
No pensaba yo que mi anterior post fuera a dar tanto juego en los comentarios. El asunto me parece fascinante, me encanta el debate que genera. El debate serio, se entiende. Y como creo que en los comentarios hay de los dos, del serio y del no serio, creo que es conveniente aclarar algunas cuestiones. Y lo hago desde la convicción de que es imprescindible y muy positivo que haya opiniones contrarias a la mía. Eso es el debate y me alegra que haya gente que lo entienda así. Vosotros enriquecéis este muy humilde blog y, sobre todo, a mí. Soy curioso por naturaleza. Por eso leo y escucho. Por eso, en este caso concreto, me gusta saber que hay gente que cree que el Ministerio de Igualdad es necesario y los motivos por los que lo piensa. Me gusta que hay gente que piensa que este Ministerio tiene la capacidad de solucionar los problemas reales que atañen a este asunto. Y adoro que alguien me recalque la importancia del feminismo a lo largo de la Historia.
Ahora bien, lo que no entiendo ni comparto es que, en lugar de exponer ideas propias y defenderlas, haya comentarios que pretenden confundir o insinuar cosas sobre mí o mis opiniones. Me quedo con lo último que se dice en los comentarios: respeto. De ese algo ha faltado en más de un comentario. Yo siempre soy respetuoso con todo el mundo y sólo pido lo mismo. Y paso a detallar. El segundo de los comentarios anónimos (siempre anónimos, curioso dato...) dice que mi reacción a la propuesta de Aído es machista aunque no lo acepte o no lo sepa. Discrepo abiertamente. Por desgracia, es el mismo error que ha cometido la ministra al responder las críticas a las declaraciones que dieron pie a mi anterior post. ¿Soy machista por criticar a una mujer? ¿Soy machista por criticar el feminismo? Pues no lo veo así, lo siento. La mujer y el feminismo, como todo en esta vida, pueden recibir reproches si los merecen. En todo caso, y por matizar el asunto, no recuerdo haber criticado ni a la mujer (en general) ni al feminismo. Lo que hice fue tirar de ironía para evaluar las declaraciones de una ministra. No veo el problema.
El tercer anónimo me acusa de no contrastar informaciones y lo hace en unos términos que tampoco comparto. Me parece genial que no estés de acuerdo conmigo, que rompas una lanza y las que hagan falta en favor de la ministra de Igualdad. Lo que no entiendo es por qué descalificas mi forma de trabajar o de escribir sin conocerla. Y para que la conozcas, te la cuento. Leí la información por primera vez
aquí. Efectivamente, el enlace es de la versión digital de
El Mundo. Pero si te fijas en la firma de la noticia, verás que es de EFE. EFE es la agencia pública, con lo que imagino que, por lo que dices, te podrá generar más confianza que
El Mundo o
ABC. En cualquier caso, sirve para quitarle todo peso a la argumentación de que la noticia de origen haya podido tergiversar de forma interesada a la ministra. De la noticia enlazada saco los entrecomillados que usé en mi entrada, aunque antes de publicarla leí la información en dos lugares más. En ninguno de los dos había contradicción alguna con lo que leí en primera instancia y, por lo tanto, usé esas declaraciones.
Buscando por ahí, he encontrado la frase exacta que dijo la ministra. "Es el momento en que la igualdad, los estudios de género y la tradición intelectual e histórica del feminismo tienen que ocupar un lugar en la formación troncal de los universitarios", fueron esas palabras. Después, tras el revuelo suscitado, la ministra explicó y matizó esas palabras. "En ningún caso he solicitado que se imparta una asignatura troncal sobre feminismo en las universidades españolas. Lo que he dicho es exactamente lo mismo que ya tenemos recogido en nuestras leyes. Es decir, la necesidad de fomentar la igualdad entre hombres y mujeres en la formación universitaria", es lo que dijo entonces. En esas mismas declaraciones, apuntó que muchas de las críticas se deben al machismo.
Supongo que con el párrafo anterior, respondo a lo que me pedía el sexto anónimo, el que quería que releyera ambas declaraciones, las pensara un rato y después escribiera una nueva entrada. Sí ha dicho lo que yo creo que ha dicho y, concretamente, lo que yo dije que había dicho. No confundas la ironía que yo pueda poner en mis escritos con una tergiversación de unas declaraciones entrecomilladas. Claro que Bibiana Aído no dijo en ningún momento "quiero que haya una asignatura troncal de Feminismo en todas las carreras universitarias". Eso forma parte de la trayectoria de la política contemporánea en general y, en particular, de esta ministra, algo que ya le he criticado en otras ocasiones, aquí y en conversaciones personales. Creo que no expresa con claridad sus ideas y eso afecta incluso a las que considero buenas. ¿Acaso no puedo criticarle eso a un miembro del Gobierno o me convierte eso en machista o en tergiversador? El afán de no decir las cosas con claridad y de buscar ambigüedades en el discurso es uno de los mayores males del Ejecutivo de Zapatero, del propio Zapatero y de algunos de sus ministros, entre ellos Aído.
Hablando hoy de este tema con una mujer (brillante mujer, por cierto), me decía que ella sí creía que el feminismo debe tener su hueco en los planes de estudio. Dicho así, sí estoy de acuerdo. Darle mayor importancia de lo que tiene ahora, en carreras determinadas, en logros significativos de la mujer a lo largo de la Historia. Esas cuestiones están hoy muy oscurecidas en los planes de estudios. ¿Es lo que quiso decir la ministra? No es lo que dijo, en cualquier caso, con lo que vuelve a la matización anterior. La explicación que esta mujer, amiga mía, me ha dado es mucho más brillante, razonada, completa, imaginativa y seria que la que da una ministra del Gobierno de España. Y lo ha hecho en unas pocas palabras que no forman parte de un discurso preparado. Eso me da que pensar, y mucho. Ojalá tuviéramos ministros que tuvieran buenas ideas y, además, las supieran explicar. Así el mundo sí funcionaría mejor, y no porque hubiera más mujeres que hombres en puestos de responsabilidad. Insisto, que estén los mejores, los preparados, los inteligentes y los dispuestos a hacer un buen trabajo. Me da igual que sean mujeres u hombres.
El séptimo comentario anónimo me pregunta si estoy en contra del feminismo, tal y como está definido en el diccionario de la Real Academia. La respuesta es obvia. No, no estoy en contra. ¿Acaso en algún momento he dicho lo contrario? Prefiero decir que estoy a favor de la igualdad de oportunidades (que no de números a través de las cuotas), pero me vale. Lo que sí se puede deducir con facilidad de lo que escribí es que actuaciones como muchas de las de este Ministerio del Igualdad, por lo fallidas que las considero, pueden contribuir a que el feminismo quede totalmente desvirtuado y encuentre más enemigos en esta nueva concepción que parece haber en la sociedad española de lo que es el feminismo (porque las palabras no sólo significan lo que dice la RAE, hay acepciones coloquiales o usos sociales que nada tienen que ver con el diccionario). Hoy, por desgracia, se pretende mucho más buscar enemigos del feminismo que lograr la igualdad real. Lo primero me molesta. Lo segundo sigue siendo un objetivo loable y necesario. Y no creo que tenga que demostrarle nada a nadie a este respecto. Las mujeres que me conocen y que han trabajado conmigo saben cómo me muevo yo en la vida y en el mercado de trabajo.
Hay tres comentarios anónimos más en la anterior entrada. No sé si conozco a alguna de las personas que estén detrás de dichos comentarios o si de verdad me son anónimos. En cualquier caso, no sé qué pretenden. No tienen ningún sentido. No aportan nada. No dicen, en realidad, nada. Son irrelevantes y absurdos. Son una pérdida de tiempo. Y, me temo, que el tiempo perdido es de la persona o persona que los ha escrito, no el mío. Ojalá todos empleáremos nuestro tiempo libre en cosas de mucho más provecho que esto. Quizá con estas líneas doy ánimos a estos anónimos para que sigan escribiendo comentarios así. No lo sé. Tampoco me importa mucho, la verdad.
A Sonix, Muchacha de Ojos Tristes, Reverendo Pohr, Arual, C. C. Buxter, Claire, Jo Grass, Lola, Anna y Raquel, y también a los que leéis con interés sin comentar por el motivo que sea, mil gracias. Vosotros hacéis que el mundo de los blogs sea algo fascinante, rico y precioso. Me encanta que estéis al otro lado y que, con vuestras ideas, vuestras críticas y vuestra presencia seáis mucho más importantes que todo lo molesto que pueda tener este pequeño mundo de los blogs.