lunes, octubre 17, 2011

"Sin pensamiento no se llega a ninguna parte"

"(El 15-M crece) a través de la emoción, le falta pensamiento. Con emociones solo, sin pensamiento, no se llega a ninguna parte”. Esta es una de las reflexiones que hace el filósofo y sociólogo polaco Zigmunt Bauman en la entrevista que publica hoy el diario El País. Y estoy de acuerdo. Estoy muy de acuerdo. Y, además, es lo que siempre he pensado del 15-M. Han pasado ya cinco meses desde la creación del movimiento y les veo en ese mismo lugar. Con la misma emoción y con el mismo pensamiento. Eso es lo que me preocupaba en principio y es lo que me sigue preocupando. Porque indignado yo también estoy con el funcionamiento de la sociedad que tenemos (yo aún profundizaría más, soy un firme convencido de que si los individuos nos comportáramos como pedimos a los demás que se comporten, no habríamos ganado la batalla pero tendríamos mucho camino recorrido), y la protesta es básica para iniciar la demostración de descontento. Pero este movimiento puede servir para "allanar el terreno para la construcción, más tarde, de otra clase de organización". Eso no está llegando. Eso no parece que pueda llegar por este camino, al menos yo no lo veo.

A la primera afirmación de Baurman yo añado otro matiz. No es que falte pensamiento. Pensamiento hay mucho, y se plasma en los cientos de pancartas que hay en cada manifestación de protesta que se produce. Pero no hay un pensamiento grupal, no hay algo (positivo, objetos de indignación hay muchos y muy compartidos) que pueda decirse que una a todos los que forman parte de este movimiento, no hay tronco común que pueda, como dice Bauman, dar pie a una organización diferente, a una evolución natural de la protesta. El hecho es que cada uno defiende unas ideas y propone formas de ejecutarlas que pueden chocar y de hecho chocan frontalmente con lo que piensa la persona que está al lado. La indignación une, la emoción une. Esa parte es la sencilla. De hecho, me parece tan sencilla que lo asombroso es que no haya explotado hasta este año. Bueno, asombroso no. Ha explotado cuando mucha gente individual ha dicho basta, cuando su situación personal (que no la social, que no la del sistema) se ha vuelto insostenible. Ese egoísmo (y utilizo el término sin ninguna connotación negativa) es lo que siempre me hace dudar de este tipo de movimientos y protestas. Porque, al final, tengo la sensación de que muchos de los que han salido a la calle no lo hubieran hecho si la situación de su economía personal fuera holgada, desahogada u opulenta. Como ha venido sucediendo durante mucho tiempo.

Ojalá el 15-M, o cualquier otro movimiento que tomara su lugar en el futuro, consiga esos dos logros. Por un lado, que el pensamiento dote de contenido duradero a la emoción. Por otro, que la ética que pedimos para las clases dirigentes (de todo tipo) presidiera igualmente los comportamientos de todos los individuos que protestan. Sigo convencido de que esas dos cosas, hoy por hoy, no las tenemos sobre la mesa. Y sigo deseando que alguien las introduzca en el debate, que triunfen, que se expandan de forma imparable. Y ahí, al menos en la segunda de las premisas y por paradójico que pueda parecer, creo que tiene mucho más que decir el individuo que el colectivo. Creo que todo funcionaría mejor si tanta gente no asumiera como hechos irrefutables que la felicidad personal se alcanza trabajando lo menos posible, logrando el mayor beneficio personal sin que importen los demás y sin tener en cuenta el daño o el beneficio que podemos hacer a los demás con nuestras decisiones. Si los políticos y los banqueros fueran los únicos en salirse de esa norma, estarían más acorralados por la razón de lo que lo están hoy en día. Pero no lo son, como tampoco son los únicos que actúan sin pensamiento. Desgraciadamente, no lo son.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo también estoy de acuerdo con Bauman. Por lo tanto, en general, también estoy de acuerdo contigo. La emoción sirve para destruir, para la protesta, para la indignación en este caso. Creo que es necesaria, para llamar la atención e implicar a cuanta más gente mejor. El pensamiento es necesario para construir. Es decir, es necesaria una organización, un pensamiento político con el que armar una estructura social y política nueva, más justa. El socialismo clásico decía que era precisa esa organización para ocupar el poder y transformar la realidad. El partido político. Quizás es que es tiempo de otro tipo de organización que supere a los también clásicos partidos.
Ahora bien, el 15M, el movimiento de los indignados, está compuesto por gentes muy diversas ideológicamente y de procedencia social y política distinta. De pensamientos diferentes e incluso contrapuestos. Sería difícil, creo, mantener una estructura, una organización que no terminara siendo, por seguir las teorías de Bauman, "líquida". Que entrara en ebullición con el calor de la emoción y que se enfriara finalmente.
Además de las "acciones" que mantiene todavía el 15M con gran mérito (ocupaciones, resistencia a los desahucios, manifestaciones y asambleas, etc.) lo que sí puede, y parece que lo está consiguiendo, es introducir algunas de sus ideas y planteamientos en las propuestas de los partidos. IU y PSOE y algún otro lo están haciendo ya en esta precampaña electoral. Quizás por eso, porque están cerca las elecciones. Pero algo es algo.
Si los indignados consiguen mantener la tensión algún tiempo estaría bien. Por lo pronto, la globalización demostrada hace unos días ha sido impresionante.
Aunque también para ellos vienen tiempos difíciles y no solo para los pensionistas, la sanidad, la educación, los dependientes, los funcionarios, los trabajadores. Si gana el PP, serán perseguidos y desalojados de la calle si hacemos caso a lo que han dicho Esperanza Aguirre, Aznar, Arenas, González Pons y otros. O quizás eso les haga mas fuertes.
Ya veremos.
Saludos.
Luis

Lola dijo...

Yo también opino que si no les hubiera tocado el bolsillo, no habría demasiados indignados. De todas formas, para llegar a algún sitio tendrán que concretar más sobre que es exactamente lo que quieren. Un abrazo Lola

Juan Rodríguez Millán dijo...

Luis, pues veremos a ver qué pasa a partir de las elecciones o qué propuestas hay para superar o mejorar precisamente ese sistema político del que todos nos quejamos tanto. No creo yo que la próxima etapa les haga más fuertes, pero veremos...

Lola, yo creo que ese es el gran problema. Hay muchos idearios por ahí, pero quien sale a la calle lo hace por lo que él/ella piensa, y eso es intransferible y, como digo, a veces contradictorio.