Aumiendo la crisis como un factor ya inevitable de nuestra vida cotidiana (aunque yo me sigo resistiendo ante las muchas señales de que no somos todos los que estamos en crisis), tengo que reconocer que mi opinión sobre ciertos temas, sobre algunas de las medidas adoptadas para paliar los efectos de esta crisis, es impopular. Por ejemplo, cuando se anunció la bajada de sueldo a los funcionarios, y siempre bajo la condición de que era inevitable (¿lo era?), yo estaba de acuerdo. ¿Por qué? Porque entiendo que quienes más tienen, aunque sólo sea seguridad, son los que tienen que ayudar a los que menos tienen. En este caso se supone, siempre en ese mundo ideal que sólo existe en mi imaginación, que ahorrar dinero en los salarios que pagan las administraciones redundará en la protección de quienes tienen poco o nada y se aumentarán las coberturas sociales. En un mundo ideal, ya digo, pero la medida me parece correcta. ¿Dónde está el problema? En que el sacrificio lo hacen unos pocos. Los de siempre. Los más pobres. O, dicho de otra manera, no lo hacen unos pocos. Los de siempre. Es decir, los políticos. No son los más ricos, pero como si lo fueran.
Sangrante, muy sangrante, es el caso de los dos ex presidentes del Gobierno más recientes. El pasado mes de diciembre se anunció que Felipe González fichaba por Gas Natural y que cobraría 126.500 euros anuales por desempeñar una labor de consejero independiente. Un mes después, el anuncio cambiaba el nombre del ex jefe del Ejecutivo y el de la empresa. José María Aznar fichaba por Endesa cobrando aún más, 200.000 euros anuales. Sin entrar en el debate de fondo (el de qué puede o qué debe hacer un ex presidente cuando deja su cargo), lo asombroso de este asunto es que cada uno de ellos cobra, al mismo tiempo que éste y otros salarios, 80.000 euros brutos anuales que salen directamente de los Presupuestos Generales del Estado. Vamos, que se los pagamos entre todos. Es una pensión vitalicia que supera en unos 2.000 euros mensuales el sueldo que percibe el actual presidente del Gobierno. Y estoy totalmente de acuerdo (sé que muchos no lo estarán, de ahí que ya dijera un poco más arriba que puedo tener opiniones impopulares sobre estos asuntos) en que el Estado garantice la jubilación de un ex presidente del Gobierno, creo que se lo gana (o tendría que ganárselo, vaya) con su dedicación a la función pública durante esos años.
Pero, si a unos se les exigen sacrificios, ¿por qué otros no los hacen? 80.000 euros al año no solventan una crisis económica mundial, ni siquiera nacional, pero me parece inmoral, indigno y absurdo que estemos entregando un dinero público a personas que no lo necesitan. ¿Que el día de mañana nadie quiere a González o Aznar como asesores, conferenciantes, escritores de libros o simples floreros? Ahí está el Estado y esa pensión vitalicia. Pero si tienen tan descomunales ingresos, es como poco una tomadura de pelo que se lucren de un dinero que no llega para atender a todos los que lo necesitan. Estas pensiones las regula una ley de 1983 que el Gobierno no quiere cambiar. Ya lo ha dicho. Algunos grupos minoritarios ya han pedido esa reforma. Pero no basta. Como en toda reforma política de calado que afecte al funcionamiento de los órganos de poder y representación, es necesario el acuerdo entre PSOE y PP. Podéis quitaros de la cabeza esa posiblidad porque no va a suceder. La inmoralidad continuará porque siempre beneficiará a quien ha ostentado el poder, quien lo ostenta y quien lo ostentará en estos dos grandes partidos. Zapatero no lo cambiará porque es el próximo. Rajoy, si acaba ganando las elecciones, tampoco. Y así hasta el infinito.
No es el único caso sangrante, claro, porque cada político parece cargar con un pecado diferente. Esta semana, el Senado ha inaugurado su sistema de traducción a las lenguas cooficiales. Esto quiere decir que cualquier senador podrá hablar en catalán, euskera, gallego o valenciano y todos sus compañeros de hemiciclo podrán escuchar una traducción simultánea. Soy un firme defensor de los idiomas. Creo que enriquecen mucho. Me encanta escuchar a la gente hablar en el idioma que le sea propio. Pero los 400 aparatos de traducción con auriculares que ha comprado el Senado costaron 4.500 euros. Mantenerlo en funcionamiento, costará 350.000 euros anuales. Cada pleno sale a unos 12.000 euros. Todo eso soluciona un problema creado artificialmente porque todos tenemos una lengua común en la que podemos entendernos. Los partidos regionalistas y nacionalistas, los mismos que censuran la pensión vitalicia de González y Aznar, y según una frase aparecida en algunos medios de comunicación, entienden que eso no tiene importancia porque "los derechos no tienen precio". Ojalá fueron los derechos de todos los que no tuvieran precio.
La política ya nos tiene demasiado acostumbrados a ver que ellos, los políticos, siempre tienen más derechos que los demás. Y luego dirán que por qué la gente se desengaña de la política, por qué no vota, por qué les insulta... Las cosas no siempre tienen una justificación, pero lo que siempre tienen es una causa. Lo malo es cuando no se quiere buscar esa causa, ahí es donde están los problemas...
7 comentarios:
Que gran razón tienes en todo lo que expones en tu post. No te quito ni un punto ni una coma.
Debian de ser los Ex los que renunciaran a sus emolumentos públicos y no ser unos chorizos. En cuanto al Senado, hoy leo en El Mundo que nos cuesta 560.000 euros al año la bromita. De verdad que parece que no tienen la cabeza en su sitio. Un abrazo Lola
¿Realmente los políticos se dedican a la política por España o por sus propios intereses? visto lo visto la respuesta creo que es más bien la segunda opción. Lo de los ex.presidentes y sus múltiples ingresazos es sangrante pero no del todo sorprendente. Así son las cosas. Y si toca salir a la palestra con cara de circunstancias pues salen y ya está. Que a todos les sabe muy mal que haya personas perdiendo sus casas, familias sin un mísero sueldo pero eso no implica que dejen de ser ambiciosos y quieran más. Quitan los 426 eur., a familias que lo están pasando muy mal, y se gastan lo que se gastan en los traductores esos... pues alé, que les aproveche. Una muestra más de la hipocresía de la política.
Besos.
Vergüenza me da todo esto, vergüenza, y ya lo de los traductores simultáneos del Senado en plena crisis me parece hasta ridículo.
Pues a mí me indigna profundamente todo esto, no solo me indigna. ¡pedazo de chorizos! Y solo nos faltaba la traducción simultánea. Cada día veo más clara la opción de largarme a un rincón remoto del planeta a plantar alcachofas o lo que crezca!
Lo has explicado muy bien! No ´se dçonde leí que a estos dos Ex les pagaban unos 100.000 por conferencia en universidades americanas!!
¿Para qué sirve el Senado? ¿Y cuánto cuesta? ¿Y las diputaciones?
Estoy convencido que cualquier persona que haya trabajado en la empresa privada acostumbrado y con mentalidad de optimizar costes cogería los Presupuestos Generales y ahorraría un porcentaje elevadísimo sin menoscabar prestaciones sociales ni gastos necesarios. Pero convencido. Los que han vivido y vivirán siempre de la política desconocen que existe otra realidad. Cuando alguien ajeno (como Pizarro) entra dura un segundo. O menos.
Yo tengo una opinión aún más impopular: que los políticos mantengan sus sueldos anteriores al desempeño de esos cargos públicos. ¿Por qué? Porque matamos dos pájaros de un tiro: lo que tú comentas de los sueldos desorbitados y la dedicación. Si voy a mantener mi sueldo de mierda de mil euros ya, meterme en política será una cuestión de vocación, no algo que se utilice para poner el cazo.
Lola, muchas gracias. Y sí, yo creo que la iniciativa tendría que salir de la gente que no lo necesita. Pero vivimos en un mundo egoísta en grado smo.
Claire, esa es la duda que legitiman informaciones como ésta. A mí tampoco me ha sorprendido, la verdad, pero si no lo decimos, las cosas no podrán cambiar nunca.
Arual, es que es eso, ridículo. Es aumentar gasto por un absurdo orgullo que no sé ni cómo calificar, cuando se podría ahorrar sin problemas. Pero con decir que no entendemos las nacionalidades por lo visto vamos servidos...
Jo, es que el robo legal es de lo más indignante que nos puede servir la política. No te vayas tan lejos, que me da que te vas a encontrar más de lo mismo casi en cualquier sitio...
Impenitente, pues servir servirían si se hicieran bien. Pero quienes mandan prefieren que sólo sean sillas a ocupar, sueldos a cobrar e intereses a mantener. Estoy tan convencido como tú.
Trilce, pues será impopular, pero no te imaginas las ganas que me dan de sumarme a tu opinión... Radical, sí, pero empiezo a pensar que sin opiniones radicales (y si fueran hechos, no te digo nada), no vamos a solucionar nada.
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