Tras llamar vuestra atención con ese irónico, satírico y llamativo titular, que por otro lado no creo que llegue nunca a hacerse realidad, entro en materia. Esta es la nueva campaña de la Conferencia Episcopal para mostrar su rechazo al aborto y las modificaciones legales que quiere introducir el Gobierno. No soy religioso, por lo que lo que diga la Iglesia no me atañe; no es un club del que forme parte y no tengo por qué seguir sus reglas morales. Pero las respeto, igual que respeto a quien sí quiere llevar su vida en base a principios religiosos. Tampoco tengo una opinión definitiva ni clara sobre el aborto, con lo que una postura más o menos extremista de uno u otro lado no tiene por qué afectarme. Pero la campaña me ha cabreado, para qué engañaros... El motivo no tiene nada que ver con el tema objeto de debate, no (no tendría sentido porque, al no tener clara una posición, no puedo darme por aludido), sino que tiene que ver con la forma en que la Conferencia Episcopal lanza sus mensajes.
Empiezo a estar bastante harto de que cada vez que alguien quiere defender una postura lo haga atacando al que no piensa como él. Y la Conferencia Episcopal Española se maneja de maravilla en ese terreno. No defiende su postura, sino que censura y vilipendia la contraria. Y ya cansa tener que escuchar mensajes así. A mí esta campaña lo que me sugiere es que quien defiende o acepta el aborto debe ser tachado como un asesino de niños. Ni más, ni menos. Eso es lo que dice esta campaña publicitaria. O, como digo en el título de la entrada, que Zapatero se comerá a vuestros hijos, que es lo que parece que tiene ganas de proclamar a los cuatro vientos la Conferencia Episcopal pero no termina de atreverse a hacer. Y yo, sintiéndolo mucho, no me voy a sentir como un asesino de niños por no rechazar el aborto.
Como ya he dicho antes, no tengo una opinión clara sobre el aborto. No conozco a nadie de mi entorno que haya pasado por semejante trance (o si lo ha hecho, a mí no me lo ha contado), ni tengo los conocimientos médicos necesarios para saber cuándo se puede hablar de vida con cierta propiedad (y aquí sí tengo claro que la ciencia tiene mucho más que decir que la religión; es mi forma de pensar, como otros tendrán la suya). Por eso, y porque no acabo de entender cómo es posible que la única institución que prescinde en su experiencia vital de la familia no hace más que hablar sobre ella, no hago mucho caso de este tipo de mensajes. Pero me fastidia, y mucho, que todos los debates se quieran hacer desde posiciones adoctrinadoras y con un claro aire de superioridad. La Iglesia tiene una postura. Una. Nunca LA postura. Y el respeto a lo que piensen los demás es un primer paso imprescindible para poder debatir.
Si la Iglesia quiere hablar de la cuestión de fondo, podemos hacerlo. Yo encantado, como lo estoy al debatir cualquier otro tema. Pero si lo hacemos, tiene que ser con todas las consecuencias. Porque si llevamos la postura de respeto a la vida a todos los terrenos, no sé cómo me va a explicar la Iglesia su rechazo al uso del preservativo, que tantas muertes por sida podría evitar en el Tercer Mundo, o su negativa a la investigación con embriones, una vía que ya hemos visto que tiene una capacidad enorme de salvar vidas. Lo que no puede ser es que se salven sólo las vidas que quiera la Iglesia y como quiera la Iglesia. Lo que esta campaña termina de confirmar es que no quieren formar parte del debate. Quieren dirigirlo e imponer las conclusiones. Lo que piensen los demás no les importa y no lo respetan.
La prueba la ha dado hoy el portavoz de la Conferencia Episcopal, José Antonio Martínez Camino, al rechazar abiertamente ese debate. En la rueda de prensa en la que ha presentado la campaña, se le ha preguntado por estas aparentes contradicciones, pero no ha querido responder. Según dijo, entrar en ello podría "distorsionar" el objetivo de su campaña. Estaba claro que no iba a responder a la pregunta. Lo que sí que no me esperaba de la Iglesia es que llamara a la insumisión. "Una ley que no proteja el derecho a la vida es una ley injusta y que incluso no tiene caracter de ley", ha dicho Martínez Camino. Lo que no me ha aclarado es si se refería sólo a esta Ley, sólo a las leyes que no le gusten a la Iglesia o a todas en general. Porque seguro que hay gente que querrá saltarse otras muchas leyes ahora que ya sabe que tiene el amparo divino al hacerlo...
10 comentarios:
Yo no creo que la Iglesia católica adoctrine a nadie que no quiera dejarse adoctrinar, como cualquier otra institución pública o privada sin agentes coercitivos. No obliga a nadie. Para la Iglesia la vida empieza en el momento de la concepción, en el primer segundo, y veo lógico que defienda aquello en lo que cree. Y con el preservativo lo mismo. O el adulterio. Mientras no apedreen a nadie...
Petrarca, no apedrean a nadie, se limitan a pedir que encarcelen a quienes no comparten su opción moral :-)
Después de esta pequeña provocación... el tema del aborto es uno de esos que, ineludiblemente, acaban siendo dominados por los extremos, por lo que pocas veces se puede discutir de forma razonable y razonada. Si encima se pasa a utilizar un eslógan publicitario como declaración de principios... El anuncio en cuestión, de por sí, es demagógico y tramposo (no en vano, es publicidad), porque no se puede abortar al bebé que sale en la imagen. Si un feto y un bebé son lo mismo y causan el mismo efecto sentimental, ¿por qué no sacar al feto?
Yo no tengo tan claro que la ciencia sea la que haya de tener la voz cantante a la hora de determinar cuándo algo es o no un ser humano; puede dar criterios que ciertamente sean importantes, pero para mí es un problema más filosófico y moral que otra cosa. Cuando decimos, por ejemplo, que todas las personas son iguales, no estamos hablando en términos biológicos, sino morales, por lo que si llegase a demostrarse que (digamos) los calvos son menos inteligentes que los melenudos, eso no invalidaría la afirmación de su igualdad.
Cuestión distinta es la de utilizar el derecho penal para imponer la propia moral. En un estado democrático, el derecho penal sólo debe utilizarse para proteger bienes jurídicos, y si bien la integridad del feto puede (y debe) serlo, esta protección no puede basarse en argumentaciones de índole religiosa que, obviamente, sólo vinculan a los religiosos.
Y para acabar, creo que uno se hace un flaco favor cuando se atribuye la condición de "defensor de la vida" y acusa a los demás de propugnar una "cultura de la muerte".
A mí me parece tan bien que la Iglesia pida cárcel para los que abortan como que la Asociación Gran Simio pida derechos humanos para los orangutanes. Entre lo material y lo espiritual todavía hay, por suerte, separación de poderes. Al menos por estas latitudes.
El anuncio es eso, un anuncio. Los del marketing no habrán considerado productivo poner en los carteles la encíclica íntegra o el decreto tridentino corresponidiente. Para la Iglesia el embrión, el feto y el niño son fases de una misma cosa y si matas una cosa estás matando la otra.
Mi opinión respecto al aborto, la eutanasia y todas sus variantes es que pertenecen a ese ámbito de cosas en las que todas las partes tienen su parte de razón.
Es que yo tampoco estoy de acuerdo con eso, más que nada porque reconocer derechos humanos en quien no es humano es una contradicción evidente. Sabes que soy crítico con los ecologistas que son más compasivos y humanitarios con los animales que con las personas, pero incluso si prosperase esa absurda iniciativa (lo cual no descarto) no lesionaría los derechos de nadie.
Yo no estoy en contra de que la iglesia pueda expresar sus opiniones políticas, pero si lo hace queda expuesta a la crítica, también política, de quienes estén en contra, sin que eso te convierta en anticatólico. Aunque también creo que, si fuese creyente, no me gustaría que se obrase así, igual que no me gustaría que el presidente o los jugadores del Madrid, por ejemplo, hiciesen campaña por un partido político. Actividades nobles como el culto religioso o el deporte no tendrían que ensuciarse con la política.
Y por último, respecto al anuncio, lo que yo venía a decir es que no me gusta que las cosas se simplifiquen; es un anuncio, cierto, pero en discusiones pretendidamente serias uno puede encontrarse con "argumentos" del calibre de "si la madre de Mozart hubiese abortado no tendríamos su música" o "el feto no es más que un apéndice del cuerpo de la madre, así que ella puede decidir abortar igual que decide cortarse o no el pelo".
Esto me recuerda a ese ideal político que es el presidente Bartlett, al que sus asesores apremiaban para que aprendiese "frases cortas" para el debate presidencial para la reelección. Bartlett, harto, les contestaba que un país no se gobierna con frases cortas, porque los problemas siempre son complejos, y que lo que los electores se merecen son personas capaces de razonar y valorar todos los puntos de vista. Así debería ser.
Estoy de acuerdo con casi todo lo que dices, pero es que a veces a la Iglesia católica parece como si se le recortaran los derechos por ser la Iglesia católica. Tomada como la institución que es (una de tantas a pesar y, seguramente, debido a sus dos milenios de existencia) no debería someterse a regímenes especiales porque, en mi opinión, uno de los grandes logros de la modernidad es que la ley sea la misma para todos... Más o menos.
Para la Iglesia estar en contra del aborto no lesiona los derechos de nadie sino que, al contrario, defiende los del más indefenso.
Para la Iglesia la participación política es necesaria, porque su naturaleza es misional, de expansión de su mensaje en el ámbito público y privado. Lo que sucede es que ahora su participación es transversal, no como en los tiempos de Acción Católica y semejantes.
¿Cuántos votos sacaría un partido oficial de la Iglesia? Yo creo que muchos, pero no lo hace por una simple cuestión de mercado. Tener representatividad le supondría, en cierto modo, perderla.
En general creo que la actuación actual de la Iglesia católica en el ámbito político se parece bastante a la que debería ser y, sin duda, de las grandes religiones es la más avanzada en ese aspecto.
Sobre el anuncio... Pues no sé. Por una parte está claro que simplifica hasta el extremo, pero por otra parte no deja de ser su no menos simple verdad.
Ah, no me dejas estudiar, y esta tarde tengo que ver a mi preparador ;P
Bien, veo que llegamos a conclusiones similares, aunque con matizaciones. Eso sí, la iglesia católica, igual que otras confesiones religiosas, están sujetas a un régimen especial; no son asociaciones, sino entidades religiosas, de lo cual se desprenden una serie de peculiaridades (algunos dirán privilegios), incluida la cooperación con el Estado que se prevé en la Constitución. Esto podría llevar a que fuesen más prudentes en algunos pronunciamientos, pero bueno, como digo, creo que tienen derecho a expresar sus opiniones políticas.
Por otra parte, se me había olvidado comentar a Juan una cosa, y es que no es para nada extraña la "llamada a la insumisión" que hacen. En filosofía del derecho se llama iusnaturalismo a la corriente que defiende que hay dos derechos: uno, el natural, que es superior; y otro, el humano, que debe respetar a aquél. Según esta corriente, la ley humana "no es ley" si contradice a la ley natural, ya que sería injusta, y por lo tanto no hay obligación de cumplirla. El iusnaturalismo identifica a veces ese derecho natural con la razón (Kant) y, en otros casos, con la ley divina (Santo Tomás). Es cierto que el iusnaturalismo está de capa caída en la actualidad, pero ha tenido momentos importantes, como la "creación" de los derechos humanos. Además, durante los juicios de Nuremberg se condenó a muchos nazis sobre la base del Derecho natural, ya que, al fin y al cabo, no habían incumplido ninguna ley, más bien al contrario...
PD: ¿Es que sólo hemos leído la entrada Petrarca y yo? Vamos, no os cortéis ;P
Entre esta interesante dicotomía Petrarca – Buxter se introduce un pediatra agnóstico con el corazón a la izquierda y la sangre roja, hirviendo en algunos temas.
El aborto está despenalizado en España desde 1985, si bien la última palabra no la tiene hoy la mujer sino el médico, quien decidirá si cumple o no uno de los tres supuestos en los que esta práctica es legal: grave peligro para la vida o salud física o psíquica de la embarazada (para lo que no hay límite de semanas de gestación), embarazo por violación (hasta las doce semanas), y presunción de graves taras físicas o psíquicas para el feto (hasta la semana 22).
Estoy muy a favor de estos casos legales, me sorprende que en la mayoría de los 27 Estados miembros de la UE exista ya una ley de plazos que suponga que, en las primeras semanas de gestación, la mujer pueda interrumpir su embarazo sin dar explicaciones. En España aún no es así, pero cuando se trata de dar un paso hacia delante (porque dudo que la UE esté llena de médicos asesinos), aparece la Iglesia, la misma que en la época de mis padres reaccionaba contra el régimen fascista (cómo ha cambiado la historia…), para reabrir un debate ya cerrado y poner una vez más barreras a la evolución, por supuesto apoyados por el PP, quién sino.
Os aseguro que en pocas profesiones se juega tanto todos los días a ser Dios, sobre todo en Neonatología, y os aseguro que si realmente toda esta historia cristiana tiene algo de cierto, probablemente vaya al Infierno de cabeza, pero no por estar a favor del aborto, sino por haber intentado salvar a verdaderas criaturas inmaduras que consiguieron nacer con apenas 400 gramos y 22 semanas de gestación para ver cómo posteriormente llevaron una plácida vida en la que nada tendrían que envidiar a un vegetal, o quizás sí, ya que el vegetal si no está a gusto en su tierra puede incluso morirse a gusto y decidir no florecer más. O quizás vaya al infierno porque la ciencia no me permitió otro día oxigenar a otra indefensa criatura de 19 semanas de gestación y 200 gramos… vaya… eso se considera un aborto y hoy no hay tecnología suficiente para mantenerlo con vida… digo mantenerlo hoy, porque en breve seguro que se podrá… otra cosa será hablar de la calidad de vida… pero eso no parece importar ni a científicos ni a eclesiásticos.
Y después de decisiones que son imposibles de tomar y que día a día nos lleva a grandes aciertos y grandes equivocaciones, tiene que venir la Iglesia a tocarnos la moral, a decirnos cuándo empieza la vida, a decirnos que los preservativos no sirven para protegernos del SIDA sino que es necesaria “una renovación espiritual y humana de la sexualidad”, a quejarse por haber salvado una vida gracias a las células embrionarias… Pero esta gentuza ¿de qué coño van con sus onanismos mentales? ¿Pero qué coño respeto hacía una Institución anquilosada en el pasado que no hace más que perder clientes día tras día? ¿Pero cuándo nos respetan ellos a nosotros si siempre están intentando meter sus apestosas narices en todos los asuntos? ¿A qué viene un marketing contra el aborto en el S. XXI, totalmente manipulador, absurdo e innecesario? ¿Para cuándo un cartel de un pobre pidiendo en una Iglesia junto a un católico vestido de Domingo que le mira mal y que finalmente se sugiera un “Él no lo haría”? Venga ya… manipular sabemos todos, pero cuando utilizamos esta vieja y sucia técnica todos sabemos que estamos ya muy cerca del final, que sólo nos queda hacer burradas para llamar la atención de la gente, y en este paso están los señores de la misa, en decir y hacer burradas, para ver si aún enganchan a algún despistado.
Las interrupciones voluntarias del embarazo serán legales en España, le pese a quién le pese, y tendrán que pasar 5 o 50 años, pero serán libres y seguirán despenalizadas. Y para todas aquellas mentes vacías que piensen que entonces esto se convertirá en una orgía sexual continua con millones de adolescentes pidiendo un aborto a la puerta de la clínica… primero que esperen junto a la puerta de la misma y vean qué porcentaje de mujeres salen corriendo a follar otra vez como conejas para buscar otro apetecible aborto, y qué porcentaje salen llorando, que ahora parece que abortar libremente es más placentero que un orgasmo. Y el preservativo seguirá siendo necesario, diga lo que diga el señor de blanco que se elige después de una buena fumata, para evitar el contagio de millones de enfermedades de transmisión sexual que no pienso enumerar, pero entre las que evidentemente se encuentra el SIDA, ser vivo al que cada día estudiamos como destruir sin que la Iglesia me diga nada por hacerlo… y eso que como todo, también es una criaturita del Señor… ¿Lo pongo en anuncio bien grande o eso se consideraría demagogia?
En coma está la Iglesia, y espero sea irreversible.
¿La Iglesia Católica invirtiendo el dinero del contribuyente y del feligrés en propaganda? Veo que sus gestores, cuando quieren, son muy modernos. Los ideólogos doctrinales actuales no cambian ni una coma respecto a sus antecesores, pero en otras cosas, sí que evolucionan.
Hay que reconocer que se han currado el anuncio. Tiene su lógica en relación a su discurso, pero qué sentido tiene que individuos que no ayudan a perpetuar la especie arenguen a hacerlo (a los demás)? Será por qué es más fácil hacerse cargo de la manutención "moral" de una persona (es gratis) que no la económica?
Por esto es por lo que me encanta tener un blog, porque la gente puede expresar libremente sus opiniones, contrarias o no, y enriquecer un debate maravilloso con aportaciones que de otro modo no tendría... Gracias a todos.
Petrarca, estoy de acuerdo contigo en que la Iglesia es tan libre como cualquier otro de hacer campañas o trasladar sus mensajes como crea oportuno. Eso sí, si yo fuera la Iglesia, escogería otros métodos que me parecen más apropiados. No apedrean físicamente, pero sí moralmente, y eso es lo que me molesta. Que defiendan aquello en lo que creen, pero que dejen en paz a quienes no comulgan con su mensaje. Y eso no lo hacen.
C.C.Buxter, has convertido a Bartlett en mi ídolo. Coincido contigo en que hay un afán desmedida por interferir en la vida política desde ámbitos que debieran estar muy por encima de ella. Agradezco enormemente la aportación jurídica, pero sigo teniendo las mismas dudas. En nombre del derecho natural también se podrían incumplir leyes que la Iglesia defiende a rajatabla.
Roi, eso es precisamente por lo que apuesto por una base científica más que moral para ciertas cuestiones como el aborto. Muchas veces nos olvidamos de que la valla publicitario o el texto legal encuentra después su reflejo en la vida de las personas. Y me fastidia que nos olvidemos de ello. Si a esto tiene que recurrir la Iglesia, yo también veo sus ideas en coma.
Reverendo, siempre me ha asombrado, como digo en el post, que gente que no vive la familia nos diga a los demás cómo vivirla. Quien quiera hacer caso, está en su derecho, pero imposiciones no. Y con respecto a la campaña, hay una tendencia a pensar que funciona si se habla de ella, pero no estoy de acuerdo. La efectividad de la campaña hay que medirla en función de la gente que ha sido capaz de convencer. ¿Esta campaña lo hace? Creo que no. El anuncio será lógico con sus ideas, pero a mí sólo me parece una provocación.
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