miércoles, mayo 08, 2013

Todo es ETA

Un sábado por la noche de hace ya unos cuantos años, estaba yo sentado en las gradas del Vicente Calderón viendo un Atlético de Madrid - Real Sociedad. Afortunadamente con una valla de por medio, tenía cerca a un grupo de chavales que no podían tener más de 16 o 17 años que gritaban a los jugadores de la Real todo tipo de improperios. En un momento dado, la Real forzó un córner y se acercó a sacarlo Jesuli. Uno de esos malhablados indocumentados se levantó y bajó como una flecha por las escaleras hasta llegar al punto más bajo de la grada, lo más cerca posible del jugador, se abalanzó sobre la valla y grito a Jesuli con toda su alma: "¡Terrorista!". A Jesuli, nombre futbolístico de Jesús Mora Nieto, nacido en Sevilla. Un niñato que luego le grito "¡Si Franco levantara la cabeza...!". Y ahí lo dejó.

Llevo años viviendo en primera persona la ignorancia de mucha gente (siempre ocupará un lugar privilegiado en mi mente aquel anciano que, viendo en mi carpeta de universitario el escudo de la Real Sociedad, se puso a silbar ante mí y sin vergüenza alguna el Que viva España de Manolo Escobar) por el simple hecho de vestir una camiseta de rayas blancas y azules de un equipo vasco. Gente que no me conoce, pero que aún así piensa con absoluta seguridad que soy un etarra, rodeado de otros tantos etarras que pasan su tiempo libre entre bomba y bomba viendo partidos de fútbol. Como vivimos en unos tiempos en los que si no condenas algo es que lo estás amparando, aprovecho esta ocasión que me brindo a mí mismo en mi blog para decir que jamás he asesinado a nadie. Ni extorsionado. Ni amenazado. Si ni siquiera le he pegado jamás a nadie un puñetazo. No, lo siento, no soy un terrorista, ni etarra ni de ninguna clase. Vamos, que ETA no, como reza la imagen de ahí arriba, que estuve en la manifestación pidiendo la liberación de Miguel Ángel Blanco y he llevado lazos azules en la solapa en algún secuestro perpetrado por estos terroristas. Siento la decepción de aquellos que reducen todo a la más grotesca caricatura.

Esa anécdota con la que arrancaba la protagonizó un chaval que muy probablemente no tenía ni la experiencia ni la formación necesaria para saber de qué estaba hablando. Lo suyo era ignorancia y poca cabeza. Lo más normal es que se dejara llevar por la masa o por ideas que ha escuchado en algún sitio y a las que no ha dedicado la más mínima reflexión. Lo preocupante es que se intuyen unas ganas terribles de que gente con mucho más conocimiento y poder siguen deseando que ETA forme parte del discurso y el debate diarios. Se ha visto estos días. Primero expulsaron a una concursante de Gran Hermano por decir, en broma o en serio, que la única manifestación en la que había participado en su vida, era una pidiendo el regreso de ETA. Saltaron los leones mediáticos sobre ella, AVT mediante, y Telecinco, cadena a la que le gustan tan poquito los follones mediáticos, la echó. Por Internet se pueden encontrar burlas de otros concursantes de Gran Hermano sobre gran cantidad de temas sociales, incluido el asesinato de Marta del Castillo, pero con una polémica por edición parece que sobra.

No defenderé yo a esta concursante, no, ni mucho menos al programa, pero el tema me dio que pensar, sobre todo por lo que sucedió después. Eso, acontecido en uno de los programas emblemáticos de la telebasura española, tuvo más importancia que otro asunto que trascendió con mucha menos fuerza, el hecho de que el director de ABC, Bieito Rubido, dijera del dirigente socialista Eduardo Madina que "simpatiza más con lo que representa ETA que con lo que representa el PP". Madina, por cierto, es víctima del terrorismo. En 2002 estos criminales colocaron una bomba lapa bajo su coche, cuya explosión le causó la amputación de la pierna izquierda a la altura de la rodilla. ¿Consecuencias de este exceso periodístico? Ninguna. Rubido llamó después personalmente a Madina para decirle que había cometido un error, a pesar de que en directo reiteró que había dicho esa frase en muchas ocasiones y que la tenía muy meditada. Eso, en fútbol y con mucha sorna, se vino a denominar "arrepentimiento espontáneo", y el único objetivo que tenía era evitar sanciones mayores. Aquí, lo que había que evitar era la querella del PSOE.

Pero la barbaridad ya está dicha y eso cala en mucha gente. Como el niñato del Calderón. Pero hay mejores ejemplos. El ministro del Interior, nada menos que el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, salió ante la prensa para colgarse medallas por una operación contra ETA con seis detenciones en Francia. Curioso, con temas que ahora mismo preocupan mucho más a los españoles que el terrorismo (lo dice el CIS, no yo), el presidente y sus ministros suelen esconderse. Pero, vaya, que me salgo del tema. El caso es que en el turno de preguntas le solicitaron su opinión sobre la prevista reforma de la Ley del aborto, que está generando división incluso entre las filas del PP. Dijo Fernández Díaz que eso se lo contestaría al final de la comparecencia porque tocaba hablar de ETA y no había mucha relación. "Tiene algo que ver, pero no demasiado", añadió. La AVT reaccionó con mucha más tibieza a esto, porque a lo de Rubido nada de nada. Y yo me sigo preocupando ante eso.

Luego llegó el desmentido habitual de los esforzados muchachos de prensa, en este caso del Ministerio del Interior, que saben perfectamente que lo que escribieron no se ajusta a lo que sucedió en la comparecencia de Fernández Díaz, y después el "arrepentimiento espontáneo" del propio ministro. Pero el mensaje cala, sí, y tiene mucha más autenticidad de lo que se atreven a reconocer, ellos sabrán si por simple cobardía o únicamente para seguir manteniendo engañada a gente de la que sólo necesitan su voto. Tras hablar Fernández Díaz, llegó el turno de la portavoz de la asociación antiabortista Derecho a Vivir, Gádor Joya, que dijo lo siguiente: "ETA lo que hace es matar inocentes abanderando una determinada causa como es el independentismo, pues en el aborto también se matan inocentes abanderando una causa que es la de la ideología de género. Al final, las víctimas son las mismas en un caso y en otro, son seres humanos inocentes que mueren como consecuencia de una ideología".

Está muy bien esto de la ideología, pero digo yo que un Estado tendrá leyes para algo. Podemos debatir horas y horas lo que pensamos cada uno sobre el aborto y sobre mil temas más. Pero hoy, en España, el terrorismo es ilegal y el aborto es legal, así que comparar una cosa con la otra no sólo supone una aberración jurídica sino también, y esto es una apreciación de lo más personal, una absoluta estupidez. Pero, claro, ya hemos trazado la analogía. Los que defienden el aborto son ETA. Pero no son los únicos. Los movimientos sociales son ETA. Los que protestan por los desahucios son ETA. Bueno, esos también son nazis, que tampoco es moco de pavo. Los seguidores de la Real y del Athletic ya eran ETA desde hace mucho. Y yo de ETA lo único que sé ahora mismo es que no comete un asesinato desde que el 16 de marzo de 2010, hace más de tres años, cuando acabó con la vida de un policía en Francia, y que en España no hay un atentado mortal desde el 30 de julio de 2009, cuando estos criminales asesinaron a dos guardias civiles en Palma de Mallorca.

Y como a mí me llevan considerando etarra por ser seguidor de un equipo de fútbol desde hace ya unos cuantos años, pues tengo que confesar que no me sorprende que las mentalidades cavernarias de este país crean que todo aquel que les lleva la contraria, algo a lo que por cierto tenemos derecho todos en una discusión (piense lo que piense, yo no negaré jamás su derecho a pensar que un escrache sobrepasa todos los límites de la decencia humana o que el aborto es una aberración en todos los casos). Me cabrea y me preocupa, eso sí. Porque que lo diga un niñato iletrado puede ser hasta una anécdota graciosa (porque había valla de por medio, claro, porque mi reacción seguramente me delató como seguidor realista y no sé cómo habría acabado la cosa de tener ellos acceso a mi posición), pero que lo diga un ministro o el director de un periódico da tintes dramáticos y demasiado grotescos como para no me preocupe el fondo. Y el fondo es que hay gente que puede decir lo que le dé la gana sin que haya consecuencias, casualmente siempre del mismo espectro ideológico y de pensamiento, y otros que no.

3 comentarios:

Lola dijo...

Es verdad, Juan, todo lo que dices en tu entrada. Hay mucho indocumentado en este pais, de eso no cabe duda.
En cuanto al ministro del interior a mi manera de pensar es un meapilas impertinente que hace más daño que otra cosa al partido al que pertenece. Seguro que no quería comparar pero seguro también que en su cabeza tiene la idea que igual de "Pecado" es abortar que pertenecer a ETA o acostarse con la vecina de al lado.
Es un impresentable. Un abrazo Lola

El Impenitente dijo...

Etarra, nazi, fascista, se han quedado como muletilla descalificatoria para el que no tiene argumentos. Y el caso es que funciona, pues es el otro el que siempre ha de justificarse.

Respecto al complejo vasco que existe en el resto de España, se soluciona dándose una vuelta por allí. El "Ven y cuéntalo" de Rosa Díez como una vez me comentaste. En mi caso, y en todos los que conozco, funcionó. Y ves hasta que punto es una injusticia generalizar.

Respecto al ministro de Interior, me parece que es uno de esos, como dicen en mi pueblo y con perdón, de "al que no crea en Dios que le den por el culo". Y con semejantes prejuicios morales (porque más que creencias tiene prejuicios), pues no sé yo si debiera ser ministro.

Juan Rodríguez Millán dijo...

Lola, demasiado indocumentado, sí. Para mí, la frase del ministro del Interior es pura acción del subconsciente, ese que a veces nos hace hablar sin que nos demos cuenta y que deja al descubierto lo que de verdad pensamos. Pero, claro, pensar eso viene a ser complicado.

Impenitente, justo tengo un amigo que acaba de volver de unos días en San Sebastián y, a la espera de compartir mesa y mantel para que me dé detalles, ha vuelto así. Qué malos son los prejuicios y, sobre todo, descalificar a quien piensa lo contrario. Efectivamente, las exigencias para ser ministro están por los suelos.