
El mundo de la política dio que hablar. Para mal, como casi siempre, con lo que la clase política ya se ha convertido en problema hasta para los españoles (el tercero más importante en la última encuesta del CIS). Y para casi todos. Carbón para el PP, que entre Correas, espionajes (entre ellos; no a ellos, como dijeron sin pruebas) y movidas varias, apenas nos hemos dado cuenta de que ganaron unas elecciones europeas y unas gallegas. Y carbón para el PSOE en el peor año de Zapatero que cambió a medio Gobierno, ministro de Economía incluido (sin que se notase nada ahí), que le dimitió un ministro, Bermejo, por una cacería y no por su trabajo, y que hasta se la liaron por una foto de sus hijas.
Menos mal que Patxi López se convirtió en el nuevo lehendakari, demostrando que en Euskadi no se ha hundido nada aunque no mande el PNV. Unos locos asesinos con bombas y pistolas no se enteran mucho de estas cosas, y en 2009 mataron a tres personas. Pero cada vez hacen menos ruido porque la Policía les sigue deteniendo. ¿Y en Cataluña? Pues algún que otro extraño referéndum para votar por una independencia que así no se puede conseguir y todavía sin dictamen sobre el Estatuto en el Tribunal Constitucional, a pesar de que el texto lleva un vigor ya no sé cuánto tiempo.
Más allá de nuestras fronteras, el protagonista de 2009 es el mismo de 2008: Obama. Por su toma de posesión y por su discutido y discutible Premio Nobel de la Paz. Paz hay poca en Afganistán, donde más de 80.000 militares (1.000 españoles) siguen sin lograr ese objetivo. Paz hubo poca a comienzos de año en Gaza, bombardeada sin piedad por Israel. Paz hay poca en Irán, donde se juntaron unas elecciones sospechosas, la represión violenta de las protestas y los ensayos nucleares que irritan al mundo entero. Paz hubo poca en Honduras con el revuelo presidencial entre Zelaya y Micheletti, aunque ahora poco parece importarle eso al mundo. Por no haber paz, no la hubo ni en Italia, donde Berlusconi acabó golpeado por una réplica de la catedral de Milán tras numerosas polémicas, incluso con prostitutas en orgias desmentidas y luego probadas.
Por encontrar paz, tendremos que retroceder 20 años. Ese aniversario es el que se celebró en Berlín, el de la caída del Muro. Fue la noticia de una Europa que, dicen, se ha visto reformada. No sé si alguien se sabe el nombre de su presidente, pero en los libros de Historia aparecerá que fue elegido en 2009. Lejos de España se produjeron dos secuestros, el del Alakrama a manos de piratas somalíes y el de tres cooperantes catalanes en Mauritania. Los primeros fueron liberados, después de que algunos de sus familiares alcanzaran protagonismo mediático con formas no demasiado positivas. Los segundos siguen en manos de terroristas. Ojalá sea por poco tiempo.
Dos grandes temas coparon la lucha científica y social. El cambio climático salió perdiendo. Nadie hace nada, mientras algunos todavía creen que no hay que hacer nada o que no hay nada que hacer. No es lo mismo aunque las palabras sean idénticas. Copenhague fue un rotundo fracaso vestido de primer paso en una carrera en la que no se avanza. En la gripe A, alguien sí avanzó. Quien se ha hecho de oro vendiendo vacunas que no se han usado. Y entidades de salud y medios de comunicación que han sembrado irresponsable e indiscriminadamente un pánico absurdo e innecesario. Tan absurda como la búsqueda de la tumba de Lorca donde no está. Fracaso de los historiadores certificado en este año que acaba.
Marta del Castillo sigue desaparecida, por imposible que parezca. Y otros muchos que no salen en los medios. Imposible pareció el accidente de aquel avión de Air France que volaba desde Brasil y cayó en el Atlántico. E imposible parecía que murieran menos de 2.000 personas en las carreteras españolas y se ha conseguido en 2009. Todavía son muchas las vidas que se quedan, pero el trabajo es bueno. Bueno, por mucho que digan, fue el debate sobre la Ley del aborto. El debate, que no el ruido interesado de algunos que no hicieron nada cuando podían y que ahora critican al que se mueve. Y bueno fue que lo de Aminatu Haidar se solucionara sin su muerte después de una huelga de hambre que todavía no he acabado de comprender y que no sé en qué ha beneficiado a la causa saharaui. Los suyos dicen que sí. Será verdad.
Pero para bueno, el deporte. Empezando, porque de lo contrario no sería yo el que está escribiendo, por el centenario de la Real Sociedad, ojalá preludio de su primera página gloriosa en el segundo año, con el ascenso a Primera en 2010. El Barcelona bordó el año y ganó seis títulos (vale, eso no es bueno para sus rivales), algo que no había hecho nadie nunca y con un gran fútbol. Como respuesta, Florentino Pérez volvió al Real Madrid y creó su segundo equipo galáctico, con Cristiano Ronaldo a la cabeza. España se proclamó campeona de Europa de baloncesto sin despeinarse pero con críticas de los agoreros de siempre en cuanto se perdió un partido, y su estrella, Pau Gasol, ganó la NBA con los Lakers.
Alberto Contador ganó su segundo Tour contra viento, marea y Armstrong. España ganó otra vez la Copa Davis de tenis y Rafa Nadal, en un año marcado por las lesiones, se quedó en el número dos y venciendo a Federer en Australia para empezar el año. Y esa Marta Domínguez, campeona del mundo de 3.000 obstáculos en los mundiales de atletismo de Berlín. Esos en los que esa bestia llamada Usain Bolt destrozó de nuevo los récords de 100 y 200. 9.58 y 19.19. Y los volverá a batir. Y en el otro lado, Madrid se quedó sin los Juegos de 2016 y los deportes de motor aburrieron. Rossi ganó el Mundial de Moto GP y entre el amaño de Briatore y el fichaje de Alonso por Ferrari algo sí nos animamos en la Fórmula 1.
Me cuesta creer que la noticia en 2009 en el mundo de la televisión sea Belén Esteban, pero sí, así es. Quien no tiene opinión sobre Belén Esteban no es nadie en este mundo. Muchas más líneas ha copado esta mujer que cuestiones como que TVE emitirá su último anuncio antes de las campanadas o que Cuatro y Telecinco se fusionan. O que la paz llegó al fútbol televisado. O la muerte de Valerio Lazarov, uno de los pioneros de la televisión española a pesar de no ser español. Porque, sí, un año queda definido también por las muertes que se han producido en él y ahí la de mayor impacto, sin duda, fue la de Michael Jackson. Se sigue hablando y se seguirá hablando de él y de su desaparición durante mucho tiempo. Mientras dé dinero a quienes se han quedado su legado.
Antonio Vega ya no compondrá más. Mario Benedetti y Francisco Ayala ya no escribirán más. Walter Cronkite, Julián Lago y Andrés Montes ya no aparecerán más en televisión. Vicente Ferrer ya no podrá seguir salvando el mundo, aunque su Fundación sí. Dani Jarque ya no jugará más al fútbol. Karl Malden, Patrick Swayze, David Carradine, José Luis López Vázquez, Farrah Fawcett y Paul Naschy ya no harán más películas. Sabino Fernández Campo y Jordi Solé Tura ya no contribuirán al desarrollo político de España.
Penélope Cruz ganó el Oscar en la noche de Slumdog millonaire, y los Goya fueron para esa pequeña maravilla que es Camino. Saw VI en España no se vio, nuestra flamante ministra de Cultura le colocó una X y evitó su estreno. Roman Polanski fue detenido para cumplir con la Justicia más de 30 años después. Millenium se mantuvo como el fenómeno editorial del año y Susan Boyle se erigió en el musical. Esas dos últimas notas dicen mucho de la cultura que consumimos. Como que el arte sea noticia por polémicas como la que generó el coste de 20 millones de la cúpula del Palacio de Naciones Unidas en Ginebra. Y es que la crisis es lo que tiene. Vaya, hemos acabado donde empezamos, en la crisis. Será que de verdad 2009 ha sido un año de crisis...