"El agua era objeto de especulación, una mercancía del mercado negro. Existía la bolsa del agua, el
boom del agua, el
crack del agua. Especulando con ella, la gente ganaba grandes fortunas o se arruinaba. En aquel entonces se impuso una serie de costumbres que sólo la Revolución consiguió abolir. Reservada para hombres casados, la mujer no tenía derecho al agua. El que acababa de ser padre de un hijo varón, lo casaba con una muchacha adulta. Como hombre casado, al recién nacido le correspondía una ración de agua; era la manera de enriquecerse de aquella familias en cuyo seno nacían muchos varones. Sólo en 1925, el Primer Congreso de los Soviets del Turkestán promulgó el revolucionario decreto en virtud del cual se prohibía los matrimonios de los recién nacidos y se otorgaba a la mujer el derecho del agua".
El Imperio (Ryszard Kapuscinski)
Hace sólo 85 años que se cambió la norma. Hace 85 años. Lo pienso y casi me parece el otro día. ¿Y cómo es posible que el otro día pasaran estas cosas? Igual tendríamos que conocer más la Historia para no rasgarnos las vestiduras con tanta facilidad como lo hacemos hoy en día. Igual es hora de que la Historia nos empuje a mirar hacia el futuro. Igual.
6 comentarios:
ES que somos bastante más ignorantes de lo que creemos Juan y, si no nos preocupamos por dejar de malgastarla acabaremos igual que hace 85 años.
Besotes
Pues sí, igual tienes razón. Bueno, igual no, seguro. Es un tema que parece que nunca se aborda con la suficiente seriedad, aunque se hagan debates interminables sobre él.
Tengo que leer a Kapuscinski. Reconozco que es una de mis grandes asignaturas pendientes.
Gracias por recordármelo.
Cuántas cosas que nos parecen normales y lógicas no tienen ni cien años de vigencia. Estoy de acuerdo contigo. Quizá se debiera profundizar en el conocimiento para saber que lo que nos parece lógico no es tan lógico.
Alucinadita me has dejado con tu post. Es posible eso?
Cuenta más cosas y yo me meto enseguida en google para investigar. Un beso Lola
Jo, lo malo es que somos ignorantes en demasiadas cosas...
Sonia, es que cómo nos encantan los debates interminables...
Noelia, yo todavía estoy en ello. Me apetecía desde hace tiempo, la verdad...
Impenitente, sobre todo impresiona eso, que son cosas que todavía hay gente entre y con nosotros que las he podido ver y vivir.
Lola, pues igual de alucinado me estaba quedando yo según lo leía. Investiga, investiga...
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