lunes, septiembre 17, 2012

Madrid, esa anomalía democrática

En 2003, Esperanza Aguirre se convirtió en presidenta de la Comunidad de Madrid después de uno de los escándalos más grandes que ha habido en la política española en las últimas décadas. Y ha habido unos cuantos. Pero ninguno como el tamayazo. Eso de que desaparezcan dos diputados socialistas imprescindibles para la investidura de un presidente es algo que no sucedió antes y seguramente no sucederá más. Eso de que todavía no sepamos por qué esos dos diputados decidieron arruinar la posibilidad, ganada en las urnas (con otra anomalía, eso sí, la de que pueda gobernar alguien que no es el más votado), de que Rafael Simancas se convirtiera en presidente madrileño con los votos de PSOE e IU es algo que me tiene todavía perplejo. Hubo una comisión de investigación que Aguirre y su partido, ya en el Gobierno regional después de la repetición de las elecciones, dejó en nada para vergüenza de la democracia aunque a casi nadie le importara aquello.

Sé que habrá gente que lo pensará, pero para mí no era cuestión de partidos. No debieron repetirse esas elecciones. Si de verdad fue una pelea interna, Aguirre y el PP tendrían que haber mostrado grandeza y garantizar la investidura del único candidato absteniéndose en la votación, y lo hubiera dicho igual en caso inverso. Así se habría respetado lo que votó el pueblo. Pero no. Además, llamadme malpensado, pero tengo grabadas en la memoria aquellas declaraciones que ahora, con esta dimisión y el repaso a su carrera política, recuerdan algunos medios de comunicación, aquellas que hizo días antes de la investidura (en la que, y eso sí lo digo de memoria y sin total seguridad, ella no se presentó como candidata alternativa) en las que afirmaba que aún no daba por perdida la presidencia de la Comunidad de Madrid.

Desde entonces, y por una cuestión de creencias e ideales, ni mucho menos por una de color político, tengo un desapego absoluto por la política madrileña. Y ese desapego ha ido creciendo según se producían acontecimientos que lo aconsejaban por higiene mental y democrática. Comenzó Aguirre con aquella promesa de dimitir si había algún enfermo en la lista de espera para ser operado durante más de 30 días. Simplemente, cambió los criterios para entrar en esas listas para que no pudiera darse ese caso, y a correr. Como ahora ha cambiado del "más IVA no" y recoger firmas contra el Gobierno central del PSOE a callar cuando lo ha subido el del PP más aún. Luego llegó Gurtel, otro turbio asunto del que en realidad parece que sabemos mucho menos de lo que hay por detrás de las imágenes de la boda de la hija de José María Aznar y Ana Botella.

Y luego, para completar el cuadro de la anomalía democrática en la que se ha convertido Madrid, precisamente Ana Botella se convirtió en alcaldesa de Madrid sin que el pueblo la haya votado. Eso, evidentemente, no es una anomalía del sistema democrático madrileño, sino nacional, porque en toda España votamos listas cerradas y no candidatos a la Presidencia de las instituciones o siquiera por listas abiertas para cada escaño. Pero con esta situación de doble elección por parte de un poder político sin pasar por las urnas del pueblo, Madrid, la capital del Estado, es paradigma de lo mal hecho que está el modelo en algunas cosas. Ni su primer edil ni su presidente autonómico encabezaron ninguna lista en las recientes elecciones. No estuvieron en los carteles. No se votó pensando en ellos. El ciudadano en Madrid ya no pinta nada, votan ellos y punto.

Ahora Esperanza Aguirre dimite y deja la Presidencia de la Comunidad de Madrid. Como sus explicaciones no han sido todo lo claras que creo que tendrían que haber sido para disipar las dudas, y teniendo en cuenta su historial de declaraciones, se abre la puerta de la especulación de par en par y sin posibilidad de ser cerrada con motivo. Yo no voy a entrar en ese juego, pues nada sé. Si son cuestiones médicas y personales las que le llevan a abandonar el cargo político para el que fue elegida hace año y medio, no tengo nada que decir. Solo mostrar mi más absoluto respeto y desearle que sea feliz con su vida, que ya pasa al terreno de la indiferencia pues sus decisiones no afectarán ya más a la mía. Pero veo muchos agujeros en las explicaciones y en el calendario. Y las dudas no aclaradas son las que alientan siempre los peores pensamientos sobre las razones que hay detrás de una dimisión de semejante relevancia política y mediática.

Y es que no me parece ni medio normal que tres días después del debate sobre el estado de la región, protagonizado obviamente por la presidenta, ésta presente una dimisión que, dice, lleva meditando mucho tiempo. Porque entonces, ¿para qué sirve ese debate? ¿Y para qué sirve la Asamblea de Madrid? En realidad tampoco me parece normal que dimita año y medio después de las elecciones, porque soy un firme convencido de que el mandato de las urnas tendría que ser sagrado salvo causa de fuerza mayor, pero las dudas sobre si achacar su marcha plenamente a su estado de salud hacen que ese argumento quede en suspenso. Lo que no me parece de recibo en ese caso es que no se convoquen elecciones. Porque, de haberse anunciado hace unas semanas, se podrían haber convocado junto a las vascas y a las gallegas. Pero Madrid, como Spain, debe ser different.

Todas estas dudas vienen dadas porque no se retira de la vida pública, sino de la primera línea política. Dice que va a pedir su reintegro al puesto como técnica de Información y Turismo. Es decir, quiere seguir trabajando. ¿Luego hay razones políticas y/o económicas para dejar su cargo que no se quieran hacer públicas? ¿Tienen algo que ver la precipitada convocatoria de la rueda de prensa en la que anuncio su dimisión (dos horas antes) con el contenido de la reunión previa con Rajoy en la que le comunicó su marcha? Porque, hasta hoy, Esperanza Aguirre había hablado de muchas cosas y la mayoría para oponerse al Gobierno. El caso Bolinaga o la ley antitabaco (por lo de Eurovegas) han sido los dos últimos ejemplos de una larga lista, pero evidentemente la situación económica y la realidad económica de la Comunidad de Madrid se ponen directamente sobre la mesa. Porque sigo sin ver a alguien que hace poco tiempo amagó con ser alternativa a Rajoy en el liderazgo de su partido o que siempre haya dicho que quería ser alcaldesa de Madrid anunciando una dimisión y una retirada así como así.

Tengo la sensación de que hay muchas cosas que no se han contado y una sensación aún más clara de que, por desgracia, nunca las vamos a conocer a ciencia cierta. Como con el tamayazo. Y como entonces, sólo podremos especular con lo que vaya sucediendo a partir de ahora. Pero al menos sí se puede decir abiertamente, con tanta rotundidad como pesar, que Madrid es una anomalía democrática por tener un presidente, en breve, y una alcaldesa que no se presentaron a unas elecciones como cabezas de lista. Cuánta falta hace la reforma de la ley electoral y qué poco interés parecen tener en reformarla los únicos que tienen la capacidad para hacerlo.

6 comentarios:

El Impenitente dijo...

En Valencia también tenemos un presidente que no se presentó como cabeza de cartel. Debe de ser lo normal.

Yo tampoco veo muy claro lo de esta dimisión. Si estuviese enferma ya se habría encargado ella de pregonarlo, pues, para lo bueno y para lo malo, le encanta ser protagonista. Hay algo más. Igual al final ganó Gallardón.

José Vte. dijo...

Reafirmo lo de El Impenitente en cuanto a lo de Valencia. Parece ser que la moda ahora es votar a uno y que luego hagan de su capa un sayo. Total los votantes solo servimos para votar cada cuatro años, como tan bien mostró el pasado domingo Jordi Evole. Y ahora como encima los programas que vota la mayoría se convierten en "aquel insensato papel que firmado me has, ahora lo ves delante pero pronto lo verás detras". Pues que esto es la democracia a la española.

Esperanza Aguirre, como no se ha muerto y ella misma dice que la enfermedad está curada, pues no hay que respetarla por que si. Ganó la presidencia casi como si de un golpe de estado se tratara, o al menos de manera muy turbia, con compra de diputados, curioso que termine su mandato recien aprobado Eurovegas, otro negocio de lo más limpio y sano por lo que se ve.

En fin, Esperanza es la representante más clara de una derecha rancia y desfasada a la que la palabra democracia le viene grande. A sus actos me remito.

Juan, como hacía tiempo que no pasaba por aquí, pues que me he despachado a gusto. Y eso que no era Rita.

Un abrazo

Anónimo dijo...

Recordarte que, como bien dicen anteriormente, en la Comunidad Valenciana también tenemos un “President” no electo, y además somos pioneros en torcer la voluntad salida de las urnas. O nos olvidamos del “marujazo” que llevo a Zaplana a la alcaldía de Benidorm y luego a la Generalitat, precedente del “Tamayazo” de Madrid que no fue más que un mero calco.
Saludos,
Edurne

ElQuintoPuntoCardinal dijo...

La dimisión de Esperanza Aguirre huele un poco mal. Me da que hay intereses ocultos que espero que vean tarde o temprano la luz.

Aguirre siempre ha estado rodeada de polémica: tamayazo, Gürtel... pero, en mi opinión, es de lo mejor del PP. Así que fíjate el resto.

Saludos

Lola dijo...

No sé como comentar tu entrada, Juan, porque a mi personalmente esa señora me ha gustado porque siempre la he visto en la misma linea. Si está de acuerdo en algo lo dice y si no está de acuerdo lo dice también. Ya nos enteraremos de las interioridades de su dimisión pero la sensación es que huele más a cuestión política que cuestión personal.

Juan Rodríguez Millán dijo...

Impenitente, será eso, lo normal... El sábado tuve una conversación sobre este tema con unos amigos y ellos ven evidente que se va por salud. Yo no lo tengo tan claro.

José Vicente, triste moda esa, pero es cierto... El respeto se lo doy porque no lo ha dejado claro y es una posibilidad que me parece creíble. Pero aún y todo creo que ha dejado demasiados puntos oscuros como para que no se especule, se elucubre y, por qué no, se critique. Ya sabes que me alegra que te pases por aquí y que te despaches tan a gusto como quieras, que esto no es Telemadrid y yo no controlo nada...

Edurne, muy cierto... Pero, ¿ves? Casi nadie se acuerda de lo de Zaplana. A veces me pregunto para qué sirven las hemerotecas. O la memoria.

ElQuintoPuntoCardinal, supongo que todo es cuestión de definir qué queremos decir con "lo mejor". En su clase, evidentemente supera a todos sus compañeros de partido sin excepción. Pero "lo mejor" no significa necesariamente "bueno". Y ahí es donde me coloco yo.

Lola, pues esa contestación ya es estupenda. Es tu opinión y adelante con ella, que yo siempre estaré encantado de escucharla por muy divergente que sea con la mía. Esperanza Aguirre es, para mí, un misterio. Creo que ha sabido conseguir que mucha gente tenga una imagen de ella en la que lo malo no existe cuando, entre otras cosas, en Madrid hay continuas (y justificadas) protestas en los grandes campos que dependen de ella, como son la Sanidad, la Justicia y la Educación.