
El debut del héroe fue en el lejanísimo mes de mayo de 1939. Batman apareció por primera vez en el número 27 de una colección llamada Detective Comics que, poco tiempo después, ya estaba dedicada en exclusiva al héroe de Gotham City. No voy a aburriros contándoos la larga y apasionante historia de Batman (ya la he escrito aquí, centrándome sólo en sus aventuras y desventuras en las viñetas, excluyendo sus apariciones en cine y televisión), pero sí tengo que aprovechar ese aniversario para dejar constancia de mi profunda admiración hacia Bob Kane, creador del mito junto a un puñado de guionistas y dibujantes como Bill Finger o Jerry Robinson. Hacia Neal Adams, el hombre que mejor ha sabido dibujar a Batman. Hacia Denny O'Neil, guionista y editor, quizá el profesional que mejor comprendió lo que significa este héroe. Hacia Frank Miller, por reinventar el personaje en las dos historias más imprescindibles, Año Uno y El regreso del Señor de la Noche. O hacia Bruce Timm y Paul Dini, los genios que crearon en forma de dibujos animados la versión más apasionante del héroe.
Batman significa muchas cosas. Para empezar, es el primer superhéroe humano, el primero que construye su identidad heroíca en base a una misión y no por contar con superpoderes que le dan ventaja con respecto a los malos. Siendo un crío, Bruce Wayne vio cómo un criminal asesinaba a sus padres, y esa tragedia le llevó a jurar que convertiría su vida en una lucha contra la injusticia, con el ingenuo y utópico objetivo de que nunca más se produjera un suceso así. Si Superman era la luz, Batman era la oscuridad. Las sombras de una ciudad imaginaria, Gotham City, su mejor aliado. La batseñal en el cielo recordaría a los criminales que alguien les está vigilando. El miedo de los villanos, cobardes y supersticiosos, la mejor arma de Batman. Ya sé que es el argumento que utilizan todos los defensores de Batman, pero es cierto: bajo determinadas circunstancias, todos podríamos ser Batman. Jamás llegaremos del planeta Krypton o seremos mordidos por una araña radioactiva, pero sí podremos llegar al límite nuestro cuerpo y nuestra mente para luchar contra los malos.
Han sido muchos años de historias. Y todas son Batman. No dejéis que nadie os engañe, pero sí que os explique el contexto en que nace cada una de las versiones. Renegad de quien os diga que el Batman de la serie de televisión de los años 60 (el de las onomatopeyas en pantalla) no es Batman. Claro que lo es. Es una versión muy particular, pero es Batman. Como el de Tim Burton o el de Christopher Nolan. Como el de la maravillosa e inigualable serie de animación de los años 90. Como el del cómic de los años 50 que se enfrentaba a alienígenas y seres de otras dimensiones. O como el Batman oscuro y detectivesco que creó Bob Kane, que se recuperó en los 70 y que se convirtió el leyenda en los 80 gracias a Frank Miller. Como todos. Porque todos usan un universo especial, una Gotham fantástica, una galería de villanos inigualable en todo el mundo de ficción (Joker, Catwoman, Ra's Al Ghul, Pingüino, Espantapájaros Enigma, Bane...), unos aliados humanos y admirables (Robin, Batgirl, el comisario Gordon, Alfred el mayordomo...) y un mundo mítico que es una leyenda en la ficción del siglo XX. Porque esa es la riqueza de un personaje inmortal.

1 comentario:
Bebita, que sepas que en el fondo me das envidia. Tienes todo un mundo por descubrir, y espero que algún día lo hagas. Yo encantado de recomendar a una bebita tan especial por dónde empezar...
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