Mario Benedetti, La vecina orilla (Con y son nostalgia)
Todavía le ando dando vueltas a esa sorprendente y maravillosa apelación al lector en la mitad de este párrafo, perteneciente a un pequeño relato de Benedetti. "¿Quiénes son ustedes?", dice. El protagonista y narrador de la historia es un joven que ha pasado por la cárcel y que ahora intenta sobrevivir en Buenos Aires. Y se pregunta quién está leyendo lo que él está escribiendo a modo de diario. "¿Quiénes son ustedes?". Esa pregunta, aparentemente perdida en el relato, dice mucho. Implica que no sabe quién va a leer lo que está escribiendo, y eso obliga a realizar un importante ejercicio de imaginación para saber si ese desconocimiento le permite abrirse y ser más sincero o, por el contrario, encerrarse y pretender dar una apariencia más amable.
Supongo que todo el que escribe se pregunta quién puede leer las palabras que salen de su cabeza. Supongo que le pasará a los escritores de fama mundial y también a quienes, como yo, empleamos parte de nuestro tiempo en colgar nuestros pensamientos, de forma mucho más modesta, en algún rinconcito de Internet como éste. Escribir de forma pública tiene ese componente de misterio, porque lo que uno escribe, una vez se aleja del autor, puede acabar en manos (o ante miradas) muy diversas. Algunas de ellas las conoces, pero otras muchas no. Y ese desconocimiento puede conllevar sorpresas, porque al otro lado puede haber gente que jamás imaginarías que dedica su tiempo en leer las palabras que uno junta para que sean leídas por quien quiera hacerlo.
Reconozco que más de una vez le he dado vueltas a este tema. Y si Bendetti camufla su inquietud en el parlamento de uno de sus personajes, yo me pregunto abiertamente quiénes sois vosotros. Y no sólo eso. También me pregunto qué motivos os llevan a deteneros en este rincón o ante cualquier cosa que haya escrito alguna vez en mi vida. En algunos casos, supongo que una minoría de ellos, conozco la respuesta a mis preguntas. O la imagino, que muchas veces la realidad cambia por completo lo que creemos saber. Pero en otros muchos no tengo idea de quiénes sois y qué puedo ofreceros. Quizá eso sea parte del encanto de escribir.
8 comentarios:
Supongo que soy de las que no hace falta que diga por qué entran al blog.
¿Se escribe para los lectores? ¿Se escribe por necesidad? ¿Se escribe por vocación?
Siempre pienso que el motor de escribir es el placer y la diversión que uno pueda sentir. Los lectores son un regalo. Tenía previsto hacer una entrada sobre el tema y tal vez, por tu culpa o gracias a ti, la adelantaré.
Yo soy de los que entran en este blog porque me gusta leerte y porque me caes bien. No nos ponemos cara, pero eso es lo de menos.
Si nos leemos es porque hay mucho de yo en el ustedes y mucho de ustedes en el yo. Uno reconoce a los demás en lo que se conoce y les habla en su mismo lenguaje. Ese paréntesis más que paréntesis a mí me parece un guiño. ;)
Yo me paseo por aquí con frecuencia porque disfruto con ello, simplemente!
¿Que quién soy? Sólo puedo decirte que no soy un perro... :-)
Supongo que, como dice Petrarca, uno lee lo que otros escriben porque se identifica con ellos, esté o no de acuerdo, porque comparten cosas a pesar de ser desconocidos. Y a veces, precisamente porque no se conocen; en mi caso, sin ir más lejos, sólo dos o tres de mis amigos me leen, y eso sí, sin comentar ni una sola vez...
En el caso de tu(s) blog(s), lo(s) leo porque me interesan los asuntos que tratas y lo que tienes que decir acerca de ellos. Y con el paso del tiempo, creo que he llegado a hacerme una idea de cómo eres a través de tus textos. Sólo te diré que cuando escucho hablar de Star Wars, John Williams o la Real Sociedad pienso en ti :P
La duda que planteas en la frase "si ese desconocimiento le permite abrirse y ser más sincero o, por el contrario, encerrarse y pretender dar una apariencia más amable", me parece acertadísima y en mi caso es una duda que me planteo a veces...si limitarme o por el contrario soltar todo lo que tengo en la cabeza.
Considero que se escribe para si mismo aunque es un placer ver que te leen, y creo que se lee, como dice Petrarca, porque te reconoces en las frases de los demás.
Es curioso pero hablaba de esto mismo con alguien hace bien poco. Ocurrió durante la pasada feria del libro y mi interlocutor era un escritor conocido mío que estaba firmando ejemplares de sus obras en una de las casetas. En realidad yo no supe que era conocido mío hasta bastante después de cruzar la primera palabra con él. Tras echarle una rápida ojeada a los libros que tenía expuestos, comenzamos de inmediato la típica charla que se suele entablar entre autor y lector durante una firma de libros. De repente va y me dice "Yo a ti te conozco, tu estudiaste en X, verdad? A partir de ese momento, el sentido de la conversación dio un giro de 360º. Le compré un libro, claro, con la promesa de comprarle el resto si la lectura me enganchaba, al final casi nos vamos de vinos. Yo creo que para un escritor debe ser muy gratificante saber quiénes son sus lectores, aunque sea en un tanto por ciento muy reducido. Pienso que cada uno escribe para si mismo, para explicarse el mundo, aunque puede parecer paradójico que al tiempo el objeto último de la escritura sea compartir ese explicarse el mundo con los demás.
S.Dedalus, claro que no, y un placer volver a verte cada vez...
Impenitente, creo que tienes razón, el lector es siempre un regalo. El sentimiento es mutuo. Ya tengo ganas de ver esa entrada...
Petrarca, siempre he pensado que la empatía es esencial en cualquier tipo de comunicación humana, así que...
Arual, y eso no es poco precisamente. Gracias.
C.C.Buxter, me vas a permitir la cursilería, pero tu final es una de las cosas más bonitas que me han escrito en este blog, de verdad.
Simone, yo no acabo de tener claro si escribo para mí o para los demás. En el fondo, tiendo a creer más en lo segundo, pero no sé, no sé...
Dexter, es justo esa paradoja lo que está en el fondo de lo que le decía a Simone. Qué bonita anécdota, sí señor.
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