martes, agosto 21, 2012

Se hace camino al andar

Me gusta caminar. Viviendo en una gran ciudad, capital del reino que dirían algunos, lo de caminar es algo que casi parece raro, bizarro y rocambolesco, pero me gusta. Si el trayecto es de hasta una hora a pie y dispongo del tiempo necesario para hacerlo, me calzo mis deportivas y ando, sin pensármelo dos veces. Siempre he creído que andar es muy saludable. Constituye, de hecho, un elevadísimo porcentaje (nótese el sutil eufemismo) del ejercicio que hago cada semana. Y lo hago con gusto, me sienta bien.

A la hora de andar, suelo toparme con un problema, y es que cada vez resulta más difícil encontrar gente dispuesta a ir a los sitios andando. Sacarse el carnet de conducir y disponer de coche tiene un efecto maquiavélico que todo conductor niega vehementemente a priori y que después cumple a rajatabla muy a su pesar: si tienes coche, ya no andas. Incluso los trayectos cortos los hacen con el volante entre las manos y los pies en los pedales. Andar es, para ellos, una pérdida de tiempo, porque con el coche en cinco minutos se llega a cualquier sitio.

Menos mal que nuestros concienciados gobiernos no dejan de pensar en nosotros y trabajar para mejorar nuestros hábitos. ¿Que usamos mucho el coche? Pues subimos la gasolina y listo. Les decimos a los consumidores que ha subido el petróleo, que, total, nadie se fija en esas cosas, y la cosa cuela. Cuando baja el petróleo, la gasolina no lo hace, pero qué más da, si alguien lo preguntara les soltamos alguna cortina de humo y listo. Para que no usen tanto el coche luego les decimos que utilicen el transporte público. Que si está muy bien, que si contaminamos menos, que si es barato...

Una vez que ya tenemos convencido al personal de que el transporte público es bueno, bonito y barato, una vez que presumimos de tener la mejor red de comunicaciones del mundo, entonces subimos el precio. Así, a pelo y sin anestesia. Habrá quien se pregunte por qué, si cada vez lo utilizaba más gente y, por tanto, tendría que ser más rentable, pero no es cuestión de ser quisquillosos. Se sube para mantener la calidad del servicio. Sí, siempre hay algún alborotador, sobre todo algún socialista de esos, pero en general la gente traga porque la decisión la toma gente muy, muy, muy capaz y preparada.

El siguiente paso es evidente. Recortar prestaciones. Que si menor frecuencia de paso de los autobuses, que si cierra antes el Metro, que si las escaleras mecánicas dejan de funcionar sospechosamente... Es decir, que ahora pagamos más recibiendo un peor servicio. ¿Que nos queda después de eso? Volver a subir el precio, por supuesto. ¿Y cuál es la jugada maestra? Esconder la subida en la decisión de otro responsable político. Que el Gobierno central sube el IVA, pues yo me apunto el carro y lo subo todo. Incluyendo el transporte que acabo de subir ya por mi cuenta.

Si no fuera por el inmenso desprecio que siento hacia su trabajo político allá por donde haya pasado, casi podría pensar que la excelsa presidenta de la Comunidad de Madrid es mucho más inteligente que lo que su guiñol y Caiga quien caiga nos hicieron pensar durante años... Porque ahí está, ahí está viendo pasar el tiempo y no es precisamente la Puerta de Alcalá... Yo le tengo que agradecer que me anime en mi propósito de hacer camino al andar. Porque cada vez voy a andar más y a pagar menos abonos, menos metrobuses y menos billetes de transporte. Cada vez menos. Hasta que me acabe yendo andando a Alcobendas o a Getafe. Tiempo al tiempo...

6 comentarios:

Lolitas power dijo...

A mí me encantaría caminar así en México, pero las distancias son tan largas, en ciertos lugares peligroso (porque una mujer sola que camina con cara de felicidad levanta sospechs), o no hay banquetas apropiadas... es muy triste. Sobre todo porque yo también podría andar y andar y hacer camino

Tequila dijo...

A mí me gusta andar cuando llueve. Oler la tierra mojada, y estar empapada es algo de lo que disfruto cuando tengo ocasión!!

Juan Rodríguez Millán dijo...

Lolitas Power, pues no sabes cuánto siento que no puedas. Es, efectivamente, muy triste. Pero ánimo, que se hace camino de muchas maneras.

C. a mí me parece una vergüenza lo del transporte en Madrid, pero parece que sí lo dices eres un antisistema, socialista, rojo y peligroso, así que toca tragar con las bondades de la mayoría absoluta. Pero protestando un poco por lo menos.

Tequila, Limón y Sal, bienvenida, creo que es la primera vez que comentas, ¿verdad? Es bonito, pero cuidado con los resfriados...

El Impenitente dijo...

También soy de andar. De hecho de lo poco que me traje de Madrid fue la noción de distancia: todo lo que está a menos de media hora andando está cerca, y lo que está a menos de un cuarto de hora, al lado. Y, aparte del placer de caminar, el no depender de nada ni de nadie más que de ti mismo.

Juan Rodríguez Millán dijo...

Impenitente, yo me empecé a asustar cuando un recorrido de diez minutos me decían de hacerlo en coche. Me impresionó, lo reconozco...

Camila dijo...

Yo también disfruto mucho de salir a caminar por mi barrio, y en general cuando me voy a una ciudad de vacaciones, me gusta conseguir un Alojamiento ubicado en el centro y en una zona segura, ya que suelo hacer grandes recorridos a pie, y por eso trato de conseguir buenas ubicaciones de hospedajes