
Este es Aragón, un osezno de unos siete meses de vida que hace poco más de 30 díasllegó al Parque de Cabárceno (¿no conocéis Cabárceno? Pues os cuento algo más
aquí y os digo que es un lugar que tendríais que visitar...). Su historia tiene un comienzo trágico y un final feliz. A comienzos del mes de junio, la Guardia Civil detuvo a un coche de alta gama en el que viajaban dos ciudadanos rumanos, dos tipejos a los que se les podría calificar con todo tipo de insultos, que pretendían traficar con él. No se sabe cuál es la procedencia del osezno ni tampoco si su madre vive. Lo que sí estaba claro es que el animal estaba en un estado lamentable.
Estaba desnutrido y deshidratado, porque los miserables que querían ganar dinero con él no sabrían probablemente ni qué come un oso. Tenía un fuerte estrés acumulado por su cautiverio y por la traúmatica extracción de su medio natural, y presentaba heridas en las patas, que bien podrían haber sido provocadas durante su captura o incluso por mordeduras de la propia cría. Cuando le encontraron, Aragón era un osezno violento y herido. Pero con los cuidados adecuados, el animal se fue curando y tranquilizando, además de ganar peso (de los 3,7 kilos que pesaba cuando le localizaron pasó en menos de un mes a más de seis).
Todavía no se le ha podido integrar con el resto de osos de Cabárceno y permanece en un recinto aislado que, en principio, no iba a ser visitable. Pero sí se le puede ver. Y hay que ver lo bonito que es, parece sacado de la entrañable serie de dibujos animados
Jackie y Nuca. Las ganas que dan de cogerlo y abrazarlo, de acariciarlo, de dejarle que te lama la mano. Es un bichejo curioso, en cuanto ve a la gente se acerca y en cuanto escucha el sonido de una cámara quiere saber qué es eso (le saqué más de 70 fotos en el ratito que estuvimos con él, incluyendo las queíncluyo en esta entrada). Y es tan increíble como odioso que haya desalmados dispuestos a traficar con animales tan bonitos.