre Estados Unidos y la Unión Soviética, está en peligro y los héroes deben regresar. Watchmen es la novela gráfica que consiguió que el cómic fuera tratado como un arte, rompió por completo los esquemas comerciales y narrativos de la industria y atrajo a lectores de todas las edades. Es la única obra de su género que ha ganado el Premio Hugo de literatura fantástica. Es una joya.


· El regreso del Señor de la Noche (1986)
Con permiso de Alan Moore, el nombre por excelencia del cómic de los años 80 es Frank Miller. Casi al mismo tiempo que el primero asombraba al mundo con Watchmen, Miller reinventaba a uno de los personajes más longevos del género. Miller nos presenta a un Batman retirado y sesentón en una Gotham más violenta que de costumbre. Y es esa violencia la que le hará volver de su retiro para, con métodos más extremos que los que utilizó en su juventud, recuperar el orden que siempre soñó para su ciudad. Con una niña desempeñando el papel de Robin, Batman se tendrá que enfrentar al regreso de sus enemigos más clásicos, a sus propias limitaciones e incluso al orden establecido, personificado en un Superman con el que librará un último duelo al más puro estilo del western. Miller consiguió fijar para siempre el carácter más oscuro de Batman y, de paso, influenciar a buena parte del cómic moderno.
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· Batman: Año Uno (1987)
Tras reinventar el Batman del futuro, Frank Miller se ocupó de reinventar el del presente. DC quiso dar a todos sus héroes un nuevo relato del origen tras la macrosaga Crisis en Tierras Infinitas, y Miller, con David Mazzucheli al dibujo, se encargó del héroe de Gotham. Año Uno narra los primeros doce meses de la carrera del justiciero, sus dudas, sus motivaciones, sus problemas, sus errores, su búsqueda de aliados. La narración paralela corre a cargo de dos voces, las Bruce Wayne y las de Jim Gordon, dos caras de una misma moneda, dos hombres que buscan justicia a su manera. Año Uno es un prodigio narrativo, un modelo de desarrollo de personajes, una maravilla visual, un espléndido guión sobre lo que supone ser un superhéroe y tener un vigilante en una ciudad moderna. Es un hito en la historia del cómic y, probablemente, la mejor historia que ha dado nunca el noveno arte.
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· Superman 9 - v.2 (1987)
Tras su paso por Marvel, John Byrne se pasó a la competencia, DC, con la intención de relanzar a Superman. Estuvo dos años escribiendo y dibujando las tres colecciones del Hombre de Acero. Y en ese tiempo, dejó una perla en dos partes. En la historia Reír y morir en Metrópolis, Byrne relata el imposible enfrentamiento entre el Joker y Superman. Una historia muy notable pero muy por debajo de la verdadera joya de ese número, una historia de apenas siete páginas sobre Lex Luthor. En un restaurante de carretera a 900 millas de Metrópolis, Luthor le ofrece a una camarera un millón de dólares por un mes de su vida. Lo que le dice, cómo se lo dice y la resolución final de la historia son la explicación perfecta de la crueldad de Lex Luthor, de cómo funciona su maquiavélico cerebro. Luthor no es un villano por querer matar a Superman. Simplemente lo es.


· Marvels (1994)
Las historias de superhéroes se cuentan siempre desde su propio punto de vista. ¿Pero cómo lo vería un ser humano normal y corriente? ¿Cómo afectaría a su vida y a las de quienes le rodean la aparición de seres con superpoderes? Eso es lo que Kurt Busiek nos cuenta en Marvels por medio del realista dibujo de Alex Ross. La novela gráfica es un hermoso repaso por la vida del Universo Marvel, en el que asistimos a los acontecimientos más relevantes, desde el nacimiento de los 4 Fantásticos o la llegada de Galactus, pasando por el descubrimiento de los mutantes o la muerte de Gwen Stacy, todo desde un punto vista intimista. Marvels es la demostración de que el cómic de superhéroes se mueve en un trasfondo social de lo más real, que sus temas son los mismos que usa la gran literatura universal, que su mensaje es mucho más profundo y serio de lo que muchos quieren ver.


· Tal para cual: Batman Black & White (1998)

Hay veces en las que no se necesitan páginas y más páginas para escribir una historia sencillamente maravillosa. Dentro del volumen recopilatorio de una serie de relatos cortos de Batman, cuya única particularidad especial es que están dibujados en blanco y negro, sobresale con luz propia la genialidad de Bruce Timm y su retrato de Dos Caras. Timm es uno de los cerebros de la serie de animación de Batman que reinventó el género en los años 90 y que, para muchos (me incluyo), sigue siendo la mejor versión hecha jamás del personaje. Esa serie, precisamente, supuso el relanzamiento del Dos Caras más adulto y trágico, en uno de los mejores episodios de la misma. Tal para cual tiene sólo ocho páginas, ocho viñetas por página y es, sin duda, el mejor relato escrito nunca sobre uno de los personajes más trágicos de la galería de villanos de Batman. Una historia sobre redenciones imposibles, sobre la triste ironía de la vida.
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· Gotham Central (2003-2006)
Sólo 40 números tuvo Gotham Central. 40 magníficos números nacidos de la imaginación de los guionistas Ed Brubaker y Greg Rucka. La serie es una impresionante mezcla entre el mundo superheróico de Batman y la aplastante realidad de una comisaría de Policía. Con el mismo espíritu que tenía aquella legendaria serie de televisión que es Canción triste de Hill Street, lo que importa son las vidas y las miserias de los agentes. Batman y los crímenes son sólo el fondo del retrato humano de unos hombres y mujeres que un buen día decidieron enfundarse un uniforme. El éxito de la serie (artístico, que no comercial, la serie nunca tuvo grandes ventas) hay que buscarlo en un guión extremadamente cuidado para los tiempos que corren y un dibujo sencillo, con estilo propio (cercano al Batman de Mazzucheli en Año Uno) independientemente del dibujante que tuviera el encargo de hacerla en cada número. Una serie irrepetible.

3 comentarios:

MoN dijo...

mmmm... mi reflexion va a ser poco profunda hoy, pero a mi me gustaban zipi y zape.

Soy de otra generación, o poco exquisita en mi lectura, quien sabe :P

Casandra dijo...

Te confieso que yo soy más de cómic japonés, lo que me mola es el manga. ^_^ Nunca he leído ninguno de los que dices, no tengo cultura del cómic. Es cierto que está infravalorado y debería apreciarse más porque es una manifestación cultural muy interesante y es muy agradable leerlo. Un besito!!

Juan Rodríguez Millán dijo...

Mon y Bebita, ya que el mensaje coincide, os digo lo mismo: probad. A lo mejor disfrutáis de este nuevo mundo...

Casandra, nunca es tarde para introducirse en estos universos. Yo de manga sé más bien poco, lo mismo podrías recomendarme algo...