
Y, claro, uno se pone a pensar en esto de los líderes de opinión. ¿Qué hace falta para convertirse en ello? ¿Qué obligaciones trae consigo para quien adquiere semejenate título? ¿Quién tiene la legítima potestad de nombrar a una persona como tal? No es que yo quiera serlo, no. No creo siquiera que las 48.786 visitas que ha recibido este blog desde noviembre de 2006 me califiquen en un puesto remótamente cercano al de un líder de opinión. Pero me pregunto cuándo una persona deja de ser un personaje público para ser un líder de opinión. Y visto que esta etiqueta sólo parecen dársela a quien grita mucho, a quien crispa más, a quien divide a las masas entre partidarios y detractores, casi mejor que paso de los líderes de opinión, que no he encontrado yo todavía a nadie que me haga seguirle de forma ciega en casi todo lo que diga.

-
Tomando como base mi videoteca de entonces y algún que otro libro enciclopédico sobre cine, comenzó la ingente tarea que llegó a buen puerto, para mi sorpresa, con bastante rapidez. Desde entonces, guardo un documento en mi ordenador al que voy añadiendo religiosamente cada título que veo. Contando con la que he visto antes de ponerme a escribir aquí, acumulo 1.914 películas (si esto fuera el Un, dos, tres y ahora una azafata multiplicara, seguro que me llevaba un buen pellizco económico...). Teniendo en cuenta que cuando ese director que pronunció esa frase ya me sacaba algo menos de tres décadas de vida y que yo no me dedico profesionalmente a esto del cine, tengo que confesar que estoy muy contento con mi cifra. Cifra, por cierto, que no incluye las repeticiones. Porque si tengo que contar las veces que he visto, por ejemplo, Star Wars, es posible hasta que supere ya a este prestigioso cineasta.

-
Viajo para ver a la Real desde el año 1997 (hay que añadir unos pocos viajes más realizados en familia antes de esa fecha), y desde entonces he cogido un tren o un autocar en 47 ocasiones. En ellos cuento, obviamente y a pesar de que ahí la Real juega como local, los viajes a San Sebastián (29), que para mí son largos y costosos pero terriblemente placenteros. He pasado por otras doce localidades españolas, por algunas en dos ocasiones, desde Vigo a Valencia, pasando por Sevilla, Barcelona, Zaragoza, Salamanca o el pequeño Almendralejo. El récord lo tengo en la temporada 2007-2008, la de nuestro regreso a la Segunda División, en la que me hice nada menos que diez desplazamientos. Sería para mitigar el sufrimiento... En Madrid, además, he visto en directo, dentro de un campo (ya sea Bernabéu, Calderón, Vallecas o Getafe), otros 34 partidos. No me quejo tampoco de esta cifra, porque mi intención sigue siendo la de recorrer todo el país viendo a la Real y, por descontado, visitar todas las temporadas mi San Sebastián natal.
No soy un líder de opinión en nada, pero cómo pasa el tiempo y qué experiencia me va dando ya...