Al verme sacando fotos como si me fuera la vida en ello, con carreras para buscar ángulos y tantas ganas como le he puesto siempre a cualquier cosa a la que me haya dedicado, el hombre de la izquierda en la foto que encabeza esta entrada se acercó a mí y me preguntó si era periodista. No sabía muy bien qué responderle. ¿Lo soy? De corazón, sí. De profesión, no. Lo que estáis leyendo y viendo no me da dinero. Ni un céntimo. Y no me quejo. Lo hago porque quiero. Escribo porque lo necesito y porque, en el fondo, creo que puede ser útil. Me gusta ofrecer puntos de vista a la gente que los quiera escuchar, mis razones y mis argumentos. Y, al mismo tiempo, escuchar eso mismo de otras personas, porque eso enriquece mucho, sin importar que estemos de acuerdo. Todo eso no se lo podía decir a este trabajador de los juzgados, claro. "Soy amateur más bien", le dije. "Y venderás las fotos a quien más te pague, ¿no?", me contestó. "No creo, no creo", le repliqué.
Así que ahora me veo como un periodista (en aquel caso, fotoperiodista) amateur. Supongo que esa es la conclusión lógica de no ganar dinero con ello. Amateurismo opuesto a profesionalismo. El caso es que no me siento menos periodista por ello o menos legitimado para seguir escribiendo sobre los temas de los que creo saber algo. Y resulta que el amateurismo es casi el único reducto que le va quedando al periodismo, con Internet como la mejor forma de darle salida. El Mundo está despidiendo a gente. A mucha gente, con la que me solidarizo. La cadena SER ya tiene en marcha su ERE, y no será el último en el gremio. Los periódicos en papel se están convirtiendo en un negocio ruinoso de dudosa viabilidad. El periodismo en las televisiones brilla cada vez más por su ausencia. Sí, hay alguna luz que destaca entre tanta oscuridad, eso no lo dudo. Pero la oscuridad es cada vez más acuciante. El poder no admite preguntas y cuando se hacen no suelen ser las adecuadas. El poder abusa de su posición y el periodismo no actúa como contrapoder, como ese cuarto poder que se ganó el derecho a ser con su trabajo.
Y luego está La Razón, capaz de dejar sin palabras a cualquier que se acerque a sus portadas y, de paso, matando un poco más la credibilidad que la gente pueda tener en el periodismo (¿todavía hay algo que crea en él?) y, de paso, contaminando otros ámbitos de la vida. El periodismo está herido por un rejón de muerte. Por más de uno. Y, sinceramente, yo ya no tengo claro que sea capaz de sobrevivir. Al menos no como profesión, aunque algunos aún cobren por ello. Aún. Ese es el matiz.
6 comentarios:
Una profesión tan preciosa no se puede venir abajo. Todavía existen muy buenos periodistas pero tienes toda la razón en tus quejas.
Un abrazo Lola
Has dicho bien en medio de la crisis son los bancos al aprovechar la situaciòn,el gobierno en lugar de pensar en le ciudadno piensa solo a satisfacer las necesidades de èstos usureros.Maria Z.
Tal vez en el amateurismo esté el futuro del periodismo y suponga la redención de todos sus pecados (que han sido muchos) y la recuperación de una credibilidad que está muy dañada. Una puerta se abre (siempre y cuando Blogger no coja un día y eche la persiana, que no sé yo dónde tiene el negocio Blogger, aunque siempre se abrirá otra puerta). Míralo por el lado bueno, aunque ya sé que es duro no poder vivir de tu vocación y tener que buscarte las habichuelas por otra parte. Bienvenido al mundo de los que aspiran tener el suficiente dinero para poder comprar su tiempo y consagrarlo a sus vocaciones o como quieras llamarlo.
El periodismo debe sobrevivir, pero de otra forma. Tal vez tiene que renovarse para no hundirse (del todo) Está dañada, desprestigiada y va en picado hacia una situación insostenible. Todos los que formamos parte de ella, para mí un honor desde la humilde aportación de una estudiante de periodismo, deben tranformarla en lo que era hace décadas cuando nació.
Lo que se ve a día de hoy (no todo, afortunadamente) es triste...
Es esa vocación la que hace grande la profesión y no el intrusismo que abunda y empaña al resto.
Un saludo.
Vivimos un momento fascinante, tanto que si lo pienso mucho me estremezco. Hacia dónde va la profesión? Hacia otro sitio, eso seguro, pero no sabemos todavía cuál es su destino. Existen excelentes periodistas, desgraciadamente los grandes medios de comunicación no los amparan. Los grandes medios de comunicación no son más que empresas constituidas para generar dinero. La profesión es otra cosa y se está moviendo. Tengo ansia de saber hacia dónde. Por cierto, muy, muy recomendable esta opinión de Agustín Yanel, un grande que ayer mismo dejó el Periodismo un poco más huérfano.
Un beso.
Lola, ojalá no se venga abajo, pero yo cada vez soy más escéptico. Y conmigo, mucha gente que es la que tendría que recoger nuestros mensajes y convertirse en nuestros espectadores.
María Z., varios mensajes extraños como éste han llegado en los últimos días...
Impenitente, es que justo ese es el problema. Habrá que dar las gracias a la política por situarse más abajo en el ránking de credibilidad de la gente, porque con nuestro trabajo estamos consiguiendo muy poco. Fundemos un club...
Quinto Punto Cardinal, está claro que hay que buscar nuevas vías, pero tampoco es fácil precisamente por ese detalle del amateurismo. ¿Hay muchos periodistas que estén dispuestos a trabajar como tales sin poder ganarse la vida con ello? Me gusta ver tu ilusión, siempre me gusta ver algo así en una estudiante, así que sigue luchando por ello.
Pilar, no comparto el adjetivo. Creo que las nuevas tecnologías nos abren ese momento fascinante, sí, pero de momento no están ayudando a que la profesión recupere prestigio. Sí puede ser que los grandes medios no acojan a los buenos periodistas, ese análisis sí lo puedo compartir, pero también soy un defensor de la importancia de esos grandes medios. Ellos tienen una influencia y unos medios que no tendrían que perderse para que el periodismo levantara cabeza. Leído el enlace y muy de acuerdo. Pero yo venía viendo síntomas muy preocupantes desde antes de la crisis.
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