A veces dan ganas de comportarse como estos monos. No ver, oír, hablar ni, ya que estamos, oler. Porque si a uno le da por ver, oír, hablar y oler lo que le rodea dan ganas de decir demasiadas cosas. Y se acumulan sin que haya forma de ordenarlas en un mundo en el que pensar mal parece mucho más gratificante y productivo que dar a la gente el beneficio de la duda. Así nacen los dobles y triples raseros. Así nace la injusticia en la crítica. Así nace la falta de credibilidad de unos y otros cuando hablan y actúan. ¿Que a qué viene esto? El origen está, como casi siempre, en todo lo que rodea a nuestros queridos políticos, esos a los que he seguido durante tantos años por sincero interés y ocupación profesional, y que cada día que pasa me dejan más perplejo.
El otro día, en una conversación sobre este tema, proclamé que no me identifico con nada ni con nadie. No sé si alguna vez lo he hecho, pero ahora mismo desde luego que no estoy en ese punto. Me negaron el argumento, me dijeron que sí tomo partido. Lógicamente, ahí les di la razón, pero el matiz está en las razones. No tomo partido por afinidad. Tomo partido por rechazo al otro. No soy socialista, aunque vote socialista. Tampoco soy comunista. Ni mucho menos conservador o progresista. Ni soy monárquico ni republicano. No tengo identificación política alguna porque nada ni nadie es capaz de moverme a tener esa identificación plena con unas ideas, un grupo o, siquiera, un personaje de este mundo. Estoy en crisis política.
Y en esto que sale la encuenta del CIS y me doy cuenta, parcialmente, de que no estoy solo. La confianza en los políticos está por los suelos, pero los interesados no van a darle importancia porque ya tienen su silla y el objetivo es mantenerla por el mayor espacio de tiempo. Nada más. Me parece de lo más razonable que el PSOE pierda apoyo electoral. Por muchas razones. Hablan de la crisis económica. Será eso. Me parece de lo más extraño que el PP no lo pierda. Y aquí es donde sí tomo partido porque no doy crédito a lo que pasa. No hay límite para la corrupción política, que a estos no les afecta lo más mínimo en las encuestas. No hay límite para la inacción, y poco importa saltarse lo que se exige a los demás o lo que tienen por escrito para exigir a los suyos. No hay límite para escuchar lecciones morales a los demás pero nunca para uno mismo. Y no lo entiendo. De verdad que no lo entiendo.
Entiendo perfectamente que la ministra peor valorada sea la de Cultura. Solía pensar que ese puesto lo ocupaba normalmente el miembro del Consejo de Ministros menos conocido, pero con ella se rompe la norma, porque la ministra de Cultura se ha dado a conocer precisamente donde mayor difusión encuentran las críticas: Internet. Entiendo que todos los ministros suspendan (bueno, en realidad no; sigo pensando que Rubalcaba es el mejor con diferencia y no hay más que mirar los logros en sus competencias, empezando por la lucha antiterrorista, para ser algo más indulgentes con él). Entiendo que suspendan todos los líderes de los partidos, porque no hay liderazgos de ninguna clase, no hay nombres que vayan a perdurar en los libros de Historia más que por el cargo que ocupan, ni tampoco hay alternativas a lo que hay.
Pero hay algo que no entiendo y que no conseguiré entender nunca. Lo que no entiendo es que los españoles vayan a colocar como presidente del Gobierno a alguien en quien no confían lo más mínimo. Si la crisis económica no se soluciona antes de las elecciones generales previstas para 2012, lo previsible es que haya cambio en La Moncloa. Más vale que nos vayamos haciendo a la idea, por si acaso. Y entonces España tendrá como presidente del Gobierno a alguien en quien no confía nadie, ni siquiera quienes le van a votar ni quienes le han votado en anteriores ocasiones. Eso lo dicen las encuestas, no yo. España tendrá como presidente a un político que para solucionar los problemas de su partido todo lo que ha hecho es esperar a que se calle quien los denunciaba. Huídas hacia adelante. Nada más. Y mucha lección de dignidad y ética a los demás, claro. Pero cuando toca hablar de lo mío, entonces no respondo preguntas. Madera de presidente, desde luego. Eso sí lo digo yo. Lo último con ironía, claro.
¿Esto es todo lo que puede ofrecernos la política? ¿Escándalos de corrupción más o menos publicitados y creídos según quién los protagonice? ¿Líderes en los que no confía nadie? ¿Titulares vacíos de contenido? ¿Nula capacidad de gestión? ¿Oportunismo político para ofrecer reformas sobre casos concretos pero nunca con un modelo serio y sosegado? ¿Doble rasero para todo? ¿Unos medios de comunicación que han desistido de la labor de vigilar al poder para dedicarse a vigilar sólo al contrario... y a veces ni eso? ¿El deseo de mantenerse en la silla por encima de los problemas de los ciudadanos? ¿Aprovecharse de la posición política para conseguir, en el extremo más indigno dinero ilegal y en el más liviano pero igualmente grave (aunque nadie lo diga) viajes a Francia para ver el final del Tour con la excusa más peregrina? Si está viva la política, que hable. Que hable ya o no sé si va a quedar alguien para escuchar...
10 comentarios:
La desafección política parece que va en aumento. La pregunta que me surge es si la política se concibe como un instrumento para el bienestar particular (individual o grupal) o se sigue creyendo que es un instrumento para garantizar la mayor dosis de bienestar colectivo (que quiénes conoces y de quiénes no, pero comparten un espacio y algo más contigo).
Es una utopía creer en la existencia del político vocacional? Eso partiendo del hecho que, haga lo que haga, siempre habrá una minoría de individuos perjudicados por algo. ¿será que solo los beneficiados se ven motivados a participar políticamente?. ¿Sérá el lucro el motor, no solo de la economía, sino también de la política?. Muchas veces se ha dicho que nos falta algo de cultura política participativa, pero... es realmente eso lo que desea la mayoría de la gente (fuera del Velo de la Ignorancia, claro)?
Sí, la verdad es que nos acogemos al sistema con amargura y desazón. El argument osiempre es: "Es lo que hay", "Voto a este porque no me gusta el otro"
Yo creía que votar era una obligación del ciudadano, un derecho que debíamos ejercer.
Pero ahora me pregunto, ¿qué pasaría si nadie votase? Digo nadie.
Me parece una denuncia mas que justificada y una forma muy clara de hacerla. Estoy de acuerdo en todo contigo y cada vez más desilusionada.
El Poder, creo que pronto voy a hablar de él, es algo que no entendemos los que no lo tenemos, pero debe de ser algo que corrompe ya que no se libra nadie o casi nadie, por eso de que la excepción confirma la regla.
Mi decepción es cada vez mayor también por la ineptitud. Un beso Lola
Ciertamente tendría coña que "el pueblo" eligiese para gobernarlos a la peor oposición de la historia. En cuanto a los políticos en general... No sé, yo les haría pasar unas oposiciones con los siguientes requisitos obligatorios: tener una carrera universitaria y no estar fichado por la policía. A los votantes también les haría pasar unas oposiciones. Requisito: saber hacer la o con un canuto.
Me da igual que el presidente se llame Zapatero que se llame Rajoy, todos son completamente iguales, y mi desazón política es grave porque hubo un tiempo en que yo defendía a los políticos y al sistema democrático hasta la muerte, de eso ya hace mucho claro.
creo que el desencanto viene por este sistema bipartidista que nos montamos nosotros solitos
hay mucha gente que no sabe la cantidad de partidos a los que se les puede dar una oportunidad
P.D. yo sí me decanto, soy de izquierdas (que no del PSOE) y soy republicana
besitos
Te habrás quedado agusto si señor,la verdad que tienes mucha razón en lo que dices....Porque todo en esta vida tiende al cambio y claro,el cambio como en todos los sitios puede ser bueno o malo,y eso es lo que a la gente le tiene que importar,Si es malo no habrán echo nada y esto seguirá igual y si es bueno pues será un cambio ni más ni menos...Esto es asi y no hay mas que hacer...
Un saludo
Las oposicones para votantes y votados no serían una mala idea. Desde mi punto de vista, la política en sentido estricto hace mucho tiempo que dejó de existir. Lo que tenemos es un sucedaneo. ¡Y lo peor es que nos conformamos con ello1
Pues sí querido, es así de lamentable pero en este país no hay conciencia política de ninguna clase. Y lo de la corrupción debe ser algo que se hereda con los cargos. Respecto a lo primero te diré que trabajando durante mucho tiempo con estudiantes de posgrados latinoamericanos y comparándolos con los autóctonos, me pareció que había un abismo cultural entre ambos. Las preocupaciones, obsesiones y conciencia social que se desgranaba de sus trabajos de ficción creativa estaban a años luz, probablemente porque aquellos que han vivido ( como lo hicieron nuestros abuelos) situaciones tan comprometidas con su universo vital, han desarrollado esa conciencia que aquí no tenemos los que crecimos en la sociedad del bienestar.
Me pregunto también, como hace Carlos Esteve unas líneas más arriba, qué pasaría si NADIE ejerciera su derecho al voto: la desidia total!!
Mi memoria es visual y sufre constantemente de lagunas pero, no se´si fue en el momento en que accedía al poder Felipe González ( puede que me equivoque de plano en el año) o quien sea, que al día siguiente se murió Lola Flores y toda la programación televisiva se volcó en programar homenajes dejando los resultados finales de las elecciones para 72 horas más tarde. No le quito mérito a la Flores pero me parece demostrativo de cómo es este país, y es obvio que mientras nos dejen vivir en paz, la política nos importa un huevo.
Terrible pero cierto.
Un abrazo. Magnífico post
Bebita, ya sabes que te entiendo... pero yo todavía me rebelo. A pesar de recibir decepción tras decepción.
Reverendo, cuántas preguntas y qué difícil respuesta tienen todas. La política de hoy en día me lleva a las respuestas más pesimistas.
Carlos Esteve, pues lo mismo es la catarsis que necesita el sistema...
Lola, estoy deseando leer tu reflexión sobre el tema. Asusta pensar que algo así puede corromper tanto y a tantos.
Petrarca, ¿dónde hay que firmar para que esas dos oposiciones sean una realidad...?
Arual, te entiendo perfectamente. Lo que dices tú, y lo que decía más arriba Bebita es lo que debiera hacer pensar a nuestros políticos. Pero es como si no importáramos. Perdón, omite el "es como si".
Muchacha, puede que tengas razón, pero aunque tuvieramos un bipartidismo real tendría que haber un resquicio a la lógica. Aquí no lo hay y parece que nunca lo habrá.
M@r@, no te creas, me desahogo, pero la realidad termina por destrozar toda satisfacción que pueda ofrecer el gritar tan alto como puedas todo lo negativo que uno ve...
S. Dedalus, ya lo creo que nos conformamos. Y, sí, es triste. Muy triste.
Jo Grass, soy tan crítico con el periodismo como con la política, ya lo comprobarás... A mí también me da mucha pena esa falta de conciencia política, porque la gente no quiere o no termina de entender que todo es política. Todo aquello de lo que se quejan, tiene solución en la política... si la política fuera lo que tiene que ser y lo que los ciudadanos tenemos el derecho de hacer que sea.
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