Desfile de la fiesta nacional y los ya típicos abucheos al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero (sí, sigue siendo él). Es deporte nacional lo de insultar al político rival a la mínima ocasión, así que tampoco cabe sorprenderse. Me confieso cansado de tener que criticar a Zapatero para dejar claro que no estoy de acuerdo con él en algunas cosas, o que no soy su agente de prensa (no, sigo sin serlo ni lo seré), así que me vais a perdonar que esta vez me salte esa parte. Quien esté más cerca de los extremos igual interpreta lo que escribo como una enconada defensa de la política económica, social, y hasta deportiva del actual presidente del Gobierno. No lo es, pero ya no insistiré en ello. A lo que iba, que pierdo el hilo. Lo que yo quería decir es que no termino de entender que se utilicen actos de esta naturaleza para dar rienda suelta a la ira política que uno lleva dentro.
Es decir, se trata de la fiesta nacional (recalco lo de fiesta, aunque igual algunos celebran fiestas con insultos y cabreos, no sé), luego el objetivo es celebrar una identidad común en torno a una bandera y unos símbolos. El símbolo que se pasea año tras año por el madrileño Paseo de la Castellana es el Ejército. Yo no me siento nacionalista (de ningún nacionalismo), así que no es algo que me llene de furor, pero entiendo que haya gente que sí lo sienta. La libertad va sobre esto, vaya. Sin duda, uno de los momentos señalados de este desfile es el homenaje a los caídos. No se puede decir que que los que quisieron abuchear a Zapatero escogieran este momento para hacerlo, porque se hicieron notar en muchos otros momentos, pero ahí también se les escuchó. A mí me parece una absoluta falta de respeto y un signo de muy mala educación. Sobradas son las intervenciones públicas de Zapatero en las que es él el centro de atención. Ahí los silbidos serían más entendibles y razonables. En un homenaje como el del 12 de octubre, para mí no lo son.
Lo curioso siempre es comprobar las reacciones de unos y de otros cuando acontecen estas cosas. Más que nada por tener claro de qué pie cojea cada uno, que al fin y al cabo es la lección más importante que siempre dejan estos episodios. Hoy en día es muy fácil insultar a Zapatero, sí (¿lo ha sido siempre?). Quizá incluso hasta merecido, ¿por qué no? Ni que hubiera límites en la crítica política, ¿verdad? La respuesta de Zapatero fue estoica. Incluso comprensiva con quienes le abuchearon. No está de más recordar lo que hizo el anterior presidente del Gobierno cuando fue abucheado en un acto que poco tenía que ver con un homenaje nacional. Lo que hizo fue una peineta a quienes le insultaron. No me gustó que trataran de reventar un acto de Aznar, como tampoco me gustó lo del desfile. La conclusión de todo esto viene a ser que también se puede abuchear y criticar sin necesidad de alterar el orden público o faltar al respeto al auténtico protagonista que debiera ser de unidad, por mucha razón que se pueda tener (y que se puede perder fácilmente cuando se equivocan las formas).
Entramos ahora en las valoraciones políticas. Sin palabras me he quedado al leer un fragmento de la información que publica El País sobre lo acontecido en el desfile, que reproduzco en dos partes. "El PP guardó silencio. Ni su presidente, Mariano Rajoy, ni su portavoz parlamentaria, Soraya Sáenz de Santamaría, presentes en el acto, criticaron en público a los alborotadores". Pensaréis que, claro, son del PP y cómo van a criticar algo que les viene bien para arañar otro puñado de votos. Alberto Ruiz-Gallardón lo hizo hace un año. Hoy la cosa cambia. Zapatero "se lo merece", ha dicho Vicente Martínez Pujalte. "Los políticos tenemos que respetar la libertad de expresión de los ciudadanos, aunque hay algunos como los socialistas (nota mía: como Aznar, por lo visto) que la respetan siempre que no suponga demostrar un descontento con el Gobierno", dice Francisco Granados. "En otros sitios hay abucheos, mientras que aquí ha habido aplausos", sentencia María Dolores de Cospedal en otro acto. Pues eso.
Segunda parte. "Y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, pareció incluso justificar su conducta cuando subaryó que Defensa había dispuesto menos tribunas para el público y más alejadas de las autoridades para evitar abucheos a Zapatero. La esposa del presidente cántabro, Miguel Ángel Revilla, relató que, cuando ella se quejó en voz alta por los abucheos, Aguirre le respondió: 'Pero si a ti no te va a pasar nada. Es libertad de expresión'". Aguirre dijo hoy que no tenía "ni idea" de a qué se refería. Revilla lo ha explicado con más detalle por si acaso. En cualquier caso, Aguirre bien sabe de qué va esto de los abucheos y también, cómo no, lo de la libertad de expresión. Cuando es ella la abucheada, responde con sonrisa cínica, con enfrentamientos directo y con movimientos en los despachos. Lo podéis leer aquí. Sí, mamporreros hay en todos los partidos. Pero los abucheos de unos y los abucheos de otros no encuentran la misma respuesta en uno y otro partido.
Ahora me venía a la memoria otro abucheo singular, el que padeció el Rey (con el silencio censor y culpable de TVE) en la final de la Copa del Rey que enfrentó hace año y medio a Barcelona y Athletic de Bilbao. Entonces, Mariano Rajoy le quitó importancia al hecho y dijo que "a veces la noticia son unos pocos y efectivamente fueron unos pocos". Jaime Mayor Oreja dijo que le producía "una enorme pena y tristeza". Y sentenciaba con algo con lo que, pese a todo, tengo que estar de acuerdo. "Aunque sea fútbol, no deberíamos no darle importancia a lo de ayer. Es un síntoma (...). No hay que dramatizarlo, pero es evidente que no hay que despreciarlo". Evidentemente. Si la gente protesta, hay que saber por qué. Pero que la protesta de la gente esté justificada no impide que se pueda decir de esa misma protesta que se ha llevado a cabo en un entorno en el que no encaja y, por tanto es susceptible de ser considerada como un error y un gesto de terrible mala educación. Por cierto, el único abucheo que cuenta de verdad es el voto.
6 comentarios:
Ayer Cospedal justificó los abucheos. No sé quien decía que el año tenía 364 días más para manifestar opiniones. La verdad que ver a niños de 15 años insultando y pitando porque se lo ha dicho mamá y papá me da mucha pena.
No creo que los familiares de los caídos quieran estar ese día ahí. Sobre todo habría que respetar a los fallecidos y a esas personas que han perdido un hermano, un padre, un hijo.
También se pitó durante el himno... Los que critican tanto, ¿qué hubiese pasado si esto mismo se hubiese producido en Cataluña o País Vasco? Los mismos medios de comunicación y algunos "periodistas" ya se hubiesen encargado de decir: que clase de brutos viven por esos lares!!
Si hasta el rey y ¡el príncipe! han tenido que decir que lo de este año ha sido una vergüenza!!
En fin, perdóname la expresión pero esto es 'pa'mear y no echar gota'.
Como siempre, genial artículo.
Un beso!!
Este país me hastía cada vez más. La imagen fotográfica que has puesto es la metáfora perfecta: si no supiésemos cuándo fue tomada, ¿qué pensaríamos que representa? Pues seguramente a los aficionados de fútbol quejándose e insultando al árbitro por pitar falta contra su equipo. Pero no: es la ciudadanía, que sale a celebrar la fiesta nacional; como el desfile es un coñazo (Rajoy dixit) pues con algo se tienen que divertir. Y encima éstos suelen ser los que van dando lecciones de españolidad y de apoyo a las FFAA; ¡ya lo creo, menudos patriotas!
A mí, en general, los abucheos no me gustan, porque creo que no aportan nada; pitar a alguien puede servir para descargar adrenalina, pero para poco más. Los abucheos en las universidades me gustan menos todavía, porque se supone que tienen que ser lugares de libertad donde se puedan expresar todas las opiniones. Pero los abucheos en actos institucionales, simbólicos, me parecen peor todavía; cuando se pierde el respeto por lo institucional, poco más queda por perder. ¿Te imaginas algo parecido en EEUU, Inglaterra o Francia? Es lo que tiene la civilización...
Ah, por cierto, tiene gracia que quienes tanto critican los abucheos en la Diada catalana ahora justifiquen o tomen a risa los del otro día. Bendita coherencia.
Estos abucheos forman parte de la campaña del ¡vallasé sr. Zapatero! que ha emprendido el PP, creo que no hay duda de que han sido completamente dirigidos.
Voy a contar una anécdota que aunque no tiene nada que ver con el asunto, tiene puntos coincidentes:
Durante muchos años, era tradición que en la "cridá" que es el llamamiento que hace la fallera mayor de Valencia a todos los valencianos y a los visitantes para disfrutar de las fallas, cuando hablaba el alcalde se le silbara y abucheara estrepitosamente, eso le ocurrió tanto a Clenentina Rodenas como a Ricard Perez Casado, en tiempos de gobierno del PSOE, y durante muchos años, hasta que llegó Rita Barberá, en que esos abucheos han desaparecido misteriosamente, muy al contrario hay estruendosos aplausos.
Conocido es el conservadurismo del mundo fallero, y uno de los pilares donde el PP sustenta su fuerza.
Excelente reflexión la tuya, lo que nos lleva a la conclusión, una vez más, de la clase de país borrego, irrespetuoso y aprovechado que somos. Qué pena me da!
María, lo triste es eso, que se justifique. Estos mismos habrían montado la de dios si, como dices, hubiera sido en Cataluña o Euskadi. No sólo te perdono la expresión, es que la comparto. Pero este país es así y no sé yo si sabremos cambiarlo...
C.C.Buxter, no, no me imagino los abucheos en otro contexto. Como, por ejemplo, tampoco me imagino un momento de respeto y liturgia como el que protagonizó Escocia con su himno en el partido de fútbol contra España, por citar un momento más liviano que el homenaje a los caídos. A mí el que abuchea o insulta no me merece el mismo interés que quien argumenta, eso lo tengo clarísimo.
Jose Vte., la anécdota lo dice todo. Es justo eso lo que me temo que sucede, aunque mucha gente prefiera pensar lo contrario. Y estoy seguro de que, cuando vuelva a gobernar la derecha, no vamos a vivir estos episodios como los vivimos ahora.
Jo, lo somos, lo somos... Y lo que me gustaría es que la gente empezara a abrir los ojos para que dejáramos de serlo. Me guardaré esto en la memoria para cuando llegue el primer Día de la Hispanidad con la derecha gobernando. A ver qué pasa entonces, a ver qué dicen unos y otros.
Es la hipocresía de siempre: la del que ríe la gracia cuando el perjudicado es otro (y crees que lo malo del otro es bueno para ti) y, en cambio, lo encuentra indignante cuando el perjudicado es uno mismo. Aprovechar el acto para expresar opiniones políticas? No debería, pero bueno, como se dice: "es libertad de expresión". Ahora bien, generalmente hay mucho defensor que, cuando es víctima de esa misma libertad, lo considera "fascista"...
Publicar un comentario